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Calles de Cataluña cortada, desde los barrios salen los Comités de Defensa. Como funcionan

Agencias  :: 27.03.18

El Confidencial entrega síntesis de lo que está circulando la prensa y otro medio muestra un diagnóstico del protagonismo desde los barrios de las CDR que no responden a partidos políticos y son capaces de convulsionar el país.

Balance de los medios:

El Mundo dice que “los Mossos advierten a Torrent del “giro” violento del procés”. Hace bien en poner giro entre comillas, porque violento ha sido siempre, que se lo pregunten a los disidentes. Lo que pasaba es que no tenían a nadie enfrente, y claro, no ibas a pegar a tu compi de pancarta. Así cualquiera. Francisco Rosell señala en su editorial al principal instigador de la violencia de estos últimos días: Roger Torrent. “El papel de Torrent durante los últimos días está a la altura de la irresponsabilidad, el nulo respeto a la legalidad y el uso partidista de las instituciones que ha llevado al independentismo a hablar en nombre de toda Cataluña (…) El presidente del Parlament ha vulnerado la función de neutralidad a la que está obligado por su cargo, respaldando de forma explícita la estrategia del secesionismo e incluso alentando las movilizaciones”. ¿Y qué esperaban? Raúl del Pozo le define como “un hooligan con corbata”, una especie que abunda en Cataluña.

El País dice que “el secesionismo se obstina en la defensa de Puigdemont”. Tampoco es para Pulitzer el titular. Segundo día sin editorial, Cebrián debe estar de vacaciones. De guardia está Javier Ayuso, que dice que “la justicia alemana tiene en sus manos la posibilidad de que se cree el partido que acabará con el procés: Junts per Estremera, con la ayuda inestimable de los antisistema de la CUP”. “El independentismo catalán, la extrema izquierda española y la legión de equidistantes que actúan en los medios de comunicación”, ejem, no quiero mirar a nadie, “y las redes sociales definen a los 13 rebeldes como presos políticos y a cuatro de ellos exiliados. Nada más lejos de la realidad (…) Las andanzas de los líderes separatistas han llevado a Cataluña a un callejón sin salida y a los catalanes a una fragmentación y un nivel de enfrentamiento que tardará años en resolverse”. O no se resolverá, seamos realista. Pide Ayuso a Rajoy, Rivera y Sánchez que consensúe “un proyecto político que haga posible la vida común de Cataluña y el resto de España”. ¿Y por qué no la solución Tabarnia? ¿Quién quiere una vida en común con esa gentuza que quema las calles, amenaza a los jueces y aterroriza a los que no piensan como ellos? ¡Fuera Tractoria de nuestro país!

ABC dice que “Puigdemont esperará su traslado a España en la cárcel alemana”. A ver, no le queda otra. Dice Bieito Rubido que “la respuesta del separatismo catalán a la detención” está siendo la de siempre, violencia, insumisión, ahora incluso con “amenazas explícitas directas a Llarena y su familia”. ¿Saben esto en Europa? Y luego está Torrent proponiendo gansadas un día sí y otro también. “La convocatoria de un pleno del parlament para debatir mañana sobre el derecho” de Puchi “a ser investido presidente es poco más que un estertor agónico de la estrategia separatista”. Cuidado con el estertor. Hemann Tertsch ve en la idolatría al etarra Otegi la explicación a la creciente violencia. “El frente transversal del odio sabe que el golpe es ahora o nunca”. “La derrota total del golpismo catalán es la única forma de evitar un conflicto violento en España”, porque “si no consiguen matar a España ahora, el cambio de conciencia no sólo impedirá su triunfo sino que supondrá su derrota histórica definitiva”. Que lo vean los ojos de tus nietos, Hermann, porque para mi que los tuyos no lo verán. Ignacio Camacho opina lo mismo. Ni presupuestos ni leches. “La prioridad política de España no está ahora en los presupuestos sino en un compromiso común de victoria sobre un independentismo desarbolado de liderazgo y de proyecto. Es el único objetivo nacional que goza de un incontestable consenso. Y el momento es ahora o quizá nunca: no habrá otra circunstancia más favorable en mucho tiempo”. ¡A por ellos!

