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Elecciones guatemaltecas: los de abajo no miran hacia arriba

12.11.03

Sin contar aún con las cuentas totales, es posible dar una mirada a lo que asoma de las cifras distribuidas por las instituciones a condición de evadir las superficialidades de las consignas como que fue aplastado Efrain Ríos y demás.

El aparataje del poder decidió hace ya algún tiempo prescindir de la línea dura de Ríos Mont, jugada a la que entraron los yanquis atemorizados por las polarizaciones “extremas” que no permiten la estabilidad y orden social necesario para la continuidad de la reproducción capitalista.
De modo que no era un candidato sistémico.

A pesar de ello, sectores populares llamaron a evitar la victoria del sujeto, con lo que se sumaron al proyecto de reorganizar la sociedad guatemalteca o la población controlada por ese estado, a partir de la “pugna” entre empresarios ansiosos de poner fin a la noche negra de la brutalidad y someter a la población a las reglas de la democracia para que marchen en filas disciplinadas a ser esquilmados, marchas donde los gritos vanos contra el Alca resultan ser funcionales a este reordenamiento.
El tal Ríos, conciente de que se le dejaba de lado, movió sus peones directos, grupos paramilitares, en fin, sus instrumentos de negociaciones, para decir que aún tenía fuerza y usarla para conquistar así el beneplácito de los dueños del poder. En todo caso la votación hacia sus parlamentarios ha sido fuertísima transformándose en la segunda fuerza del parlamento, aunque haya quedado fuera del timón del buque.

La Urng ha hecho el soberano ridículo con sus viejas canciones que apenas le consiguieron entre 1 y 2% de los parlamentarios, pero se ha legitimado ante el sistema en la posición de defensora también de la “estabilidad”.

Bueno, mis disculpas por analizar estas boberías de las superestructuras y veamos un poco las olas del mar y sus peces de todos los colores, esto es, lo que ocurre en la población.

La abstención se ha mantenido entre el 40 y 50% y se refuerza el panorama de que la base de las instituciones continua siendo frágil y habrá que hacer muchas maniobras tipo Kirchner o cualquiera de los progres que hacen nata en el continente para reforzar las estructuras en nombre de la humanización del capitalismo. La ausencia del tal, el apoyo de la izquierda a la legitimación de limpiar la casa para andar mejor, etc. será utilizado en beneficio de las políticas de reordenamiento, que sin duda pasarán por planes y programas envolventes y con cara democrática y de derechos humanos usándose del fantasma de Efraín para desligitimar a los que quieran revolver el gallinero. La izquierda oenegera y especímenes similares desean ardientemente esa reorganización democrática del antagonismo para vender su pomada del reparto de las aspirinas y preservativos con los que conquistan bases de apoyo para sumarlas al ganado.

También es interesante la presencia de casi un 10% de votos nulos o no válidos, ya que los medios sólo hablan de votos válidos emitidos, y podemos imaginar como han luchado en las mesas para validarlos, ya que su tarea era la de mostrar que mucha población se suma a la fiesta de la institucionalización, como lo demuestra la nueva votación que será hecha en las regiones donde se produjeron incidentes que estropearon tan noble función, la de armar el pacto social dentro de las reglas del juego.

Más de la mitad de la población en condiciones de votar le ha mostrado el dedo medio al sistema, y no creemos que sea masa dispuesta a ser seguidora de las huestes fascistas o del tipo que sean que asolaron las calles y campos en estos días en una demostración de fuerza muy exibicionista.

Creemos que es el mejor momento para abandonar los proyectos de reordenamiento a partir de las bondades del humanismo integrado
y volcarse a un tipo de trabajo social auxiliar del protagonismo de los que pueden tomar las tierras, los ríos y los bosques en sus manos para reordenar su mundo inmediato.

Eso de que ha ganado el tal y perdido el cual es una fiesta a la que nos invitan con muchas ganas, pero que no es nuestra fiesta. Vamos a tocar nuestra música en campos y ciudades, periferias y comunidades, y cuando digo nuestra no me refiero a los que estamos ahora hablando del tema, sino del sujeto social, que pueda librarse no sólo del sistema, sino también de los que quieren amarrarlos a otros, cualquiera que sea, que les hace perder de vista la acción directa hacia el entorno.

Yo diría que esa cantidad de más de la mitad de la población es la base de donde pueden surgir las nuevas formas de autonomía y rebeldía diseñadas por ellos mismos, ya que a pesar de la parafernalia convocante de todos los sectores, ese pueblo, o esos pueblos, prefieren no seguir el camino de las sirenas, lo que es un brote emancipatorio.

De nada les sirve a los positivistas y vendedores de ilusiones decirnos que la votación popular ha aumentado 2 o 3% más que las anteriores y que se trataría de una votación histórica, pues la mona, aunque la llenen de seda, mona se queda.

Aplaudo a esos que se niegan a oir la música de otros, las flautas de Hamelin, pues llegará el día que harán rugir los pulmones del pueblo pobre y los flautistas tendrán que tragarse sus instrumentos.

Veremos si aumenta la abstención, nulos y blancos de la segunda vuelta, lo que confirmaría esta línea de reflexiones, y justamente por ello, para evitar que se afirme esta tendencia, algunos o muchos saldrán a las calles para invitar a la segunda fiesta de la subordinación, con flautas, claro.

Profesor J


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