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Gobierno boliviano “defensor de la madre tierra” se ahoga más en el neoliberalismo: la “alternativa” extractivista del biocombustible


Raúl Prada Alcoreza :: 13.09.18

El “gobierno progresista” acaba de aprobar un proyecto de producción de biocombustibles, vinculado al etanol. Lo presenta de la manera como lo presentaron las grandes empresas trasnacionales extractivistas, que se desplazan desde el campo de la energía fósil al campo de los biocombustibles, sin dejar el campo de la energía fósil. Hasta el momento sus incursiones en uno como y en otro campo son complementarias, combinando sus inversiones de acuerdo con la obtención de rentabilidades acompasadas. Lo llamativo es que el gobierno clientelar, que apuesta por el modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente, nos presenta como novedad lo que es un viejo argumento de las empresas trasnacionales y de los gobiernos europeos y norteamericanos, relativos a los biocombustibles de primera generación. Estos argumentos usados, hace décadas, son, ahora, presentadas por el “gobierno progresista” como “ambientalistas”. No hay nada más anacrónico que esto ni más retorcido.
El “gobierno progresista” ha resultado el mejor dispositivo eficaz en la reproducción del sistema-mundo capitalista, en la etapa tardía de la dominación del capitalismo financiero y especulativo. Pues no solo presenta proyectos propios del capitalismo, en plena compulsión por la acumulación ampliada de capital, como referidos al “desarrollo nacional”, sino que desarma al pueblo de toda capacidad de defensa y resistencia, al presentarse como “gobierno revolucionario”. El proyecto de producción de etanol no solo es parte de las estrategias de reproducción de la economía-mundo capitalista, en pleno desborde de su crisis orgánica, que se manifiesta como crisis de sobreproducción, encubierta como intermitentes crisis financieras, sino que implica la ampliación extensiva de la huella ecológica, es decir, de la hendidura en los territorios de la destrucción planetaria. Hablamos entonces de un gobierno que es plenamente ecocida, de vocación.


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