El Gobierno del presidente Salva Kiir y las principales facciones de la oposición de Sudán del Sur se disponen a firmar mañana un nuevo acuerdo de paz en Jartum, después de que la cita haya sido pospuesta en dos ocasiones debido a la falta de consenso sobre algunos aspectos del reparto de poder.
Kiir aseguró ayer que acudirá a la capital sudanesa para firmar el acuerdo y que se compromete a cumplirlo, a diferencia del pacto firmado en agosto de 2015 en Adis Abeba, respecto al cual hubo “reticencias” y que fue “impuesto”, según declaró el mandatario en Yuba.
Aquel acuerdo, que fracasó en julio de 2016 cuando la violencia volvió a estallar, fue el primer intento de poner fin al conflicto que dio comienzo en diciembre de 2013 entre las fuerzas leales a Kiir, de la etnia dinka, y los hombres leales al entonces vicepresidente, Riek Machar, de la tribu nuer.
Eso de los estados ha hecho agarrarse de los pelos a las diferentes naciones en la escuela europea y árabe de apelar a la lealtad tribal para sostener capas de líderes poderosos que se hinchan vendiendo el petroleo y demás riquezas naturales. Sólo recuperando tradiciones comunitarias como realizan los pueblos originarios de México, Amazonia y Kurdistán, podrá alcanzarse la paz, es decir, haciendo abstracción del estado y desarrollando el protagonismo en la forma de autogobiernos locales que pueden retroalimentarse en la forma del confederalismo democrático o de los caracoles.
Rivales sursudaneses se disponen a firmar acuerdo de paz tras aplazamientos
La Vanguardia
REDACCIÓN
04/08/2018 14:27
Yuba, 4 ago (EFE).- El Gobierno del presidente Salva Kiir y las principales facciones de la oposición de Sudán del Sur se disponen a firmar mañana un nuevo acuerdo de paz en Jartum, después de que la cita haya sido pospuesta en dos ocasiones debido a la falta de consenso sobre algunos aspectos del reparto de poder.
Kiir aseguró ayer que acudirá a la capital sudanesa para firmar el acuerdo y que se compromete a cumplirlo, a diferencia del pacto firmado en agosto de 2015 en Adis Abeba, respecto al cual hubo “reticencias” y que fue “impuesto”, según declaró el mandatario en Yuba.
Aquel acuerdo, que fracasó en julio de 2016 cuando la violencia volvió a estallar, fue el primer intento de poner fin al conflicto que dio comienzo en diciembre de 2013 entre las fuerzas leales a Kiir, de la etnia dinka, y los hombres leales al entonces vicepresidente, Riek Machar, de la tribu nuer.
La principal facción de la oposición armada, liderada por Machar, no faltará a la cita, que se celebrará en la Sala de la Amistad, en el centro de conferencias de Jartum, tal y como confirmó ayer el ministro de Exteriores de Sudán, Al Darderi Mohamed Ahmed.
Asimismo, asistirán la Coalición de Partidos Nacionales encabezada por Kornelio Kon, la alianza denominada Agenda Nacional y el grupo que se hace llamar “expresos políticos”, todas ellas formaciones opositoras.
Mientras, ha rechazado firmar el acuerdo un bloque integrado por el Movimiento Nacional, el Movimiento Democrático Nacional, el Frente de Salvación Nacional y el Movimiento Nacional para el Cambio, después de que las demás fuerzas rechazaran incluir las enmiendas propuestas por esta coalición opositora, según Hussain Abdelbagi Akol.
El líder del Movimiento Nacional dijo a Efe que “el acuerdo no será global, sino un acuerdo entre Kiir y Machar solamente”, y explicó que la alianza tiene reservas respecto al reparto del poder a nivel regional, esto es, en los estados que componen Sudán del Sur.
Por su parte, Thomas Cirilo, del Frente de Salvación Nacional, señaló en un comunicado que “el acuerdo actual no realiza las aspiraciones del pueblo” y la división del poder “fortalece el régimen actual en Yuba, en lugar de reformarlo”.
A finales de julio, el Gobierno sursudanés alcanzó un acuerdo preliminar para el reparto del poder con los principales grupos opositores, en virtud del cual Kiir permanecería en la presidencia durante el período transitorio de 36 meses y Machar sería el primer vicepresidente.
Ese pacto estipula además la formación de un parlamento de 550 miembros, de los cuales 332 serán progubernamentales, 128 diputados del bando de Machar y 80 de otros grupos opositores, además de 10 representantes de los “expresos políticos”.
Sin embargo, las partes no consiguieron acordar el reparto de poder a nivel local y han creado una comisión que trabajará tres meses para encontrar una posible solución y, de no lograrlo, se celebrará un referéndum sobre el asunto.
El acuerdo fue sellado en el marco de las negociaciones que se han desarrollado desde finales de junio en Sudán, con la mediación del Gobierno de este país y el auspicio de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo en el Este de África (IGAD), que ha supervisado el proceso de paz en los pasados años.
En la actual ronda de conversaciones también se alcanzaron consensos sobre las fuerzas beligerantes y la situación en las zonas de conflicto, que incluye la desmilitarización de los centros civiles, las escuelas y templos religiosos que han sido empleados de alguna forma durante la guerra.
Asimismo, se ha estipulado la entrega de las armas por parte del ejército y los rebeldes, y la creación de un Consejo de Defensa conjunto integrado por los líderes militares de ambos bandos y supervisado por un comité compuesto por Sudán y Uganda, país que también ha participado en la exitosa mediación. EFE