Entramos en estos días en el momento mediático y propio de las sociedades espectáculo que supone las elecciones y el voto como festín mayor de las democracias liberales. Y a sorpresa de muchos resulta que Eduardo Samán es candidato a la alcaldía Libertador. Después de mucho tiempo ¡al fin una buena sorpresa política!, y para quienes no tenemos ningún interés particular en darle algún sentido transformador a ese festín que son las elecciones bajo este sistema, una razón para probar la lucha nuevamente sobre ese escenario.
Eduardo Samán, candidato y energía invisibilizada
Por: Roland Denis | Jueves, 23/11/2017
Aporrea
Samán, samánico, chamánico, a veces las vibraciones de los sonidos de un nombre nos dan el sentido de su propio significado. Samán nos habla de un árbol patrio, el cobijo significante de una nación, su símbolo tierra y mujer, su vientre, su entraña, su energía, su dureza, donde queda contenida la sombra necesaria a una tierra calurosa que necesita de su frondosidad para encontrar el lugar húmedo necesario luego de una faena fatigosa de trabajo arriero sobre nuestras sabanas. Lugar de juramentos, conservante de memorias que cada día y segundo esta civilización basura, que ha querido crear el capitalismo, necesita eliminar. Bajo su cobertura nuestras mejores mujeres y hombres han jurado lealtad a nuestra tierra; el árbol que recoge el alma bolivariana que funda nuestra común nacionalidad. El Samán es nuestro árbol, fruto real de partículas energéticas que se ordenan desde que son semilla, como un punto más de los infinitos modos de ordenamiento de la naturaleza, y que la magia del lenguaje lo convierte en un significante cuya semiótica nos conduce hacia los frágiles lugares que aún nos hacen comunidad, energía colectiva, nación.
Dirán los sabios que el lenguaje además de constituir ontológicamente al ser humano no es más que una extensión de la propia naturaleza. El lenguaje y sus sonidos ordenados en significantes codificados colectivamente supone una complejísima fabricación meta-física que nos convierte como especie en uno de los lugares más complejos del ordenamiento atómico y energético universal: el ser humano. Pero al mismo tiempo el lenguaje es una física, una extensión de la misma naturaleza, porque es sonido, frecuencia, energía cuyo brote hoy en día llamarían cuántico; frecuencia y materia que no tiene ni espacio ni tiempo determinado; un orden dentro del caos que solo podremos percibirlo introduciéndonos más allá de las simples tres dimensiones desde las cuales sentimos el mundo y vivimos nuestra existencia. Allí entramos en un mundo samánico, chamánico, cuántico. “Samán” es un sonido que se ha hecho símbolo con energía propia.
Ahora para entrar en materia, Samán, es decir, Eduardo Samán como candidato a la alcaldía Libertador, es simplemente el apellido de un hombre cuya aurora, que sin duda la tiene como persona, como cuerpo y mirada, tan particular y tan viva, cuya altura de ejemplo moral y de pensamiento, y sin duda de corporeidad, de una manera que uno diría mágica, condensa sobre su persona una trilogía impresionante que integra materia, símbolo y nombre del personaje. Si de samanes hablamos Eduardo Samán es un “Samán” más de los miles que suman a nuestra nobleza como pueblo. Lo que él significa como persona mágicamente está contenida en su apellido: su frecuencia, su energía, su simbología, como venezolano más que desde el gobierno, y más atrás como estudiante y como profesor de tan ancestral, útil, bello y necesario saber como es la farmacéutica, es uno de los que entre tantos intentó hasta con toda inocencia convertir esa memoria personal en un programa y un actuar de gobierno que realmente confronte los poderes constituidos frente a los cuales a él le toco actuar: ya sea desde la denuncia y gestión de la gran manipulación mundial que existe con las patentes utilizadas por el capital global, desde las políticas de control de precios, desde la misma batalla por una medicina, una farmacéutica, en la formación de un cuerpo nacional sano y soberano, la constitución de un sistema alimentario público que enfrente precios y monopolios. Por supuesto semejante autenticidad, semejante energía creadora lo convirtió en un enemigo mayor de las mafias y facciones que se fueron apropiando del gobierno chavista, y expulsado por ellas bajo el silencio de todos. Una energía enemiga propia de la oscuridad que solo sabe explotar, usar y acumular la energía extraña para su propio poder y riqueza, facultad propia de todos los esclavistas y explotadores históricos.
