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Aníbal Quijano: Vivir contra el poder, contra todo tipo de poder

Roberto Espinoza :: 13.06.18

Dos magníficos textos del autor.
Inmensos cuestionamientos y horizontes alternativos, por lo cual Aníbal con la perspectiva de la “descolonialidad del poder”, aunque partiste físicamente, sin embargo sigues quedándote entre las herejías y rebeldías que emergen una y otra vez a pesar de todo. Entonces, no te habrás ido, seguirás presente, activo y polémico, lo cual te agradecemos profundamente, y nos toca organizarnos y agruparnos, frente a todas las sombras, caras y dobleces que tendrá la crisis de la modernidad-colonialidad. Nos seguiremos encontrando Aníbal.
El segundo artículo aquí incluido lleva por título: “¿Por qué es necesaria una organización política indígena autónoma?”

13-06-2018
Aníbal Quijano: Vivir contra el poder, contra todo tipo de poder

Roberto Espinoza
Rebelión

Aníbal Quijano partió a otra dimensiones, y deja decenas de publicaciones, ideas, teorías, apuestas. Pero deja también el ejemplo y la inspiración, de una vida dedicada a la lucha contra el poder, para su transformación o “mutación” sustancial. No fue una vida dedicada al arribismo, oportunismo, violentismo, para administrar, “asaltar” o co-gobernar ese poder, sino para diluirlo, socializarlo, mutarlo, en la “forma comunidad”. Una vida para la descolonialidad del poder, del saber, ser y sentir. Deja una herencia de ruptura teórica, política, académica, activista, vital, personal, contra todo tipo de poder: el del capital pero también de las burocracias de todo tipo. Imposible reducirlo simplemente al aporte académico o teórico, con la importancia que ello pueda tener. La actitud de insumiso vital, en la teoría y en la práctica, como mencionara Danilo Quijano.
¿Que rastros hay de ese ejemplo y trayectoria personal? Habría que partir desde las luchas populares de los años 50 al 70, pero prefiero dar testimonio de lo que conocí directamente, como homenaje a un querido maestro, líder y sobre todo compañero de tantas jornadas, desvelos y desafíos. Y ya que le molestaría muchísimo cualquier “culto a la personalidad”, haremos el esfuerzo de diluir a Aníbal en la historia de las luchas donde se sumergió desde los 70 en adelante, luchas donde convergió, aprendió, debatió, activó y teorizó.

El gobierno militar de los 70 tenía atrapada a gran parte de la izquierda, confundida e ilusionada con las reformas nacionalistas, los dogmas y fantasías de la “burguesía nacional” e incluso, hasta dispuesta a diluir al movimiento sindical en una central gobiernista y subordinar los demás movimientos barriales, campesinos, magisteriales y populares a ese “nacionalismo”.

El desafío de la autonomía política luchaba por abrirse paso, y el profesor universitario Quijano, opta por confluir con ese proceso, opta por no hacer “carrera” universitaria, sino fundirse en ese proceso. El número 4 de la revista “Sociedad y Política” (SyP) que dirigía, es requisado por la policía, por atreverse a demostrar que no había tal “revolución” sino una variante de capitalismo de estado junto con corporativismo, que pretendía subordinar y castrar al movimiento popular, y era indispensable poner por delante la autonomía política.

Fue deportado en 1974 por hacer crítica teórica consecuente, y a su regreso al país, la acción política no se detuvo y la revista “SyP” no se congeló en los kioskos, sino que pasó a ser discutida y debatida en diversos espacios populares en el pais. Esta energía desatada, dio lugar a que en 1976, en Lima, se funde el Movimiento Revolucionario Socialista (MRS) compuesto por líderes obreros textiles, metalúrgicos, mineros, magisteriales, aymaras, estudiantiles, campesinos, barriales, universitarios y profesores que abrían paso a las teorías críticas en universidades cuestionando un “marxismo-leninismo” dogmático, economicista, sectario, estatalista…. y muy ambicioso de “poder”: el poder gremial-estatal-electoral.

Miles de horas de Aníbal en reuniones, evaluaciones, volantes, manifiestos, análisis para “SyP Quincenal” y para el vocero del MRS, el periódico “Revolución Socialista”. Un MRS que nacía cuestionando el “centralismo democrático” de las izquierdas, que servía para encubrir los cacicazgos y dictaduras internas partidarias, y la construcción de maquinarias políticas adictas de poder. Un “rarísimo” MRS que nacía no para “hegemonizar” ni tener “arrastre electoral” sino para aportar humildemente a la autorganización popular, a su autonomía contra todo tipo de burocracias y poder, y con esa bandera se lanzó a zambullirse en el volcán social de esos tiempos.

