La cuarta Fiesta de la Primavera realizada el 22 de septiembre en la Población La Bandera supuso el aniversario de seis años de los Talleres Libres Veintiséis de Enero, cinco del Huerto Reciclón y cuatro de la Biblioteca Popular Doña Araña y la Rata Lectora.
Chile: primavera, autogestión y autoeducación
octubre 28, 2018
Ignacio Andres
La cuarta Fiesta de la Primavera realizada el 22 de septiembre en la Población La Bandera supuso el aniversario de seis años de los Talleres Libres Veintiséis de Enero, cinco del Huerto Reciclón y cuatro de la Biblioteca Popular Doña Araña y la Rata Lectora.
La actividad realizada en la tarde contó con diversos talleres, una feria libre y editorial, poesía, almuerzo y cena común, así como un pasacalle en donde participaron la “Bombanda Población La Bandera”, “Chiquitinkus” y la “Comparsa La Sin Nombre”. Con todo, la heterogénea jornada también dio lugar para la presentación de una revista y un fanzine.
Patricio Contreras presentó la segunda edición de Autogestión: Sin caridad ni patrón de Editorial Anagénesis, en donde se recopilan diversas experiencias de autogestión en Santiago y Valparaíso. De entre sus artículos subrayamos “Apoyo mutuo y reconstrucción” de Sebastián Lozano, referente al incendio que azotó Valparaíso en 2014. La catástrofe afectó siete cerros de la ciudad, dejando así un fatídico saldo de 2837 casas quemadas, 8500 damnificados y 15 muertos. No obstante, a pesar de lo adverso de la situación la ayuda fraterna no se hizo esperar: miles de voluntarios trabajaron en la reconstrucción de las viviendas. Es dicha experiencia la que se encuentra reseñada por el autor, partícipe del voluntariado, quien asegura que “la solidaridad, la autogestión y la organización popular que se vivió en los cerros son el reflejo practicado a fuego de una resistencia más brillante que el más grande de los incendios”.
Destacamos también “¿Qué entendemos por autogestión?” de Sebastián Lozano y Patricio Bascuñán, el nuevo artículo incluido en esta nueva edición, debido a que como se reconoce en el prólogo, la primera versión no trabaja la autogestión en profundidad, de modo que solo puede leerse entre líneas acerca de ella, en los textos presentes. De este modo, para los autores “la autogestión es la organización de los recursos y la sociedad desde una ética anarquista. Su ejercicio tiene como base la existencia de relaciones, en donde se suprime la distancia de los miembros de una colectividad con el poder, ya sea administrativo o político”. Dicha práctica también “supone una relación dialéctica entre los intereses individuales y colectivos”, en donde toma fuerza la afinidad entre los miembros, así como también el ejercicio de un compromiso profundo que, de volverse una práctica cotidiana, podría prefigurar una nueva sociedad.
Posteriormente Alejandra Pérez de Autoorganización de Resistencia y Recuperación Popular (AARP) y Marta Gaete, pobladora de La Bandera, presentaron el fanzine Taller para Niñas y Niños: Mujeres Pobladoras y Memoria Popular[1]. Se trata de un proyecto realizado entre los días sábado 10 de febrero y 10 de marzo en La Bandera, en donde a través de cinco sesiones se reconoció a la mujer pobladora desde cuatro dimensiones. En primer lugar, desde lo popular, en tanto que sentido de pertenencia, solidaridad y lucha por la emancipación en el pasado y presente. En segundo lugar, desde la migración, abordada desde un enfoque intercultural a tiempo con las últimas olas migrantes, cuyo mestizaje y cosmovisiones por descubrir enriquecerán nuestra cultura, al tiempo que permiten rescatar nuestra ancestralidad. En tercer lugar, los derechos de las niñas y niños, a quienes también se toma como actores sociales, a través de un ejercicio de memoria frente a las historias de vida de madres, abuelas y tías. En cuarto lugar se abarcó la violencia de género, donde se afrontaron los prejuicios y estereotipos que reproducen las desigualdades de género desde la niñez, fomentándose la igualdad entre niñas y niños en las dinámicas desarrolladas. Cabe señalar que el fanzine contiene dibujos y textos elaborados en el taller por las mismas niñas y niños partícipes, además de un registro fotográfico de la experiencia.
