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Identidad boliviana: creación de una nueva construcción simbólica

José Antonio Paz Herrera :: 29.09.18

La formación de un nuevo modelo de Estado alternativo nace como resultado de las propuestas de las organizaciones indígenas-campesinas a partir de la Asamblea Constituyente, que se contraponen a la herencia colonial y nacionalista boliviana, desenvolviéndose a través de las manifestaciones de sus pueblos originarios que en la actualidad han tomado mayor fuerza en lo social y en lo político. La construcción de este imaginario colectivo (Estado plurinacional) concebido desde el Movimiento Al Socialismo (MAS) vacía desde su construcción simbólica un conjunto de concepciones, que tratan de formar la “identidad única” boliviana preparado en el discurso propuesto por Evo Morales Ayma.

Identidad boliviana: creación de una nueva construcción simbólica

José Antonio Paz Herrera
Sociólogo

La formación de un nuevo modelo de Estado alternativo nace como resultado de las propuestas de las organizaciones indígenas-campesinas a partir de la Asamblea Constituyente, que se contraponen a la herencia colonial y nacionalista boliviana, desenvolviéndose a través de las manifestaciones de sus pueblos originarios que en la actualidad han tomado mayor fuerza en lo social y en lo político. La construcción de este imaginario colectivo (Estado plurinacional) concebido desde el Movimiento Al Socialismo (MAS) vacía desde su construcción simbólica un conjunto de concepciones, que tratan de formar la “identidad única” boliviana preparado en el discurso propuesto por Evo Morales Ayma, en el cual se reconstruye una nueva configuración imaginaria desde las prácticas ancestrales milenarias del mundo aimara, el reconocimiento de los pueblos étnicos y la visibilización de hechos y procesos históricos a lo largo de historia boliviana, transformándolas en una retórica digerible a las masas para abordar temas de exclusión, invasión colonial e intromisión extrema no favorables al “proceso de cambio”. La iniciativa de los pueblos indígenas de Tierras Bajas a finales del siglo XX se desenvuelve en la exigencia de derechos fundamentales contra el Estado boliviano como: el reconocimiento de la existencia de los territorios indígenas (territorio y dignidad), la participación equitativa en las decisiones políticas, la modificación de la Ley INRA, la reivindicación de los derechos indígenas y la soberanía de sus pueblos. Nutrirá el discurso político que hoy en día es manejado y puesto en práctica por el Movimiento Al Socialismo y que en su momento fueron consignas propias de las marchas indígenas.

Es en este sentido y desde la visión de Silvia Rivera Cusicanqui que se desenvuelven mecanismos que construyen lo que denomina la “etnicidad estratégica” que, según la autora, se trataría de un proyecto impulsado por el MAS que convierte y reedita estilos políticos pasados modelando características propias de los pueblos indígenas (principalmente la cultural andina), que se aplican en el discurso promovido en la puesta escénica gestionado desde su partido, a través de su mente maestra (Álvaro García Linera) y su locutor (Evo Morales Ayma) en el que se puede percibir el énfasis en lo indígena, en lo campesino, en lo rural y en las costumbres ancestrales (rituales), dando a entender que, actualmente, estas representaciones culturales (de lo indígena) se estarían perdiendo, culpa de nuestra herencia colonial. Todo este mecanismo simbólico hábilmente construido y conquistado por el Movimiento Al Socialismo que lleva como estandarte su espíritu combativo fruto del “proceso de cambio”, les da la posibilidad, a estos grupos que históricamente fueron excluidos, de vivir convencidos que forman parte de lo que denominaron “Estado plurinacional” que terminará finalmente en la utilización de estos organismos sociales y de la capitalización estatal boliviana.

Las prácticas rituales del nuevo Estado (plurinacional) surgen como un mecanismo utilitario para sus pretensiones políticas y sociales, desenvolviéndose como recurso para la cimentación de la “identidad boliviana” que se establece desde un conjunto de concepciones que deconstruye las significaciones de las conmemoraciones republicanas para introducir momentos y personajes de la resistencia colonial, traídos al presente como símbolos de reactivación de la memoria colectiva y recursos de prospección de nuestra realidad boliviana. El uso de las figuras de líderes de los pueblos indígenas busca desde su discurso de descolonización la recuperación de una identidad única como uno de los ejes principales de dominación colectiva, conectando el mundo indígena con el mundo contemporáneo en el contexto boliviano, como un nuevo ordenamiento en la configuración de la nueva identidad boliviana. Las ideas concebidas para su construcción simbólica (plurinacionalidad) y la apropiación de las consignas de los pueblos indígenas, producen un giro estatal particular con una predominancia indigenista, pero sin poder cambiar su realidad y su desarrollo ciudadano relegándolos a pequeños espacios territoriales TCO’s (Tierras Comunitarias de Origen), asociándolos con el campo productivo (agricultura-ganadería) como adornos turísticos, exceptuando a los líderes de las filas promasistas que ostentan algún escaño dentro de la política estatal o son dirigentes en representación de su lugar de origen.

Por otra parte, la cooptación de sus líderes indígeno-campesinos para su beneficio, está debilitando a las organizaciones sociales y formando un paralelismo, por un lado, los que apoyan al MAS y los que no se sienten identificados con la representación de Evo Morales. El engaño cometido una vez en el poder político, hizo que el Movimiento Al Socialismo, con los dos tercios de la Asamblea Legislativa, continuara con políticas que favorezcan los objetivos de los sectores sociales afines a su pensamiento político. En este contexto podemos señalar concretamente la transformación de las tierras comunitarias de origen en TOC’s (Territorios Indígenas Originario-Campesinos) que generaron descontento en los pueblos que habitan dentro del Tipnis (Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro-Sécure), estas transformaciones políticas de tenencia de territorio fomentaron la invasión de los sectores campesinos (Polígono 7) para la explotación y producción de capital. Las marchas indígenas en defensa del Tipnis trajeron consigo la atención de toda Bolivia, desde la partida de la VIII Marcha, poniendo en debate interrogantes sobre la situación de nuestro país, la aparente retórica del gobierno proindigenista, el surgimiento de cuestionantes sobre sus estrategias desarrollistas y el reconocimiento de sus verdaderas intenciones al cruzar la carretera (Villa Tunari-San Ignacio de Moxos) por medio del territorio indígena, en beneficio de los sindicatos organizados y grupos indígenas que tienen otras aspiraciones de subsistencia.


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