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Sudáfrica: presidente corrupto no hace honor a su comunidad zulú, sucesor es millonario genocida. Cambiaron el apartheid por su poderosa élite

Agencias :: 11.02.18

Presidente sudafricano tiene 400 acusaciones de corrupción.
Cyril Ramaphosa, el millonario presidente del partido de gobierno.
Sobre la cultura zulú.

Sudáfrica: ¿Jacob Zuma podría ’salir impune’?
Por Raphael Morán Difundido el 09-02-2018
REUTERS/Sumaya Hisham

El presidente sudafricano Jacob Zuma podría estar viviendo sus últimos días como presidente. Su capital político se esfumó tras su presunta implicación en varios casos de corrupción.

En 2016, la justicia declaró a Zuma culpable por haber financiado la renovación de su casa con fondos públicos. El presidente tuvo que devolver medio millón de dólares a las arcas públicas.

Una parte de su partido, el ANC, Congreso nacional africano, considera que el mandatario de 75 años ya no tiene la legitimidad suficiente para gobernar, y que debe dejar el poder antes del fin de su mandato en 2019.

“Esto viene con la transición a la democracia, y con el liderazgo carismático de Nelson Mandela que logró aglutinar muchas cosas en Sudáfrica, y construyó al ANC como un partido extremadamente fuerte. El problema es que, como el partido era tan fuerte, el sistema de balance y contrapesos no era tan fuerte. Producto de eso, casos de nepotismo y corrupción se han venido dando”, observa Fabio Díaz, politólogo colombiano que trabaja en la Universidad de Rhodes en Sudáfrica.

El actual jefe de Estado está acusado de haber percibido, cuando era vicepresidente, sobornos por un contrato de armas de 4 200 millones de euros, firmado en 1999 por Sudáfrica, con varias empresas europeas.

Sin embargo, Zuma tiene todavía apoyos que le han permitido aplazar su destitución.

“La figura del líder tribal es una figura muy arraigada entre el electorado. Por lo tanto, el líder es respetado como un sabio entre la comunidad. Zuma ha tenido acusaciones de más de 700 cargos de corrupción y los han hecho un personaje controversial. Un sector de la sociedad sudafricana lo ve como alguien representativo, que no tuvo educación secundaria. Además, Zuma es de la comunidad Zulu, que demográficamente es muy fuerte en el país. Y lo hace fuerte en un proceso de negociación para su salida”, analiza desde El Cabo Fabio Díaz, en entrevista con RFI.

>Hacer clic en ‘play’ arriba en la foto para escuchar la entrevista completa, en versión audio.

En las próximas semanas, Zuma podría renunciar. Si rechaza hacerlo, el Parlamento puede destituirlo por violación de la Constitución, o a través de una moción de censura. Su partido el ANC también puede retirarlo su apoyo lo que causaría automáticamente su caída.

Pero existe un riesgo de escisión en el Congreso Nacional Africano ya que los votantes zulu podrían sentirse afectados.

“Todo parece apuntar a que se está negociando una renuncia de Zuma para que tenga alguna dignidad saliendo de su cargo, que las comunidades no se sientan vulneradas al respeto de su representante zulu, y que Zuma salga impune”, anticipa el académico.

En caso de destitución de Zuma, el actual presidente del ANC, Cyril Ramaphosa podría ser elegido como presidente hasta las elecciones del 2019.

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Cyril Ramaphosa, de sindicalista y millonario a posible presidente Sudáfrica

Por Gemma Parellada Publicado el 19-12-2017
REUTERS/Siphiwe Sibeko

El vicepresidente sudafricano Cyril Ramaphosa fue electo este lunes nuevo líder del gobernante partido Congreso Nacional Africano (ANC), en el poder desde 1994, y se perfila como posible sucesor del jefe de Estado Jacob Zuma. Sobre él pesa la matanza de Marikana, cuando ya era un poderoso empresario.

Al cabo de un cerrado duelo, Cyril Ramaphosa se quedó con la victoria, superando por apenas 174 votos entre los casi 5.000 delegados presentes a su rival Nkosazana Dlamin Zuma, exesposa del actual jefe de Estado.

