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Los enemigos


Raúl Prada Alcoreza :: 01.01.18

La paradoja de los enemigos es que son cómplices, aunque no quieran, de lo mismo, de la reproducción del poder. Se necesitan mutuamente para justificarse. Se sitúan uno respecto al otro, enfrentándose. No saben que forman parte de la misma macro-estructura de poder; compiten por la dominación. Pueden cambiar las formas de los diagramas de poder, pueden pronunciarse en distintos y hasta encontrados discursos, pueden hasta diferenciarse en las prácticas políticas, así como cambiar de nombre a las mismas instituciones, que conforman el Estado-nación; sin embargo, los enemigos comparten el mismo campo de batalla, así como el mismo fetichismo por el Estado.
Cada, uno, a su modo, cree que tiene razón, cree que está en la verdad; entonces, señala al otro como equivocado y como falso. Tienden generalmente a demonizar al otro, el enemigo. El enemigo es de lo peor, un monstruo, si es que no llega a acusarlo de endemoniado.


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