Los apristas pretendían doblegar y amansar a los trabajadores textiles, y son enfrentados por el “Comité de Lucha Textil” para defender con autonomía política la escala móvil de salarios ya conquistada. El aluvión social al arenal de pamplona a 25 kms del centro de lima, es penetrado por el SINAMOS de los militares, ante lo cual reacciona la autonomía política, de la Comunidad Urbana Autogestionaria de Villa El Salvador (CUAVES) para defender su autogobierno y autogestión social. Los maestros del SUTEP son aprisionados por un partido que opta por burocratizar al gremio y romper su frente único, y surge la reacción autónoma de democratización radical de la organización mediante elecciones universales. En Puno, se cuestionaba los límites “campesinistas”, y se avanzaba en la autonomía identitaria como “Unión de Comunidades Aymaras” articulando las estructuras comunales.

Aníbal debatió y estuvo presente, acompañó, aportó, y sobre todo aprendió, en estos y otros procesos, del cual formaban parte miembros del MRS como Apolinario Rojas, Leopoldo Rubio, Julio Pedro Armacanqui, Jesús Cocha, Jorge Cristóbal, Bonifacio Cruz, Roberto Martinez, entre tantos otros. Fueron germinando y madurando las intuiciones de autonomía, democracia radical, autogobierno, comunidad, que más adelante serán parte sustancial de nuevos horizontes. Quijano aportó señalando como estas apuestas estaban presentes de modo semejante en la práctica y teoría mariateguista, pero no solo de él, sino que podía rastrearse en una larga historia de rebeldías y herejías, desde rosa Luxemburgo frente a Lenin, el soviet heroico de Kronstad masacrado por los bolcheviques y Trotsky, y en todos los procesos de transformación social, la tensión entre el poder popular, la democracia radical, la socialización del poder, y la partidarización, burocratización, estatalización y regresión del cambo social.

Entre los años 70-80, debatir todo esto, era sacrilegio, sancionado con ser de lo “peor”: “Troskista, anarquista, basista, largo plazista, etc, etc”. Se nadó contra la corriente, y los esfuerzos autonomistas fueron marginalizados, rechazados, tanto a nivel popular como de la izquierda. Las expresiones mayores de esta contradicción fueron las crisis de la CUAVES y las del ARI, ambas azuzadas por las ambiciones y borracheras electoreras.

La experiencia de la CUAVES demostró que era posible construir una ciudad en el arenal de la nada, en base a la autorganización, autogestión, autonomía, poder popular, democracia directa, basada en las asambleas generales de grupos de cada 22 manzanas, que construyó sus estructuras “comunales” de gobierno propios sobre todos los aspectos de la vida social. Apolinario Rojas líder de ese proceso compartió, enseñó y apasionó al MRS, en esa gran apuesta y Aníbal la enriqueció agregándole la perspectiva de la “socialización del poder”. Gran parte de la izquierda no lo entendió y prefirió destruir la CUAVES: los violentistas, acusando que el autogobierno comunal es autoexplotación, y los otros, prefiriendo sustituirlo por la burocracia municipal. Los extremos coincidieron, y una vez más los “poderes partidarios” sacrificaron el poder comunitario.

El ARI fue la primera gran “Alianza Revolucionaria de Izquierda” en la cual el MRS y Aníbal Quijano participaron activamente. Quedará en la memoria el mitin del ARI en Villa El Salvador, donde Aníbal emocionó con su mensaje incluyendo parte del poema de Vallejo: “Señor ministro de salud, nunca la salud estuvo tan enferma…!!”. Se buscó cambiar la borrachera electorera, con el desafío de “una estrategia electoral no electorera”, es decir, basada y controlada por la organización popular, como años después se practicara en México y otros países. Pero en el Perú, esa era otra herejía más, que debió enfrentar la reacción del ya fuerte virus electorero que llevó a la explosión del rompimiento del ARI por el simple cuoteo o repartija de curules parlamentarias entre todas las tendencias.

Ya se evidenciaba lo que sería la larga cadena mental de la izquierda de que “salvo el poder…todo es ilusión”. Curiosamente coincidiendo en este fetiche, tanto Sendero, MRTA y el resto de la izquierda. El poder-aparato cosificado en el Estado, para capturarlo vía la violencia sanguinaria o el marketing electoral, aunque los abismos y desgarramientos sociales se mantengan.

