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Valle del Río Cimitarra: Para exigir justicia rompemos con ella!

10.12.03

¡Para exigir justicia rompemos con ella!
por Asoc. Campesina del Valle del Río Cimitarra • Wednesday December 10, 2003 at 08:54 AM
cimitarra@mixmail.com

¡Hoy decimos no más! No reconocemos legitimidad en el actual sistema de justicia colombiano, el cual ha garantizado el 100% de impunidad para los autores de crímenes cometidos contra el campesinado del Magdalena Medio.

¡Para exigir justicia rompemos con ella!

La justicia, junto a la prudencia, la fortaleza y la templanza, les decían a los que lograron ir a la escuela, es una de las cuatro virtudes cardinales, que se inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Nuestros abuelos liberales nos decían que la justicia es el conjunto de todas las virtudes, por lo que es bueno quien las tiene. Pero la justicia es también aquello que debe hacerse según el derecho y la razón. La justicia es equidad.

En el Valle del Río Cimitarra y en el Magdalena Medio vivimos desde hace décadas lo contrario, la maldad, la injusticia grande, la iniquidad.

El martirologio es profuso para una región casi deshabitada ya. Nombres como Diomedes Playonero, Orlando Triana Moncada, Carlos Ramirez y Nelsy Acuesta que probablemente no signifiquen nada para ustedes, para nosotros son parte de la larga lista de nuestros muertos, de las víctimas del militarismo y del paramilitarismo de Estado. En nuestra región la violencia contra el campesinado se ha ejercido siempre desde el establecimiento, que ha llegado periódicamente en forma de aviones, helicópteros, bombas, metralla, operativos de tierra arrasada y últimamente en forma de veneno de la multinacional Monsanto. Bien decía un campesino del nordeste antioqueño recientemente, “sería bueno que dejaran de echar tanto plomo y glifosato, y más bien trajeran maestros y médicos”.

Antes de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra – ACVC, existió la Coordinadora Campesina del Magdalena Medio, sus dirigentes fueron casi en su totalidad asesinados, frente a la multitud de muertos y de errantes, sus nombres se fueron olvidando poco a poco. Los pocos vivos que quedaron, conformamos en 1996 una nueva asociación campesina, fundamos una cooperativa para mejorar el problema alimentario. Los “paras” y el ejército regresaron, saquearon las cooperativas de Puerto Nuevo Ité y Puerto Machete, a veces las quemaban. En actos cargados de gran simbolismo visual y escatológico, se cagaban en las sedes y se limpiaban el culo escribiendo insultos y señalamientos con su mierda en las paredes. Para resistir a esta situación la ACVC fundó una cooperativa móvil, sacrificadas y abnegadas mulas llevaban los productos de vereda en vereda aliviando las necesidades de los empobrecidos campesinos.

Como había que exigir justicia frente a los crímenes de lesa humanidad se inició un proceso de organización y movilización, la marcha campesina de 1996, el éxodo de 10 mil campesinos en 1998 a Barrancabermeja, la toma de la alcaldía y el concejo de Yondó, la toma de la alcaldía de Barrancabermeja, la toma de la red de solidaridad social en Medellín, la toma de la alcaldía de Bucaramanga, y la toma de la defensoría nacional del pueblo en dos ocasiones han sido acciones para exigir justicia.

Se firmaron innumerables acuerdos con toda clase de burócratas estatales, incluido el ex presidente Pastrana, quien en una declaración pública exigida por nosotros, reconoció que el paramilitarismo era agenciado desde el Estado, que crearía un bloque de búsqueda paramilitar para castigar a los promotores, financiadores y sicarios del paramilitarismo, que financiaría un plan de desarrollo y de protección integral de los derechos humanos del Magdalena Medio, que tendríamos una zona de reserva campesina para evitar una nueva expropiación de nuestras tierras.

Ninguna de las palabras empeñadas se cumplió. Por el contrario, se vino la total paramilitarización de la región, contando esta vez con la ayuda de los dólares del Plan Colombia. Fue desaparecido y asesinado Edgar Quiroga, uno de los firmantes de los acuerdos de 1998, han sido asesinados centenares de campesinos, desplazados más de 30.000. En Barrancabermeja, solo en el año 2000, los escuadrones de la muerte del paramilitarismo asesinaron a 500 personas.

El paramilitarismo ejerce un control político, social, económico y militar en los cascos urbanos del Magdalena Medio, controlan la corrupción institucionalizada a través de los contratos de las administraciones y manejan actividades delictivas como el narcotráfico y el robo de gasolina de los poliductos de Ecopetrol. El Valle del Río Cimitarra se encuentra totalmente bloqueado alimentaria y sanitariamente por los paramilitares desde los cascos urbanos de Barrancabermeja, Yondó, Puerto Berrío, San Pablo, Remedios y Segovia. Ninguno de los retenes denunciados ha sido desmontado hasta el momento. El 16 de Noviembre pasado el campesino Ramiro Florido decidió salir desde la vereda Puerto nuevo Ité a Barrancabermeja a vender madera, fue detenido por paramilitares y descuartizado, sus restos fueron vistos flotando en las aguas del Río Magdalena.

La precaria situación que se vive resultado del bloqueo paramilitar, empeoró con las fumigaciones del Plan Colombia en el 2001 y 2003, no obstante las propuestas de sustitución de los cultivos de coca elevadas al estado colombiano por parte de la ACVC. Los impactos en la salud humana, en la economía campesina y el medio ambiente han sido devastadores. De las verificaciones realizadas en terreno se evidenció que por cada hectárea de coca se fumigaron cuatro hectáreas de cultivos de alimentos, pastos, selvas y cuerpos de agua.

El Estado colombiano frente a las denuncias y la tenaz reivindicación de justicia optó por criminalizar la actividad de la ACVC. Inició una campaña de deslegitimización y señalamiento a través de alcaldes y comandantes militares y paramilitares, montajes y procesos judiciales a partir de informes de inteligencia con testigos pagados y falsos. Se nos acusa de ser rebeldes, terroristas, cuatreros, expropiadores de tierra, de desinformar a la opinión pública con nuestra verdad, de ser comunistas, de pensar diferente, de no estar de acuerdo con el modelo paraestatal excluyente y autoritario de desarrollo en el Magdalena Medio, de no querer la palma africana y la ganadería extensiva.

Gilberto Guerra, Andrés Gil, Álvaro Manzano y Exhehover Polanía, nuestros dirigentes perseguidos y con orden de captura, no son terroristas, ni delincuentes, son luchadores sociales. Con la “seguridad democrática” y la “lucha contra el narcoterrorismo” dejamos de ser víctimas para convertirnos en victimarios. Los pájaros disparándole a las escopetas.

¡Hoy decimos no más! No reconocemos legitimidad en el actual sistema de justicia colombiano, el cual ha garantizado el 100% de impunidad para los autores de crímenes cometidos contra el campesinado del Magdalena Medio. A partir de hoy los campesinos del Valle del Río Cimitarra seremos objetores de conciencia. No colaboraremos más con la iniquidad y la injusticia.

En las cárceles del régimen autoritario, en caso de judicialización arbitraria y captura, seremos presos políticos de conciencia.

Por todo lo anterior, para exigir justicia rompemos con ella

Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra – ACVC
Diciembre 9 del 2003

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