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Brasil: la clase media al poder

En todas partes la clase media está ocupando los puestos del poder en los estados aprovechando su relación tecnológica con la economía (producción, distribución, transportes, infraestructura, etc), lo que les asegura excelentes ingresos de parte de los propietarios. La izquierda ha emigrado desde su anterior adscripción al proletariado, que ya dejó de producir plusvalía y se concentra en las capas medias de pequeña-burguesía profesional.

El marxismo es la ruptura con Marx, y sus principales seguidores, Lenin, Stalin, Trosky y Mao se encargan de profundizar esa distancia que se perfila desde la Comuna de País, es decir, 10 años antes de la muerte de Marx. La cristalización del modelo soviético es seguida por la cristalización de la ideología y de la teoría por medio del estructuralismo marxista. Los partidos comunistas transitan al eurocomunismo para desembocar en la socialdemocracia, en tanto otros abandonan el reformismo obrero para asumir el reformismo pequeño-burgués.

Pero la clase media o pequeña burguesía tiene los mismos objetivos de la burguesía: la propiedad y el poder, de allí que los propietarios y/o clases dominantes comparten con ellos asegurándoles la casa, el automóvil y algunos otros beneficios, en especial el acceso a servicios -como educación y salud- mientras los antiguos proletarios, que sólo tienen su prole y ya no pueden negociar su fuerza de trabajo como antes, se van pauperizando y avanza mundialmente el hambre y la marginalidad.

Los gigantescos sindicatos son institucionalizados para transformarse en nuevos instrumentos del poder, gremialismo y corporativismo. Hasta que cae el muro y sale a la palestra este sujeto marginado distanciándose de los partidos e ideologías constituyendo la Acción Global de los Pueblos, que es nuevamente cooptado para la lucha por el poder a través de la Vía Campesina y el Forro de Porte Alegre donde ya la clase media empapada de izquierdismo asume varios gobiernos latinoamericanos en nombre del nacionalismo-populista (también llamado nacionalismo popular o nacional populismo progresismo), un traje a la medida de estas capas medias izquierdistas que anhelan administrar el capitalismo en alianza con sectores de derecha de esas capas medias, como la Democracia Cristiana en Chile, el peronismo en Argentina, el PMDB en Brasil y así en los demás países.

Pero los sectores marginados empiezan a abandonar a esas clases medias interesadas y buscan sus propios caminos lejos de la institucionalidad política del poder, como los autogobiernos indígenas, municipios autónomos zapatistas, etc, donde la gente se espeja y se ve a ellos mismos autogestionando la vida y la producción y reproducción de lo común, cansados ya de ser dirigidos por pequeños burgueses buenitos, bondadosos y caritativos que emplean las mismas armas económicas para destruir el planeta y despojar las tierras de las comunidades. Buen ejemplo es el frente amplio chileno lleno de izquierdistas bondadosos y paternalistas, que durarán poco en sus afanes de sustituir al pueblo en su autogobierno prometiéndoles que ellos gobernarán mejor y administrarán el capital en beneficio de los pobres, cuento que ya nadie cree, ni ellos mismos.

Esas clases medias izquierdistas universitarias e inteligentes, casi como diosas ya han colmado, puros revolucionarios de cafetín descubriendo el café con leche, y obviamente el vacío lo llena otro sector de clases medias que ofrece seguir ensanchando el camino libre para la pequeña burguesía, los Bolsonaros, los Triump, los Macri y tantos otros por todo el mundo.

Lo mejor es que esos sectores medios honestos abandonen sus afanes de poder, se desliguen de los partidos políticos y pongan su profesión al servicio de los autogobiernos y capacidades locales de autonomía y despliegue de la potencia social.

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