Al grito de “¡Vivan nuestros comunitarios!, ¡sólo el pueblo puede defender al pueblo!”, pobladores y un grupo de mujeres organizadas de las comunidades que conforman al municipio de Juan R. Escudero en el estado de Guerrero, crearon todo un ambiente de festejo y remembranza el pasado viernes 2 de febrero en honor a la Policía Comunitaria de Tierra Colorada -cabecera municipal de la región- que pertenece al proyecto confederalista y de seguridad autónoma FUSDEG (Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero).
EL PUEBLO DE TIERRA COLORADA SE LEVANTA EN ARMAS PARA EXPULSAR AL NARCOTRÁFICO Y A LA POLICÍA CORRUPTA: “LA TRANQUILIDAD AHORA REINA; ERRADICAMOS AL 100% LOS SECUESTROS, LAS EXTORSIONES Y LOS ASESINATOS”
Al grito de “¡Vivan nuestros comunitarios!, ¡sólo el pueblo puede defender al pueblo!”, pobladores y un grupo de mujeres organizadas de las comunidades que conforman al municipio de Juan R. Escudero en el estado de Guerrero, crearon todo un ambiente de festejo y remembranza el pasado viernes 2 de febrero en honor a la Policía Comunitaria de Tierra Colorada -cabecera municipal de la región- que pertenece al proyecto confederalista y de seguridad autónoma FUSDEG (Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero).
Con una caravana de camionetas -algunas de las cuales han sido expropiadas de la ahora inactiva policía municipal y estatal- unos 160 comunitarios realizaron un recorrido entre los pueblos de la demarcación. Curiosos eran los mensajes y saludos que entre pobladores y comunitarios se intercambiaban, ya que a diferencia de las policías del Estado, la Policía Comunitaria está conformada por gente humilde y reconocida por sus iguales, por lo que su efectividad se da por emerger del seno del propio pueblo. ¡No es nada insólito que entre la gente alguien tenga algún familiar comunitario!
El 26 de marzo del 2013, el pueblo decidió levantarse en armas para expulsar a los diversos cárteles y sus células criminales -o coloquialmente conocidas como “la maña”- por la razón de que “había mucho atropello de la delincuencia organizada contra la ciudadanía (…) estaban secuestrando, extorsionando y cobrando piso”, narra el comandante Maximino, quien sin dejar un arma larga que es “más como un símbolo porque se la expropiamos a los malosos”, recibía a diversos grupos de comunitarios -como si no los hubiera visto desde hace años- que se congregaron en la base comunitaria de Tierra Colorada para la celebración.
Los resultados positivos de este proyecto de seguridad autónoma son tan visibles a horizonte estatal al grado de que “ya estábamos en Petaquillas en Chilpancingo y Xaltianguis en Acapulco para estrecharle la mano a los pueblos afectados a niveles extremos por la delincuencia, no obstante, los cárteles se reunieron para expulsarnos porque no iban a perder sus territorios de conquista de la noche a la mañana”.
Hoy, teniendo a esas dos ciudades clave de Guerrero como las más violentas en el Top 10 del país, valorar este tipo de movimientos es una responsabilidad social sin importar banderas o ideologías.
“Nos han emboscado a compañeros, hace unos meses nos vinieron a atacar a la base comunitaria con granadas”, dice Maximino sin guardarse el sentimiento de indignación ante tal suceso.
“Esta lucha es ardua, contínua y muy peligrosa, pero ha valido la pena”, comenta uno de los maestros ya de edad avanzada que desde tempranito se puso a hacer el aseo integral y limpiar unas cien sillas de la base comunitaria para recibir a sus compañeros en las mejores condiciones.
El FUSDEG tiene presencia en La Palma, Las Piñas, Omitlán, Palo Gordo, Potrero, Tlayolapa, Tlachocouite, Villa Guerrero, Garrapatas y otra decena de pueblos, brindando el “servicio” de seguridad (entre comillas, ya que los comunitarios nos cuentan que es más bien una resistencia voluntaria y con todo el gusto del mundo) tanto en la cabecera de un corte más urbano como en las zonas rurales.
“Nosotros no incursionamos como lo hacen otros grupos armados que están ligados al gobierno, se hace con el debido respeto junto con los pueblos y tomando en cuenta a sus autoridades locales y democráticas para que ellos se defiendan de manera autónoma (…) sólo es echar la mano, es apoyo mutuo”.
Actualmente, tanto los coordinadores y comandantes -todos ellos elegidos de forma asamblearia y pública- han pensado más en que “esto no es de siglas, sino de la gente, que poco a poco la idea de la autodefensa comunitaria se expanda a nivel nacional pero no por los grupos ya formados, sino que la organización sea de los pueblos, de los territorios y que así avancemos a la dignidad que tanto nos merecemos aquí, como en Chilpancingo, como en Acapulco como en la Ciudad de México”.
Y así, con una comida, música para prender el ambiente y la rifa de un pastel de tres leches, la gente le agradeció con este sencillo y sutil detalle a todas esas personas que sacrifican a diario sus descansos para procurar el descanso de sus familias.