Penútimo capítulo del libro “Palabras para tejernos…”
Por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha? Reflexión crítica desde Qullasuyu/Bolivia
Pablo Mamani 31.May.14 Construcción desde abajo
Capítulo del libro “Palabras para tejernos, resistir y transformar en la época que estamos viviendo”
¿Por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
Reflexión crítica desde Qullasuyu/Bolivia
Pablo Mamani Ramirez
Introducción
En la década de los 80 del siglo XX, para mí y para muchos
otros, escuchar de izquierda era algo interesante. Antes y
después de la asunción de Evo Morales a la presidencia en
Bolivia de Evo Morales -en 2006- seguía siendo interesante
para la gente porque se suponía que la izquierda podría traer
una gran justicia social y, fundamentalmente, la reparación
histórica para los pueblos indios o indígenas originarios. Esto
planteaba la idea de que era absolutamente contrario a las
derechas oligárquicas con profundas cargas racistas que han
gobernado Bolivia por largo tiempo. Hoy, en 2011 (aunque
desde 2007 en esta última etapa) ya no es interesante escuchar
de izquierda; y por supuesto, menos de la derecha. Hoy, tal
cosa es una constatación fáctica.
Cuatro décadas atrás, en 1960 y 1970, kataristas e indianistas,
dos corrientes políticas e ideológicas aymara-quechuas ya se
habían decantado de la izquierda. A partir de ello fundaron
sus propios movimientos políticos y sociales (pan, piak, pib,
mitka)1 desde donde criticaban duramente a la izquierda
y derecha calificándolos de ser una misma cosa. Esto es: ser
dominantes, oligárquicos, discriminadores, eurocéntricos,
anti-indios, colonialistas, descendientes de los españoles,
etc. Actualmente, esto se ha convertido en una constatación
histórica. Aquí damos por entendido que las ideas políticas
y acciones de la llamada derecha no son interesantes, porque
1 PAN, Partido Agrario Nacional, fundado en 1960; PIAK, Partido de Indios
Aymaras y Kechuas, en 1962; PIB, Partido Indio de Bolivia en 1970; MITKA,
Movimiento indio Yupak Katari en 1978.
171palabras para tejernos, resistir y transformar
está claro que no tienen al indio, como una sociedad viva ni
como proyecto histórico, dentro de su horizonte. Tampoco el
indio, o el aymara o quechua tienen en su cuerpo de ideas, estas
líneas de pensamiento político: por su discurso profundamente
cargado de racismo anti-indio. Excepciones siempre hay como
las de Fernando Untoja (ex aliado de Hugo Bánzer), Víctor
Hugo Cárdenas (con Gonzalo Sánchez de Lozada) o Simón
Yampara (Movimiento Sin Miedo de Juan del Granado).
Este último, el MSM, se presenta a través de Yampara con
inclinaciones hacia lo aymara y, a la vez, como nueva izquierda;
aunque en el fondo deja notar que es la misma derecha.
Desde tales constataciones hoy la tesis de que la izquierda
y derecha son la misma cosa, particularmente referida a
Bolivia, es más amplia; específicamente dentro de los pueblos
indígenas originarios y sus intelectuales. Se está poniendo
nuevamente en la gran mesa de las ideas políticas y de los
hechos sociales, que tales corrientes no se diferencian en
nada porque corresponden a un mismo núcleo civilizatorio
y de la política de dominación que proviene de parientes
culturales (señores del poder blanco-mestizo) y clases medias
urbanas. Entonces, se impone una pregunta obligada sobre el
comportamiento de la izquierda hoy en el gobierno-estado
boliviano, particularmente frente al indígena originario que es
el 62.2% en Bolivia.
Es en tal sentido que hoy se respira un aire de gran frustración
en el ambiente social y político frente al gobierno de Morales y
el entorno blanco-mestizo en dicho gobierno. Por lo que parece
imponerse la pregunta: ¿hay que dejar estas dos categorías de
ubicación espacial-temporal ideológico-político (izquierda-
derecha), para pensar y hacer cosas fuera de estos dos grandes
marcos de orientación político? ¿Qué significaría el pensar y el
hacer lo político y lo social por fuera de los marcos de izquierda
y derecha? ¿Hay alguna alternativa diferente o radicalmente
otra? ¿Qué significa pensar lo político desde el katarismo-
172¿por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
indianismo? Veamos algunos datos que pueden ser útiles para
argumentar una crítica contra la izquierda propiamente dicha
y contra la izquierda de la derecha y la derecha.
¿Cuál es el real desmontaje del estado colonial/liberal?
Se impone una evaluación breve y crítica del llamado
proceso de cambio o la revolución democrática y cultural en
relación con los pueblos aymara, quechua o guaraní y sectores
populares. ¿Cuáles son los cambios estructurales reales en lo
jurídico, político, económico y social para estos pueblos? ¿Hay
un real proceso de desmontaje del estado colonial/liberal,
racista, anti-india, o anti-originario? ¿Por qué a los pueblos
pre-existentes a la Colonia y a la República, declarados así por
la propia Constitución Política del Estado (art. 2) son tratados
casi de subversivos?
Dos afirmaciones centrales para responder a estas preguntas: a)
se está fraguando un gran fraude histórico contra los pueblos
pre-existentes a la Colonia y a la República, igual o peor que
en la Revolución de 1952; b) la vida económica y política de
los aymaras-quechuas-guaraníes y sectores populares no ha
cambiado en gran medida, a no ser para ciertas élites dirigentes.
¿Por qué en los últimos dos años, cuando tenía todo a su favor,
el gobierno de Evo Morales ha tenido graves problemas con
los propios movimientos sociales indígenas, originarios y
campesinos, de donde salió el propio gobierno? Hay varios
datos para pensar en esta cuestión. El caso más dramático y
revelador de la continuidad del estado colonial/liberal es la
violencia policial en la localidad de Caranavi, desatada entre el
7 y 8 de mayo de 2010 con un saldo de 2 muertos: varios heridos
y muchos procesados judicialmente acusados de provocar el
bloqueo carretero y tener vínculos con USAID son el saldo
de esto; aunque hasta ahora tal cosa no ha sido demostrada.
Otros conflictos han enfrentado al gobierno con COMCIPO
173palabras para tejernos, resistir y transformar
(Comité Cívico de Potosí) en el mes de julio de 2010, cuando
se produjeron grandes movilizaciones (19 días de paro) para
demandar proyectos para esa región; que hasta hoy no han sido
cumplido en su cabalidad. Además, durante el mes de marzo
de 2011 también han habido serios conflictos con la COB
(Central Obrera Boliviana) que exigía un incremento salarial
de más del 10%. En tal ocasión se produjeron movilizaciones
violentas en casi todas las capitales departamentales, entre
otros lugares.
Por otra parte, entre el 26 y 31 de diciembre de 2010 el gobierno
se enfrentó con todos los sectores populares e indígenas
originarios (urbanos y rurales) del país, a través del Decreto
Supremo 748, conocido como el “gasolinazo”. En esos días,
la gasolina aumentó en 73% y el diesel en 83%, incremento
nunca antes visto. Se quitó la subvención, según el gobierno,
para evitar el contrabando de esos productos al exterior. La
ciudad de El Alto, para anular dicho decreto, literalmente se
levantó; y es ahí donde hubo las mayores críticas expresadas
en la toma del peaje de La Paz-El Alto, dando un ultimátum
al gobierno y a Evo Morales para abrogar el decreto o
renunciar a la presidencia. Este rechazo fue compartido entre
varias movilizaciones de mineros en Oruro, fabriles y vecinos
en Cochabamba, juntas vecinales en La Paz (aunque estén
organizadas por el MSM, Movimiento Sin Miedo), y en otros
lugares. Desde esa fecha hasta hoy, el precio de los productos
alimenticios no ha bajado, lo cual ha afectado duramente a la
economía familiar.
