Encuentro de organizaciones obreras democráticas, cooperativas y organizaciones sociales define alianza con el Concejo Indígena de Gobierno
Marichuy teje alianza popular en el país
febrero 10, 2018
MARTIN ESPARZA
Contralínea
En un encuentro que puede calificarse de histórico al materializarse la alianza de los trabajadores del campo y la ciudad con los pueblos originarios del país en torno a la candidatura presidencial de María de Jesús Patricio, Marichuy, se alcanzaron en la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) objetivos comunes para recuperar el estado de derecho y luchar contra el modelo político y económico neoliberal, que desde hace más de 30 años tiene sumidos en la pobreza y el atraso a millones de mexicanos.
Tras la instalación de mesas de trabajo donde participaron miembros del Consejo Indígena de Gobierno (CIG), así como representantes de organizaciones obreras democráticas, cooperativas y organizaciones sociales, se logró establecer un diagnóstico de los problemas que enfrentan los trabajadores de las comunidades indígenas y campesinas y las similitudes que guardan con los trabajadores organizados y no organizados de las ciudades.
Es de resaltarse que la calidad y el contenido de los debates terminaron rebasando a la agenda electoral, para establecer estrategias de acción bien definidas que implican el pleno conocimiento de saber que los ciudadanos se enfrentan a una clase política sin disposición alguna de cambiar el modelo económico y político que desde hace 3 décadas ha beneficiado a los grandes capitales nacionales y extranjeros, generando la pérdida de derechos sociales y laborales para el pueblo de México.
Esa tendencia neoliberal es la que ha buscado dividir y aislar a los movimientos sociales del país mediante el uso de los medios de comunicación y la creciente represión y despojo que enfrentan miles de comunidades indígenas y campesinas en todo el territorio nacional, ante el embate de los megaproyectos cobijados en reformas como la energética.
Otro de los puntos bien establecidos es la necesidad de crear conciencia en la sociedad de que en las prioridades de los partidos políticos tampoco se encuentra contemplado el abatir la brutal desigualdad social. Para los candidatos que irán a los comicios de julio próximo, movidos por su ambición de poder, los indígenas y los trabajadores no tienen derecho a participar en la construcción de la democracia del país.
Por ello, resaltamos en su momento durante el Encuentro Nacional Anticapitalista del CNI-CIG y su vocera con los trabajadores del campo y la ciudad, el pasado 24 de enero, que el acuerdo alcanzado en el seno del Consejo Nacional Indígena y el Consejo Indígena de Gobierno para llevar a una mujer de origen nahua a la candidatura presidencial significa un ejemplo para la clase obrera mexicana y una amenaza real para la corrompida clase política, por la forma en que ahora se está organizando el pueblo para levantar la voz de su inconformidad en los recorridos que realiza Marichuy por infinidad de sitios y comunidades que no figuran en las agendas de los partidos políticos.
La candidata indígena está contribuyendo a poner en el escenario de los temas nacionales pendientes, la lucha de resistencia que libran no únicamente los pueblos originarios en la defensa de la tierra, sus recursos naturales y sus territorios, sino la de muchos grupos sociales que, como acertadamente refirió en el evento el doctor y exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Pablo González Casanova, están comenzando a explorar nuevas alianzas en común para “romper las fronteras artificiales creadas entre los trabajadores del campo y las ciudades”.
El profesor emérito ponderó en sus palabras la relevancia del encuentro, al señalar: “El paso que han dado tiene una extraordinaria importancia; ocurre en el momento cuando el pueblo tiene clara conciencia de la crisis que atraviesa el capitalismo: una crisis política, social, económica y moral”. Y destacó: “Es un momento en que el pueblo de México está pensando en cómo sustituir en forma pacífica este sistema por otro donde sí estén presentes, en todas sus formas, el pueblo trabajador y los pueblos indígenas”.
Una de las tareas inmediatas derivadas de las mesas de trabajo es lograr que el pueblo en su conjunto se entere que los problemas que enfrentan los trabajadores del campo y la ciudad son los mismos, como también para quienes laboran en las comunidades indígenas. Los bajos salarios y la anulación de derechos como el acceso a la seguridad social por la imposición de la reforma laboral afectan de manera directa a todos. Y la unidad de acción debe centrarse en exigir el respeto a las conquistas sociales que han sido desarticuladas de la Constitución por el modelo neoliberal.
Es por eso que en las actuales circunstancias de crisis económica y política por las que atraviesa el país estas alianzas populares que teje Marichuy por el territorio nacional van más allá de las elecciones. Y lo dejó bien claro cuando señaló en su mensaje: “No queremos gobernar, queremos que la gente de este país se gobierne para desmantelar el poder que nos oprime y hacer nuevas formas de organización del trabajo, donde el salario sea justo y la producción no ponga en jaque los territorios, donde no se deban abandonar las tierras y las familias por la guerra que han impuesto los poderosos para sustentar la producción capitalista que está acabando con la vida”.
En la decantación de resultados del encuentro realizado en el SME, no podemos dejar de mencionar la importancia de haber analizado cuáles han sido las acciones de nuestras organizaciones por mantener vigente la lucha contra el capital, donde el movimiento de resistencia librado por el Sindicato Mexicano de Electricistas sentó un precedente de primer orden en las estrategias de lucha de los movimientos sociales del país.
Uno de los logros tangibles del pasado –encuentro que convocó a intelectuales y académicos como el doctor Pablo González Casanova, Gilberto López y Rivas y Adolfo Gilly– es el avance en los acuerdos de unidad alcanzados entre los sindicatos independientes, las cooperativas y los legítimos representantes de los pueblos originarios del país, para ir en objetivos bien trazados más allá de la elección del próximo 1 de julio. La unidad del pueblo trabajador, indígena y campesino ya está en marcha.
Martín Esparza Flores*
*Secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas