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ETA da un ejemplo y lección disolviéndose . Hay que invitar a los demás partidos y guerrillas en todas partes a subordinarse al protagonismo social

Gara :: 23.02.18

A diferencia de los estalinistas de la Farc en Colombia y los ya tú sabes en Chile que no sueltan el hueso de la que llaman “vocación de poder” y su rol auto-otorgado de vanguardia y la disputa con los religiosos de ser “el único camino”, esta extraordinaria forma de lucha de un pueblo comprende y asume los nuevos tiempos del protagonismo social. Aprendan.

2018/02/22
EGUNEKO GAIAK
EXTRACTOS DE LA PROPUESTA DE LA DIRECCIÓN DE ETA
GARA, DONOSTIA

«La situación más beneficiosa para nosotros, así como para los sectores populares y la clase trabajadora vasca, no es otra que dejar la anterior fase definitivamente atrás y abrir totalmente la nueva. Por eso precisamente, las fuerzas contrarias al cambio recrean constantemente que nos encontramos en la situación anterior, para que no se produzcan avances que pongan en riesgo sus privilegios».

«No queremos ocultar que el proceso de liberación ha padecido unos años de crisis (…) No obstante, desde el punto de vista del presente ciclo político e histórico, debemos resaltar que las condiciones para seguir adelante continúan intactas (…) La clave está en levantar el proceso independentista (…) y eso marca el norte de las decisiones de ETA».

TRANQUILIDAD ESTRATÉGICA:

«En el último ciclo histórico de 60 años se ha producido una recuperación nacional, el proyecto político que tiene como meta la independencia y el socialismo ha prendido en amplios sectores de Euskal Herria, se han identificado con claridad los contenidos de las etapas intermedias… Además de responder forzado por la urgencia, el independentismo de izquierda ha colocado las bases suficientes para avanzar en el camino de la libertad, y ello proporciona a ETA esa tranquilidad estratégica también para mirarse a sí misma».

«Los objetivos que han guiado a ETA no se han logrado aún, pero durante estas décadas se ha acumulado fuerza y voluntad popular en torno a ellos, y precisamente esa es la garantía para que el proceso de liberación prosiga, así como la base que debe dar seguridad para tomar nuestras decisiones».

REFUNDAR LA OFERTA INDEPENDENTISTA:

«Para construir un futuro compartido, ETA ha renunciado siquiera a intentar imponer la integridad de su relato. La Izquierda Abertzale no abjurará de sí misma, ETA no renegará de su aportación, pese a estar abierta a la autocrítica, pero tampoco demandará su total legitimación a aquellos que están dispuestos a recorrer el camino de la construcción del Estado Vasco. Y ello, inevitablemente, tiene consecuencias directas respecto a la función histórica de ETA, pues nadie entendería que se arrogase la dirección, dinamización o referencia del proceso independentista».

FUNCIÓN HISTÓRICA:

«No se opta entre Organización o precipicio. Hace mucho ya que el proyecto de la Organización no es solo de ETA. Además, el movimiento político que denominamos Izquierda Abertzale ha demostrado suficiente madurez y capacidad de lucha. Resulta mucho más eficaz para materializar el reto al que nos enfrentamos hoy en día. Por lo tanto, no podemos actuar como si nos encontráramos en los comienzos y no podemos comparar la situación con la de aquellas organizaciones armadas que se han convertido en movimiento político».

FUTURO:

«Más que de la Organización, habrá necesidad de los militantes de la Organización, para expandir en diferentes ámbitos los valores, el compromiso, la determinación… mostradas durante estos años, para contribuir a un movimiento de liberación más eficaz, poniendo al servicio del futuro el caudal militante acumulado. Huelga decir que aquellos y aquellas que han sido militantes de ETA tendrán que actuar también en el futuro con la responsabilidad que corresponde a tal condición, manteniendo la honestidad, coherencia y responsabilidad necesarias para el proceso de liberación, y asumiendo el deber de mantener la cohesión interna en la Izquierda Abertzale».
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El debate y la votación para cerrar «el ciclo y la función de ETA», en su recta final

Tras meses de debates y votaciones, la reflexión de ETA se acerca a su conclusión. La propuesta de la dirección es dar por concluido su «ciclo y función», en coherencia con los pasos previos y con el objetivo claro de «fortalecer el proceso». La participación es muy amplia.

GARA|DONOSTIA

«Hay que fortalecer el proceso político en todos los ámbitos, y en este contexto nuestra decisión supone un elemento necesario para generar nuevas situaciones (…) Nos corresponde cerrar el tiempo del conflicto armado y las situaciones relacionadas, para ofrecer todas nuestras fuerzas a potenciar el proceso político (…) Y la única forma de hacerlo es que tomemos directamente la iniciativa, sin esperar a nada ni a nadie». Este es uno de los principales extractos de la propuesta de la dirección de ETA que se está sometiendo a debate y votación en los últimos meses, y a la que ha tenido acceso GARA. El desenlace se espera para antes del verano.

