Crónica de un viaje por el mundo visitando ecoaldeas, experiencias autónomas, formas del buen vivir, vida en comunidad, etc. que ya no pueden ser consideradas como “propuestas hippies” o “excéntricas”, sino como respuestas a las preguntas claves ¿Existe una salida? ¿Existen otros horizontes civilizatorios? ¿Podemos entender este mundo más allá del modelo capitalista y patriarcal que nos rige actualmente?
NÓMADAS
Los Hijos del Fin del Mundo: El retorno hacia el horizonte
RASCACIELOS
domingo, 18 de febrero de 2018 · 00:09
Página Siete
por Geraldine Ovando
Violencia, explotación de los recursos naturales, vulneración de los derechos de los pueblos originarios y extorsión de la vida animal. He ahí el rostro del sistema capitalista que provoca terribles consecuencias en todas las esferas de la vida: extensión de la pobreza, guerras, cambio climático, pico del petróleo, entre otras. Cómo no sentir, entonces, la urgencia de encontrar alternativas de vida frente ese modelo que ya no se sostiene a sí mismo, pensamos.
Y ante un escenario tan desolador comenzamos a preguntarnos: ¿Existe una salida? ¿Existen otros horizontes civilizatorios? ¿Podemos entender este mundo más allá del modelo capitalista y patriarcal que nos rige actualmente?
Esperamos que sí. Porque afortunadamente encontramos un extenso mapa de lucecitas brillando por todas partes, proponiendo opciones alternativas de vida. De modo que las respuestas a todas esas preguntas esperan ser contestadas durante un largo viaje por países de Europa, África, Asia y América Latina, donde visitaremos aquellos proyectos que están trabajando en diversas áreas como la alimentación consciente, la producción ecológica, la educación alternativa, la economía del amor, la bioconstrucción, la vida en comunidad o el amor libre. Proyectos que van desde ecoaldeas en el área rural a centros de permacultura urbana o personas individuales convencidas de que el cambio es posible.
Ya no se puede considerar a estas opciones como propuestas “hippies” o “excéntricas”, sino como propuestas urgentes ante el inminente colapso del sistema actual. Si no existe una dirección clara hacia “dónde ir” o “dónde mirar” hacia el futuro, el destino de nuestras próximas generaciones está en jaque.
Abuelas de la India y Sierra Leona trabajando juntas en Tilonia.
No queda otra. Por el tiempo que le toca asumir, es rol de esta generación dar los primeros pasos hacia nuevos horizontes de vida más sostenibles, más justos y humanitarios, pero además, con una mirada del mundo en armonía entre los propios seres humanos y con la madre tierra. Somos pues, los hijos del fin de este viejo mundo, en busca de un nuevo mundo.
Volver a encarar este sueño, años después, significa volver a mirar los proyectos visitados, las sensaciones tomadas, los amigos y amigas encontrados y, por supuesto, volver a mirarme a mí misma y retomar el pulso de lo que está sucediendo en el mundo, en América Latina y nuestro propio país en relación con estos temas. Mucho ha pasado en mí, en los proyectos conocidos y en nuestro entorno desde aquel primer viaje: emprendimientos fallidos, otros en curso, otros a futuro. Pero ahora decido nuevamente tomar mis valijas y retomar el viaje para seguir visitando las iniciativas que no pude y que ahora quiero mirar. Ya está todo listo para emprender esta nueva aventura y seguir investigando, observando y escuchando qué propuestas, ideas o proyectos se están planteando hoy en día en el mundo en busca de un nuevo paradigma de vida. Porque de eso se trata, de seguir caminado hacia ese horizonte que parece siempre estar más lejos, pero que nos impulsa a seguir caminando. Como dijo el viejo Galeano: “la utopía está en el horizonte, camino dos pasos y ella se aleja 10 pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.
Si quieres saber más sobre Los Hijos del Fin del Mundo puedes visitar la página de Facebook o el canal de Youtube con videos de los proyectos visitados: @LosHijosdelFindelMundo