Actualmente, el gobierno de Evo Morales tiene graves
problemas con los indígenas agrupados en la CPES (Pueblos
Yuracaré y Mojeño) y la CIDOB (Confederación Indígena
del Oriente Boliviano) de la Amazonía boliviana, apoyado
por la andina CONAMAQ (Consejo Nacional de Ayllus
y Markas del Qullasuyu); el motivo de la confrontación es
la construcción de una carretera que atraviesa el TIPNIS
174¿por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
(Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure).
Este proyecto tiene un costo de 415 millones de dólares y es
financiados por Brasil. Contra tal proyecto, los pueblos que
hoy marchan hacia la sede de gobierno -ya con un fallecido de
por medio- demandan el respeto y el derecho a su territorio y
a la biodiversidad. En realidad se trata de afectar este Parque
en vez revertir las grandes tenencias de tierra aún en manos de
las oligarquías cruceñas, benianas y otros. Es cierto que, en el
tema de tierras, durante los últimos 5 años se han revertido y
se han hecho recortes por saneamiento a grandes propiedades,
por incumplimiento de su “función económica social” (FES)
y por fraude; el saneamiento, hasta ahora, alcanza un total
de 115,818.8 has. de tierra afectando a familias como los
Monasterio, los Añez, y otros (INRA, 2010)2 . Según algunos
autores como Orellana (2006) y Ormachea (2008), desde el
principio era claro que el gobierno no iba a tratar este tema
de manera profunda. Lo hasta ahora hecho es insuficiente
porque existe una gran cantidad de gente sin tierra en los
centros urbanos y en las áreas rurales. ¿De hecho, el 34,9%
de las 106.751.722 has. de tierra en Bolivia que aun están sin
sanear, en manos de quiénes están?
Lo paradójico es que casi todas estas acciones y movilizaciones
sociales han sido acusadas por el gobierno de estar financiadas
por la derecha local y por la embajada de Estados Unidos. Para
hacer tales afirmaciones, el gobierno no ha tenido reparos en
reconocer que han hecho espionaje telefónico a dirigentes y
organizaciones sociales. Es decir, han violado el derecho a la
privacidad de las personas. Esto es serio, independientemente
de si algunos de los espiados quizá puedan tener ciertas
vinculaciones obscuras con afanes derechistas. Un gobierno
2 En el saneamiento y titulación de tierras, también existen datos como éste:
superficie objeto de saneamiento en Bolivia: 106.751.722 (100%) has.; super-
ficie saneada y titulada 59,038,406 (55,3%), superficie en proceso 10,426,629
(9,7%), superficie sin sanear 37,286,687 (34,9%.) (INRA 2011).
175palabras para tejernos, resistir y transformar
salido de un pueblo oprimido no puede y no debe tener
miedo a ese pueblo. En este sentido, no se entiende el trato
y la criminalización que Morales y su entorno hacen contra
cualquiera que sea crítico a la gestión gubernamental. Hasta
ahora, el gobierno afirma por quinta vez que USAID debe
ser expulsado de Bolivia; lo que genera un gran revuelo en el
país para que efectivamente se expulse de forma inmediata a
este organismo norteamericano. Según varios sectores, si no
se expulsa a tal institución querrá decir que lo que el gobierno
denuncia no es cierto; en tanto que ello es el punto neurálgico
para acusar a cualquier líder de los movimientos indígenas
originarios, cuando éstos critican o se movilizan.
Tal vez la pregunta seria y profunda deba ser: ¿el gobierno es
el gobierno de los pueblos oprimidos indígenas originarios-
campesinos, tal como se ha publicitado insistentemente; o es
el gobierno que expresa los intereses económicos y políticos de
la oligarquía boliviana y las empresas transnacionales? De ahí,
una segunda pregunta: ¿se acabó el proceso de cambio?
Leyes que contradicen radicalmente a la lucha social india y popular
¿Cómo se está fraguando este gran fraude histórico desde el
nuevo poder en contra del indígena originario campesino? Y
¿por qué? Esta es la clave de muchas otras preguntas. Sólo
algunas constataciones sobre ello: los artículos 2 y 98 de la
CPE (Constitución Política del Estado) reconocen la pre-
existencia de los pueblos aymara-quechua-guaraní y otros.
De forma explícita, en el artículo 98 la CPE sostiene que el
estado plurinacional se fundamenta en los pueblos indígenas
originarios campesinos: “La diversidad cultural constituye
la base esencial del Estado Plurinacional Comunitario…
El Estado asumirá como fortaleza la existencia de culturas
indígena originario campesinas, depositarias de saberes,
conocimientos, valores, espiritualidades y cosmovisiones”
(CPE, 2009). Entonces ¿por qué los pueblos y sus demandas
176¿por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
están sido tratados como subversivos? En el mismo sentido
descrito, hay también un rotundo rechazo de parte de los ayllus
de Challapata (Oruro) a la explotación de oro en esa región.
En El Alto, se organizó un paro cívico de 48 horas hace poco.
Y los indígenas de la Amazonía marchan hoy hacia la sede
gobierno para demandar respeto a sus derechos históricos.
Otros datos. La Ley del Órgano Electoral (aprobada en la
Asamblea Plurinacional) explicita que lo indígena originario
campesino tiene derecho sólo a 7 diputados bajo la categoría
de “especiales”, de los 130 que tiene esta cámara. Esto es la
negación absoluta de la pre-existencia de tales pueblos; sin
desconocer que los aymaras y quechuas están representados
ampliamente por la vía liberal del partido político en esta
instancia del poder estatal. Además, con ello se deja en
entre dicho la autoidentificación; tal como exhibe el Censo
de Población de 2001, que en Bolivia el 62.2 % del total de
la población nacional, es indígena originaria. Es decir, es
una gran mayoría. Del mismo modo, la Ley de Deslinde
Jurisdiccional -en sus artículos 5 y 10- limita, o mejor, elimina
la no jerarquía entre la jurisdicción indígena originaria y la
jurisdicción ordinaria. Con esta Ley murieron definitivamente
el artículo 2 y 98 de la Constitución: no tiene sentido ya hacer
evocaciones a dichos pueblos porque tal cosa no es real.
Por otra parte, la Constitución reconoce el derecho a la
consulta previa, consentida, libre e informada a favor de los
pueblos indígenas originarios campesinos. Pero la Ley del
Órgano Electoral en su artículo 39 expresa que tal consulta
no es de carácter vinculante y, por tanto, sus resultados no
son de cumplimiento obligatorio para el gobierno y el estado
boliviano. De esta manera, el estado impone su derecho como
un derecho mayor para convertir el derecho de los pueblos
originarios en un derecho menor: exactamente en la lógica del
sistema colonial. En la Colonia los pueblos aymara, quechua
y otros tenían algún derecho en tanto eran considerados
177palabras para tejernos, resistir y transformar
“menores de edad”. Estaban sujetos a la tutoría del estado
colonial y de sus autoridades virreinales. De la misma forma,
en la actual Ley de Autonomías y Descentralización, en lo
relativo a las autonomías indígena originarias, se han puesto
serias trabas y se impuso la burocratización del derecho. Así
se ha inaugurado la retardación de la reparación histórica
para que estos pueblos puedan transitar, por ejemplo, de un
municipio a una autonomía originaria. El trámite es largo y
burocrático.