Entramos en estos días en el momento mediático y propio de las sociedades espectáculo que supone las elecciones y el voto como festín mayor de las democracias liberales. Y a sorpresa de muchos resulta que Eduardo Samán es candidato a la alcaldía Libertador. Después de mucho tiempo ¡al fin una buena sorpresa política!, y para quienes no tenemos ningún interés particular en darle algún sentido transformador a ese festín que son las elecciones bajo este sistema, una razón para probar la lucha nuevamente sobre ese escenario.
Samán es todo lo contrario de un caudillo y la antípoda completo de un autócrata, mucho menos un corrupto. Supone un salto mágico, cuántico, un momento samánico o chamánico, ya que transforma lo que en este caso se ha convertido en un fraude continuado, un dispositivo oportunista y completamente manipulado por una camarilla en el poder en algo que si nos da la gana, puede ayudar a producir las condiciones políticas necesarias para reanimar y renacer definitivamente el alma aplastada de la “patria buena” como la llamaba Aníbal Nazoa de la revolución necesaria.
Se trata entonces del reto del alquimista, transformar la materia desalmada en oro luminoso. Sin ser ninguna estrella del circo político y mediático de la politiquería, la fuerza de masas, el espíritu común que él ya comienza a condensar como candidato le arruina el mundo a una camarilla burocrática vacía que sigue el curso de su lógica autocrática imponiendo candidatos, imponiendo direcciones que no son más que una sumatoria, de uno tras otro personaje, muchos de ellos nefastos y despreciados por su propia gente, cuyo papel no es otro que el de eternizarse en el poder sin razón y ya totalmente lejanos de lo que fue por unos años la bellísima revolución bolivariana. Palabras de la misma Érika Farías, dichas con un fantástico descaro: “aquí o gobernamos nosotros o no gobierna nadie”. ¿Quién es ella para estar diciendo semejantes desmadres de candidata a dictadora? Y además, ¿qué estás proponiendo muchacha para hacer sustentable esa bestialidad de frase?, ¿más bolsas de CLAP para quien vote por ti?. Por favor mija sé un poco más digna, y menos evidente en lo que representas.
Lo interesante entonces es que en un momento donde desaparecieron las excusas del favor a la derecha si se rompe la “unidad”, sencillamente porque la derecha rancia y no la neoburguesía instalada en el gobierno, al menos por ahora sencillamente desapareció, se descuartizó solita. Se acabaron los argumentos binarios: “si no estás conmigo entonces te sumas o le haces todo el juego a nuestro enemigo común”. No, en este caso es una batalla interna, el desvelamiento de la misma lucha de clases dentro del chavismo. Vean en dónde y en qué casa vive Érika Farías y en qué apartamento vive Eduardo Samán y dónde. Solo ese dato dice demasiado.
Las propuestas en el vacío de las declaraciones de los candidatos poco importan en ese caso. Estamos en un país que por su historia reciente está cargado de frasesotas y grandes espectáculos discursivos que repiten el glosario de una revolución que no pudo ser. Lo interesante en todo caso es que se trata de una energía y un pensar que por lo que le he oído a Samán constituyen el imaginario absolutamente contrario del típico pequeño burgués en el trono que se dedicó a embellecer el centro que lo rodea a él y al poder político, militar y eclesial, mientras los extremos y bordes de la cuidad se desmoronan (obra única a reconocer para no ser todo desprecio, el rescate de los centros culturales de la ciudad). Es la obra que nos deja su excelentísimo Jorge Rodríguez, y los negocios en el centro que le quedan a todos los jefes que pasaron por la gobernación y alcaldía estos años. Eduardo Samán supone lo contrario, la participación e inversión desde los bordes que hacen flujo reconstructivo hacia el centro de la ciudad, ya sea como cuerpo colectivo y comunitario o infraestructura habitacional, de salud, educación, productiva, cultural y servicios, en poder constituyente y autogobernante de la mayoría trabajadora. Lo importante es reconstruir la vida de una ciudad que se deteriora, violenta, que pierde toda su tradicional alegría y belleza, se inunda de miedo, hambre, esperas en colas infinitas, de sequedad y basura. Allí otra vez el reto alquímico planteado. Algo que en el resto de las grandes ciudades de nuestro país es mucho peor, de alguna manera Caracas sigue siendo la ciudad consentida y temida por excelencia.