Ramaphosa podría convertirse dentro de dos años, cuando termine el mandato de Zuma, en el próximo presidente de Sudáfrica si la ANC vuelve a ganar las elecciones generales

Cyril Ramaphosa, de 65 años, era la opción favorita para los inversores. Aunque empezó en política como popular sindicalista, organizando en los años 1980 la protesta minera más grande la historia de Sudáfrica, con el final del Apartheid, cuando el Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela llegó al poder, Ramaphosa se convirtió en exitoso hombre de negociosos hasta el punto que amasa una de las mayores fortunas del país.

Ramaphosa ha declarado la guerra contra la corrupción, lo que agradecen los mercados, pero eso también puede acabar afectando a Jacob Zuma, quien sigue siendo presidente de Sudáfrica y que tiene una larga serie de cargos pendientes en la justicia.

Su mandato termina en 2019, pero su partido puede decidir acelerar el cambio, como ya hizo con el anterior presidente Thabo Mbeki.

Pero en el historial de Ramaphosa pesa, y mucho, la masacre de Marikana. El dirigía la empresa propietaria de la mina en 2012 cuando la policía disparó a matar a los mineros en huelga, causando 34 muertos. Fue la operación más brutal desde el fin del apartheid.

Ramaphosa había pedido “acción” a las fuerzas policiales y hasta el día de hoy nadie se ha responsabilizado de la matanza.
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¿Qué sabes de la cultura zulú?
Publicado por Francisco López-Seivane el Jan29, 2018
ABC

Vasco de Gama, tras atravesar el Cabo de Buena Esperanza, avistó por primera vez las tierras del extremo sudoriental de África el día de Navidad de 1497, así que se tuvo por descubridor de las mismas y decidió llamarlas Natal. Para él no contaban los ocho millones de zulúes que poblaban la región desde tiempo inmemorial. Casi cuatrocientos años más tarde, los ingleses establecieron allí una colonia con una población blanca que no superaba las cinco mil personas. No tuvieron más remedio que traer a cientos de miles de indios para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar.

Los orgullosos zulúes terminaron oponiéndose con lanzas y flechas a la fusilería británica y todo el siglo XX fue una sucesión de conflictos armados por toda la rugosa geografía del reino: primero, zulúes contra británicos, después, zulúes contra boers y, finalmente, dos guerras entre británicos y boers dejaron exhausta la región. Aguerridos y orgullosos, los zulúes se enfrentaron con bravura a los boers e ingleses que invadieron sus tierras. Todo el extenso territorio, a oriente de las montañas Drakensberg, está salpicado de campos de batalla donde tuvieron lugar cruentos encuentros bélicos, algunos bastante recientes. En combate, un guerrero zulú, armado de lanza y escudo de piel de vaca, jamás vuelve la espalda al enemigo. Y si lo hace, le espera la ejecución sumaria. Durante las guerras contra los blancos se hizo muy famoso The Coward’s Bush, el acantilado desde el que se arrojaba a los que regresaban del frente desarmados o con heridas en la espalda.

Coward’s Bush era una pared como ésta, desde donde arrojaban a los guerreros vencidos o con heridas en la espalda/ Foto: F. López-Seivane

Hoy día, los zulúes constituyen la etnia más extensa de Sudáfrica. Ocupan cargos importantes en la administración (el propio presidente del país, Zuma, es de etnia zulú) y en la empresa privada y son ciudadanos de pleno derecho de la moderna república sudafricana. Pero aún quedan muchos zulúes que viven a la manera tradicional, en clanes familiares. Cada miembro de la familia tiene su propia choza, incluyendo las distintas esposas del jefe del clan, que suelen darle hijos en abundancia.

Cada jefe suele tener varias esposas, que viven en diferentes cabañas con sus respectivos hijos/ Foto: F. López-Seivane

Roy Newland, un escocés nacido y crecido entre zulúes, me llevó una tarde a un poblado tradicional que nos esperaba con sus mejores galas. Tras la preceptiva ceremonia de bienvenida, el jefe, ataviado con una impresionante piel de leopardo, nos condujo a la plaza donde presenciamos una demostración folklórica de danzas tradicionales. Me llamó la atención la naturalidad con que las chicas bailaban con los pechos al aire, aunque, bajo la faldita de abalorios, unos diminutos hot pants velaban ahora la otrora total desnudez de su cuerpo. Menos mal.