Eso ocurre en Curahuara de Carangas (Oruro) donde el
gobierno, a través del municipio, está anulando todos los
derechos de los ayllus y de las autoridades originarias, para
que estos no sean el órgano de gobierno autonómico indígena
originario. La carta orgánica se impone frente al estatuto
orgánico originario; pues la carta orgánica expresa rudamente
el lenguaje y la lógica del estado liberal/colonial frente a la
visión y el lenguaje del sistema de organización de los ayllus.
En tal sentido, en esa localidad la posibilidad de emprender
vía estatuto orgánico una autonomía originaria está siendo
duramente atacada con difamaciones y amenazas.
Además, el estado interviene e interfiere en las autonomías
indígenas originarias a través del Servicio Intercultural de
Fortalecimiento Democrático (SIFDE). En los hechos, la
autonomía indígena originaria ya no es autonomía, sino una
especie de protectorado. Es decir, el estado no permitirá una
plena autonomía porque a través de la legislación secundaria
ha buscado mantener el control directo de las decisiones como
lo hace cualquier estado colonial. Un famoso caso de este tipo
es el de los Estados Unidos sobre Puerto Rico: la intervención
a la autonomía formal de los pueblos.
Por otra parte, mediante la Ley de Revolución Productiva…
a través de sus artículos 15 y 19, se autoriza el ingreso y
comercio de semillas y productos transgénicos a Bolivia. ¿Esto
no favorece, acaso, el negocio de las transnacionales de semilla
178¿por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
como Monsanto? Estas decisiones contradicen absolutamente
la Declaración de Tiquipaya de 2010 en Defensa de la Madre
Tierra. En aquel evento, la Mesa 18 -que denunciaba la
contaminación minera y petrolera en Corocoro (La Paz),
San Cristóbal (Potosí), y otros- fue tratada como la mesa del
negocio de las ONG’s, lo cual no era cierto.
Así, la vida económica y política de los pueblos indígenas
originarios campesinos no ha cambiado mucho. Incluso se
puede decir que el gobierno-estado a través de un lenguaje
revolucionario eurocéntrico, está anulando los grandes
proyectos históricos como son el trastocamiento total del
estado colonial/liberal, el cambio radical del sistema económico
liberal y neoliberal, la redistribución equitativa y justa de la
tierra en Bolivia, un estado y sociedad con sistemas propios de
organización territorial y administrativa, la nacionalización de
los hidrocarburos, y la vida misma de los pueblos indios y de
los sectores populares. Incluso el sistema de hacienda puede
volver al área rural con la reparación de la hacienda de Franz
Tamayo en Yawrichambi. Tal es la gravedad de los hechos
políticos que nos permiten decir que el “proceso de cambio” no
está produciendo cambios reales. El único gran logro es que
hoy la gente aymara-quechua-guaraní se sienta, por primera
vez en la historia republicana, el actor mismo de la historia y
del nuevo destino común del país. Eso es innegable.
De esta manera, el poder en su sentido de dominación
se reproduce ahora bajo el uso y abuso de un lenguaje
revolucionario y el uso de la estética del poder como servicio
de los ayllus-markas o capitanitas. Por ejemplo, el vice
presidente García Linera en un reciente “libro” insultó y trató
de infantiles a un grupo de personas que lanzó un Manifiesto
crítico sobre la manera en que se está manejando la economía
del país. En dicho “libro” el vice presidente desnuda, él mismo,
la cara real de un “revolucionario” de izquierda que no se
diferencia, en absoluto, del discurso y retórica de la derecha
179palabras para tejernos, resistir y transformar
boliviana históricamente conocida. Se observa pues que el
poder como dominación es el mismo poder de dominación de
antes. El estado es el mismo estado colonial y racista de antes.
El hecho de que haya aymaras o quechuas en el gobierno-
estado no significa que éste esté cambiando. Además, tampoco
existe en el estado una real presencia de la lógica e instituciones
políticas de los pueblos pre-existentes a la colonia. Lo liberal en
su forma multicultural hace que el estado actual sea el mismo
estado anterior, en tanto las leyes aprobadas por la Asamblea
Plurinacional mantienen el orden de cosas, particularmente en
contra de los pueblos indios originarios indígenas. Es por ello
que hay ya una gran frustración en muchísimos sectores de la
sociedad que lucharon por una real e histórica transformación
del estado y la sociedad y por un gobierno más diligente con
las reales demandas históricas de los pueblos y de sectores
asalariados y otros. ¿Tendrán que haber para conseguir eso
otros gigantescos levantamientos sociales territorializantes
que contengan el otro poder como durante los años 2000,
2001, 2003 y 2005?
¿Por qué se cae siempre en la reproducción de lo que se
crítica? El espejo de esta afirmación es el actual gobierno de
Evo Morales. Ante ello, los pueblos indios originarios están
llamados a superar esa contradicción.
¿Cómo pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha con esta
experiencia?
Lo descrito arriba nos permite reafirmar que la izquierda que
llegó al gobierno con gran discurso de justicia social histórica
y redistribución real del poder y de los ingresos económicos,
no tiene una evaluación favorable; si bien ha mantenido a una
apertura social hacia los pueblos indígenas, lo cual es importante.
Dicha apertura, sin embargo, suena más a cooptación y nuevo
clientelaje, que a transformación estructural del sistema de
180¿por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
dominación y explotación económica.
Una de las referencias principales en los hechos humanos y
sociales, es la historia construida. Para entender lo que ocurre
en Bolivia hay que hacer una breve referencia a la historia de
los últimos 5 siglos, donde se conocen dos grandes experiencias
históricas concretas de lo político-económico: la modernidad
capitalista y la modernidad socialista, teniendo presente que
ambos son proyectos europeos modernos que tienen sus
anclajes en América del Sur. Cabe anotar, sin embargo, que tales
proyectos tienen sus grandes diferencias y confrontaciones y
aun así pertenecen a un mismo origen de hechos, ideas y lugar
geográfico-histórico: el occidente europeo. Así lo proclaman
abiertamente varios de sus teóricos. Es ahí donde, hace 222
años, nació la clasificación de izquierda y derecha con la
Revolución francesa de 1789; clasificación hoy convertida en
dos grandes vertientes ideológicas y propuestas civilizatorias:
la modernidad capitalista y la socialista.
Desde lo indio o, específicamente desde lo aymara, no sólo hay
que hacer notar esta dicotomía moderna sino que vale la pena
pensar fuera y en frontera con ella. No estamos sugieriendo,
en absoluto, que conviene pensar en el intermedio de estos
dos grandes bloques (tal como sugiere la socialdemocracia)
como proponen las posiciones llamadas de “Tercera vía” de
Anthony Giddens (Giddens, 2010). Incluso no nos ayuda
mucho el pensamiento decolonial impulsado por W. Mignolo,
A. Quijano, Catherin Walsch y otros, porque ellos siguen
pensando desde espacios y lógicas del poder moderno/colonial;
desde universidades norteamericanas y sin realizar estudios en
profundidad del pensamiento indio antiguo y presente.
Cabe reconocer, de todos modos, que ellos critican la
modernidad y la racionalización de la vida social que produce
la acumulación del excedente económico y político a favor
de los pequeños grupos y la explotación inhumana de los
181palabras para tejernos, resistir y transformar
seres humanos y de la naturaleza. Entonces, pensar sin los
paradigmas de izquierda y derecha, sin sus intermedios, es un
hecho ya planteado dentro de propio pensamiento moderno/
colonial. Dentro de esa discusión, el katarismo-indianismo
plantea un pensamiento Otro según sus propias posibilidades
históricas y sus experiencias de vida social o económica.