La Razón dice que “Puigdemont seguirá en prisión por riesgo de fuga”. ¿Riesgo de fuga? ¿Puigdemont? Pero qué desconfiados son los alemanes, caramba. “Llarena lleva escolta desde que encarceló a la cúpula del procés”. Llarena con escolta, los CDR cortando carreteras a su antojo, los narcos a su bola en Cádiz ¿Pero a qué narices se dedica Zoido? ¿A ir de procesión por Sevilla? Marhuenda lo explica magistralmente en su editorial de hoy. “Pese al lavado de cara pacifista del separatismo catalán de las últimas etapas de procés, éste nunca se ha caracterizado por su tolerancia hacia quienes defienden la Constitución en Cataluña y, desde hace años, los sectores más radicales han venido ejerciendo una violencia de baja intensidad sobre los discrepantes”. Ahora, simplemente, “se ha exacerbado la rabia de los grupos más extremistas del separatismo y está mostrando su auténtico rostro totalitario”. Por mucha corbata que lleven, como dice Raúl del Pozo. Lo del pacifismo es un cuento de cara al mundo exterior. Lo del juez y su mujer, “al que han puesto literalmente en una diana”, -cuenta Fernando Rayón que una pacifista difundió el lugar de residencia de la mujer de Llarena con el mensaje ‘han de saber que no podrán ir por la calle a partir de ahora’- es de “una gravedad inocultable, que nos retrotraen a los peores años del terrorismo etarra”, “animados, todo hay que decirlo”, por el presidente del parlamento catalán. “Es preciso identificar, detener y procesar, en su caso, a quienes están detrás del acoso a la judicatura, como de las acciones de violencia callejera. El separatismo catalán nunca fue el movimiento de las sonrisas que pretendían vender al mundo, y a menudo que su frustración crezca, aumentará el riesgo de violencia”. Y digo yo, ¿a qué está esperando el Ministerio de Exteriores para mostrarle la realidad al mundo? Marhu, tu que tienes enchufe con las altas esferas, prepárales un dossier con los mejores momentos del procés, rompiendo sentencias judiciales, clausurando un parlamento, declarando la independencia, amenazas a los partidos, a los jueces, a los ciudadanos, a la policía. Ya que se han empeñado en internacionalizar el conflicto, echemos una mano, que sepan el peligro que supone tener a dos millones de perturbados en el sur de Europa.

La Vanguardia oculta la violencia desatada. “Puigdemont seguirá en prisión hasta que se resuelva la entrega”. Sergi Pámies, otro de los supremacisas de los muchos que escriben en este periódico, dice que el auto de Llarena explica “por qué dos millones de catalanes no quieren ser españoles”. Lo que explica, Pàmies, es por qué 44 millones de españoles queremos ver a esos tipejos entre rejas.
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Las Comités de Defensa de la República, la resistencia que impulsa la independencia de Cataluña
27 Marzo 2018
@mohorte
magnet.xataka.com

Durante las frenéticas semanas que precedieron al referéndum del 1 de octubre hubo un nombre que ganó una preeminencia hasta entonces inédita en Cataluña: los Comités de Defensa del Referéndum (CDR). Asociaciones de carácter asambleario y horizontal con tenues conexiones con los principales partidos políticos independentistas que, de forma fulgurante, se arrogaron la “defensa” 1-O. Fue exitosa: ocuparon colegios y escenificaron una oposición popular y pacífica a la Policía Nacional.

Desde entonces las siglas se ganaron un lugar en el inestable, extraño ecosistema político de Cataluña desde los acontecimientos del 6 y 7 de septiembre. Los CDR mutaron y pasaron a rebautizarse como Comités de Defensa de la República a las pocas semanas de consumarse tanto el referéndum como la dubitativa primera DUI de Carles Puigdemont. Poco a poco se han configurado como la voz anónima, multitudinaria y callejera del procés. ¿Cómo lo han logrado?

El origen de los CDR
En gran medida es incierto, pero es trazable durante todo el mes de septiembre de 2017. Es entonces cuando el enfrentamiento entre el gobierno catalán y las autoridades españoles se agudiza, y cuando el referéndum por la independencia se convierte en un campo de batalla simbólico. Los CDR, al parecer, surgen del magma de diversas asociaciones y partidos asamblearistas, como la CUP, para organizarse a nivel municipal. A cada barrio, un CDR, formado por activistas y vecinos.

La presencia de grupos como Arran, las juventudes de Esquerra Republicana de Catalunya o Endavant existe, pero no es central a la formación de los grupos. Organizados de forma autónoma, tienen un carácter vecinal y espontáneo, y sirven en un primer momento para ocupar colegios, cortar carreteras y vías de tren en las jornadas posteriores al referéndum y, finalmente, organizarse dos semanas después en diversas reuniones nacionales primero en Sabadell y luego en Igualada.

