El golpe militar en Chile, si bien tuvo como objetivo acabar con el gobierno de Allende, es decir un objetivo político, tuvo al mismo tiempo efectos directos sobre lo social, que es un mundo aparte, por más que el político lo necesite, lo penetre e intente subordinarlo o dirigirlo, sin embargo tuvo también otros efectos, como el jurídico, el moral y tantos otros.
Así el golpe destruyó las esperanzas del reformismo obrero y del reformismo pequeño-burgués de hacer los cambios por arriba, y destruyó las esperanzas del pueblo que construía sus formas de producir y reproducir la vida por abajo.
Lo que destruyó el golpe militar en Chile
El golpe militar en Chile, si bien tuvo como objetivo acabar con el gobierno de Allende, es decir un objetivo político, tuvo al mismo tiempo efectos directos sobre lo social, que es un mundo aparte, por más que el político lo necesite, lo penetre e intente subordinarlo o dirigirlo, sin embargo tuvo también otros efectos, como el jurídico, el moral y tantos otros.
El gobierno de Allende, si bien fue uno de los gobiernos más democráticos y avanzados del país,, fue sumamente insuficiente para comprender y abordar las tareas sociales que cambiaron bruscamente las tácticas y estratregias lineales que trabajaba la izquierda dogmática y reformista del continente y del mundo. Hasta la época se contaba con un fuerte movimiento obrero muy tradicional en su organización e ideología, que había sido el fruto de años de lucha donde fue esencial el papel de Clotario Blest, fundador de la ANEF y unificador del sindicalismo creando la CUT, que muy luego fue transformada en apéndice de los partidos que luchaban por el poder. Junto a ese sindicalismo tradicional estaban los partidos Comunista, totalmente adscrito al vaticano de Moscú, y el Socialista, afiliado a la socialdemocracia internacional con corrientes internas que iban desde la socialdemocracia de derecha hasta grupos de raíz bolchevique y guevaristas.
El problema para la linealidad de eses sindicalismo y partidos fue que la revolución cubana había incorporado nuevos elementos que no podían ser aceptados por esas organizaciones y que llevaron al PC a atacar virulentamente a Fidel Castro y al Che Guevara por haberse salido del libreto, en tanto el PS acorde con la multiplicidad de sus tendencias, tuvo desde acérrimos enemigos de los cubanos hasta grupos que fueron a Bolivia a luchar en el ELN del Che.
Algo había cambiado en el continente y grupos salidos del PC y del PS, así con Clotario Blest, grupos troskistas y otros, formaron el Movimiento de Izquierda Revolucionaria con una marcada distancia con la experiencia autoritaria del estalinismo soviético y un sólido y certero apego a las enseñanzas de la revolución cubana, que acosada por Estados Unidos terminó entregándose a las brazos de la URSS y el Che hubo de irse por no concordar con ese modelo, que llevó a los partidos comunista y socialista a “transformarse” esta vez en pro-cubanos, pro-Fidel y se pusieron la camiseta del Che. O sea, ahora todos revolucionarios, lo que al no quedar debidamente aclarado dentro de la izquierda mundial, llevó a confusiones diversas, cosas escondidas y aún al asesinato de dirigentes que no comulgaban con la línea estalinista.
La nueva izquierda revolucionaria supo situarse en las condiciones del gobierno popular desplegando no sólo una lucha defensiva contra el capital o una lucha ofensiva contra el estado, sino, lo que era su principal contribución, una lucha constructiva, no sólo de denuncias y propuestas, sino de hechos que promovían el cambio de relaciones y formas de vida, no sólo para la lucha en dirección del control de los aparatos del poder, sino la lucha por vivir, sobrevivir, alimentarse y cuidarse. Junto a los asaltos de bancos para contar con fondos que asegurasen la independencia de la nueva organización, frente al apetito de los países mal llamados socialistas que apoyaban a los partidos de Allende y obviamente no iban a apoyar o lo harían con condiciones, a la izquierda revolucionaria, junto a esos asaltos y preparativos de la lucha guerrillera, una acción principal del nuevo partido fue la formación de los cordones industriales, los campamentos urbanos de tomas de tierras por pobladores sin casa y las corridas de cerco en el campo, experiencias que permitieron no sólo crecer como organización, sino hacer salir a la palestra a sectores tradicionalmente marginados poco considerados por los partidos tradicionales, que llegaron hasta a modificar el panorama político y la siembra de las condiciones para el cambio de hegemonía en el campo popular, pues estos sectores tuvieron un crecimiento y expansión extraordinarios, como hormigas desplegándose desde los hormigueros en todas direcciones enseñando no sólo a luchar, sino a vivir y alimentarse:
Mientras la Unidad Popular orientaba el comercio a centrarse en la Juntas de Abastecimiento y Precios, que irritaban a un grueso sector de población cercana a los sectores populares, los campamentos del Movimiento de Pobladores Revolucionarios organizaban la circulación de alimentos desde los consejos comunales campesinos hacia los vecinos organizados. O sea, la izquierda tradicional seguía la cartilla y los sectores movilizados hacía otro modo de vivir y relacionarse entre ellos.
Obviamente los militares ya no se contentaban con los ministros uniformados que les daba Allende para atraerlos y evitar el golpe, sino que observaban con ojos preocupados el desarrollo desde abajo de las capacidades autogestivas y protagonistas del pueblo y eso les daba más miedo que la burocracia de La Moneda y los ministerios.
Así el golpe destruyó las esperanzas del reformismo obrero y del reformismo pequeño-burgués de hacer los cambios por arriba, y destruyó las esperanzas del pueblo que construía sus formas de producir y reproducir la vida por abajo.
Hoy día la izquierda revolucionaria se ha plegado a la izquierda sistémica, ayudando a ocultar los cambios en la revolución cubana, en que la dirección creó lazos con el reformismo soviético y aún plegándose a los partidos subordinados cuando Rusia agredía a los pueblos con sus tanques, en la oprobiosa alianza del MIR con los viejos estalinistas del FPMR, en el apoyo de los revolucionarios o ex revolucionarios al gobierno dictatorial de Ortega en Nicaragua, en fin, en la lucha por el poder, dejando de lado a las corrientes que hoy día se destacan a nivel mundial por el despliegue de las capacidades del pueblo y su potencialidad de autoorganización y autogobierno. Están enceguecidos aún por la toma del poder. Pero siguen siendo mis compañeros y algún día estaremos juntos nuevamente viviendo las formas de autogobierno social.
Jaime Yovanovic (Profesor J)
unlibre@gmail.com