El jefe recibe a sus invitados a la puerta del poblado con su impresionante atuendo/ Foto: F. López-Seivane

El baile forma parte de la vida zulú. Las chicas lo hacen sin ninguna inhibición/ Foto: F. López-Seivane

Pero antes de entrar en uno de estos poblados hay que hacer los honores al jefe y obtener su permiso. Es todo un ritual que incluye estrechar su mano derecha, mientras se mantiene la izquierda sobre el antebrazo opuesto para mostrar que no se ocultan armas. Tras el apretón, hay que empuñar el dedo pulgar del anfitrión en honor a sus antepasados y, finalmente, volver a estrechar su mano. Ahora, sí, el jefe abre de par en par al visitante las puertas de su aldea. ¡Bienvenido al mundo zulú!

El jefe preside todas las ceremonias y es figura clave en cada una de las actividades de la tribu/ Foto: F. López-Seivane

Aquí me tienen, probando los brevajes que me ofrece una de las esposas del jefe.

Una vez dentro del círculo mágico, lo más llamativo es que la primera choza permanece siempre vacía, dedicada a los antepasados. Cualquier miembro del clan puede entrar en ella en cualquier momento, como si fuera un oratorio, para comunicarse con sus ancestros y pedirles consejo. También hay una especie de hórreo comunal donde se guarda el grano de toda la tribu. Lo demás, son viviendas alrededor de una plaza central que sirve para cualquier propósito. Y, sobre todo, para celebrar con increíbles bailes y danzas cualquier acontecimienteo

La adivinadora es muy respetada y cumple el mismo oficio que los brujos, con sus mejunjes y fórmulas secretas/ Foto: F. López-Seivane

Desde la privilegiada plataforma de la cabina de un helicóptero, las agujas de basalto de las montañas Drakensberg, que marcan la frontera con Lesoto, una especie de isla en territorio de Sudáfrica, parecen clavadas en las nubes que las rodean. Todo lo que contemplan mis ojos es de una belleza y esplendor inenarrables: una sinfonía de verdes moteada de parches de tierra roja que contienen un puñado de cabañas. Son las aldeas zulúes que se extienden por toda la región. Las inmensas plantaciones de caña de azúcar contrastan con las dramáticas quebradas y cascadas que marcan el curso del río Umgeni antes de llegar al Valle de las mil Colinas, que une Pietrermaritzburg con Durban, ya en la costa del Índico.

Las aldeas muestran desde el aire que no son asentamientos improvisados, sino que tienen su espacio, su territorio, su forma, tamaño, distribución y finalidad/ Foto: F. López-Seivane

No hace falta decir que disfruté enormemente del privilegio de poder contemplar a vista de pájaro la belleza de los territorios zulúes. En todo momento me sentí muy seguro con la joven piloto que me acompañaba/ Foto: F. López-Seivane

Ya por curiosidad, pregunté por el precio de una esposa. Por lo general basta con once vacas, me dijeron, para casarse con una joven, aunque si ésta es hija de algún notable el precio puede ascender a una cabaña completa de bovinos. Esto no es una reminiscencia cultural, sino algo muy vigente todavía en las pequeñas aldeas de Zululandia. Me disculpé aduciendo que no tenía ni una ternera suelta, aunque algunas chicas eran muy tentadoras.

Las jóvenes zulú suelen ser muy bellas y tiene cuerpos espléndidos que muestran sin recato hasta que se casan/ Foto: F. López-Seivane

Lo que un día fuera un reino orgulloso que se extendía por todo el África suroriental, constituye hoy la mayor provincia de Sudáfrica, la más homogénea étnica y culturalmente y la que ofrece mayores atractivos turísticos a sus visitantes: inacabables playas de ensueño, Parques Nacionales con todo tipo de animales salvajes en libertad, paisajes esplendorosos y una fascinante cultura viva que los zulúes muestran con agrado, abriendo sus corazones de par en par. ¿Se animan?

Para dimes y diretes: seivane@seivane.net

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