Luego fue mostrado el Taller de Música Latinoamericana, donde las niñas y niños también fueron los protagonistas. Según se reconoció al principio, la instancia fue una bella excusa para conversar sobre Latinoamérica, lo popular y la comunidad. Luego se cantó “Latinoamérica Unida”, canción escrita en el taller y que fue interpretada con diversos instrumentos confeccionados con materiales reciclados durante el mismo. Luego se interpretó “Todos Juntos” de Los Jaivas, donde las niñas y niños divididos en tres bloques: tiempo, acento y ritmo, dirigieron al público asistente que también se hizo parte del canto y las palmas. Compartimos la canción resultante del taller.
Latinoamérica Unida
Los mapuches y su vida colorida
Son un pueblo originario
Sus ríos y el sol brillante
La música que tocan
Sueña con la lluvia que cae cae en invierno
Como el planeta se mueve con el sol
No se puede comprar el viento
Ni el caribe, ni el desierto
Porque siempre estarán
En mis venas y no en las tuyas
Que están llenas de dolor
Los hermanos y hermanas
Migran buscando nuevos lagos
Latinoamérica unida
Bailan, luchan y cantan
Para que se escuchen risas
Y fronteras olvidemos
Como el planeta se mueve con el sol
No se puede comprar el viento
Ni el caribe, ni el desierto
Porque siempre estarán
En mis venas y no en las tuyas
Que están llenas de dolor
El título de la jornada se debe a que ésta se enmarca en la celebración del cambio en el ciclo de la tierra, tal como ocurre con el We Tripantu[2] en junio, al tiempo que proporciona un distanciamiento del festejo de Fiestas Patrias que impregna el mes de septiembre en Chile.
Por lo que se refiere a los Talleres Libres Veintiséis de Enero, la organización tampoco toma su nombre del azar. Los talleres son libres en tanto quienes los imparten —sean profesionales, educadoras populares o los propios niños y niñas— y participan de los mismos deciden las temáticas y dinámicas en asamblea, cuyos contenidos son pensados sobre la base de las necesidades del territorio[3]. Por otro lado, la fecha mencionada hace referencia al primer nombre del campamento del que deriva la actual Población La Bandera[4].
Teniendo presente lo anterior es como años atrás se realizó la primera Fiesta de la Primavera, cuya principal meta fue la recolección de libros para la entonces incipiente biblioteca popular “Doña Araña y la Rata Lectora”, inaugurada al año siguiente en la segunda Fiesta de la Primavera. La tercera versión se centró en reafirmación del carácter territorial en la iniciativa de los Talleres Libres Veintiséis de Enero, algo profundizado en la cuarta versión que hemos reseñado mínimamente. Finalmente, esperamos con ansias que las próximas Fiestas sigan demostrando cómo se persevera en los procesos de organización autónoma gestados en La Bandera.
[1] El fanzine Taller para Niñas y Niños: Mujeres Pobladoras y Memoria Popular puede ser descargado gratuitamente en goo.gl/QrTN8h
[2] El Año Nuevo Indígena se celebra en el Solsticio de invierno y días posteriores, realizándose ceremonias comunitarias y rogativas a la madre tierra. En el norte de Chile los Aymara celebran el Machaq Mara (21 de junio) o el Inti Raimi. Los pueblos Quechua y Lican Antay, los Diaguita se unen a esta celebración. En el sur los mapuche celebran Wüñoy Tripantü o We tripantu el día 24 de junio. Siendo sustituido casi por completo por la fiesta de San Juan, propia de la cultura campesina chilena, el año Nuevo Indígena comienza a ser recuperado en década de los 80 (en plena dictadura) por las comunidades mapuche. Fuente: goo.gl/yp1gU6
[3] Quienes conforman los Talleres Libres Veintiséis de Enero comenzaron realizando un “ayudatareas” hasta que notaron que las niñas y niños del sector querían participar más en instancias que abordasen sus inquietudes, preferencias y necesidades antes que solo en el reforzamiento de las responsabilidades escolares.
[4] Un 26 de enero de 1969, a las 3 de la madrugada y con consignas tales como “casa o muerte”, alrededor de 300 familias —a las que poco a poco se sumarían más— realizaron la ocupación del Fundo La Bandera, constituyendo lo que en un principio se denominó el “Campamento 26 de Enero” y más tarde la “Población La Bandera”. Este suceso marcó un punto de inflexión para otras ocupaciones de terreno que se desarrollaban en Santiago en aquel entonces, logrando generar instancias de coordinación entre las mismas, como lo fue el “Congreso Provincial de Pobladores” en 1970. Fuente: http://contrahegemoniaweb.com.ar/la-aurora-del-veintiseis-de-enero/