Producidos los enfrentamientos y las derrotas, el MRS se disuelve, pero no desaparecen las apuestas, los horizontes, los principios, la ética aprendida. Paralelamente explotaba la URSS, y todo el campo socialista regresaba al capitalismo, siendo los viejos jerarcas del partido los alegres nuevos burgueses, manteniendo la verticalidad del poder de siempre. Fukuyama decreta el fin de la historia y en el Perú el fuijimorismo junto a sendero, imponen una muy pesada lápida a toda idea de cambio social. Era un momento de revisión total, de poner en cuestión todo lo pensado, pero manteniendo la visión esencial de cómo luchar en estos nuevos y duros tiempos contra todo tipo de poder. Y al igual que en los años 50 desde la cárcel, luego en los 70 en el MRS, desde los 90, Aníbal resiste y busca dar respuesta a las grandes cuestiones de la profunda derrota histórica sufrida en el mundo por las izquierdas y los socialismos. Una vez más, la opción no era ni fue replegarse a la observación, especulación, o peor, la “ingeniería social” para oxigenar las viejas estructuras de opresión y explotación. Había que revisar todo y entender por qué pasó lo que pasó.

En plena búsqueda, emergen de nuevo los movimientos indígenas con las autonomías Miskito, Sumo y Rama en Nicaragua, la plurinacionalidad en Ecuador con la CONAIE, el autogobierno Tzotsil, Tojolabal del zapatismo en México, la autonomía originaria en Bolivia, los movimientos amazónicos, la lucha afrodescendiente, Quilombola, Dalits contra el racismo. Aníbal se vincula, estudia, debate, aporta, y una vez más, aprende, y devuelve, con el aporte clave de la crítica sustancial al lado oscuro de la modernidad, con sus traumas constitutivos del racismo social, político, ambiental y epistemológico, y ayuda a que emerja la perspectiva de la Descolonialidad del poder, saber, ser y sentir.

Quijano reanima el debate de una izquierda arrinconada, proponiendo que fuimos derrotados por ser sutiles prisioneros del eurocentrismo, y no solo en el Perú sino a nivel mundial. Aportó con ese debate al impulso del Foro Social Mundial, para que “Varios mundos otros….sean posibles” no solo “uno” en la versión estatalista eurocéntrica. La necesidad de las articulaciones globales de las luchas locales, para cambiar el capitalismo mundial o sistema mundo moderno-colonial.

Eurocentrismo, como el modo de recordar y de pensar generado en 500 años de capitalismo, y del cual han bebido también las izquierdas, para asimilar de modo “natural” múltiples herencias de la modernidad, como son entre otras, las referidas a los mitos y las trampas del “desarrollo”, “partido”, “estado”, “democracia”, “domino de la naturaleza”, “patriarcado”; como enfoques “superiores” de una racionalidad instrumental. Anteojeras que impidieron “ver” que esa modernidad estaba genéticamente constituída del genocidio y ecocidio de la conquista colonial basada en el cuento eficaz de la idea de “raza”. Ceguera que generó y sigue generando errores sucesivos: El capitalismo no se “origina” por la “productividad” europea, sino por el despojo del Abya Yala. Los “modos de producción” no son etapas sucesivas ineludibles y homogéneas, sino que la heterogeneidad estructural es permanente. El crecimiento de las “fuerzas productivas” no puede ser infinito. No solo existen clases sociales, sino racismo, patriarcado, antropocentrismo. “La” “democracia” y “el” “estado”, modernos, no son las únicas e ineludibles estructuras de autoridad. El inmenso error de no reparar que entre el individualismo y el estatismo, existió y existe la forma “comunal” (andina, amazónica, urbana) que combina el derecho de los individuos sin caer en el individualismo, y la dimensión pública sin reducirse a lo estatal.

No le interesó entonces, a Aníbal ser rector, concejal, ministro, embajador, director de ONG, menos aún congresista o “cacique partidario”, no podía vivir solo como académico ni solo como “político”. Todo eso era parte del poder, y optó por vivir para entenderlo, desnudarlo, desentrañarlo y luchar, como decía, “aunque sea como minoría de a uno, desde dentro pero siempre en contra”.

