Analistas y medios se esfuerzan en mostrar que en cada país los asuntos sociales se mueven al ritmo de los partidos, las elecciones, la superestructura y lo militar, escondiendo a los actores del protagonismo social autónomo. A nosotros nos interesa acompañar lo que sucede allá arriba en los círculos del poder, pero muchos compañeros creen que allí está la batalla y dejan de lado el desarrollo y el despliegue de la potencia social para priorizar la lucha por los cargos de dirección de la máquina de moler carne.