Sin embargo en el medio de todo este acontecimiento político y energético que significa la candidatura de Eduardo Samán. ¡No faltaba más!, la cuña de la oscuridad tenía que hacerse ver y su irrespeto a todo mínimo acuerdo legal y constitucional totalmente violado. Samán después de muchos intentos por impedir su candidatura por órdenes venidas del centro de Miraflores, se le deja ser candidato por el PPT y el PCV pero es invisibilizado dentro del tarjetón electoral, donde salen como candidatos de los respectivos partidos que lo apoyan personas que sencillamente no son candidatos a nada (Rafael Uzcátegui por el PPT y una Amalia por el PCV si no me equivoco). La jugarreta legal y burocrática para llegar a esa perrada la desconozco. Una verdadera patraña de explotadores, miedosos y paranoicos ante la aparición de alguien que le desmorona la jugada y pone en riesgo todo su poder de camarilla. La Alcaldía Libertador no es cualquier cosa, es la alcaldía central del país y quien la presida se pone de inmediato en el centro del hecho político. De allí su terror a que una vez derrotados los sifrinos derechistas le salga por la izquierda la verdadera rebelión popular. Pero la patraña, si en los pocos días de campaña que quedan la fiesta de esa guerrilla comunicacional de la calle sabe desmontar, le puede salir el tiro completamente por la culata. Victimizan al nuevo héroe naciente y eso podría darle más poder y masa electoral. Pero además y así es nuestra cultura negra-indígena, la sensibilidad chamánica, cuántica, que nace alrededor de la persona de Samán al ser invisibilizada, desnombrada, borrada, se está cometiendo un acto sacrílego. Estos corruptos posmodernos por darle alguna categoría al igual que todos los poderes aliados a la borrasca capitalista, se olvidaron que también somos piel y memoria, y que Caracas está llena de ella, a pesar de la inundación de cultura gringa, mayamera y consumista que la ha acechado por décadas. La brujería blanca, sana, de nuestra piel cobre se pone contra ellos y eso les puede costar caro. El Samán insisto por su significado y nobleza de árbol y persona tiene fuerza propia.
Tendrán los partidos y movimientos que hoy apoyan la candidatura de Eduardo, manejar estos secretos y convertirla en la fortaleza oculta de una campaña “exprés” que la han formulado así como maniobra más de los grandes potentados del poder de gobierno para arrasar con todo lo que les queda: su maquinaria clientelar, burocrática y partididaria (porque el entusiasmo que es lo que hace a toda verdadera política transformadora, lo perdieron completico), además del manejo a conveniencia absoluta de todos los instrumentos de Estado. Así es muy fácil Érika ganar elecciones y autodeclararse mandataria a dictadura como la quieres. Arrecho es cuando es una verdadera expresión y acto de lucha, de allí nuestra apuesta por Eduardo Samán, candidato invisibilizado, borrado, desnombrado del PPT y PCV a una alcaldía que podrá volver a ser, insisto sí nos da la gana y así lo expresamos en el voto, como lo viví personalmente en medio del golpe del 11 de Abril del 2002, el centro heróico y organizativo del pueblo en lucha.
¡UN SAMÁN PARA CARACAS!
¡POR TODAS NUESTRAS LUCHAS!