Hubo errores pero eso lo tratarán otros. Opto por rescatar su ejemplo de vida personal, sus apuestas vitales y sus aportes teóricos, que son sustanciales en este periodo de crisis del patrón de poder eurocéntrico, expresado en la crisis civilizatoria, donde se combinan y retroalimentan los conflictos en todas las dimensiones de la colonialidad del poder, señaladas por Aníbal: el control del sexo, trabajo, naturaleza, subjetividad, autoridad.

Inmensos cuestionamientos y horizontes alternativos, por lo cual Aníbal con la perspectiva de la “descolonialidad del poder”, aunque partiste físicamente, sin embargo sigues quedándote entre las herejías y rebeldías que emergen una y otra vez a pesar de todo. Entonces, no te habrás ido, seguirás presente, activo y polémico, lo cual te agradecemos profundamente, y nos toca organizarnos y agruparnos, frente a todas las sombras, caras y dobleces que tendrá la crisis de la modernidad-colonialidad. Nos seguiremos encontrando Aníbal.

Roberto Espinoza. Red Descolonialidad y Autogobierno.

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26-08-2010
¿Por qué es necesaria una organización política indígena autónoma?

Roberto Espinoza
Rebelión

Es curioso, aunque no sorprendente, que cada vez que surge una voz o propuesta indígena en el Perú para organizarse políticamente en forma autónoma, como lo han hecho, desde años atrás, diversos líderes Quechuas, Aimaras, Amazónicos, y recientemente Alberto Pizango y la construcción de “Alianza Alternativa Para la Humanidad” (APHU), surjan los reparos, objeciones, temores, sea en forma bien o mal intencionada. Ayer fue diluirse en los fugaces partidos de izquierda, luego dentro del Toledismo-Karpismo, ahora, diluirse en el nacionalismo o “Aranismo”, “usar” a Yehude Simons, etc. El eje común es bajar la autoestima política indígena para terminar de cola de cualquier aventura. Es necesario entonces reflexionar, sobre las razones o procesos que impulsan o justifican esta propuesta política indígena, provenientes tanto de la experiencia internacional como de la evolución del escenario peruano. Pasamos a mencionar algunas de ellas.
Porque es indispensable una respuesta política indígena autónoma, frente a la ofensiva del peligroso frente social y político de racismo anti indígena estatal e institucionalizado, ya instalado en el país, financiado e impulsado por las transnacionales invasoras de recursos naturales amazónicos y andinos (mineras, petroleras, hidroeléctricas, forestales, REDD, agrocombustibles); articulado “ideológicamente” en los prejuicios del “Perro del Hortelano”; unificado detrás de los “faenones”, privatizaciones, parcelaciones y criminalización de los derechos y movimientos indígenas; y en el cual coinciden estratégicamente , más allá de sus divergencias tácticas, el APRA, PPC, Fujimoristas, Castañeda, Perú Posible, AP, etc. Y los grandes medios de comunicación y gremios empresariales. No hay solo una ofensiva antipopular en general, sino además, una específica ofensiva anti indígena, que los coloca como “parte del pasado, pobres ociosos, con culturas demagógicas y anti sistema”, y eso requiere profundizar la respuesta política del movimiento indígena amazónico, andino y costero del Perú, ya iniciada desde el 2008 y 2009; lo que no niega, sino más bien garantiza, construir con esa columna indígena, un amplia unidad popular nacional.

Porque la experiencia de Ecuador, indica que fue un error que ciertos sectores indígenas se confiaran y subordinaran al discurso de la “revolución ciudadana” y del “socialismo del siglo 21”, que usaba ciertas frases del proyecto indígena, o incluso los volviera norma constitucional (Buen Vivir por ejemplo), pero que fué incapaz de llevarlo en la práctica porque ello implica enfrentar el poder, y optó por convivir con éste, avalando las invasiones mineras y la privatización del agua en territorios indígenas. Precisamente fue un acierto que la CONAIE y Pachakutik, mantuvieran su plena autonomía política para reducir la confusión y mantener las fuerzas que hoy se despliegan para frenar un neo desarrollismo extractivista camuflado de “progresista”.

Porque la experiencia de Bolivia, el país más avanzado en los procesos de descolonialidad del poder, indica que no es suficiente con ganar las elecciones ó que un partido de izquierda multi social administre el Estado, para que dicho proceso avance, no se estanque o incluso pueda retroceder. Es por la presión del movimiento indígena organizado en el Alto, las tierras bajas (CIDOB) y en los consejo de Ayllus y Markas del Qollasuyu, que el proceso no se detiene. Es por esa presión que en Bolivia, se está pasando de la descolonialidad a nivel de las consignas, a los pronunciamientos, a las leyes y sobre todo a la presión para implementar en la práctica el autogobierno y la libre determinación, con los cambios estructurales y de relaciones de poder que ellos implican.

