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Negociaciones de paz en Siria de Ginebra: Kurdos no son invitados por rechazo de Turquía. Gobierno Sirio se retirará si oposición insiste en salida de su presidente Bachar el Asad

El País :: 02.12.17

Análisis de los intereses en juego entre el gobierno y las 36 diferentes guerrillas que llevan 7 años resistiendo la dictadura que Rusia e Irán necesitan, pues Siria está entre Irán y Líbano, donde opera con fuerza el grupo chiita Hezbolá conducido por Irán, grupo que espera instalar asentamientos militares en Siria facilitando el control político militar del corredor estratégico, por lo que no es cierto que son las potencias las causantes de esta guerra, que si bien están interesadas y juegan su juego, no determinan.
Y en medio de todo eso, avanza el confederalismo democrático, lo que explica tanto odio de los gobiernos a los kurdos.

El régimen sirio intenta hacer valer su victoria militar en la negociación de paz
Damasco amenaza con boicotear el diálogo de Ginebra si la oposición exige la salida del poder de El Asad

Juan Carlos Sanz

Corresponsal en Oriente Próximo
Jerusalén 1 DIC 2017 - 21:59

Tras el fracaso de siete rondas de negociación en apenas dos años, el mediador de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, ha proclamado esta semana la reanudación del diálogo de paz en Ginebra durante los próximos 15 días. El Gobierno de Damasco enfrió este viernes, sin embargo, el clima de optimismo al amenazar con boicotear las conversaciones si la oposición sigue insistiendo en exigir como condición previa la salida del poder del presidente Bachar el Asad.

Respaldado por Rusia e Irán, el régimen sirio intenta hacer valer en la mesa de negociaciones sus victorias sobre el terreno frente a la insurgencia. Después de casi siete años de guerra civil, mantiene ahora el control efectivo sobre dos terceras partes del país, incluidas las principales ciudades y el territorio útil para la agricultura y la industria. El jefe de la delegación gubernamental, Bachar al Yaafari, advirtió en la ciudad suiza antes de volar con rumbo a Damasco que no regresará la semana que viene si la comisión negociadora rebelde no retira sus “provocadoras declaraciones” contra el presidente El Asad. “Mi Gobierno tomará la última decisión”, aseguró a la prensa el embajador sirio ante la ONU, “y no habrá progresos si tratan de imponer tesis de forma no realista. Sobre el terreno nosotros somos la parte más fuerte”.

De Mistura, que suele definirse como un “optimista incorregible”, había presentado la víspera a ambas partes —por separado— un documento con “12 principios esenciales” que recoge los puntos básicos de consenso que ha ido recopilando desde el inicio del diálogo en febrero de 2016. Al ser aceptado en principio el texto por las dos delegaciones, el mediador de la ONU interpretó que contaba con vía libre para la reanudación de las conversaciones y —después de haber logrado que los negociadores permanecieran en sendas salas “situadas a solo cinco metros de distancia”— extendió el calendario de las reuniones hasta el 15 de diciembre.

La amenaza de portazo esgrimida por Al Yaafari —un diplomático curtido y de estilo áspero—no pareció impresionar demasiado a De Mistura después de más de 40 años de carrera en Naciones Unidas, solo interrumpida por su paso por el Gobierno italiano. El enviado especial de la ONU hizo público poco más tarde el texto confidencial de los “12 principios esenciales” para contrarrestar el órdago del representante del régimen sirio.

Se trata de una recopilación genérica de elementos de consenso —integridad territorial (incluida la reintegración de los Altos del Golán ocupados por Israel), soberanía nacional, pluralismo, respeto a las minorías étnicas y religiosas…— que pueden constituir el eje de una nueva Constitución pactada. Este sería el paso previo a la formación, según la resolución 2254 aprobada unánimemente hace dos años por el Consejo de Seguridad, de un Gobierno de unidad nacional y para la celebración de elecciones supervisadas por la ONU.

El nuevo jefe de la delegación rebelde, Nasr el Hariri, se mostró dispuesto al ser elegido hace una semana en la capital saudí a “partir de cero” en la nueva ronda negociadora. Pero nada más llegar a Ginebra reiteró la petición de que El Asad quedara excluido del proceso de transición política. “La oposición tiene que ser realista y aceptar que no ha ganado la guerra”, había recordado el mediador de la ONU antes de convocar este nuevo ciclo de conversaciones en Ginebra.

Una oposición con varias cabezas

Por primera vez, todos los grupos que se han alzado contra el Gobierno de El Asad se presentan unidos en una única plataforma. El llamado Comité para las Negociaciones está integrado por 36 miembros de organizaciones tan dispares como la Coalición Nacional Siria (alianza de laicos e islamistas moderados con sede en Estambul), el Comité por el Cambio Democrático (oposición interna nacionalista), el Grupo de El Cairo (panarabista y laico), el Grupo de Moscú (desertores del régimen de El Asad), figuras independientes y los jefes de las siete principales milicias insurrectas.

Un país bajo ocupación extranjera

El escenario de guerra mundial, a causa de la participación de fuerzas internacionales en apoyo de los contendientes en liza en la guerra, no va a desmontarse de inmediato en Siria.

Rusia. El vuelco que supuso la intervención militar de Moscú en septiembre de 2015 en favor de El Asad, cuando el régimen se hallaba acorralado, ha tenido el precio de un despliegue masivo, con más de 4.300 militares, según informes citados por Reuters, así como cientos de policías militares y decenas de aviones de combate y helicópteros.

Estados Unidos solo ha declarado la presencia de medio millar de soldados sobre el terreno desde hace más de un año, pero el Pentágono ha admitido recientemente la presencia de hasta 2.000 miembros de las fuerzas especiales y de los marines en apoyo de sus aliados kurdos.

El frente chií, con Irán a la cabeza, cuenta con varios millares de miembros de la Guardia Revolucionaria iraní, de combatientes libaneses de Hezbolá y de milicias iraquíes en las filas del régimen de El Asad desde casi el inicio del conflicto. El analista militar del diario israelí Yedioth Ahoronot Alex Fishman aseguraba ayer que “la última cosa que necesita ahora El Asad es una confrontación con Israel. Necesita estabilidad, ante todo, frente a las aspiraciones de sus aliados de Irán y de Hezbolá de contar con bases permanentes en Siria”.

Turquía intervino directamente el año pasado en el norte de Siria, donde tiene estacionados unos 3.000 militares, para frenar el avance de la guerrilla rebelde kurda siria.

El Frente Democrático Sirio, alianza kurdo-árabe apoyada por EE UU, controla ahora una quinta parte del territorio sirio en el noreste del país. Su brazo político, el Partido de Unidad Democrática (PYD) celebró este viernes elecciones locales para consolidar un autogobierno de facto. Los representantes kurdos no han sido invitados a participar en las negociaciones de Ginebra por el veto de Ankara.

Con Estados Unidos cada vez más desentendido de la guerra en Siria tras la derrota del Estado Islámico, Rusia se presenta como el principal actor diplomático en la etapa final del conflicto. Su intervención directa ha situado ahora a la delegación gubernamental en clara situación de ventaja en las negociaciones de Ginebra.

El Kremlin, sin embargo, necesita que prosigan unas conversaciones creíbles con la oposición en Ginebra para contentar a todas las partes implicadas. Como destaca el columnista del Jordan Times Osama al Sharif, “los actores que intervienen en el conflicto sirio empiezan a mostrar ya síntomas de fatiga tras siete años de guerra y buscan los medios para ponerle fin”.


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