En un contexto en el que en la opinión pública se utilizan términos diversos como «disolución», «desaparición» o «desmovilización», el documento de propuesta política al que ha tenido acceso GARA marca con total nitidez la apuesta por poner punto final a ETA, lo que atañe tanto a su ciclo histórico de casi 60 años como a su función.

La alta participación está siendo una nota destacada, y ha sido impulsada directamente por la organización para dar la mayor amplitud y solidez a esta trascendental decisión.

El proceso se articula sobre la base de tres documentos: uno de contextualización histórica, otro que resume el periodo desde 2009 a la actualidad y un tercero que contiene la propuesta política. Es solamente este último el que se somete a escrutinio, con la opción de votar sí, no o hacerlo en blanco.

La propuesta política no se vota por partes, sino en su globalidad. Todo ello conlleva que el resultado será inequívoco, rotundo. Y se materializará de modo inmediato.

En el caso de que la propuesta de la dirección sea aprobada, el final del ciclo y la misión de ETA serán dadas a conocer públicamente. Y con ello la organización desaparecerá de facto. En consecuencia, «no será ya un agente que interpela y es interpelado», remarca la propuesta. Únicamente quedarán algunas labores de carácter técnico (por ejemplo, impedir eventuales «utilizaciones malintenicionadas de las siglas de ETA»), que en buena parte ya se han ido encarrilando estos meses. Pero ETA ya no existirá.

Condiciones y madurez
¿Cómo se sustenta esta propuesta? La «tranquilidad estratégica» es uno de los conceptos clave. Se quiere destacar con ello que existen condiciones objetivas suficientes para llevar al final el proceso de liberación nacional que ha sido objetivo de ETA en su historia. Si bien no se obvian las dificultades de los últimos años (incluso alguna fase de «colapso») y se advierte de que el futuro no está escrito, la dirección entiende que «contamos con razones suficientes para tener confianza en el futuro».

Aquí apunta que si bien «el camino no ha llegado hasta el final» hoy día tampoco se encuentra «cegado». Y lo que queda por recorrer «se debe realizar de otra forma». «ETA cuenta con el suficiente bagaje y ha realizado el recorrido necesario para tomar sus decisiones con esa tranquilidad estratégica. Y tiene también donde volcar su capital político», se puede leer.

Quizás la frase más rotunda al respecto sea esta: «No se opta entre Organización y precipicio». «Hace mucho ya que el proyecto de la Organización no es solo de ETA –prosigue esta propuesta–. Además, el movimiento político que denominamos izquierda abertzale ha demostrado suficiente madurez y capacidad de lucha, resulta mucho más eficaz para materializar el reto al que nos enfrentamos hoy en día».

Continuidad inviable
Durante estos meses pasados, medios de difusión y portavoces políticos han especulado sobre la opción de que ETA intentara «perpetuarse» de algún modo como organización. La propuesta lo descarta completamente, pero no sin explicación, sino valorando las situaciones que podría acarrear una decisión de ese tipo.

Este documento, redactado ya en abril de 2017 (el mes en que se culminó el desarme), expone primero que «el final del ciclo resulta cada vez más evidente y, a consecuencia de las decisiones tomadas, ya se ha producido en gran parte. El final de la estrategia político-militar marcó el comienzo del final del ciclo de la Organización».

Se añade que, en la nueva situación, «si quisiéramos dar continuidad a la Organización, como una organización convencional, tendríamos que reinventar todo lo demás: estrategia, funciones políticas concretas y medios de lucha e influencia». Y, del mismo modo, si tras el desarme ETA quisiera seguir como organización civil, «al objeto de mantener algún tipo de autoridad moral, las amplias mayorías a conseguir, si son ciertamente amplias, no lo entenderían», e incluso podría ser presentada como obstáculo. Junto a todo ello, se alude a que otras organizaciones rechazaron formalizar su final y cómo ello provocó «confusión y descapitalización de forma evidente, hasta convertirse en siglas fantasma».

