Leandro Albani entrevista al intelectual palestino.
Entrevista al intelectual y ensayista palestino Elias Sanbar
“El pluralismo es la identidad profunda de Palestina”
Leandro Albani
La tinta
El intelectual y escritor, que se encuentra en Argentina, brindó una charla sobre las raíces de la historia de Palestina y las formas de resistencia a la ocupación israelí.
La llave, un símbolo poderoso que grafica el éxodo palestino a partir de 1948, es un elemento fundamental para entender la historia, la cultura y la actualidad de la tierra ocupada por el Estado de Israel. Porque la llave abre puertas por las cuales descifrar la situación de los palestinos y las palestinas. Con esa idea, el escritor e intelectual palestino Elias Sanbar comenzó ayer su conferencia magistral, dictada en el Centro Cultural San Martín, en Buenos Aires, en el marco del Foro Palestina y América Latina organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso).
Ante una nutrida concurrencia, Sanbar -que también se desempeña como embajador palestino en la Unesco- lanzó una pregunta que sería el eje de su charla: “¿Qué es Palestina?”. A partir de ese interrogante, el autor del libro Figuras del Palestino (publicado en Argentina por Editorial Canaan), analizó una serie de puntos nodales para entender el ser palestino en su totalidad.
“Es fundamental saber de dónde viene Palestina, porque es la base para comprometernos”, sintetizó el escritor.
Palestina, un país negado y ocupado por Israel, “está en el corazón de Medio Oriente”, y aunque su población y territorio son pequeños, se ubica en una zona estratégica. “La región -explicó Sanbar- es importante desde hace miles y miles de años, porque se encuentra entre el Valle del Nilo y el Valle de los ríos Éufrates y Tigris. La región va de un lugar a otro, porque está en el centro de esos dos polos de poder”.
El intelectual remarcó que el territorio palestino siempre fue “un corredor por donde pasaban las potencias”, que se transformó “en un puente fundamental y en la llave entre esos dos polos, el Medio Oriente y el Oriente Profundo”. Para Sanbar, Palestina es hasta el día de hoy el “blanco de las potencias”, porque “quien controlaba la región tenía el poder”. Frente a esta situación, “siempre tuvimos que pelear por sentirnos en casa”, expresó.
Al mismo tiempo, Palestina es una tierra árabe, en donde sus habitantes se reúnen alrededor de un idioma. “El idioma conlleva cultura, tradiciones, comidas, humor, historia”, señaló Sanbar. “Los israelíes dijeron que toda Palestina era hebraica, porque no se utilizaba la palabra ‘judío’, que viene del alemán. Israel utiliza la mitología y no la historia” para justificar la actual ocupación, manifestó.
Sanbar explicó que antes de las conquistas árabes, en Palestina ya se reconocían como parte de ese gran pueblo. “Ya éramos árabes. Y el árabe se desprende del arameo. Por eso Cristo era un palestino arameo”, ejemplificó.
Entre las muchas aristas para explicar a Palestina, el intelectual enfatizó que desde la época de las Cruzadas cristianas en la región, “la religión no era el problema, sino la ocupación occidental”. Luego de recordar que el territorio palestino sufrió siete Cruzadas en apenas dos siglos, muchos hombres que participaron de esas campañas se quedaron en el territorio y se integraron a la comunidad originaria.
En su amplio análisis, Sanbar hizo hincapié en la ocupación israelí, ya que consideró que Palestina “es una tierra colonizada de una forma particular” a diferencia de otros conflictos. En procesos similares al palestino, detalló el escritor, los colonizadores llegan, ocupan las tierras y aplican un férreo sistema de explotación laboral. En el caso de Palestina, “la colonización quiso reemplazarnos y no explotarnos, al igual que sucedió en Estados Unidos durante la conquista del Oeste”. Sanbar remarcó que el objetivo israelí es sustituir o eliminar a la población palestina.
Ante esta situación, una de las principales obsesiones de los palestinos y las palestinas es retornar a su tierra. Volver a la tierra de donde fueron expulsados por la ocupación israelí significa también “volver a nuestro nombre”, destacó el intelectual. “Todavía tenemos un combate por mostrar nuestro nombre y volvernos visibles, porque intentaron borrar nuestro nombre. Pero hoy nadie puede decir que los palestinos no existen”, enfatizó Sanbar.
La operación israelí por expulsar o eliminar a los habitantes de Palestina y sustituirlos por población extranjera judía, tuvo dos momentos históricos. Sanbar los ubica en 1948, con la creación del Estado de Israel, “cuando borran nuestro nombre de los mapas, vacían nuestras casas y ciudades, y se da el combate por el retorno, que también es una forma de emerger”; y en 1967, con la ocupación de Gaza y Cisjordania luego de la Guerra de los Seis Días, cuando el pueblo palestino decide no moverse de su territorio. Para el intelectual existe una combinación entre el reclamo por el retorno y la resistencia a no ser desplazados de manera forzada. Ante esta doble resistencia, el objetivo que retomó Israel es empujar a la población palestina fuera del territorio, “pero no lo van a lograr porque somos resistentes. No se puede resolver el conflicto sin nosotros. Somos los hijos de Palestina y nadie nos puede reemplazar”, manifestó el intelectual.
Al respecto, Sanbar analizó que en las negociaciones de paz con Israel el control de la ciudad de Jerusalén “no es el punto más complicado, sino la cuestión del retorno de los palestinos”. Para el escritor, el sionismo -ideología sobre la que se funda el Estado de Israel- “necesitaba una fundamentación moral para justificar la expoliación”, por lo cual se creó el mito de que “Israel es una respuesta justa ante el nazismo”. A partir de entonces, “todo lo que se opone a Israel es el mal”, una “ecuación” que Sanbar califica de “falsa”.
Al ahondar sobre sobre este análisis, el escritor dijo que para el poder israelí el derecho al retorno de los palestinos y las palestinas “pone en juego su existencia misma”, además de que a Israel “le aterra tener que reconocer sus crímenes”. Por eso, Sanbar aseguró que “los palestinos tienen la llave” para resolver el conflicto, al mismo tiempo “que solo las víctimas pueden perdonar a sus verdugos, pero ellos tienen que confesar lo que hicieron. Puede haber tratados de paz, pero sino no reconocen los crímenes que cometieron no habrá una paz verdadera”.