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Vivir y morir en TemucuicuiL la lucha indomable de Camilo Catrillanca


Carolina Rojas :: 01.12.18

-En las comunidades casi no hay tiempo para juegos cuando eres niño, si no es el “Paco-mapuche”- confiesa Mijael Carbone quien habló durante el trawün como werkén y dicen que es uno de los más afectados por la muerte de Catrillanca, su mejor amigo desde pequeño. Carbone, dirigente de Temucuicui y líder de Alianza Territorial Mapuche (ATM) – quién también vivió en clandestinidad- está sentado en el pasto, un jockey le cubre los ojos. Con un tono cansino, explica que la vida en las comunidades es así, inimaginable por fuera del weichan (lucha).
-Aquí los niños crecen como Camilo, de hecho, yo le enseñé a manejar el tractor cuando él recién cumplió los 18- contesta con nostalgia.
– ¿Cómo es crecer como él?
-Se madura a temprana edad por el tema de los roles que se tienen que asumir, uno empieza a trabajar en lo agrícola y nos vamos enseñando al que va detrás y traspasando ese tipo de conocimientos a los más chicos, no hay mucho tiempo para jugar.
Se acuerda de él como un niño cariñoso, cuando el abuelo de Mijael iba a visitar a los Catrillanca, Camilo, con nueve años, se empinaba con un plato de mote en las manos para ofrecerle al anciano, luego salía a su siga. “Lo acompaño a su casa don Alberto, no puede andar solo por ahí”, le decía. Los adultos reían.


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