Laelección de mañana es sobre todo el primer referendo sobre la presidencia de Trump. El propio presidente ha promovido eso, con su mensaje de que voten como si yo estuviera en las boletas, y advirtiendo sobre consecuencias desastrosas para el país si gana esa turba demócrata que promoverá propuestas socialistas y abrirá las fronteras a los inmigrantes que llegarán no sólo a robarse empleos, sino que amenazarán al país.
La elección intermedia no sólo será un referendo sobre Trump; también medirá la fuerza de la resistencia a su régimen.
Infundir miedo, eje de la estrategia
La elección intermedia, referendo sobre Trump y la democracia en EU
En juego, 435 curules de la cámara baja; 35 escaños del Senado y 36 gubernaturas; se espera votación récord
Periódico La Jornada
Lunes 5 de noviembre de 2018, p. 23
Nueva York. Siempre dicen que son las elecciones más importantes de la década, del siglo, de toda la historia, pero en este caso, puede que tengan razón: las intermedias del 6 de noviembre son un referendo sobre Donald Trump y sus políticas, pero también sobre si aún funciona la luz de este país que se proclama el faro de la democracia.
Más aún, definirán la configuración de la contraparte del gobierno entrante en México para los próximos dos años.
En estas elecciones intermedias está en juego el control del poder político en Washington, ahora bajo dominio republicano subordinado a Trump, donde están en juego las 435 curules que conforman la Cámara de Representantes, y 35 del Senado. El mismo día también culminan contiendas para gobernador en 36 de los 50 estados.
Las encuestas y analistas electorales coinciden en que los demócratas son favorecidos para reconquistar la cámara baja y que los republicanos mantendrán la mayoría en el Senado. Pero encuestas y analistas fracasaron monumentalmente en sus pronósticos de la elección presidencial de 2016, algo que tienen que reconocer una y otra vez en esta, su primera oportunidad para tratar de recuperar su confiabilidad.
Por lo tanto, aún es posible que el partido subordinado a Trump triunfe en ambas cámaras, con lo cual los próximos dos años se consolidaría no sólo el poder del presidente, sino que su agenda no enfrentaría ningún obstáculo. Igual, no se puede descartar la posibilidad de una derrota total de Trump y su partido, con los demócratas logrando la mayoría en ambas cámaras.
Casi todos afirman que esta elección es sobre todo el primer referendo sobre la presidencia de Trump. El propio presidente ha promovido eso, con su mensaje de que voten como si yo estuviera en las boletas, y advirtiendo sobre consecuencias desastrosas para el país si gana esa turba demócrata que promoverá propuestas socialistas y abrirá las fronteras a los inmigrantes que llegarán no sólo a robarse empleos, sino que amenazarán al país si no por ser criminales, sí por votar.
El eje de la estrategia electoral promovida por Trump incluye la retórica y acciones antimigrantes, y Trump está apostando a que esto logrará mantener el control republicano del Senado por lo menos.
Trump no ha dejado de advertir que se aproxima una invasión de caravanas centroamericanas y que eso, combinado con demócratas radicales, ponen al país en riesgo. Este domingo festejó cómo los soldados que está enviando están colocando un bello alambre de púas en la frontera.
Por su parte, Barack Obama, rompiendo con el protocolo de un ex presidente, ha reaparecido en actos de campaña para apoyar a su partido, afirmando que el carácter mismo de nuestro país está en juego y deploró que Trump y los suyos utilicen el temor a una caravana de pobres como una amenaza existencial, como parte de su estrategia electoral.
Tanto los candidatos como un amplio espectro de ex políticos, figuras famosas de diversos sectores, desde las artes hasta los derechos civiles, argumentan que lo que está en juego en esta elección no es sólo el control del Congreso, sino la defensa de los fundamentos de la democracia en este país bajo asalto por Trump y sus aliados.
En gran medida en reacción a Trump, el elenco de contendientes tanto en las elecciones legislativas federales como en las estatales es el más diverso jamás visto: más mujeres candidatas que nunca, pero también más jóvenes, más musulmanes, más indígenas y más candidatos gay que nunca.
Ya se registra lo que se pronostica será un nivel récord de participación en una elección intermedia, algo que suele favorecer a los demócratas. Algunos datos preliminares indican que los jóvenes están votando en cantidades sin precedente en este tipo de comicios.
Pero tal vez lo más alarmante es que después de casi dos años de Trump, la oposición no sea aún más abrumadora.
Trump continúa con un bajo índice de aprobación; 41.9 por ciento en el promedio de las principales encuestas calculadas por FiveThirtyEight de ABC News. El campeón de la mentira y el engaño –según el conteo del Washington Post ha hecho 6 mil 420 declaraciones falsas en unos 650 días– Trump ha multiplicado su promedio de cinco mentiras por día a 30 durante las pasadas semanas, en la culminación el ciclo electoral.
Pero aun con las trampas, trucos, engaños, la apatía y sobre todo el dinero (ésta será la elección intermedia más cara de la historia), millones se movilizan en estos comicios para repudiar tal vez el asalto más brutal contra los derechos y las libertades civiles, las mujeres, las minorías, los migrantes y los medios en tiempos recientes en este país. La elección intermedia no sólo será un referendo sobre Trump; también medirá la fuerza de la resistencia a su régimen.