También fue notable durante el recorrido por las regiones Selva, Norte y Altos de Chiapas, la presencia en los caminos y en las cinco sedes zapatistas, de indígenas y campesinos pertenecientes a otras organizaciones o sin organización. La habilidad zapatistas para abrir su influencia a otras regiones sin que se adhieran a su organización no es nueva, y en estos días tuvo un efecto visible, principalmente en la ciudad turística de Palenque, donde la plaza fue desbordada por miles de hombres y mujeres de la región que hicieron largas filas para firmar su respaldo a la candidatura de Marichuy.
Esto apenas empieza
Los de Abajo
El recorrido de Marichuy
Gloria Muñoz
La Jornada
El recorrido de María de Jesús Patricio y el Concejo Indígena de Gobierno (CIG) por territorio zapatista mostró a decenas de miles de bases de apoyo del EZLN, principalmente jóvenes que seguramente no habían nacido en 1994, cuando se levantaron en armas contra el Estado mexicano. No es poco para un movimiento conservar intactas sus bases a pesar de más de dos décadas de enfrentar la contrainsurgencia, y además ampliar su territorio y consolidar sus gobiernos autónomos.
También fue notable durante el recorrido por las regiones Selva, Norte y Altos de Chiapas, la presencia en los caminos y en las cinco sedes zapatistas, de indígenas y campesinos pertenecientes a otras organizaciones o sin organización. La habilidad zapatistas para abrir su influencia a otras regiones sin que se adhieran a su organización no es nueva, y en estos días tuvo un efecto visible, principalmente en la ciudad turística de Palenque, donde la plaza fue desbordada por miles de hombres y mujeres de la región que hicieron largas filas para firmar su respaldo a la candidatura de Marichuy.
Una tercera lectura es el espacio que ocuparon las mujeres en los seis eventos públicos que se realizaron a lo largo de una semana de actividades. Por el EZLN fueron ellas las que tomaron el micrófono y recibieron a Marichuy y al resto del CGI y del Congreso Nacional Indígena. Integrantes del Comité Clandestino Revolucionario Indígena (CCRI), de las Juntas de Buen Gobierno, milicianas, promotoras de salud, comunicadoras con cámara en mano, todas ellas fueron las encargadas de recibir a Marichuy, quien llegó en una comitiva protagonizada también por mujeres. Eras las concejalas coca, mazahua, purhépecha, binizaa, maya, otomí, y un largo etcétera de los colores de la tierra, todas ellas guerreras que libran sus propias batallas en sus territorios.
El mensaje es claro y profundo. Son un chingo y van por todo. Lo saben la banca HSBC que les negó la posibilidad de abrir la cuenta requerida para el registro; lo saben quienes bloquearon las señales de Internet y telefónica para que no se pudieran recabar firmas; lo sabe el Instituto Nacional Electoral que tiene una lista de agravios en forma de procedimientos para la validación de las firmas; lo saben los seguidores de una partido de supuesta izquierda que en su desprecio desmaquillan su racismo y exclusión; lo saben los medios de comunicación que silenciaron lo que en cualquier país hubiera sido una nota principal. Lo saben todos.
No es opción la claudicación, dijo Marichuy en Palenque y, sin victimizarse, afirmó que redoblarán esfuerzos para recabar el apoyo requerido para participar en la contienda por la presidencia en 2018. Porque esto apenas empieza.
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