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Ex guerrilleros de las Farc crean una ecoaldea, pero la subordinan al partido.

Agencias :: 10.03.18

Muy buena la política de dejar las armas y asumir el azadón para cultivar, vale la pena acompañar la experiencia, pero muy limitante y crónica de una muerte anunciada el subordinarse a un partido, otra experiencia que también valdrá la pena acompañar, pues matando la autonomía se cierran las puertas al despliegue de la potencia de sujetos comunes que pasan a ser solamente una tropa civil.

Ex guerrilleros de las FARC crean una “aldea socialista”

Autor: Héctor Estepa desde Agua Bonita, Colombia
SAB 10 MAR 2018 | 12:47 AM
LA “ALDEA SOCIALISTA” SE UBICA EN CAQUETÁ, EN EL SUR DE COLOMBIA.

En el Caquetá colombiano un grupo de unos 200 ex guerrilleros crearon un lugar que cuenta con su propia biblioteca, campos donde cultivan piña, plátano y frijol, además de un taller de marroquinería y hasta una escuela.
El camino serpentea entre ríos y colinas. Alguna motocicleta pasa de vez en cuando, levantando una densa polvareda. El calor del Caquetá colombiano, una de las zonas más afectadas por el conflicto armado de Colombia, no da tregua. Tras una pequeña colina, de pronto aparecen 60 casas perfectamente alineadas: es Agua Bonita, el lugar donde más de 200 ex guerrilleros de las FARC están llevando a cabo un “proyecto socialista”.

“Este espacio debe ser como una ‘micropartícula’ de lo que tiene que ser la Nueva Colombia”, explica a La Tercera Federico Montes, miembro del equipo directivo de la zona, uno de los 26 veredales donde los ex combatientes dejaron las armas y prepararon su transición a la vida civil.

Lo que hace apenas un año no era nada, hoy es un pequeño pueblo que cuenta, entre otros espacios, con una piscifactoría donde se crían 32.000 peces, un restaurante, un par de tiendas misceláneas -donde van a comprar los habitantes de los pueblos cercanos-, una panadería, una escuela donde los ex guerrilleros reciben todo tipo de capacitaciones, un puesto de salud, una talabartería, un taller de cuero y una ebanistería.

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A las afueras se encuentran terrenos de sembradío. Allí se produce piña -esperan producir unos 20.000 frutos durante la primera cosecha- además de plátano, yuca y otros vegetales.

“Estamos replanteando modelos como los monocultivos y la ganadería extensiva, que nos permiten generar oportunidades para amplios sectores de la sociedad. La nuestra es una contrapropuesta donde, a través de los policultivos y diferentes formas de producción, creemos que podemos generar una rentabilidad que solucione las necesidades”, comenta Montes, inmerso en la campaña política del partido político fundado por los ex guerrilleros, que se medirán por primera vez a sus rivales democráticamente en las elecciones legislativas de mañana.

Las actividades de lo que la prensa colombiana bautizó como “el primer pueblo socialista del país” se organizan legalmente en torno a una cooperativa agrícola. Los fondos iniciales necesarios para la creación de los proyectos productivos salieron de los dos millones de pesos colombianos (unos 424.000 pesos chilenos) que los guerrilleros recibieron cuando decidieron dejar las armas. Cada ex combatiente donó la mitad a la causa.

“Aquí trabajamos todos para todos. No hay una bonificación única para ninguno de los obreros o las personas que se dedican a los cultivos, sino que laboran por conciencia. Cada uno sabe que el resultado de su esfuerzo se está colectivizando y que eso va a generar auto sostenibilidad en el futuro”, apunta la ex guerrillera Becsy Ruiz.

“Aquí no estamos pensando en capitalizar dinero, sino en cubrir nuestras necesidades. El excedente que tengamos lo reinvertiremos para ir avanzando en productividad”, añade.

Las actividades semanales a cumplir por cada miembro de la comunidad son decididas en una asamblea que se reúne los lunes. Allí se resuelven también los problemas entre sus habitantes.

La ‘joya’ del lugar es la Biblioteca Popular Alfonso Cano, llamada así en honor a uno de los líderes históricos de la guerrilla. En sus escasos seis metros cuadrados pueden encontrarse todo tipo de libros, desde publicaciones sobre historia guerrillera a enciclopedias, novelas, cuentos infantiles o libros de textos escolares y universitarios, donados por grupos ciudadanos.

A Agua Bonita han llegado ex combatientes de otras de las 26 zonas donde colgaron los fusiles. En algunas de ellas han partido más del 40% de los ex guerrilleros. “Otros lugares se han dedicado a esperar lo que papito gobierno les ha llevado y la productividad está parada, porque la idea de Bogotá ha sido siempre dilatar este proceso. Nosotros no podemos esperar. Tenemos que fortalecer la unidad a través del trabajo comunitario y con una mentalidad muy colectiva. Le vamos a demostrar al país que podemos llegar muy lejos sin que ellos den un solo peso”, reivindica Ruiz.

Algunos de los ex combatientes que se han marchado de las zonas de desmovilización han pasado a integrar las filas de las disidencias de las FARC, que podrían contar con más de 300 efectivos: “Respetamos su posición pero no es lo mejor para el bienestar del país. No podemos volver a generar violencia aunque el gobierno no cumpla lo pactado, porque estaríamos incumpliendo nuestra palabra. La guerra es lo más deshumanizado y no queremos volver a ella. Hay que sembrar paz”, apunta la ex combatiente.

Cae la tarde y un vallenato comienza a escucharse por toda la comunidad. Los Rebeldes del Sur, una banda de música guerrillera, han comenzado su ensayo. Un policía nacional, parte del contingente destinado para proteger la zona, toma el micrófono y comienza a cantar. Una imagen impensable en Colombia hace tan sólo unos meses.


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