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Comienza en Turquía juicio contra líder del partido pro-kurdo HDP. 1.250 abogados lo defienden

Agencias :: 07.12.17

Selahattin Demirtas, conocido por sus posiciones conciliadoras y su rechazo a la violencia de la guerrilla kurda del PKK, era considerado una estrella en pleno ascenso cuando se presentó como candidato en las elecciones presidenciales de 2014 y obtuvo el tercer puesto, con un 9,76 por ciento de los votos.
En junio de 2015 llevó a su partido, que integra kurdos, izquierda turca, feministas, ecologistas y más a un éxito histórico, al cosechar un 13 por ciento en las elecciones generales, el doble de los votos que conseguían las formaciones predecesoras del HDP

El juicio al líder político kurdo, un paso más para acallar a la oposición turca
EFE 7/12/2017 - 17:15

Ankara, 7 dic (EFE).- El juicio al joven líder político Selahattin Demirtas demuestra la politización de la Judicatura para acallar voces de la izquierda prokurda, ha denunciado hoy su formación, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP).

Demirtas, de 44 años, no estuvo presente en la sesión del juicio al que está sometido, ya que se encuentra encarcelado desde hace 399 días en Edirne, a 700 kilómetros de Ankara, donde tiene lugar la vista.

La Fiscalía pide 142 años de cárcel para Demirtas, al que acusa de “ser miembro de una organización terrorista” y “formar una organización terrorista”.

Cargos similares han llevado a que el Parlamento retirara su escaño a Figen Yüksekdag, copresidenta del HDP y también en prisión preventiva, al igual que otros siete diputados del HDP.

Demirtas, conocido por sus posiciones conciliadoras y su rechazo a la violencia de la guerrilla kurda del PKK, era considerado una estrella en pleno ascenso cuando se presentó como candidato en las elecciones presidenciales de 2014 y obtuvo el tercer puesto, con un 9,76 por ciento de los votos.

En junio de 2015 llevó a su partido a un éxito histórico, al cosechar un 13 por ciento en las elecciones generales, el doble de los votos que conseguían las formaciones predecesoras del HDP, si bien en la repetición de los comicios en noviembre del mismo año cayó al 10,7 por ciento.

El ascenso se debió a la capacidad de Demirtas de reformular la identidad del partido como fuerza de la izquierda de toda Turquía, y no solo de las regiones kurdas del sureste del país.

El feminismo, la ecología y la defensa de las minorías sexuales forman parte del perfil del partido, que atrajo votos entre la población joven urbana turca, y que aboga por una solución pacífica del conflicto kurdo, sin pretensiones de independencia.

Hasta 2015, los diputados del HDP mediaban entre el Gobierno y el Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), y juntos a varios ministros diseñaron las bases para una solución definitiva del conflicto kurdo.

Pero en otoño de 2014, el sitio del grupo terrorista Estado Islámico (EI) a la ciudad kurda de Kobani en Siria provocó la ira de la población kurda de Turquía, al considerar que Ankara no hacía nada para ayudar a los sitiados o incluso ayudaba secretamente a los yihadistas.

El HDP se hizo eco de estas opiniones y el 7 de octubre de 2014 convocó protestas que se convirtieron en enfrentamientos callejeros con grupos islamistas, con el resultado de 50 muertos en dos días.

La Fiscalía se basa ahora en los discursos de Demirtas en el contexto de estas protestas para acusarlo de delitos terroristas.

Tras el ascenso electoral del HDP en junio de 2015, Gobierno y PKK rompieron un alto el fuego de dos años y medio, y en otoño, la guerra se llevó a las ciudades del sureste, donde jóvenes armados declararon barrios autogestionados.

El Ejército turco respondió con artillería pesada y recuperó el control tras meses de combates con centenares de muertos, tanto de militares como de guerrilleros, simpatizantes del PKK y civiles, según denunciaron ONG.

Los bombardeos acabaron con la sintonía de Gobierno y HDP y el Parlamento acordó levantar la inmunidad de diputados acusados de delitos de terrorismo.

“No hay ninguna prueba de actos terroristas en los casos contra diputados del HDP. Se les acusa de propaganda terrorista por decir lo mismo que decían en sus discursos en el Parlamento. La finalidad de los juicios es mantener al HDP fuera de la política”, denuncia a Efe un parlamentario del partido, Sirri Süreyya Önder.

Aunque faltan casi dos años para las decisivas elecciones presidenciales de noviembre de 2019, Erdogan parece haber iniciado ya la campaña, con discursos diarios para realzar los logros de su partido, el islamista Justicia y Desarrollo (AKP).

Tras la escisión del Partido de la Acción Nacionalista (MHP), cuyo dirigente respalda al AKP pero previsiblemente no llegará a superar el umbral electoral del 10 por ciento en 2019, Erdogan está lanzando ahora mensajes al electorado derechista y flirtea con la idea de una alianza electoral con lo queda del MHP.

“Pero al atraer los votos turcos nacionalistas, Erdogan y el AKP perderán votos kurdos”, declaró a Efe el presidente de una empresa de sondeos electorales turca.

Hasta 2019, el AKP seguirá denunciando al HDP como brazo político de la guerrilla, para así empeorar su imagen entre la izquierda turca alejada del nacionalismo kurdo y dificultar que el mayor partido oposición, el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), acepte su apoyo, vital para cualquiera que intente arrebatarle el poder a Erdogan en las presidenciales.