Así, en el proyecto moderno capitalismo-socialismo, más
propiamente para nuestro caso, el colonialismo europeo
y colonialismo criollo-mestizo, trató de demostrar que la
modernidad es/era el único y mejor logrado pensamiento para la
humanidad, dada su universalidad y sus logros tecnológicos.
Sin embargo vivido como experiencia histórica real desde los
ayllus y markas, capitanías y centros urbanos, lo conseguido
era y es un sistema de dominación política y explotación
económica que ha provocado genocidios, etnocidios,
explotaciones inhumanas de los pueblos indios originarios de
América o Abya Yala, los afros y sectores populares. A nombre
de la modernidad se produjo una sistemática violencia física y
cosmológica contra los indios; esto se ha producido desde la
racionalidad imperial de la modernidad, como es el pensamiento
abismal o de frontera que los europeos tienen y tenían sobre
los Otros y sobre Sí mismos. Tales son líneas radicales de
división de dos universos definidos desde la lógica del poder:
“el universos de este lado de la línea” y el “universo del otro
lado de la línea”. Los millones de muertos en las minas de
Potosí o Huancavelica en Bolivia y Perú respectivamente, son
parte de ello; una hecatombe humana poco nombrada en la
historia política “universal”.
En los últimos 100 años tal hecho no cambió en absoluto sino
que se acentuó de una manera igual o peor que en los anteriores
siglos. Por una parte, la modernidad liberal/colonial y neoliberal
global produjo mayores grados de pobreza económica y social
para los pueblos indios originarios indígenas, expresados en
el racismo, discriminación, xenofobia, autofagia religiosa y
182¿por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
estatal, etc. El caso paradigmático de ello es Bolivia (junto con
Guatemala, Perú, Ecuador, Chile, Brasil, etc.), donde a una
inmensa población humana se la sigue aún hoy definiendo
como minorías y tratando culturalmente como no coetáneas.
Son Otros, están del otro lado de la línea moderna. Incluso en
Bolivia, desde el pensamiento social criollo-mestizo, el indio
ha sido históricamente condenado como el culpable del atraso
del país (véase Alcides Arguedas, Gabriel Rene Moreno,
Cayetano Llobet y muchos otros).
Dentro de este hecho-pensamiento (liberal moderno/colonial)
existía otra alternativa en tanto una esperanza o lugar de una
nueva forma de ver y vivir el mundo: esto era el socialismo o
la izquierda marxista. Pero el socialismo y el marxismo en sus
diferentes versiones desde hace décadas causa desconfianzas
y reproduce la misma realidad anterior3, tal como sostienen
los kataristas e indianistas. En Bolivia, un caso paradigmático
ocurrió en 1980. E. Ticona muestra que en la relación entre
la dirigencia aymara y algunos dirigentes de la COB (Central
Obrera Boliviana) había relaciones de racismo e inferiorización.
En este caso del aymara Flores. A Jenaro Flores (Secretario
de Armas de la COB en ese momento y después Secretario
3 Roberto A. Ferrero es fundador del Partido Socialista de la Izquierda Na-
cional en 1963 en Córdoba, Argentina. Él sostiene: “Sabido es que Marx y
Engels vivieron y pensaron en una época caracterizada por el desenvolvimien-
to hegemónico del capitalismo europeo, la constitución estatal de las últimas
naciones burguesas del Viejo Continente, y el triunfo definitivo de la visión
racionalista y laica del mundo sobre las concepciones mágicas y religiosas del
Medioevo. Esta especificad de la realidad en que vio la luz el marxismo de-
terminó su especial visión eurocéntrica del desarrollo histórico, caracterizado
como una marcha necesaria hacia adelante -hacia el socialismo- de la sociedad
occidental, dinamizada primero por su burguesía y luego por su proletariado”,
ver, Enajenación y nacionalización del socialismo latinoamericano, 2010 (Ferrero,
2010:9-10. Resaltado en el original). En la II internacional tanto Karl Kaustky,
y aún peor Van Kol, Bernstein y otros decían que era necesaria la sobreposición
de la civilización del occidente sobre el mundo de la periferia.
183palabras para tejernos, resistir y transformar
Ejecutivo de la CSUTCB4) le dijeron: “Compañero Flores,
¿puedes ir a comprármelo cigarrillo?” Yo le contesté -dice
Flores-: “¿Cómo no? Si tú me lustras mis zapatos, yo iré a
comprar tus cigarrillos”. Así comprendieron que ya no era lo
mismo (Ticona, 2000:121)5. Si bien hoy hay cambios, estos no
son sustanciales en el caso boliviano o qullasuyano, y lo mismo
se observa en Ecuador (en el gobierno de Rafael Correa) u
otros gobiernos como la que fue la “revolucionaria” Nicaragua
en la década de 80 del siglo anterior con los Miskitos. En
Bolivia, la izquierda en sus dos versiones principales: la
ortodoxa eurocéntrica y la indigenista están demostrando que
no se diferencian del llamado capitalismo y de la derecha en
su versión política.
Resulta que actúan igual o peor que los viejos grupos
dominantes del antaño (¿o son los mismos?) porque recurren
a descalificaciones degradantes, a la violencia estatal (caso
Caranavi de 7 y 8 de mayo de 2010), a la minorización del
indio originario o indígena, y un acentuado eurocentrismo
(que deja en la sala de espera al aymara o quechua), a la
anulación-penetración del estado en territorios de los Ayllus
bajo la forma de una autonomía mutilada o subordina al
estado central (o protectorado) y con las cartas municipales
que anulan a toda forma de organización de los Ayllus (caso
Curahuara de Carangas ya mencionado). Para ello acuden a
la lógica lineal de la historia (positivista), al neodesarrollismo,
reproducen el viejo modelo de estado extractivista de materias
primas y su exportación a los mercados internacionales (país
productor de materia prima-exportador), uso simbólico del
indio originario para legitimar el “nuevo” poder, etc.
4 Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia.
5 Flores relata además lo siguiente: “Nosotros asistimos a los ampliados de la
Central Obrera Boliviana, simplemente como oyentes, nunca nos han dado
importancia. Los trotskistas a la cabeza de Filemón Escobar decían: ‘a los
kataristas, a los indianistas hay que controlarlos, compañero ( Juan) Lechin’”
(Ticona, 2000:120).
184¿por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
Entonces en términos políticos y filosóficos ¿qué defiende el
proyecto socialista y marxista? ¿Se diferencia del capitalismo y
de la derecha? O ¿hay un falso proyecto socialista y marxista?
Y, por otra parte, ¿qué es el capitalismo y la derecha en
cuanto proyecto de la sociedad moderna? Estas son preguntas
centrales para entender sus diferencias y, a la vez, sus profundas
vinculaciones endogámicas e históricas particularmente desde
la experiencia boliviana. Hay que decir, primero, que la izquierda
se fundamenta en la idea de la igualdad entre los hombres en
tanto seres históricos; es aborrecible la explotación del hombre
por el hombre (aunque la idea de igualdad fue planteada por
los teóricos liberales como J. Rousseau frente al absolutismo).
