El médico, doctor José Manuel Mireles, líder del movimiento de autodefensas de Michoacán ofreció una conferencia en la Unam
Entendemos que Mireles ha dirigido autodefensas cívicas o ciudadanas, lo que no es lo mismo que las autodefensas comunitarias, por lo que su valoración la dejamos para cuando se pronuncien sonre ello las comunidades autónomas de México.
El Dr. Mireles en la UNAM: la historia viva
Víctor M. Toledo
La Jornada
La historia entendida como esa fracción del devenir en que los seres humanos quedamos atrapados por una realidad magnetizada, en la que los individuos nos volvemos especie, humanidad conectada por flujos potentes de energías telúricas y especialmente por la fuerza magnífica de la solidaridad. Todavía con la libertad condicionada, el doctor José Manuel Mireles, líder indiscutible del movimiento de autodefensas en Michoacán, ofreció una conferencia la semana pasada en el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Morelia*, ante más de mil estudiantes y decenas de profesores e investigadores y que, transmitido por las redes sociales, fue visto y escuchado por otros 45 mil mexicanos en tiempo real. Su alocución fue un viaje mágico por la “historia presente”, por la historia viva. La historia de una región michoacana, la Tierra Caliente, convertida en infierno. Durante dos horas, porque tras la conferencia hubo un diálogo transparente, la historia nos rebasó, nos sacudió, nos envolvió, nos inundó. Dotado de una extraordinaria habilidad narrativa, el doctor Mireles fue describiendo con emoción pasajes de la guerra que los autodefensas libraron y que lo situaron en repetidas ocasiones al filo de la muerte. Al escucharlo no sabíamos si estábamos leyendo un libro o mirando una película sobre la historia de México.
Su epicentro narrativo, su punto de ignición fue su propio pueblo: Tepalcatepec. Lo local convertido en microcosmos globalizado. Porque al fin y al cabo las batallas por la dignidad de un pueblo michoacano asediado no son sino las batallas de toda la humanidad en un mundo que se torna cada vez mas terrible, inseguro e injusto. Su plática, salpicada de imaginación, humor y sarcasmo de inmediato nos recordó las microhistorias de Luis González, o las semblanzas transmitidas por las plumas de Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán o Paco Ignacio Taibo II.
Mireles hizo historia viva en el auditorio universitario platicando de su vida familiar y de los avatares de su pueblo. Un pueblo condenado a enfrentar en extremo lo que otros pueblos padecieron en otros tiempos y en otras latitudes. Doce años resistieron las amenazas y acciones de los criminales confiando en que la autoridad habría de controlar la situación. Se dice fácil. Después vino la conspiración de un puñado de vecinos dispuestos a dar la vida para detener de golpe la amenaza de los criminales. “Preferible morir luchando que amarrado, humillado, asesinado y destazado por un pendejo.” Ahí nos reveló la existencia del “grupo de los nueve”, una especie de memoria y conciencia comunitaria, y de cómo ese colectivo se enfrentó al miedo y a la duda, al horror y a la impotencia. Y luego de cómo la insurrección brotó, se expandió y multiplicó como pólvora. El 23 de febrero de 2013 iniciaron el levantamiento 70 ciudadanos de media docena de comunidades; para el 24 ya eran 5 mil, dos días después 15 mil, “…después ya dejamos de contarlos”. En su momento de mayor participación los autodefensas alcanzaron 70 localidades de 21 municipios de Michoacán.
El mayor inspirador del doctor Mireles fue su abuelo, un indio purhépecha de pura cepa, que tuvo ocho esposas, participó en dos revoluciones, y terminó organizando las milicias de Tepalcatepc para defender al pueblo de todo tipo de invasores, incluyendo federales y cristeros. Por su extraordinaria puntería y sus técnicas para calcular los efectos del viento sobre la dirección de la bala, lograba acertar en el pecho de los enemigos desde los cerros que rodean al pueblo. Médico cirujano con dos especialidades y doctorante en salud pública y administración de hospitales, migrante, reconocido por la Cruz Roja estadunidense por su labor altruista y párvulo de la maestra Arcelia Sandoval “…quien me enseñó cual tres se escribe primero en 33”, José Manuel Mireles es ya una leyenda viviente, un gigante que hipnotiza no por su estatura física, sino por su enorme calidad humana, moral, intelectual y política. En un país y en un mundo donde los actores públicos son en su gran mayoría individuos grises, seres mediocres, muñecos acostumbrados a repetir guiones, fórmulas y protocolos, la figura del doctor Mireles se amplifica hasta volverse un “héroe del presente” que va contando historias y sembrando historia. Entre sus próximas apariciones destacan la recepción de la Presea Carlos Montemayor 2017 que recibirá en el Palacio de las Bellas Artes, y la presentación de su libro Todos somos autodefensas en la Feria Internacional de Guadalajara.
Termino esta reseña consignando algunas de las numerosas frases, verdaderos aforismos, capturados de su conferencia: “Ahora me emociono y lloro, algo que no pude hacer durante la guerra”; “Todos debemos sacar la casta. Ayúdenme a despertar conciencias hoy y verán que mañana no tendremos que vender voluntades”; “Mi sueño más grande es lograr la paz en Michoacán”.
A los pueblos indígenas: “Ustedes no son de México, México es de ustedes… lo único que hago es seguir sus pasos”; “La lucha sigue y he decidido levantar nuevas y mejores trincheras… en un nivel superior”; “Todos somos autodefensas”.