Es difícil prever el futuro del HDP con su líder más carismático entre rejas, pero en un país que alberga a unos 15 millones de kurdos -de un total de 80 millones de habitantes- un partido que defiende sus intereses siempre tendrá un espacio electoral.
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El líder del principal partido kurdo de Turquía se enfrenta a 142 años de cárcel
Selahattin Demirtas está acusado de vínculos con el grupo armado PKK, considerado terrorista por Ankara, Bruselas y Washington

Andrés Mourenza
El País

Estambul 7 DIC 2017 - 14:10 CET
Casi 400 días después de su arresto, este jueves comenzó a enjuiciarse el caso por el que fue detenido Selahattin Demirtas, líder del tercer partido con mayor representación parlamentaria de Turquía y el cuarto más votado en las últimas elecciones. Quien hace dos años era la esperanza de los kurdos y de la izquierda turca, el único político cuyo carisma podía rivalizar con el del presidente Recep Tayyip Erdogan, se enfrenta ahora a 142 años de cárcel acusado de vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), grupo armado incluido en las listas de organizaciones terroristas de la UE, EE UU y la propia Turquía.

A inicios de 2015 las conversaciones de paz entre el Gobierno turco y los insurgentes kurdos entraban en su recta final. El Ejecutivo, coordinado con el Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP), que codirige Demirtas, había presentado un plan de 10 puntos y el fundador del PKK, Abdullah Öcalan, encarcelado a perpetuidad, había redactado una carta en la que ordenaba a su grupo abandonar la lucha armada. Pero Erdogan, viendo que su partido perdía los caladeros de voto del nacionalismo turco ordenó “congelar” el proceso. Y el PKK, crecido por la buena imagen internacional que le daba su lucha contra el Estado Islámico (ISIS) en Siria e Irak, así como por la cantidad de armamento del que pudo hacer acopio en esa contienda, decidió llevar su guerra a las ciudades kurdas poniendo fin a un alto el fuego de más de dos años. En apenas unos meses se consumió la mejor oportunidad que han tenido Ankara y los kurdos de enterrar sus diferencias y la violencia regresó a la zona con fuerza inusitada.

Los halcones de ambos bandos ganaron la partida —si bien el Gobierno turco ha logrado imponer cierta paz en las regiones kurdas arrinconando al PKK gracias a su superioridad tecnológica— y se hundió la estrella de políticos como Selahattin Demirtas, representante del ala pacifista del movimiento kurdo. En mayo del año pasado, la alianza entre el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista) y el Partido de Acción Nacionalista (MHP, ultraderecha) logró aprobar en el Parlamento el levantamiento de la inmunidad de 138 diputados, en su mayoría de la oposición socialdemócrata y prokurda, lo que abrió la vía para que unos meses más tardes fuese arrestado Demirtas.

“Mi marido sabía que iba a ser detenido. Aunque algunos amigos le sugirieron que escapase al extranjero, él se negó”, explicó recientemente Basak Demirtas, esposa del político detenido, añadiendo que su marido no vio correcto huir mientras “otros miles son arrestados”. Junto a él fueron detenidos una decena de diputados. Entre ellos se encontraba Figen Yüksekdag, copresidenta del HDP junto a Demirtas y contra la que ya se han iniciado varios procesos y a la que una sentencia judicial le ha privado de su escaño al considerarla culpable de “propaganda terrorista” por haber cantado supuestamente eslóganes favorables al PKK durante un funeral.

Hay numerosos procesos en marcha contra Demirtas, la mayoría derivados de discursos políticos en los que se considera que profirió “insultos contra el presidente y las instituciones del Estado”, pero la causa por la que inicialmente había sido detenido no se inició hasta este jueves. Y lo hizo con el acusado ausente puesto que —por razones de seguridad— se le impidió asistir a la vista, que se celebra en el recinto penitenciario de Sincan, a las afueras de Ankara.

Por su parte, Demirtas, que se halla en una cárcel de Edirne —la provincia geográficamente más alejada de la región kurda de Turquía—, se negó a comparecer por videoconferencia, tal y como había insistido el tribunal. Los jueces prohibieron la entrada en la sala de los observadores internacionales y de la delegación de solidaridad, integrada por representantes de partidos socialdemócratas e izquierdistas de países como Reino Unido, Francia, Italia, Dinamarca, Suecia, Noruega o Grecia. Por razones de espacio también impidieron la presencia de parte del equipo de abogados que defiende a Demirtas, compuesto por 1.250 letrados. En juicios de alto contenido político en Turquía es habitual que los acusados se rodeen de un gran número de abogados, cuantos más mejor. Según explicó un jurista a este periódico, es el modo para que los jueces “experimenten más presión”, ya que la capacidad de influencia que tiene la Fiscalía es muy grande.

La principal acusación que se le hace a Demirtas es la de dirigir el Congreso de la Sociedad Democrática (DTK), una de las instituciones de las que dispone el movimiento nacionalista kurdo y que, según la Fiscalía, forma parte de la estructura del PKK. Por ello se le imputan los delitos de “establecimiento y dirección de organización terrorista”, “apología de organización terrorista”, “enaltecimiento de criminales” e “incitación al odio”.

“No se le permite defenderse y el ministro de Justicia está constantemente presionando a los tribunales. En este contexto no puede haber un juicio justo”, denunció la diputada del HDP Meral Danis Bestas en declaraciones a EL PAÍS desde la sala de juicios de Sincan: “Demirtas representa la voluntad política de millones de personas, a los que se está sentando en el banquillo de los acusados. Y la única razón por la que está siendo encauzado es porque el presidente Erdogan lo ve como un rival político”.


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