La lucha política y social, sostiene esta postura, es a favor de los
desfavorecidos o desposeídos de los recursos económicos y por
la valorización de la fuerza de trabajo. Su peso argumentativo
se funda en que la humanidad y la sociedad son productos
de la misma historia humana. Por lo cual, la historia no es
una hechura de los dioses o de la naturaleza; sino que son
los mismos hombres-mujeres quienes deben hacer su propia
historia según cada lugar específico e histórico. En contraste,
la derecha defiende la idea de la desigualdad como un hecho
natural en la existencia o las relaciones entre los hombres. Es
decir, la desigualdad, según esto, es un hecho natural tanto en
la sociedad de los hombres y en la naturaleza. Por lo que es
normal que existan unos para que dominen y otros dominados,
unos que gobiernen y otros que sean gobernados. Así se define
el sistema político moderno. Ahora bien, de manera específica
en el campo del sistema político, el modelo socialista, por una
parte, está organizado en los unipartidismos (un solo partido)
como en Cuba (Partido Comunista de Cuba) y el PCUS de
la ex Unión Soviética) y, por otro, el modelo del capitalismo
como en el caso norteamericano se organiza en el bipartismo
(los republicanos y los demócratas).
185palabras para tejernos, resistir y transformar
En esa lógica, los socialistas-izquierdistas plantean luchar por
la igualdad (que en términos históricos concretos no existió
ni en los estados socialistas como la ex URSS, Alemania
Oriental y otros). Para ello plantean anular la tenencia
privada de recursos en manos de los grupos de poder como
los económicos o el capital, para redistribuir y trastocar las
estructuras del estado y de la sociedad. En contraste, los de
la derecha capitalista tienen la lógica de concentrar el poder
económico y político en sí mismos y para sí mismos, a fin
de lograr una acumulación de riqueza millonaria en pocas
manos; esto último ha producido dos hechos: la existencia en
el mundo de un mar de desposeídos e indigentes y minúsculos
grupos dominantes en el poder.
Ahora bien, en ambas posturas, unos y otros consideran a la
naturaleza (bosques, ríos, montañas, animales, minerales,
mares, etc.) como un recurso inerte que sirve para explotar,
para acumular riqueza material, para vivir mejor o, en el lado
contrario, para hacer justicia social o generar excedente para
los sectores pobres, etc. Tal es la ligazón fundacional entre
el socialismo y el capitalismo en tanto proyectos modernos
porque se fundamentan en la idea de progreso, desarrollo
y universalidad. Por ejemplo en la ex Unión Soviética se
llevó a cabo una explotación irracional de la naturaleza para
equiparse militar o económicamente al otro polo dominante,
Estado Unidos, Gran Bretaña o Francia. De igual modo hacen
hoy Estados Unidos o la Unión Europea, manteniendo una
dictadura militar y cosmológica sobre los Otros mundos: el
Árabe, África, Asia o Abaya Yala. A partir de ello el sistema
capitalista y su sistema civilizatorio se reproducen y se amplían
globalmente. Con esto no estamos defendiendo en absoluto el
ecologismo a ultranza donde la naturaleza no se toca.
Por otro lado, ambas posturas también comparten otro
presupuesto que es la separación radical entre la naturaleza
y la cultura. En base a este presupuesto, en la Colonia se dijo
186¿por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
“naturales” a los indígenas originarios porque se les negaba su
condición humana y su sistema civilizatorio. Hace 10 años
en Bolivia en el levantamiento de Achacachi (9 de abril de
2000) a los aymaras se los llamó irracionales por los bloqueos
protagonizados contra la privatización del agua. También
hace 1 año a los indígenas de la Amazonia se los calificó de
ser financiado por organizaciones internacionales, dejando
entender que estos no saben discernir entre los intereses
transnacionales y los propios. Hecho que tampoco es cierto.
Por ello, tanto el socialismo y el capitalismo pertenecen, con
todas sus confrontaciones, guerras y revoluciones, a un mismo
sistema civilizatorio: la modernidad occidental. Unos y otros
se proyectan al mundo, con sus limitadas diferencias, para
colonizar, explotar, provocar genocidios, guerras internas,
e imponer una dictadura cosmológica. Ahora bien, esto se
complementa en la lógica de exclusión radical definida
en las dicotomías siguientes: la separación fáctica entre la
racionalidad y la irracionalidad, la modernidad y lo tradicional,
lo civilizatorio y lo incivilizado, lo cultural y la naturaleza, la
derecha y la izquierda. Aristóteles es el gran fundador de esta
lógica. Aún hoy muchos socialistas como capitalistas fundan
sus acciones y pensamientos en estas dicotomías; lo cual,
al final, se convierte en una endogamia profunda en tanto
consiste en un hecho de carne y espíritu entre uno y otro.
En términos de proyecto societal el mundo moderno produjo
otros dos grandes fenómenos históricos. Uno, la radical
separación entre la condición material de la vida humana y
social y, dos, el hecho intersubjetivo de la misma vida humana
y social. Uno y otro están separados. La modernidad, en
términos generales, produjo un materialismo de la vida
humana de manera simple y concreta: la racionalización de la
vida como jaula de hierro. Esto es adquirir más y más “cosas” y
con ello vivir aparentemente mejor. El tener cosas hace e hizo
incluso del mismo hombre-mujer, una cosa. Ya hecho cosa, éste
187palabras para tejernos, resistir y transformar
ya no es humano sino objeto inerte que, sin embargo, respira
y se mueve. Es la negación de sí mismo fundado en la lógica
de la objetividad del objeto. Por su parte, lo intersubjetivo es la
historia humana misma. Entonces la condición materialista de
la vida social y humana hoy tiene consecuencias sociales como
las grandes enfermedades mundiales llamadas emocionales,
neurosis, problemas existenciales, etc.; porque el mundo
material lo es todo y el mundo humano es nada.
El katarismo-indianismo. ¿Radical diferencia?
En Bolivia la crítica a la izquierda y derecha como una misma
cosa surgió del viejo katarismo e indianismo. En sus versiones
radicales había dicho en los 1970 y 1980 del siglo XX: “ni
izquierda ni derecha”; “sacar a Cristo y a Marx del pensamiento
de América” (F. Reinaga, 1981). Hoy vuelven a ratificar estas
afirmaciones. En el mundo aymara hay una célebre frase sobre
esto: “Q’arax q’arakipüniwa”. “El blanco, blanco nomas es”. O
el “explotador es explotador nomas”. Aunque estos sostengan
que luchan en favor de los pueblos oprimidos y explotados,
estando en el poder siempre retornan a su cuna. Ese es un
dato real: es el caso de Bautista Saavedra quien cometió la
masacre de Jesús de Machaca en 1921 después de defender a
los indios aymaras en el proceso de Mohoza de 1902, o el caso
del famoso Cnl. José Manuel Pando quien, después de recibir
el apoyo determinante de Zárate Willka lo hace asesinar; o
actualmente, del vice presidente García Linera y del Ministro
de Gobierno, quienes ya tienen en su haber la violencia estatal
de Caranavi con dos muertos6. Eso es una realidad histórica
6 Recordar que Álvaro García ejercía durante el 7 y 8 de mayo de 2010 la Presiden-
cia del estado de forma interina por el viaje de Evo Morales a las Naciones Unidas.
El Cnl. Ciro Farfán (luego ex Comandante de la policía boliviana) y el ministro
de gobierno Sacha Llorenti, por regla lógica del poder liberal, actúan por mandato
superior. En Caranavi sostienen, sin embargo, que por voz propia del Presidente
Morales se sabe que él mismo ordeno intervenir en el desbloqueo.
188¿por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
y abundan los datos históricos de esta clase tanto en Bolivia
como también en otros países.
Por esta razón, Constantino Lima (dirigente de MITKA) dice:
“Es imposible que pudiera entrar en una situación de izquierda
y derecha porque ellos habían sido q ́aras. Habían venido de
otro continente, nada que ver con nosotros, por eso es que
ideológicamente somos diferentes” (entrevista a Constantino
Lima el 17 de febrero de 2011. Resaltado nuestro).
