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Trump-Putin: Nueva era mundial de autoritarismo

Editorial de Gara :: 17.07.18

El interés global se concentró ayer a Helsinki. Dos de las figuras más predominantes del planeta, Donald Trump y Vladimir Putin, se reunieron allí en un encuentro privado sin guión ni agenda clara. Semejante atención indica un deslizamiento de este mundo globalizado, altamente tecnológico, constantemente informado, el ilustrado mundo del siglo XXI hacia una era de autoritarismo. Un puñado de hombres con mano dura domina el orden natural de las relaciones internacionales, las tradicionales alianzas diplomáticas ya no son un hecho, los países pequeños cuentan poco y los grandes poderes actúan en su propio interés.

TRUMP-PUTIN: NUEVA ERA MUNDIAL DE AUTORITARISMO
2018/07/17
Editorial de Gara

El interés global se concentró ayer a Helsinki. Dos de las figuras más predominantes del planeta, Donald Trump y Vladimir Putin, se reunieron allí en un encuentro privado sin guión ni agenda clara. Semejante atención indica un deslizamiento de este mundo globalizado, altamente tecnológico, constantemente informado, el ilustrado mundo del siglo XXI hacia una era de autoritarismo. Un puñado de hombres con mano dura domina el orden natural de las relaciones internacionales, las tradicionales alianzas diplomáticas ya no son un hecho, los países pequeños cuentan poco y los grandes poderes actúan en su propio interés.

Putin llegó a la misma recién terminado el Mundial, que ha dado la oportunidad de mostrar a Rusia como un país fuerte, poderoso y moderno. Su presencia cabe interpretarse como un recordatorio de la restauración del estatus de superpotencia para su país, que él consiguió poner en pie, hasta ser concebido por los rusos como una figura histórica, tras haber estado de rodillas tras el desmoronamiento soviético. Trump llegó tras haber convertido la última cumbre del G-7 en una farsa, haber criticado a la OTAN, alienado a sus tradicionales aliados, retratado a Alemania como cautiva de Rusia, haber hecho guiños a un eventual reconocimiento de la soberanía rusa sobre Crimea, sobre una retirada de las tropas de EEUU de Siria y haber desencadenado una enorme guerra comercial.

Sanciones económicas a Rusia, imputaciones a miembros del servicio secreto militar ruso por su implicación en la supuesta alteración del proceso electoral de EEUU, ataques químicos en Gran Bretaña… no faltaron puntos de desencuentro en la cumbre. Sin embargo, ambos dieron sensación de sintonía, de voluntad de entendimiento, de querer hacer de la cumbre un punto de inflexión. Eso sí, en su línea, Trump se mostró muy interesado en castigar a sus rivales domésticos, y muy particularmente al FBI, al que dio menos credibilidad que a la palabra de Rusia.


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