Para las antiguas culturas indígenas ecuatorianas, el maíz era la materia misma con la que el género humano fue creado. Esto le otorga un valor simbólico que trasciende su importancia como alimento.
Tradición
El maíz, un alimento lleno de identidad
Para las antiguas culturas indígenas ecuatorianas, el maíz era la materia misma con la que el género humano fue creado.
Jueves 07 Septiembre 2017 | 04:00
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Esto le otorga un valor simbólico que trasciende su importancia como alimento.
Este grano significa un principio vital y un elemento fundamental de la cosmovisión de los pueblos indígenas, pues sigue siendo un dador de vida y un elemento fundamental de identidad.
Historia. “El maíz ha sido fuente de vida espiritual y material. Hoy, en el siglo XXI, este cereal es en la región andina historia y es leyenda, es tradición y está vivo”, menciona Pedro Reino, historiador ambateño.
Para los pueblos indígenas de la serranía, este alimento representa algo imprescindible por la estrecha relación que guarda con su cultura e identidad, puesto que involucra aspectos que van desde la historia, la organización social, al sistema ceremonial y la cosmovisión.
“La importancia de este grano pronto fue advertida por los cronistas españoles de la época colonial, quienes nos heredaron abundantes testimonios sobre la relación con ceremonias y ofrendas que los pueblos originarios realizaban en torno al maíz, entre otros usos. Pero también la literatura indígena ofrece testimonios de la presencia de esa semilla en su cosmovisión”, explica Reino.
Para los pueblos indígenas, el maíz es aún un representante de vida y un elemento primordial de identidad. Cada generación en la cultura ha ido cultivando el saber ancestral de la siembra de este producto y, con en el pasar del tiempo, se han ido mostrando los diferentes tipos de este alimento.
Saberes. Silvia Caiza, agricultora indígena de Chibuleo (Tungurahua), señala que dicho grano es parte de su cultura, pues sus abuelos le enseñaron a cultivarlo y la manera de cómo debía transmitirse a cada familia.
“Mis antepasados siempre me decían que el maíz es parte de mí, que es un regalo de la Pachamama. Son nuestras semillas, sin fumigaciones, es nuestra identidad, de nuestros abuelos y abuelas, quienes nos dejaron este legado”, dice.
Caiza agrega que en todos los años que lleva cultivando ha tenido diferentes variedades de este grano, como el sapa, el delgado, el grueso, el erotoco, el sangre de toro, el blanco, el morochillo rojo, el morocho morado, el negro, el chulpi morado, el chulpi amarillo, entre otros.
Asimismo, indicó que extrañamente ahora existen diferentes colores (negro, amarillo, rojo) en una sola mazorca, por lo que se está investigando la razón por la que brota así el maíz.
Al igual que Caiza, María Punina explica que sembrar este producto es una tradición en su familia. “Desde pequeña mis abuelos me enseñaron a elaborarlo, me decían que esto es mi cultura, que son mis raíces y que nunca debo hacer que se pierdan”.
Se considera que el maíz fue domesticado en Mesoamérica, siendo uno de los aportes de los pueblos Indígenas de esta región a la gastronomía mundial.
En Ecuador, actualmente, se cultiva en diferentes ecosistemas que van desde las tierras tropicales hasta las zonas serranas, pasando por los territorios desérticos. La producción de maíz incorpora la acumulación de un conocimiento totalmente natural.