Una vez decantarse por tanto por este fin de ETA, la dirección remarca que ello no supone acabar con su labor, sino al contrario: «Esta es una propuesta para avanzar, y para ello resulta muy importante que toda la fuerza militante creada bajo la influencia de ETA y a su alrededor aporte –siga haciéndolo– en la Izquierda Abertzale, en el proceso independentista, en el movimiento popular… No es el momento de irse a casa. Por el contrario, la presente fase política necesitará la fuerza e impulso de todos y todas, como nunca».
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2018/02/23
EGUNEKO GAIAK | EL PROCESO DE ETA HACIA SU FINAL (2016-2018)
ETA lanzó a la vez la culminación del desarme y el debate sobre su fin
La dirección de ETA trasladó en marzo de 2016 dos preguntas a un grupo de militantes referenciales. La primera de ellas era sobre su desarme; la segunda, sobre su futuro, abriendo una reflexión y votación que ahora entra en fase decisiva. Lo recoge el libro “El Desarme, la vía vasca”. Aquel paso marcó con claridad una dirección.

GARA|DONOSTIA

Esas dos preguntas de 2016 son la clave tanto de la culminación del desarme en abril del pasado año como del proceso que ahora entra en recta final, como informó ayer GARA ofreciendo extractos de la propuesta para cerrar el ciclo y la función de ETA.

Las respuestas ofrecidas entonces por los miembros de la denominada «dirección ampliada» decantaron claramente la apuesta por un desarme con la sociedad civil como protagonista, así como el sentido de la propuesta para el debate sobre el final de ciclo de ETA trasladada al conjunto de la militancia. ETA se declaró organización desarmada el 7 de abril, y el 8 se ejecutó el desarme. Y ese mismo mes de abril está datada la propuesta de la dirección de ETA sobre su final, de la que dio cuenta GARA ayer y cuyo resultado se espera para antes del verano.

La previsión de que se iba a abrir un debate se anunció incluso antes del desarme, para que ambas cuestiones estuvieran relacionadas. Así lo explica en sus documentos internos la propia ETA: «No queríamos que ambos temas [desarme y fin de ciclo] apareciesen como una cadena de exigencias, para que, en la medida de lo posible, no se repitiera lo sucedido en los pasos unilaterales anteriores (que se diera por amortizado inmediatamente el paso y se pusiera otra exigencia en su lugar). Si hasta ahora nos hubiéramos referido solo al desarme, nos encontraríamos en peores condiciones para abordar el debate, puesto que se reforzaría la imagen de que estamos siendo obligados. En síntesis, sea una u otra la cuestión a tratar, nuestro debate es siempre el mismo: qué debe hacer ETA para desarrollar en las mejores condiciones posibles el proceso popular citado».

Todo este proceso se explica con detalle en el libro “El Desarme, la vía vasca”, escrito por Iñaki Egaña con la colaboración de redactores de Gara y Mediabask, así como de Antton Rouget, periodista dedicado a la investigación en el medio parisino Mediapart. El libro, editado en euskara, español y francés por Txalaparta, Mediabak y GARA, está ya a la venta en sus web y en diferentes librerías. El primer fin de semana de marzo GARA lo llevará a todos los kioscos.

Para comprender los movimientos dados por ETA es especialmente significativo el capítulo 21 del libro: «ETA se desliza hacia la iniciativa popular». En la página de la derecha se recogen algunos de sus pasajes.

Otegi y Zoido
Lo publicado ayer por GARA sobre la recta final del debate fue valorado por el líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi, como «buena noticia». La atribuyó al trabajo del independentismo de izquierdas y recordó que «ya dijimos al inicio del curso que íbamos a retomar la iniciativa».

El ministro español del Interior, Juan Ignacio Zoido, consideró por su parte que hay que esperar a ver «si lo que dice GARA coincide con lo que realmente se está haciendo».

CAPÍTULO 21.

ETA se desliza hacia la iniciativa popular

Distintas fuentes confirman que, hacia marzo de 2016, ETA había lanzado una consulta a destacados miembros de la organización, esa especie de dirección ampliada aprobada en el debate concluido en 2013 y que estaba prevista para encarar grandes decisiones estratégicas. Junto con las consideraciones sobre la situación del proceso, el Comité Ejecutivo les trasladaba dos preguntas bajo los epígrafes “Baga” y “Biga”. La primera correspondía al desarme, mientras la segunda pretendía recabar la opinión de los consultados sobre el futuro de la organización tras haber cerrado el ciclo de la lucha armada.

En esta segunda pregunta y en las respuestas recibidas tiene su origen el debate que está efectuando ETA en los últimos meses, según confirmó mediante una nota la propia organización el pasado 18 de setiembre de 2017: «ETA quiere hacer saber que el debate de la organización anunciado hace algunos meses está ya en marcha, el método para ello ya se está desarrollando. El conjunto de la organización realizará una lectura del pasado para analizar su historia y el trayecto realizado desde el cambio de estrategia. Con esa base, mirará hacia delante para tomar decisiones sobre la función y el ciclo de ETA».