Ahora ¿qué implica la radical diferencia frente al capitalismo
y el socialismo desde el katarismo-indianismo o indianismo-
katarismo? ¿Hay otra forma de pensar y vivir la sociedad y la
historia desde el mundo aymara o qulla? ¿Hay en el mundo
aymara del Sur del mundo otra posibilidad histórica diferente
al capitalismo y socialismo? Y si esto existe, ¿cuál es? Veamos
esto de una manera introductoria desde la “nueva” versión
katarista-indianista, fundada en la lucha y las ideas de los
viejos kataristas e indianistas, en la década de los 70 del siglo
XX.
Un principio básico de vida social y humana sobre la que se
funda el mundo aymara es la lógica del equilibrio y el conflicto y,
a la vez, del conflicto más equilibrio y esto es un movimiento
histórico complejo. De ese razonamiento se obtiene la
expresión de “más o menos” que en la lengua aymara o quechua
abundan muchísimo. La letra “y” es una separación y la letra
más es conjunción. Entonces separación y conjunción es algo
dado y dándose en la vida humana y en la naturaleza. Por eso
decir “más o menos” no es una indefinición como se podría
observar desde la lógica dicotómica o aristotélica. Más bien,
es una definición concreta aunque altamente flexible, pues está
situada en hechos concretos. Ahora bien, esto se expresa en la
figura de la chakana o jach’a qhana (gran luz o gran camino).
Y también en la wiphala y otros constructos humanos y
sociales como el poncho y el awayu, así como en el sistema
agrícola. Con base en ello, el katarismo-indianismo replantea
un conjunto de lógicas argumentativas que van más allá de
189palabras para tejernos, resistir y transformar
la lógica de desigualdad e igualdad, principios básicos de la
izquierda y derecha.
Hagamos un ejercicio de imaginación y veámos y pensemos
en una chakana que tiene 4 lados escalonados asimétricos,
pero a la vez tiene otros 4 lados de escalonamiento de manera
simétrica. ¿Esto es lo propio? “Entonces si tenemos nuestro
propio sistema de gobierno como es el ayllu, la comunidad
¿para qué buscar sistemas de gobierno foráneos como es el
asunto de la democracia? (entrevista a Hilda Reinaga el 20 de
enero de 2011).
Históricamente esto es demostrable y sociológicamente hoy
existe. En el memorial de Charkas de 1582 se habla, por
ejemplo, de 4 condiciones geográfico-territoriales del mundo
de los ayllus en los Andes (Memorial de Charcas, 1582). Por
una parte, existen dos grandes referencias ordenadoras o, en
aymara, thaki y desordenadoras o pachakuti como es el gran lado
de Orqusuyu (gran lado masculino) y el gran lado Omasuyu
(el gran lado femenino). Y dentro de cada uno de los dos se
descubre a la vez en el lado interior de ambos el aransaya-
arriba y el lado interior, el urinsaya-abajo. La intersección
de ambos es el taypi que, más o menos, en castellano sería
el centro. Pero éste no es el centro que aniquila al resto para
quedarse uno (como la Razón, el yo, o dios); sino que es un
centro múltiple de varias condiciones. Incluso esta condición
de multiplicidad hace que el ayllu o marka existan como
un sistema de organización social o económica. Hoy esto
se observa en varias regiones del mundo andino (con todas
sus diferencias regionales e históricas) donde el ayllu o jatha
están vigentes, aunque de un modo más pequeño espacial y
territorialmente7.
Ahora esta aparente lógica dual o excluyente de aran-urin o
orqu-uma se complementa con la triada que es el taypi, chikata
7 Ahí se hace fundamental el proyecto histórico de los ayllus como es la Recons-
titución de los ayllus y de las autoridades originarias definida en el CONAMAQ
(Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu). (Mamani, 2010a; 2010b)
190¿por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
y thiya. ¿Qué significa esto último? El taypi puede ser el
ayllu o jaqi-runa, la gente, o una nación-región. Cada uno de
ellos o ellas tienen su chikata o su mitad que es justamente
la articulación entre taypi y thiya. Chikata en tanto mitad
de dos, tres y cuatro y más, es el espacio del todo. Y la thiya
es la frontera interna o externa de una conjunción múltiple
territorial o social. El mejor ejemplo de ello es posiblemente la
wiphala de cuatro wiphalas porque esto muestra sus fronteras
internas y las externas.
En ese sentido, la chakana no ofrece una igualdad entre
todos los cuadrados que la componen; pero tampoco ofrece
una desigualdad entre todos sus componentes. Este símbolo,
entonces, se puede decir que expresa la realidad sociológica del
orden espacial y territorial y, a la vez, incuba su propio desorden
en tanto que es una construcción social históricamente definida
en los ayllus o markas. El hecho de igualdad o de desigualdad
está siempre presente en la discusión en el mundo de los ayllus
y comunidades. Así, su máxima filosófica de la vida social-
humana y natural es que en términos materiales, por una parte
se requiere que la socie-dad y el hombre-mujer tengan lo justo
y necesario como para vivir en tanto jaqi o runa (“vivir como
gente” en aymara y quechua). Lo que implica no tener más y
menos del conjunto del promedio de la sociedad. Tener más ya
sea económicamente o materialmente es no humano ni social;
se hace referencia a lo q‘ara. Por otro lado, la otra máxima es no
tener más y menos en la autovaloración intersubjetiva frente al
promedio de la sociedad. Un valor intersubjetivo demasiado
alto (orgullo y ensimismamiento) de cada persona o de un ayllu
sobre el otro, de una región sobre otra, provoca un desorden
y conflicto fuera de los marcos socialmente aceptables. Si uno
y otro están fuera de las referencias del orden epistémico del
chakana o wiphala llegaremos a la “guerra de equilibrios”. Los
que tienen menos o son objeto de dominación-explotación
harán esta guerra de equilibrio hasta lograrlo o hacerse de otra
unidad territorial-social.
191palabras para tejernos, resistir y transformar
De hecho esto es constatable sociológicamente. Porque tener
muchas cosas o dinero en sobredimensión al promedio social
no es un asunto deseado en las comunidades y los ayllus, aunque
posiblemente sea prestigioso durante las últimas décadas y en
otras regiones. Al que tiene más y más dinero o cosas (doble
o triple) se la considera q’ara o perteneciente a la lógica del
acaparador o incluso explotador, al igual que un blanco o
gringo. Por otra parte, tampoco es un ideal, o mejor, un deseo
el ser pobre en términos económicos o intersubjetivos. Ser
pobre, pedir limosna, levantar la mano, o sentirse “no alguien”
como para pedir ayuda es muy mal visto. Se dice, “¿acaso no
tienes manos, pies y ojos para trabajar?”. Hay una ética de
vivir como gente o como hombre-mujer. Por lo tanto, no es
parte de esta realidad el que muchos tengan que ser pobres en
varios sentidos y pocos sean ricos también en varios sentidos.
Justamente por eso el tener más cosas materiales, así como
lo intersubjetivo promedio de la sociedad, significan que la
acumulación excesiva es combatida de variadas formas y, al
revés, el hecho tener menos del promedio social también es un
hecho combatido, en tanto no es un hecho justo.
La chakana nos da esta referencia concreta. Si uno de sus lados
se alarga hacia arriba implica la existencia de grupos de poder
económico o político; ahí la chakana misma no es chakana, sino
otra cosa. Del mismo modo si una gran mayoría desciende
para abajo por no tener cosas materiales como la tierra, casa, y
también en lo intersubjetivo, la chakana deja de ser también el
referente de estos principios. Del mismo modo si uno y otro
hecho pasan al lado derecho e izquierdo de la chakana ya no
es tal. Si bien hay un margen de permisibilidad social y político
entre uno y otro, fuera de esto entramos a modelos de sociedad
moderna racionalista e irracionalista donde unos tienen en
demasía y otros viven en miseria.