Su propósito y las influencias
Municipalismo, asamblearismo, portavocías y liderazgos rotativos, horizontalidad, activismo callejero y clara vocación práctica. Los CDR beben históricamente de diversos grupos activistas y antisistema que, desde su propio nombre, se remontan a los Comités de Defensa Revolucionarios de la Cuba castrista o de la España anarquista en los convulsos años de la Guerra Civil. Proyectos en los que el ciudadano se involucra directamente por la defensa de una causa que considera justa.

Cdr Huelga
Un contenedor ardiendo durante los disturbios callejeros del pasado domingo. (Manu Fernández/AP)
El referente más inmediato es el 15-M, aunque llevado a su extremo práctico. En las asambleas, como se ha contado en diversos reportajes, hay numerosos elementos de la tupida red antisistema catalana, pero también ciudadanos sin experiencia activista consternados por la situación en Cataluña y deseosos de consumar una independencia teóricamente ya declarada. De ahí que, ante un enventual impás político, decidan tomar la iniciativa desde las calles.

Las acciones de los últimos meses
Los CDR ganaron fama por ocupar diversos colegios electorales el 1 de octubre, pero la gigantesca movilización del independentismo matizó su protagonismo. En la huelga general del 3 de octubre su presencia fue más acuciada: fueron ellos quienes organizaron diversos piquetes tanto en las grandes ciudades como en vías de infraestructuras básicas como las autovías, las autopistas y las estaciones del AVE. Las acciones, muy icónicas, se han repetido durante los últimos meses a cada gran protesta.

La última fue la de antes de ayer, tras la detención de Puigdemont en Alemania. Los CDR llamaron a diversos actos de protesta, entre ellos el corte de la AP-7 y de la A-2 (barricadas incluidas). Su convocatoria en todas las Delegaciones del Gobierno de Cataluña tuvo cierto eco mediático y se saldó con alguna pintada que otra. Ante una élite independentista descabezada por el proceso judicial y paralizada en una investidura congelada, los CDR han tomado la iniciativa en las calles.

Sus conexiones políticas
Por naturaleza y filiación ideológica, el único partido lateralmente relacionado con los CDR es la CUP. Ambos surgen del mismo magma: municipalismo, independencia desde abajo y asamblearismo. Esto no significa que la CUP controle a los CDR. Cada uno aplica sus tiempos y sus ritmos, y la naturaleza horizontal y totalmente atomizada tanto de la formación política como de los comités hace imposible que exista un control centralizado de una hacia la otra.

Cortando Autovias
Un CDR cortando una autopista en la huelga del pasado 8 de noviembre. (Manu Fernández/AP)
En los CDR se cruzan, eso sí, numerosos caminos del independentismo. También de las asociaciones que, hasta la celebración del referéndum, habían tomado el pulso a la calle de Cataluña durante los últimos años: la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural. Ambas ha perdido voz desde que sus dos líderes entraran en prisión y la Generalitat quedara intervenida. El vacío lo han ocupado los CDR, sólo que desde una perspectiva más activa, más radical y mucho menos institucional. El Govern no los controla.

La mirada del juez Llarena
El proceso no ha escapado a la mirada del juez Llarena. Diversos informes entregados por la Guardia Civil y la Policía Judicial al Supremo han encontrado ciertos vínculos entre la dirección política del procés y los CDR. El principal documento es el “Enfocats”, teórica hoja de ruta y jerárquica para la independencia. Por allí aparece una supuesta “cúpula” independentista en la que se cita a dos líderes de la CUP, Anna Gabriel y Mireia Boya, y que servirían de enlace para los CDR.

Según los documentos incautados por las autoridades, los CDR funcionarían como brazo callejero del proceso independentista: así, impartirían “talleres” de resistencia y tendrían como objetivo mantener viva la llama de la “desobediencia pacífica” a través de una red “supranacional” de asambleas municipales adheridas. El Supremo quiere saber hasta qué punto el Govern tuvo contacto o control de los CDR, y si formaron parte del “comité estratégico” por la independencia.

Es incierto a qué conclusión puede llegar Llarena. No lo es tanto que, a día de hoy, los CDR son el elemento más impredecible, más apegado a la calle y con menos lazos institucionales del procés independentista.


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