La primera cuestión, la del desarme, era más acuciante, y su desarrollo estaba siendo ya determinado por los pasos que se estaban dando y las posibilidades que se estaban abriendo. En todo caso, las respuestas recibidas no hicieron sino confirmar las ideas que condujeron al desarme total. En aquellas comunicaciones para la dirección ampliada, el Comité Ejecutivo informaba de dichas posibilidades para abordar de una forma definitiva la cuestión. Se aludía a las relaciones con el Gobierno francés, también a los contactos internacionales, y se apuntaba ya a la opción de la sociedad civil, más allá de lo que se conocía públicamente, en referencia al Foro Social. Al parecer, había ya contacto con un grupo de personas que estaban dispuestas a comprometerse de forma práctica con el desarme. La relación de ETA con esos representantes de la sociedad civil se estableció a comienzos de 2016, aunque todavía pasarían algunos meses para que ello se oficializara mediante un cruce epistolar. El campo estaba abonado tras las dinámicas registradas al norte del Bidasoa.

A la hora de realizar la consulta, el Comité Ejecutivo de ETA había formulado una especie de disyuntiva sobre cómo entender el tema de las armas: O dentro de la clásica lógica de relación o intentos de relación con los gobiernos, en la búsqueda de abordar conjuntamente la agenda de soluciones (la idea de unir armas y presos había estado muy presente en los últimos años), o dirigido a fortalecer el movimiento y proceso independentista, en el sentido marcado en el debate de “Abian”.

La balanza se decantó claramente por la segunda visión, con lo que la estructura operativa ya tenía el suficiente colchón para abordar sin riesgos internos el difícil camino de un desarme total en unas condiciones muy poco ortodoxas desde el punto de vista de los estándares internacionales.

Aun así, en los meses siguientes, a la espera de acontecimientos y novedades, ETA siguió jugando a las dos cartas. Por un lado, la sociedad civil estaba trabajando su proyecto, aún sin definir totalmente y solo como un hecho concreto que ayudara a mover la cuestión del desarme. Y por otro, ETA mantenía abierta la posibilidad, como indicaba en su nota interna, de un preacuerdo para los preliminares del desarme. Se estaba llegando a la mencionada encrucijada definitiva, donde habría que elegir y recorrer un camino antes de caer en otro parón.

Las cuestiones a resolver no eran sencillas. La Fundación Berghof les había dicho claramente: háganlo ustedes, sin esperar que la mediación mueva a los estados. El Centro Henry Dunant de Ginebra (HDC) mantenía su idea de la gestión diplomática, lograr una influencia suficiente como para contrarrestar la presión que ejercían los halcones españoles. El debate tenía un eje central: garantizar un desarme completo, hasta el final, pues ya no pesaba el factor negociador o de acuerdo con los estados. Prevalecía la idea de que debía ser una contribución para el movimiento político y social independentista.

(…)

Con esa visión de primar la novedosa vía que se estaba abriendo mediante la sociedad civil, el intento de alcanzar algún tipo de acuerdo con el Estado francés se volvió más descarado. Cuando a ETA le propusieron escribir una carta a Hollande en el verano de 2016, no dudó en hacer un planteamiento muy abierto, al que prácticamente fuera imposible decir no. Por eso, quizá, la carta se dio finalmente por no recibida. «La voluntad de ETA de dar continuidad al proceso abierto en 2011, con la decisión del abandono definitivo de la lucha armada, tiene una principal motivación: favorecer que la ciudadanía vasca pueda acometer los debates pendientes para su futuro en las mejores condiciones posibles, superando las heridas abiertas en el pasado. ETA entiende que debe abordarse el conjunto de consecuencias del conflicto y que a su solución tienen que contribuir todos aquellos actores con responsabilidad o potestad para ello. Es en ese contexto en el que ETA busca poder dar un nuevo salto y proceder a la destrucción de sus armas y el desmantelamiento de sus arsenales de una forma segura, verificada, total y rápida».

El mensaje insistía en una vía rápida para el desarme: «ETA se dirige al Presidente de la República para saber si es posible abordar el reto del desarme en unas condiciones óptimas para todos. Por nuestra parte, consideramos importante que los militantes de nuestra organización y otras personas comprometidas con esta labor puedan actuar con un mínimo de seguridad, así como que la destrucción de armas resulte incontestable y que no deje lugar a la menor duda».

Si esa hubiese sido la única opción, el proceso se vería preso de un nuevo colapso, pero la lección estaba ya aprendida. Paralelamente a las gestiones de ETA con el Estado francés, los futuros artesanos de la paz iban diseñando desde hacía algunos meses este nuevo reto, para lo que fueron tejiendo igualmente una serie de complicidades, tanto a nivel técnico (la capacidad logística necesaria sería tremenda) como para el político. El caudal militante de Ipar Euskal Herria y el apoyo político-institucional se iban a dar la mano.


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