La “radical diferencia” justamente radica en que no exista
pobreza ni exista riqueza más allá del promedio social. Si una
familia tiene tres yuntas de toro, no puede haber otra familia
192¿por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
que no tenga una yunta de toro. El promedio social total de esto
es tener uno y medio. Este es un ejemplo multiplicable hacia
otros hechos. La radical diferencia es que todos y todas tengan
lo justo y necesario tanto en lo material y en lo intersubjetivo,
según nuestros espacios-tiempos. El promedio social quiere
decir, en principio, que hay una variación interna mínima con
una dinámica propia y, a la vez, de su interrelación con otros
sistemas sociales; aunque alcanzar el promedio social en estos
últimos es más complejo. Pero es posible alcanzarlo por un
factor de necesidad social y de urgencia histórica en el mundo.
La chakana para el mundo de los ayllus-markas ofrece esta
realidad: donde no todos son iguales ni todos son desiguales.
Como no es posible que todos tengan todo como tampoco es
posible nadie tenga nada, esto es un hecho real. Esto garantiza
el orden social y político porque eso es justo, humano, social,
histórico. Pero ojo, cabe notar que esto no es armonía sin
conflicto, sino una lógica de equilibrio y, a la vez, con conflicto.
A partir de estos argumentos, se puede afirmar que existe
una relación de intersección entre lo intersubjetivo y lo
material, expresado entre lo racional y lo emocional. En
este caso, si lo racional (cálculos, metas-objetivos meditados
conscientemente) es la predominante de la vida social, entonces
se llega a lo que llegó la modernidad occidental: a matar lo
humano. Y por el contrario, si lo emocional (alegría, fiestas,
sentimientos frustrados o alteración en tristeza o cólera) se
sobredimensiona sobre lo racional, entonces caeremos en la
locura colectiva porque éste tiene el potencial de desorden
o conflicto fuera de estos marcos sociales. La intersección
o conjunción de ambos es un hecho vital en la vida social-
comunal e individual. A esto, algunos autores lo llaman la ar-
monía. Para nosotros esto no es un hecho mecánico ni natural,
sino que es todo un constructo social y humano y, por tanto, es
histórico. Es parte del conflicto y del equilibrio o del equilibrio
más conflicto. Esto es diferente a los proyectos modernos
capitalistas y socialistas. Es otra civilización humana y socio-
193palabras para tejernos, resistir y transformar
político fundada en y desde el mundo indio aymara o quechua
de los ayllus urbanos o rurales.
No estamos sosteniendo que lo descrito arriba es algo
esencialista. Por el contrario, es una construcción histórica
porque se mueve según cada momento histórico y social,
según la dinámica interna o externa al mismo hecho y al lugar-
espacio social y territorial. Así como los aymaras dispersan el
poder en determinados momentos históricos (particularmente
en los momentos cotidianos de la vida social); en otros lo
concentran en un pequeño grupo dirigente (como ha sido con
los Willkas y Kataris), para organizar la lucha, lo cual es lo
más lógico. Esto nos faculta para señalar que el pensamiento
aymara está dado entre el equilibrio y el conflicto. No como
algunos sostienen: que los aymaras y los ayllus son una sociedad
de equilibrio o armonía casi perfecta (Yampara, 2001) o, por el
contrario, otros afirman que estas sociedades son verticalistas
dado que un conjunto de autoridades u otros tienen un rango
jerárquico sobre el resto de la sociedad (Clastres, 1978). Más
bien, hay toda una dinámica entre las dos formas y una tercera
que es más o menos la mixta, o la combinación de todas ellas
en un mismo acto o en actos separados. Por tal razón, ésta es
una forma de pensamiento que no encaja en la lógica dualista
simple, en la lógica exclusionista de uno sobre el resto, o en
la lógica de simple dispersión. El mundo de los Andes y sus
ayllus, al parecer, contiene una sociedad mucho más compleja
que aquellas llamadas sociedades simples.
Esta complejidad social y el pensamiento social correspondiente,
además, se expresan en las líneas y áreas del orden espacial y
territorial de la wiphala. En ella se expresan tres lógicas de
poder. El poder es entendido, por ahora, distinguiendo entre
mandar-obedecer y obedecer-mandar. Una lógica de este
poder es la horizontal. La wiphala nos da la posibilidad de
ejercer esto de 7 maneras porque tiene 7 posibilidades ya sea
de izquierda o derecha. Hay 7 cuadrados y colores horizontales
que atraviesan todo el territorio de la wiphala. Lo cual significa
194¿por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
que no hay una única posibilidad de hacer política o economía,
sino varias; en este caso concreto, 7. En esas 7 posibilidades se
tiene además otro conjunto de complejidades porque no son
fáciles las decisiones ni el recorrido dentro de esos territorios
múltiples. En cada caso o en su conjunto, se tiene que negociar
y decidir; lo cual es, justamente, lo político.
La otra dimensión es la vertical. De igual modo hay 7 verticales,
ya sea de abajo hacia arriba o de arriba hacia abajo. Estos 7
cuadrados nos dan la posibilidad de ejercer de 7 formas el
poder del ayllu en tanto relaciones sociales. Lo vertical, mirado
desde abajo, nos permite pensar que tiene su lado opuesto.
Este vertical sirve para ordenar cuando existe desorden. Una
autoridad originaria (hombre-mujer) cuando pierde el orden
en una asamblea no es bien visto; se le critica e incluso se le
puede faltar al respeto. En ese caso, la voz o el acto del poder
de la autoridad es vital porque garantiza el normal desarrollo
de las actividades previstas. Otra cosa es que todos entren a
un empantanamiento en el tratamiento de un tema. En ese
caso, se suspende la asamblea para dialogar o discutir fuera de
la ella, dentro de la cotidianidad de la vida social de los ayllus
y comunidades. Igual hecho pasa en las juntas vecinales en El
Alto, Cochabamba u Oruro.
Y el último rasgo es el poder diagonal. Esto posiblemente hace
que los aymaras se diferencien de las lógicas del poder del
occidente moderno socialista o capitalista. La diagonal es la
intersección y conjunción entre los 21 cuadrados y colores de
la mitad de arriba y los otros 21 cuadrados y colores de la
mitad de abajo. Así, de igual modo existe la posibilidad de
ejercer el poder de 7 maneras pero de forma diagonal. Esto es
importante porque significa que éste atraviesa lo vertical y lo
horizontal. El atravesar significar pasar por medio de las dos
lógicas anteriores, es decir, la horizontal y la vertical, la que
hace del poder diagonal un hecho diferente. En realidad este
poder diagonal pasa por los 21 cuadrados de la mitad de arriba
y por los 21 otros cuadrados de la mitad de abajo, atravesando
195palabras para tejernos, resistir y transformar
un total de 42 espacios y territorios. En total, completa
justamente los 49 cuadrados con los 7 cuadrados blancos que
hacen de diagonal en una wiphala (lo blanco del Qullasuyu).
Entonces tal “atravesamiento” hace a la diagonal un hecho
mucho más complejo y rico frente a otras posibilidades en
tanto se abre hacia lo intermitente (no fijo) y lo complejo;
pero a la vez contiene mucho de lo fijo o dado, de lo estable
y definido por el hecho cultural e histórico sobre la que se
fundamenta.