Porque en el escenario peruano, diversas entidades, sociales y políticas, han avanzado en reproducir o respaldar algunas de las propuestas alternativas que provienen del movimiento indígena. Hay una cierta y parcial “etnicidad” en los discursos políticos. Es común escuchar sobre pueblos originarios, consulta previa, derechos colectivos, estado plurinacional, Buen Vivir. Son los enunciados, pero al pasar a los contenidos precisos de que se entiende por ellos, vuelven a resurgir los enfoques aún prisioneros del neo desarrollismo y estatismo, ya que insisten en el predominio del modelo minero-petrolero, solo que en nombre del cada vez más gaseoso “desarrollo sustentable” y a mantener la centralidad del vetusto Estado Uni-Nacional, solo que barnizado y decorado con el reconocimiento de “derechos humanos de (supuestas) minorías nacionales”. Sería trágico para el movimiento indígena diluirse y confiar en estas propuestas confusas y repetir la frustración ecuatoriana, o peor, la ya vivida con el Toledismo y “Karpismo”.

Porque en la experiencia peruana, ya hay un proceso acumulativo de organización social y política indígena, de emergencia de nuevos liderazgos, de maduración del debate interno sobre sus alternativas programáticas, e incluso de experiencias diversas de ejercicio del gobierno local. No se parte de cero o de simples buenos deseos. Los pueblos amazónicos desde la fundación de AIDESEP, vienen acumulando 30 años de luchas y propuestas sobre territorialidad y libredeterminación, que llegaron a una etapa intensa y nacional, en los movimientos del 2008 y 2009. Los pueblos andinos, a pesar de su dispersión, también han avanzado en construir organizaciones y propuestas como pueblos originarios, en especial desde los esfuerzos de CONACAMI (comunidades afectadas por la minería), ANAMEBI (maestros bilingües), las coordinadoras Quechua y Aimara del sur del país. Desde el 2004 se suceden numerosas cumbres regionales y nacionales de pueblos indígenas, con esa denominación, y sobre todo, debatiendo y precisando el sentido y perspectivas de sus propuestas, que partiendo del mundo indígena se plantean hacia el conjunto del país, como son la descolonialidad del poder, saber y sentir, la plurinacionalidad, Buen Vivir/Vivir Bien / Vida Plena, entre otras.

Porque los temores de divisionismo o “esencialismo culturalista” que tienen ciertos sectores son infundados. Hay diversas muestras, que el movimiento indígena del Perú, aprende las lecciones de la experiencia internacional. Al contrario, la organización política indígena autónoma, será una columna firme que dé viabilidad a un frente social y político más amplio. Columna firme, en términos de bases sociales (7000 comunidades) y de un programa asentado en territorios-culturas enraizadas, sin los sesgos y controversias “ideológicas” tradicionales, que aportará mayor consistencia y coherencia, como lo han demostrado los movimientos amazónicos y del sur andino en los últimos años. La alternativa de Descolonialidad (distinta a la simple descolonización) del poder y saber, es para todas y todos, donde caben alianzas con el amplio movimiento social para que pueda expresarse libre y sin telarañas “ideológicas”, los nuevos lenguajes de las nuevas prácticas sociales emergentes. La descolonialidad, socialización y plurinacionalidad del poder y el autogobierno, se extiende para todos los movimientos sociales del campo o la ciudad. El Buen Vivir/Vivir Bien/Vida Plena, igualmente, no es solo para el mundo indígena, sino para todas y todos, en especial las ciudades y su “mal vivir” de contaminación y falta de agua.

Porque es desde la experiencia “comunitaria” y del “mandar obedeciendo”, que viene del movimiento indígena y llega al ámbito urbano, que se tienen insumos para responder a la crisis de la llamada “política”, reducida a la política “instrumental” o manipulatoria; al imperio del nefasto “fin que justifica los medios” cuando en realidad los medios prefiguran los fines; a privilegiar la esquizofrenia de “representaciones” en un Estado privatizado y maniatado incapaz siquiera de políticas sociales coherentes. Se necesita que el principio indígena del “Mandar Obdeciendo” siga interpelando y creando nuevas formas de acción política que no se separen de la vida cotidiana de todas y todos.

Roberto Espinoza, sociólogo vinculado movimientos indígenas y de “Des Colonialidad”


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