Todas ellas son actividades realizadas comunalmente, algo que nos recuerda el Romance de Los Comuneros de Luis López Álvares:
“Común es el sol y el viento / común ha de ser la tierra, / que vuelva común al pueblo, /lo que del pueblo saliera”.
Esta situación es una auténtica revolución pacífica, a pesar de la violencia empleada en la zona por la gendarmería. Algo digno de ser conocido y de recibir toda la solidaridad de las gentes que quieran vivir en un sistema horizontal y libertario. Si ahora mismo en la zona kurda de Siria no hubiera guerra, sería una situación parecida.
Enrique Bienzobas
La ZAD
“Que vuelva común al pueblo lo que del pueblo saliera”
A la memoria de Rémi Fraisse, joven que con 21 años defendía la ZAD de Testet cuando
una granada, disparada por un policía “cumpliendo órdenes”, segó su vida.
¿Yo irme? ¡No! Van a tener que sacarme de aquí y ponerme en un hogar para jubilados.
Mi familia ha vivido en esta finca desde el siglo XIX. Mi bisabuelo, mi abuelo, mi padre
y yo hemos pagado por esta tierra con nuestro sudor y trabajo. No me iré
por mi propia voluntad
Fresneau, campesino y veterano de la resistencia en Notre Dame des Landes
citado por Valentina Natale y Ryan Olander, “Ocupaciones y acción directa contra el
aeropuerto de Nantes”. Diagonal, 21/8/2012
1. El martes 10 de abril de este año, poco después de las tres de la madrugada, un dispositivo
militar compuesto por 2.500 gendarmes armados hasta los dientes y auxiliados por
vehículos blindados y setenta camiones de antidisturbios, inician con extraordinaria violencia
la expulsión de 100 personas y la destrucción de cuarenta edificios que ellos y quienes
los envían consideran “ilegales” Pero los zadistas resistieron con el levantamiento de
barricadas. Los periodistas han sido bloqueados por los antidisturbios a la entrada, no les
gusta que vean su comportamiento. Hacia las cuatro y media llegan tractores de agricultores
en lucha. En el pueblo de Notre Dame des Landes se ha instalado una oficina al lado
del Ayuntamiento para informar de los hechos y solicitar consejos. Más gendarmes, con
tractores pala, llegan por otro lado dispuestos a destruir, son casi las seis de la mañana. A
las 8:45 comienzan concentraciones de apoyo, son más de setenta. Al poco los gendarmes
comprenden que no van a poder desalojar y se disponen a permanecer en el lugar “para
que no se produzcan nuevas ocupaciones”. Radio Klaxon ha estado informado toda la
noche y continua mediante relevos. Llegan mensajes de apoyo, entre ellos algunos proceden
de Euskal Herria. Después de diecinueve horas los enfrentamientos se saldan con la
destrucción de multitud de cabañas, hogares, centros comunes, torres…, siete detenidos y
dos heridos, uno de ellos por fragmentos de granada. Los zadistas emiten un llamamiento
a la solidaridad: “Ante las expulsiones, la violencia y un Estado que quiere venganza, la
solidaridad es nuestra arma, ¡apoyo para todos los ocupantes de la ZAD!
Y la ZAD resiste. El domingo 15 de abril, y a pesar del bloqueo militar, una multitud de
entre 15 y 20 mil personas consiguió acudir en ayuda de los zadistas. El operativo militar
fue desbordado. Los gendarmes habían intentado todo para evitar la solidaridad: cortes en
las carreteras, puestos de control por todas partes, checkpoints policiales que hacían llamamientos
a los conductores para que no intentaran acudir al lugar; unas cien personas
fueron secuestradas en una granja. Pero no se dejaron intimidar, se conocían los caminos,
los campos y, guiados por campesinos del lugar muchos lograron reunirse en el sitio donde
en 2016 habían enterrado miles de palos que prometieron desenterrar el día que atacaran
la ZAD. Levantaron una gran estructura de
madera que fue llevada mediante un convoy
de tractores. La estructura fue colocada
al mismo lugar en que cinco días antes
los gendarmes habían destruido la existente.
