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El final de Monsanto


Silvia Ribeiro :: 19.06.18

Una de las compañías más repudiadas del planeta terminó sus días sin pena ni gloria. No murió ni desapareció, Monsanto fue comprada y absorbida por Bayer, otra transnacional con un negro historial de fabricar venenos y drogas. Finalmente aprobada la compra en junio de 2018 por Estados Unidos y antes por la Unión Europea, el primer anuncio de Bayer fue la desaparición de la marca, haciendo que Monsanto saliera del mercado por la puerta trasera.
Por supuesto, esto no significa la desaparición de sus semillas transgénicas ni de sus tóxicos, que seguirán siendo vendidos por Bayer, pero el cambio de nombre fue uno de las motivaciones de Monsanto para buscar fusionarse, buscando desvincularse de las múltiples protestas y campañas en su contra.
Definitivamente –y pese a que la fusión es una mala noticia para la gente, el ambiente y la soberanía alimentaria– la desaparición del nombre Monsanto es un triunfo de la extendida resistencia popular, de campesinas y campesinos, de ambientalistas, consumidores y muchos más, contra los transgénicos, en todo el mundo.


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