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Chile: Las pugnas internas y externas de la Confederación de Estudiantes de Chile

Jaime Yovanovic (Profesor J) :: 19.04.18

Pugnas políticas que no tienen eco en la población, lucha de vanguardias entre quienes aspiran a ser dirigentes

Las pugnas de la Confech

A medida que avanza en Chile la abstención electoral, se modifican las posturas políticas de los estudiantes, que del predominio de la UP, comunistas y socialistas, pasaron a perder los principales cargos dejando el camino para dos corrientes, los frentreamplistas y los rebeldes, o sea, una secuencia de degradación de izquierdistas y ex izquierdistas a más izquierdistas hasta extrema izquierda.

En los barrios, que es donde las papas queman, o en los cerros de Valparaíso, la gente se distancia más y más de esas batallas, que finalmente van quedando extrañamente en manos de profesionales o aprendices de tales, la izquierda y la derecha han ido perdiendo el sentido, allá arriba es nido de ratas y antro de corrupción, mientras más lejos nos vamos, mejor estamos. Y mira tú que hasta la plana mayor de carabineros, los que cuidan las propiedad y la integridad de los otros, cayeron en la trampa del mareo de las alturas, espacio que no es para nosotros, que nos separan y discriminan, de allí que el sentimiento creciente es de tirar la esponja, a menos que venga gente limpia, y los candidatos más jóvenes se esmeran es mostrar la cara brillante para ver si reinventan la esperanza.

Por primera vez en muchos años, levanta cabeza la derecha estudiantil y se organizan para hacer oposición a las tres izquierdas de la cúpula de la Confech, digamos cuatro, pues a ellos en las marchas se suman los anarquistas, que son aún más de izquierda. Los rebeldes tienen y contienen un montón de grupos, al igual que los frentemplistas y todos ellos distribuyen sus programas entre los estudiantes universitarios diciendo a las claras que son los profesionales los que van a dirigir la administración pública, ninguno de ellos reconoce como sus dirigentes o referentes a sujetos sociales, imposible, si aquí estamos los que debemos dirigir las empresas y el estado, allá afuera están solamente los dirigidos.

Suena feo, pero esa es la cruda realidad y por eso nos cortan de algunos grupos de mechones, porque nosotros en la universidad libre de la tierra y del común no tenemos pelos en la lengua. No tenemos nada contra los partidos y corrientes ideológicas, pero trabajamos distantes de ellos, pues creemos que la sociedad, el futuro y la administración pública no pueden estar a cargo de quienes hacen de su vida la lucha por los cargos de poder, los buenos y los malos, los amigos y los enemigos, o sea, los que para ganar tiene que dividir y cuestionar a los demás y así nos llevan a escoger entre unos y otros. Contando las agrupaciones de derecha, extremos, centristas, izquierdistas -que se cuentan por decenas-, más izquierdistas -otras decenas-, extremadamente izquierdistas -otros más-, estamos en medio de una permanente pugna y competencia que se disputa con oradores, panfletos y carteles.

Los estudiantes hemos venido a estudiar, a conocer y manejar una profesión o vocación, con la que podemos contribuir como ciudadanos y como seres humanos, pero nos estimulan a ocupar y ganar cargos, o sea, que seamos jefes, escalar socialmente antes de comenzar, nos ofrecen un cargo en el partido tal o cual y una pega para cuando salgamos en una ONG, empresa y demás.

Nos dicen que el cambio social vendrá cuando ellos ocupen los cargos altos del poder -o nosotros- y nos compran antes de vendernos, a condición de mantener a la población por fuera de esos afanes, o al menos ir a un trabajo voluntario, pobrecitos ellos.

La Confech se ha transformado en una burocracia y un instrumento para esas finalidades de disputa de los sillones del parlamento y los miles de cargos administrativos que ofrece la política, en tanto nosotros proponemos y creemos que el cambio no viene porque gobierne la izquierda o la derecha, sino que el cambio no puede radicar en quienes promueven la lucha por los altos cargos, pues ahí llegan los pillastres y oportunistas, en cambio la gente sigue en lo suyo y arranca de esos debates y pugnas políticas para concentrarse en lo suyo, su casa, su familia, su barrio, sus ingreso, sus vecinos, sus hijos, su huerta, su artesanía, en fin, y los apoyamos en aprender todos juntos a resolver primero los problemas de casa y limpiarla antes de salir a limpiar la calle y recuperar el espíritu de familia de barrio que había antes.

Luchamos por el cambio desde los corazones y la circulación del newen, por las formas de vida comunitaria y compartida , por la vuelta a reencontrarnos con la madre tierra, con la autogestión, la soberanía popular desde abajo y el protagonismo social. Y eso estudiamos, todas las carreras tienen su rol en la práctica y la investigación.

Apoyamos y participamos en todas las luchas estudiantiles, pero nos hacemos un lado cuando nos piden apoyar a este o al otro. ¿Qué alguien tiene que dirigir? Que lo sigan haciendo ellos, están muriendo de a poco, la gente ya no los sigue y quieren que nosotros les hagamos el trabajo de atraer incautos. No. Preferimos ponernos al lado de los dirigidos y descubrir con ellos modos de vivir un mundo mejor. La inteligencia, capacidad y potencia de la gente es tan grande que basta salirse del tinglado para desplegar la riqueza del ser humano y no más el egoísmo individualista de la competencia, del halago y de la rifa de puestos de mando.

unlibre@gmail.com


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