De nuevo brillaba en toda su hermosura
un nuevo centro común de reunión. Y
comenzó la fiesta. Hacia las nueve de la
noche la policía retiró sus unidades, se marchó
del lugar.
Una vez más la ZAD había triunfado gracias
a la solidaridad de las gentes comunes.
Pero la lucha continuará el mismo lunes.
Todos lo saben.
Pero hagamos un poco de historia.
2. En los años setenta del siglo pasado el
gobierno francés declaró a Notre Dame des
Landes (Nuestra Señora de los Páramos),
de Loira Atlántico, Zone d’Aménagement
Différé, ZAD (Zona de Ordenamiento
Ulterior). La idea era construir un gigantesco
aeropuerto, sería el tercero más grande
de Francia, a pesar de que muy cerca, en
Nantes, está el aeropuerto que en 2001 fue
premiado como el mejor de Europa y que
es infrautilizado. El gobierno contó con el
apoyo del Partido Socialista, la RPR-DL
(que más tarde daría origen a la UMP de
Sarkozy) y de grupos económicos y caciquiles
de la región. Tal medida haría desparecer
cientos de hectáreas de humedales,
refugio de especies en peligro de extinción
y donde viven del trabajo de la tierra cerca
de dos mil familias de campesinos y campesinas.
Inmediatamente estas familias se
aprestaron a defender sus hogares y su
medio de existencia. Pronto recibieron la
solidaridad de otras muchas gentes de toda
Francia y de más allá de sus fronteras. La
zona se convirtió en un paraíso comunitario
al que se le empezó a llamar Zone à
Défendre (Zona A Defender), ZAD. Un
espacio libre y abierto donde se han instalado
gentes de muy diversa procedencia e
ideas, pero todas con un solo deseo: mantener
la zona libre de injerencias mercantiles
y espectáculos mediáticos. Las que allí
viven han decidido prescindir de las instituciones
para construir un futuro que subvierte
el orden capitalista. Un futuro en común,
solidario y autogestionado (1).
3. Desde el mismo momento que que la
Zona de Ordenamiento Ulterior se transformó
en Zona a Defender, la policía, enviada
por el Estado, inició un ataque militar en
toda regla (bulldozer, vehículos pesados,
cientos de policías, miles en algunos casos,
gases CS/CN (granadas), spray pimienta
(OC-gases), balas de goma disparadas
directamente al cuerpo, granadas explosivas,
como la que asesinó a Rémi Fraisse,
etc., es decir, un ataque absolutamente desproporcionado
como todo aquel que promueve
el Estado, en Francia y en cualquier
parte, incluyendo España –algo que sabemos
y sufrimos todas– contra las gentes
que aspiran a ser libres. ¿Y por qué? Creo
que es muy sencillo: en la ZAD se ha establecido
un sistema de vida, de organización,
de política y, sobre todo, de alternativa
al capitalismo, que subvierte, como
queda dicho, la realidad, esa a la que los
medios de comunicación ensalzan, como
fieles vasallos del poder.
La ZAD se organiza en asambleas agrícolas
(Siembra tu ZAD), asambleas organizativas
de modos de lucha –conviene en este
sentido recordar las palabras del Comité
Invisible cuando nos dice que “Organizarse
jamás ha querido decir afiliarse a la misma
organización. Organizarse es actuar según
una percepción común, al nivel que sea”
(2), grupos de resolución de conflictos,
además de los trabajos en la tierra, en la
cafetería, en los talleres. Todas ellas son
actividades realizadas comunalmente, algo
que nos recuerda el Romance de Los Co -
muneros de Luis López Álvares: “Común
es el sol y el viento / común ha de ser la tie
rra, / que vuelva común al pueblo, /lo que
del pueblo saliera”.
4. El intento de crear en la zona un macroaeropuerto
fue retomado en 2003 con el
gobierno socialista de Hollande que defendía
su “utilidad pública”(3) auspiciado por
la empresa VINCI (4). Desde ese momento
hasta ahora mismo la violencia empleada
en los sucesivos desalojos y la resistencia
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Espacios Trasversales 44 / junio 2018
ofrecida por los zadistas y sus simpatizantes
de todo el mundo, ha sido continua.
