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Inteligencia artificial, vigilancia y manipulación electoral

Silvia Ribeiro :: 03.03.18

No sólo es preocupante por la intención de manipular elecciones, sino también porque pone sobre la mesa el uso y manipulación que se puede hacer con nuestros datos, que por razones personales, de trabajo, de acceso a servicios públicos, médicos, educativos y de entretenimiento, la mayoría entregamos a diferentes instituciones y empresas. Situación que se combina con la cada vez más extendida red de cámaras de vigilancia públicas y privadas, información geográfica satelital, ampliación de redes de Internet y nuevas formas de minería de datos y extrapolación de éstos con programas de inteligencia artificial.

Inteligencia artificial, vigilancia y manipulación electoral
Silvia Ribeiro
La Jornada

La empresa de manejo de datos Cambridge Analytica, que se autodenomina cerebro de la campaña de Trump ofrece desde 2016 sus servicios en México, una de sus (¿ex?) empleadas expresó en redes sociales que serían el cerebro detrás de las próximas elecciones presidenciales en el país. (El Financiero Bloomberg 25/1/18 tinyurl.com/y9jl82gc)

El caso no sólo es preocupante por la intención de manipular elecciones, sino también porque pone sobre la mesa el uso y manipulación que se puede hacer con nuestros datos, que por razones personales, de trabajo, de acceso a servicios públicos, médicos, educativos y de entretenimiento, la mayoría entregamos a diferentes instituciones y empresas. Situación que se combina con la cada vez más extendida red de cámaras de vigilancia públicas y privadas, información geográfica satelital, ampliación de redes de Internet y nuevas formas de minería de datos y extrapolación de éstos con programas de inteligencia artificial.

Los casos más conocidos de Cambridge Analytica son la elección de Trump a la presidencia y su intervención para lograr el voto en favor del Brexit. En una entrevista con la revista Vice en 2017, la empresa asegura haber participado en 32 elecciones en el mundo y sólo haber perdido una (https://tinyurl.com/y8uxr7fw).

Cambridge Analytica (CA) es una empresa de reciente formación en Estados Unidos (EU), pero compró SCL en Reino Unido, empresa que desde 1993 realiza investigación conductual y comunicación estratégica, incluyendo operaciones sicológicas militares y electorales. El principal accionista es Robert Mercer, un experto informático y multimillonario estadunidense de extrema derecha. Fue programador en un laboratorio de la fuerza área de EU, pasó por IBM y se hizo millonario con un fondo de inversión de alto riesgo que usa algoritmos en mercados financieros. Es también principal inversionista de Breitbart News, agencia dedicada a la creación de noticias falsas, que promueve entre otras cosas, el racismo, la libertad de uso de armas, la negación del cambio climático y el apoyo a Trump. Steve Bannon (ahora retirado de la administración Trump) es cofundador de Breitbart News y fue vicepresidente de Cambridge Analytica.

Sabemos que en 2017 Trump no ganó las elecciones por mayoría de votos directos (tuvo casi 3 millones de votos menos que Hillary Clinton), sino por el sistema electoral de Estados Unidos, que es de votación indirecta por medio de un Colegio Electoral donde se vota por cupos por estado. Cambridge Analytica se acercó a Trump para ofrecerle sus servicios, con una estrategia que parecía sencilla: en lugar de convencer a la mayoría de la población, debía dedicarse a convencer con los argumentos adecuados a una pequeña parte del electorado que podía darle la mayoría en estados tradicionalmente demócratas, que serían pivot en el sistema de votación colegiada (Wisconsin, Michigan y Pensilvania).

Trump se enfocó en esos estados, con publicidad abierta y subliminal a personas específicas usando redes sociales, mensajes y llamadas telefónicas con alto contenido emocional, con promesas –aunque no tuviera intención de cumplirlas– que apelaban directa y selectivamente a los temas de insatisfacción, en particular del electorado demócrata o indeciso.

El método de la empresa es acceder o adquirir bases de datos personales de instituciones, empresas, bancos, tiendas, redes sociales y luego analizarlos aplicando un método para crear perfiles sicográficos. El análisis de comentarios y relaciones en redes sociales, de los me gusta, a qué y quiénes, arrojan mapas de posibles preferencias relacionales, comerciales, temáticas y políticas.

Al cruzar esto con datos geográficos, resulta en posibles insatisfacciones, deseos y preferencias por región, además de permitir mercadeos dirigidos directamente a personas. Facebook por ejemplo, ya vende anuncios diseñados para llegar solamente a perfiles y regiones seleccionadas. El documental de la agencia alemana DW Juego sucio, cómo ganó Trump las elecciones da cuenta de algunas de estas manipulaciones, y sostiene, además, que parte de los anuncios en diferentes medios y redes eran subliminales, o sea que el receptor ni siquiera es consciente de haberlos visto, pero su cerebro graba el mensaje (https://tinyurl.com/y8vsl4z9)

Según el reportaje citado de El Financiero, una empleada de la empresa –que CA niega sea su jefa de operaciones– ha estado reclutando personal para trabajar en la compañía de Internet Mowisat (cuya dirección física es la misma que Cambridge Analytica en México) que ofrece instalar Internet satelital de amplio alcance en áreas rurales no conectadas y también tiempo aire libre con la aplicación Pig.gi, a cambio de permitir anuncios directos a su celular (tinyurl.com/y9jl82gc)

Es claro que para que el sistema de CA funcione, las personas objetivo tienen que tener acceso a Internet, redes sociales, etcétera, lo cual se promueve hasta gratuitamente por parte de las compañías telefónicas, que probablemente compensan el gasto con la venta de datos y este tipo de anuncios a ese clase de empresas.

El tema tiene muchas aristas y la manipulación en tiempos electorales es sólo una de ellas. Exhibe, además, el entramado de control y vigilancia a que estamos expuestos debido a las nuevas tecnologías de información y comunicación, que puede ser usado tanto por parte de empresas como de intereses políticos y militares. No quiere decir que tales métodos realmente tengan el resultado que esperan, no somos robots y la inteligencia artificial todavía depende de la interpretación que hacen humanos. Pero urge avanzar la discusión colectiva sobre las implicaciones de éstas y otras nuevas tecnologías. (https://tinyurl.com/ycaeag5k)

* Investigadora del Grupo ETC


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