Ahora bien, en términos de orden social y político concreto
esto se organizaría entre cuatro hechos fundamentales. Lo
económico-territorial, lo social-histórico, lo cultural-ritual
cosmológico y lo político-productivo. Es indisociable de lo
territorial-económico porque lo económico se produce sobre
lo territorial y lo territorial sobre lo económico. De igual modo
lo social-histórico es la construcción histórica de estas lógicas
porque ellas se han dado sobre lo humano-social y los hechos
del pasado-presente. También lo cultural-ritual cosmológico
como parte de la visión del mundo y de la vida según cada
región y cada ayllu da un orden interconectado entre todos
ellos. Lo político se debe fundamentar en lo productivo y
no simplemente en lo político mismo. Al final de cuentas, lo
político es la forma de ofrecer u ofrecerse condiciones de vida
muy digna y un sistema alimentario complementario entre
diferentes productos de diversos pisos ecológicos. Aquí lo
político no solamente se piensa para dominar sino para vivir
en qamir qamaña (riqueza de saber vivir).
En lo propiamente institucional político-histórico, todo
lo anterior se fundamenta en dos hechos centrales: a) la
designación-elección de los representantes con base en la
lógica de rotación y elección; y, b) el cuerpo social está definido
en lo diárquico, hombre-mujer. Lo primero significa que el
sistema rotatorio por turnos es un sistema político basado en
un complejo pensamiento social que se practica y es un hecho
vivo en los ayllus y varias comunidades campesinas. Incluso
196¿por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
en la ciudad de El Alto (en la FEJUVE) se nombra o elige al
presidente de esta institución, escogiendo cada dos años a uno
del sector Norte y luego, para los otros dos años, a alguien del
sector Sur. Si esto no ocurre así se supone que habrá conflictos
de ingobernabilidad interna. Lo electivo es también parte de
este sistema porque, como en Omasuyus, se elige a uno de una
terna para que sea Secretario Ejecutivo de la Provincia. Los
tres propuestos en la terna pertenecen a un sector -como ser
el sector de Warisata o sector Lago. Tal modo tiene un alto
sentido político de compartir el poder o la responsabilidad en
el ejercicio público y no significa, en absoluto, que no haya
peleas o conflictos. La elección misma es muy peleada porque
se hacen un conjunto de negociaciones para asumir un cargo;
lo cual siempre trae prestigio aunque también, en los últimos
tiempos, sirve para sacar ventaja con el gobierno-estado.
En los ayllus-markas se impone la rotatividad y la obligatoriedad
en el ejercicio del poder. Esto según la tenencia de una parcela
de tierra, entre aransaya y urinsaya. Cada año el jilanku o
jilaqata (autoridad originaria hombre-mujer en aymara y
quechua) representan al sector de arriba y el sullka (autoridad
menor) al sector de abajo. Y al año siguiente el ejercicio será al
revés. El jilaqata será de abajo y el sullka de arriba. Ahora bien,
en varios lugares estos sistemas políticos están modificándose
por la incorporación del corregidor, bajo otro nombre y función
originaria. El conjunto de estas autoridades constituyen el
consejo de gobierno de la marka, que en muchos sentidos
coordina con los alcaldes municipales sus actividades o, en
otros, entran en conflicto con dichas autoridades estatales.
Esto útlimo ocurre en Curahuara de Carangas (Oruro) y en
los ayllus de Norte Potosí, etc.
La diarquía es un sistema político muy interesante que viene
desde tiempos pasados porque se considera a la sociedad
constituida por dos parcialidades humanas e históricas. Un
lado es el hombre y el otro lado es la mujer. El hecho es que
los dos constituyen o deben constituir un poder compartido
197palabras para tejernos, resistir y transformar
o un poder binario que, entre muchas otras cosas, es el hecho
fáctico para hacer realidad social la idea del poder femenino
y el poder masculino; no como separaciones y dualidades
confrontadas, sino como articulación intersectada entre los dos
grandes poderes de la sociedad; si bien falta mucho para hacer
efectivo y real este principio, de todas formas es un principio
que no existe en absoluto en el pensamiento socialista ni en el
capitalista, ni en la izquierda ni en la derecha.
Breves conclusiones
Pensar en frontera y fuera de la izquierda y derecha, es
todo un gran desafío, particularmente desde las luchas y
movimientos indígena originarios y sus intelectuales. El viejo
debate europeo de la “tercera vía” que viene desde 1920 y
ahora es re-editado por Anthony Giddens (2010), según el
nuevo contexto de la neoliberalización, tampoco nos sirve.
La dicotomía entre ambas posturas, en cuanto a definición
identitaria e ideológica ya fue criticada por Norberto Bobbio
(1995), un liberal que planteada ablandar tales diferencias. Lo
estudios llamados decoloniales de Walter Mignolo (2009) y
otros critican también la dicotomía de izquierda y derecha.
Sin embargo, cada uno de ellos nunca ha puesto en duda la
modernidad capitalista y la modernidad socialista. Tampoco
se puede encontrar en dichos autores propuestas serias para
un pensamiento fuera de estos marcos. Lo máxime que han
planteado para superar esa dicotomía es pensar en otras
posibilidades como la interculturalidad, la multiculturalidad o
el tercer sistema y otros.
La constatación política y social sobre la llamada izquierda en
los últimos años en Ecuador, Bolivia, Venezuela, Chile o Brasil
son lamentables porque no se diferencian sustancialmente
de los gobiernos y del sistema de pensamiento de la derecha
largamente conocidos en América del Sur-Centro-Norte.
El gobierno de la revolución ciudadana de Rafael Correa
198¿por qué pensar fuera de los marcos de izquierda y derecha?
de Ecuador ha criminalizado la protesta y los ideales del
movimiento indígena ecuatoriano agrupado en la CONAIE
(Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador),
tanto o más que el gobierno de Lucio Gutiérrez y otros. De
igual modo hizo el gobierno de la ex presidenta socialista
Michel Bachellet de Chile al criminalizar, e incluso permitir
una sistemática violencia estatal contra el Pueblo Mapuche
bajo leyes del dictador Augusto Pinochet. En Bolivia, el
gobierno de Evo Morales recorre los mismos caminos que los
anteriormente nombrados. Criminaliza las protestas sociales,
acusa y vincula toda crítica con la derecha sin darse cuenta
que las políticas emprendidas por su gobierno son iguales o
similares a las de los gobierno de la derecha. En el caso del
Perú dejaría abierto el derecho a la duda hasta ver cómo va
actuar en relación con los pueblos quechuas y aymara y otros
el gobierno de Ollanta Umala, recientemente posesionado. En
Brasil con Luis Ignacio Lula da Silva se produjo algo similar
contra el Movimiento de los Sin Tierra (MST). En Paraguay
con Lugo, los Guaranies, el sustrato simbólico del Paraguay,
viven en la misma miseria que antes. Es decir, los datos reales
y las políticas públicas de los llamados gobiernos de izquierda
o progresistas en América del Sur son demasiado parecidos a
los de los gobiernos de derecha.
Así, volvemos pues a preguntarnos, si estos son los hechos
¿vale la pena seguir pensado en la categoría de izquierda y
derecha? ¿Otro pensamiento y sistema de prácticas sociales no
es posible? ¿Por qué en un mundo de tantas potencias sociales
como para hacer otra historia como en Bolivia, donde ha habido
una lucha sostenida durante 15 años por los pueblos aymara-
quechua-guaraní y los trabajadores, se repiten las formulas del
capitalismo y del socialismo real? ¿Tanto esfuerzo colectivo,
las muertes y las heridas… será que como hasta hoy, solo sirven
para nada o para muy poco? ¿Por qué? y ¿por qué?
199palabras para tejernos, resistir y transformar
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