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Las estructuras de poder subyacentes

Raúl Prada Alcoreza :: 04.02.18

El poder, en sí, es máquina abstracta de poder, empero se realiza a través de agenciamientos concretos de poder, que son las instituciones operativas, normativas, reglamentarias. Entonces, tenemos, una composición entre máquina abstracta y agenciamientos concretos de poder; composición combinada de diagramas de poder y mallas institucionales, que jurídicamente y políticamente se presentan en la formalidad moderna. Los agenciamientos concretos de poder no funcionan aisladamente, sino integrados al Estado.

Las estructuras de poder subyacentes

domingo, 04 de febrero de 2018 · 00:00

Raúl Prada Alcoreza

El poder, en sí, es máquina abstracta de poder, empero se realiza a través de agenciamientos concretos de poder, que son las instituciones operativas, normativas, reglamentarias. Entonces, tenemos, una composición entre máquina abstracta y agenciamientos concretos de poder; composición combinada de diagramas de poder y mallas institucionales, que jurídicamente y políticamente se presentan en la formalidad moderna. Los agenciamientos concretos de poder no funcionan aisladamente, sino integrados al Estado.

El Estado boliviano, por ejemplo, responde a una genealogía del poder colonial, así como lo que ocurre con todos los estados del continente; solo que cada cual, también supone su propia genealogía singular.

Interesa hacer ahora un análisis del presente a partir de una mirada retrospectiva del pasado de este Estado-nación, que se nombra constitucionalmente “Estado Plurinacional de Bolivia”.

La forma de gubernamentalidad definida es la que hemos nombrado como forma de gubernamentalidad clientelar. Hemos dicho que la forma de gubernamentalidad clientelar tiene sus raíces en la convocatoria populista, en la convocatoria del mito, en el símbolo de esta convocatoria encarnada el caudillo; que una vez esfumado el entusiasmo de la gente, iniciado el desencanto, el Gobierno opta por conformar clientelas que llenen el vacío dejado por la ausencia de convocatoria.

En dos veces, dos momentos constitutivos, los sindicatos fueron incorporados al Estado; una es cuando se institucionalizó la revolución de 1952; otra es durante las gestiones del “Gobierno progresista” (2006-2018).

La máxima incorporación de los sindicatos, por parte del Estado de la revolución de 1952, se dio en el primer año (1952-1953), cuando se dio lugar el Co-gobierno con la COB; empero, esta experiencia solo duró ese lapso, saliendo la COB del Gobierno. En cambio, los sindicatos campesinos se mantuvieron incorporados al Estado, incluso hasta mucho después que la revolución de 1952 se derrumba y es concluida por un golpe militar.

En lo que respecta a la segunda experiencia de incorporación de los sindicatos al Estado, 2006-2018, esto ha venido sucediendo paulatinamente; no de golpe, como en el anterior caso.

La COB había perdido su vitalidad; primero, con la derrota de su inmanencia insurreccional, en 1971; después, con el derrumbe de la UDP, que concretizaba el proyecto democrático por el socialismo; en tercer lugar, con el desmembramiento que sufrió con la “relocalización” de trabajadores mineros, durante el golpe de shock neoliberal, 1985.

Esta COB fue siendo integrada, en la medida que se cooptaban a sus dirigentes; la incorporación casi completa se dio en la gestión de Pedro Montes como secretario ejecutivo de la COB. Sin embargo, esta cooptación, nuca fue completa, pues había posiciones contestatarias, como la de los maestros, e intermitentemente estallaron conflictos entre trabajadores mineros y Gobierno.

En cambio, la cooptación de la CSUTCB fue completa, al incorporar a sus camadas de dirigentes a las envolventes redes clientelares.

De los sindicatos campesinos, la Federación de Campesinos del Trópico de Cochabamba es de los sindicatos campesinos no solo más incorporados al Estado, sino que es su brazo de choque, por así decirlo, fuera de que ha adquirido preponderancia en la incidencia de las políticas gubernamentales.

En un ensayo reciente, titulado La República del Chapare, conjeturamos que la estructura de poder en el “Estado plurinacional de Bolivia”, se ha configurado como una dominación de la República subyacente del Chapare sobre la República de Bolivia, que constitucionalmente se nombra como “Estado Plurinacional”. Bueno, esta conjetura sugiere estructuras subyacentes del poder. Vamos a lanzar hipótesis interpretativas prospectivas, derivadas de esta conjetura.

1. Las estructuras de poder pueden presentarse visibles, aunque también pueden ser opacas, incluso, así mismo, ocultas.

2. Las estructuras de poder visibles son manifiestamente institucionales; las estructuras de poder opacas son como substratos no visibles, que funcionan en las mismas dinámicas institucionales, aunque no estén normadas plenamente ni formalizadas. Las estructuras de poder ocultas son aquellas que no aparecen institucionalmente, sino que funcionan efectivamente en el entramado fáctico del poder.

3. Un ámbito de estas estructuras ocultas del poder es el que hemos denominado el lado oscuro del poder, que está íntimamente ligado a la economía política del chantaje. Sin embargo, hay otro ámbito, que no necesariamente está vinculado al lado oscuro del poder, de manera manifiesta, sino que aparece incluso como organización social o, si se quiere, corporación social; entonces legalmente instituida e institucionalmente aceptada. Empero, esta corporación social ya no desempeña solamente roles sindicales, roles de representación y defensa de derechos sociales concretos, sino que funciona como disposición y dispositivo de poder, de tal manera es como un Estado efectivo detrás del Estado máscara.

4. En el periodo de dominancia de la oligarquía minera, a este tipo de estructura de poder subyacente se le denominó “Super-Estado Minero”; ahora, en relación a una de las estructuras subyacentes del poder, de las que hablamos, podemos denominar Estado Subyacente Cocalero Excedentario.

5. No solo se trata de la incidencia de esta estructura de poder subyacente en las políticas económicas, en las políticas jurídicas, las políticas sociales, tampoco solo en la concentración de proyectos y de inversiones en el área de inmediato control de esta estructura de poder subyacente, sino de dominación, ejercida a través del Gobierno y de los órganos de poder del Estado. El Estado máscara, “Estado Plurinacional”, está al servicio de la estructura de poder subyacente, coadyuva en la acumulación originaria, por medio de avasallamientos a territorios indígenas, y a la acumulación ampliada, por medio de la industrialización de la coca, del excedente generado por el ciclo cultivo-industrialización de la coca excedentaria.


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