Desde mucho tiempo se nos ha hecho creer que el problema es el estado de Israel contra los palestinos y hemos dejado de lado el papel siniestro de las organizaciones que buscan instalar las estructuras del poder público en esa región.
Hasta cuando la opresión del pueblo palestino
Desde mucho tiempo se nos ha hecho creer que el problema es el estado de Israel contra los palestinos y hemos dejado de lado el papel siniestro de las organizaciones que buscan instalar las estructuras del poder público en esa región.
No podemos mirar el estado de Israel como todos los ciudadanos de ese país, dado que todo estado se erige como instrumento de dominación haciendo abstracción de quien domina a quien, como que un estado dirigido por la izquierda fuese mejor que un estado dirigido por la derecha, formas analíticas que operan la apariencia dejando de lado el fondo.
Que habían israelitas es claro que los habían y lo sabe todo el mundo, como habían palestinos, lo que también sabe todo el mundo, como aqué hanían mapuche y aymaras y shuars y etc, eso también lo sabe todo el mundo. Que la historia contada por el poder nos diga que había que armar el aparato del estado, es una falacia que no podemos aceptar, como hoy día en nuestro continente ponemos en duda la validez del aparato que nos legaron los oligarcas que condujeron la independencia como nueva manera de asegurar el dominio y el despojo sobre las perimeras naciones, originarias y otras indígenas, como el pueblo garífuna en Honduras, que no son originarios, pero son indígenas.
Israelitas y palestinos, o judíos y musulmanes y laicos, en fin, habían vivido allí durante siglos las diferentes naciones, tribus y comunidades, como los persas, kurdos, etc.
El congreso sionista, una forma fundamentalista de entender y aplicar el judaísmo como re-ligare ideológico de las tribus e identidades existentes de bastante tiempo atrás y que eran diversas pero los mosaicos seguidores de los adoradores de Jehová, aplastaron todas las diferencias entre los fugados de Egipto, disfrazándolo de monoteísmo, ese congreso en Inglaterra decidió armar un aparato estatal, sabiéndose que el territorio de Palestina y adyacencias estaba ocupado por el colonialismo inglés que cobijaba dicho congreso de donde fueron saliendo nuevos colonizadores que substituirían a las tropas inglesas.
La necesidad de una patria es consustancial al patriarcado y contradictorio con los pueblos libres, de modo que las comunidades, villas, tribus, etc. fueron subordinadas al estado-nación.
Los kurdos vivieron un proceso parecido y fueron influenciados por la izquierda para armar un aparato estatal, lo que luego fue abandonado y desde abajo en diversos lugares compartiendo con otras naciones levantaron formas de autoorganización autónoma de villas, tribus y regiones articulándolas horizontalmente en el confederalismo democrático que ha levantado nuevas esperanzas en la región y en el mundo, no como referente, sino como manera de pasar por alto la necesidad de los poderosos por formar esas instituciones que sometían a las formas de vida milenarias que existían y existen en esta vasta región de oriente medio y adyacencias.
En Palestina nacen partidos políticos que dedican sus esfuerzos a construir el aparato estatal, como Fatah y los diferentes partidos que constituyen la OLP, incluyendo partidos de tradición comunista y socialista similares al PKK kurdo que mudó del marxismo-leninismo al confederalismo democrático.
Contra la OLP, de tendencia mayoritariamente laica y abiertamente pro-occidental con la meta de contar con su aparataje de dominación, se opuso el partido Hamás, de tendencia confesional musulmana chiita, aliado del partido-milicia Hezbollá libanés, financiado y armado por el vaticano chiita de Teherán, capital de Irán, la antigua Persia que ha aplastado las comunidades religiosas Bahai y acabó con el occidentalismo dictatorial del Sha Reza Pahleví
(Sha es sinónimo de emperador o Zar, que quería revitalizar el espíritu del antiguo imperio persa, y que hoy día los chiitas con los ayatolas hacen lo mismo a su manera, como lo hace el sátrapa turco Erdogán, que quiere actualizar el imperio otomano).
Hamás logró conquistar influencia en la franja de Gaza aunque su eterna batalla contra la OLP y Fatah se expresa en tiras y aflojas en torno al estado palestino, que existe de hecho y además ha sido reconocido por muchos países. Y por eso convoca una Intifada tras la otra echando toda la carne en el asador con decenas de muertos que agitan las conciencias y la sensibiulidad de la gente a nivel mundial, lo que resulta funcional a sus objetivos de ganar simpatías para su participación en el estado, siempre, claro, bajo la orientación del vaticano de Teherán.
Hay que ser bastante fundamentalista para ver como los kurdos se han autoorganizado a pocos kilómetros de ellos y han liberado villas y regiones que trabajan de otra manera sin requerir estado propio, lo que resulta mejor que la independencia, aunque si ésta de produce, sigue de igual manera la lucha de liberación de los poderes fácticos que se articulan en modos feudales y caudillescos bajo la férula y la guaripola de la re-ligazón o re-ligión.
Recién comenzará a caminarse hacia la solución del problema dejando de lado la necesidad del estado y de los partidos para organizar y vivir la vida. La escuela democrática no-estatal está a la vuelta de la esquina y sabemos que los partidos lucharán contra ella con mil pretextos, pero es evidente que a nivel planetario hay una tendencia a distanciarse de los partidos y las instituciones, por lo que aún hay paño que cortar y camino que hace donde no hay.
Viva el pueblo palestino, el pueblo kurdo y demás pueblos de la región. Que puedan avanzar hacia la autonomía, la autoorganización y el autogobierno.