El Estado venezolano en ningún momento se ha hecho responsable de esa situación. Peor aún exclaman sin sentir alguno: “¡Son una parranda de escuálidos que no hacen falta en el país y por eso se van!”. Y con eso se lavan las manos ante las calamidades, injusticias y padecimientos que pasan las CIUDADANAS y CIUDADANOS venezolanos fronteras afuera. La explotación sexual de las mujeres venezolanas en el Caribe y Colombia se está volviendo un mercado sumamente lucrativo. Pero… me lavo las manos, no me importa si venden su mano de obra lo más barata posible, si los arrastran a maquilas y jornadas explotadoras de trabajo: “Ése el precio de la desobediencia y por no calarse este peo”.
Paria, socializa o muere
Por: Las Comadres Púrpuras | Miércoles, 22/11/2017 09:50 AM
Aporrea
Este año ha sido de mucho movimiento. Lo sorprendente es cómo con tanto movimiento igual seguimos paradas/os en el mismo lugar. Seguimos inmóviles en la inseguridad, en la pésima y terrible situación económica. Nuestra moral está por el piso y parece que la desesperanza es ya una condición estática.
Cada día las personas a nuestro alrededor están emigrando a lugares inverosímiles cuyos campos laborales están dejando de sorprender. Un día siento que va a llegar mi prima de 13 años a decirme que se va a Belmopán, (capital de Belice) que allí su amiga de cuando estaba en el maternal le está yendo muy bien.
Muchas personas están partiendo del país en una escala asombrosa. El gobierno tiene una responsabilidad económica, política y hasta emocional ante esto. Y me refiero al dolor colectivo que poco a poco se está generando o ya se materializa en las familias ante la partida y la soledad de muchas y muchos. Es terrible las migraciones, y más si son forzadas.
En un primero momento mi posición ante la gente que se iba del país era:
-Aquí la clase media y alta siempre se han ido del país, ese es uno de sus proyectos de vida. Esta clase parece estar en busca de su metrópolis. Son parasitarios desde su origen que ve en el extranjero el llamado sueño americano.
Este pensamiento me duró poco, hasta que vi a mi prima la que nunca había ido ni a La Guaira, se mudaba para Chile, y a mi otro primo de un pueblito de Barinas, donde de vaina pudo sacar el bachillerato, a punta de vender harinas bachaqueadas se compró su pasaje para Ecuador. Y así mi familia poco a poco se ha ido desmembrando a carne viva. El dolor existe, porque las ausencias así sean acordadas pesan de la misma forma.
El Estado venezolano en ningún momento se ha hecho responsable de esa situación. Peor aún exclaman sin sentir alguno: “¡Son una parranda de escuálidos que no hacen falta en el país y por eso se van!”. Y con eso se lavan las manos ante las calamidades, injusticias y padecimientos que pasan las CIUDADANAS y CIUDADANOS venezolanos fronteras afuera. La explotación sexual de las mujeres venezolanas en el Caribe y Colombia se está volviendo un mercado sumamente lucrativo. Pero… me lavo las manos, no me importa si venden su mano de obra lo más barata posible, si los arrastran a maquilas y jornadas explotadoras de trabajo: “Ése el precio de la desobediencia y por no calarse este peo”. Un discurso déspota, totalmente irresponsable. Al día siguiente, vemos un cine foro hablando de la terrible situación que pasan los hondureños y guatemaltecos cruzando las fronteras por los injustos gobiernos de sus países que se venden al capital extranjero y no dejan alternativas de vida digna para su pueblo.
El otro día mi hermana me dejó pensativa ante una fuerte reflexión, me dijo:
- “La verdad es que yo no me quiero, pero ¿cómo hago? El apartamento de Alejandra me lo está vendiendo en 35mil dólares (vale destacar que ese apartamento queda ubicado en Ciudad Tiuna, el gobierno se lo asignó a la chama y ella se fue del país y ahora lo vende en ese precio). Yo, ni vendiendo el carro puedo pagar eso. Soy licenciada en Química y trabajo en Pdvsa y estoy haciendo un postgrado en la Católica y no puede ser que no me pueda ni comprar un caucho para mi carro, o peor, que no pueda ni alquilar porque no me alcanza. Es deprimente verse sin futuro. Además ¡TODOS! mis amigos y amigas de la carrera, ninguno está aquí!”.
Esta situación se le escapa de las manos a cualquiera. Sin discusión le dije que tenía razón. Que con dolor yo la ayudaba en lo que fuera para que pudiera irse.
¿En qué momento nuestros gobernantes se están haciendo responsables del terrible desplazamiento demográfico que atraviesa el país? Nos vamos a dar cuenta cuando ya la situación sea imposible de esconder, así como el escenario de la malaria. Al igual que la terrible situación de explotación minera en el sur de nuestro país, de la corrupción y destrucción ambiental que hay allí. Así pasarán los años, cambiarán de fiscal y hablarán sobre un nuevo caso: “La corrupción y las empresas de maletín del Arco Minero”.
Aquí no hay un Estado responsable de nada. Nadie es responsable de la corrupción y creo que no hay ningún responsable porque seguimos teniendo las mismas caras en el tren del gobierno, ¡Qué negligencia seguir rotando a unos personajes ya caducos, vencidxs, viciadxs!. Y eso se refleja en las últimas y terribles decisiones que se han tomado: Ernesto Villegas para MinCultura, Erika Farías para la Alcaldía y Jorge Rodríguez en Comunicación; ahora sí Jorge estará propiciando la política comunicacional del odio, la legitimación del cinismo y la construcción de realidades paralelas. Es como una especie de ruleta. Cada uno jugando a la sillita, a ver en qué lugar jodo y robo más.
La respuesta es hacer la lotería de la miseria, mantener a la población en ascuas, en ambivalencia e incertidumbre, para ver si me llega una de las políticas clientelares de la mal llamada revolución: algo así como un “bono”, que solo me sirve para comprar algo más de comida, porque para más nada alcanza 500mil bolívares. Un par de zapatos en Total Calzados cuestan 360mil Bs. ¡Qué deprimente el pragmatismo para mantener un status de poder! Eso sí es populismo, no se transforma nada simplemente se mantiene la miseria haciendo creer a la gente que lo están ayudando.
El pragmatismo se sigue evidenciando en personajes como Lacava, “bueno” por hacer sus funciones. Tanta algarabía por un tipo que hace lo que supuestamente tiene que hacer. Hemos llegado a una situación tan miserable que ya no nos sorprende que un gobernador no haga, sino que haga “su trabajo”. Lacava es el perfecto marketing político para distraer a la multitud y mantenerlos concentrados en algo más. Así su pragmatismo vaya contra toda la moral y la ética que alguna vez tuvo todo este proceso político. Lacava es primo hermano de Winston, hermano de Susej Vera, amigo de infancia de Potro Álvarez, cuñado de Roberto Mesutti, es el mismo combo, pero en la política. Esa idea “maravillosa” de traer a Bab Bunny, recalca aún más el pragmatismo en que se ha convertido esto. Traer a un tipo que forma parte de una representación cultural tan tóxica y negativa para nuestros jóvenes demuestra que somos capaces de vender lo que sea con tal seguir en el poder. Espero que después del concierto Lacava tenga alguna política para la prevención del embarazo a temprana edad.
De irresponsables está lleno el mundo… y nuestro país tristemente los hay a borbotones.