Pero las gentes permanecen, muy a pesar
de los sucesivos gobiernos, en el lugar. El
gobierno, sintiéndose derrotado por la solidaridad
zadista anunció en enero de este
año que abandonaba el proyecto de construcción
del aeropuerto en Notre Dame des
Landes. Y la declaración de utilidad pública
de la zona, más de cuarenta años después,
ya no será prorrogada. Desde ese
mismo instante –firman las zadistas en un
comunicado tras el abandono del proyecto–comienza
la lucha por el futuro de la
ZAD: es necesario la recuperación de las
tierras expropiadas, rechazar cualquier in -
tento de expulsión de las gentes venidas de
otros lugares y que desean seguir viviendo
en la zona, que sus habitantes –campesinas,
naturalistas, vecinas, asociaciones…– se
hagan cargo de las tierras. El comunicado
termina expresando su solidaridad con
otros movimientos hermanos: “deseamos,
por otro lado, en este día memorable,
expresar un fuerte mensaje de solidaridad a
otras luchas contra grandes proyectos destructores
y por la defensa de territorios
amenazados”.
La construcción del espacio libre que es la
ZAD continúa.
5. Por Comunales nosotros designamos a
la vez un territorio, las tierras comunales, y
las infraestructuras de la autonomía que se
elaboran aquí, los comunes (6).
Ahora la lucha es más peliaguda. La experiencia
que se ha creado en la zona ha mostrado
que no sólo era el aeropuerto, “si nos
quedamos en esto, estamos condenados a
desaparecer en cuanto movimiento en el
momento del abandono del proyecto contra
el cual nos organizamos”, se planteaba un
anónimo activista (6). Se trata de mantener
las formas de vida colectivas que se han
estado experimentando durante todos estos
años. Tierra, aire, agua…, son elementos
comunes. Las herramientas de que disponen
los comunes sirven para el alimento
(cultivos, usos colectivos de las máquinas,
distribución no mercantil…), comunicación
(emisora de radio, página web, material
fungible…), defensa de la zona (materia
sanitario, estrategias de defensa, caja de
resistencia…). Toda la zona, tierra, campos,
bosques, prados, granjas, viviendas y centros
de uso colectivo, etc.
Todo eso es parte del futuro. Un futuro elegido
y discutido por todos horizontalmente.
Un futuro que reserve lo logrado a generaciones
siguientes, sin destruir la riqueza de
la tierra que no pertenece ni a generaciones
anteriores, ni a generaciones actuales, ni a
generaciones futuras. Es de todas y todas
deben dejarlas en el mejor estado posible y
enriqueciéndola. Nada de explotación de -
pre dadora.
No cabe ninguna duda. La ZAD es una
esperanza de futuro. Por eso es importante
conservarla y desarrollarla. Y exportar su
experiencia a otros lugares.
Notas
1. Esta situación es una auténtica revolución
pacífica, a pesar de la violencia em -
plea da en la zona por la gendarmería. Algo
digno de ser conocido y de recibir toda la
solidaridad de las gentes que quieran vivir
en un sistema horizontal y libertario. Si
ahora mismo en la zona kurda de Siria no
hubiera guerra, sería una situación parecida.
Dos revoluciones en un mundo donde
los mafiosos que administran los estados
no se cansan en decirnos que eso es cosa
del pasado. Pues ahí están los zadistas para
demostrar que también hoy es posible. Y
ahí también el nerviosismo de todos esos
administradores de Estados.
2. Comité Invisible: A nuestros amigos, traducción
Barbarroja, Barrera y Fiori. Ed.:
Pepitas de Calabaza. Logroño, mayo 2015,
pág. 18.
3. desinformemonos.org/aeropuerto/
4. Primera empresa en construcción de
infraestructuras en el mundo y propietaria
de tierras en la zona.
5. Activista anónimo de la ZAD
bit.ly/2sewMCi
6. Ver nota anterior.