Publicación de la Cátedra Jorge Alonso de la UdG y CIESAS, Occidente.
1ª edición, 2018, Cátedra Interinstitucional Universidad de Guadalajara-CIESAS-Jorge Alonso. Coordinación editorial: Inés Durán Matute y Rocío Moreno.
Ante el llamado del Consejo Indígena de Gobierno (CIG) conformado por el EZLN y el Congreso Nacional Indígena (CNI) al diálogo y organización, la Cátedra Jorge Alonso decidió abrir y organizar un espacio de encuentro con distintos colectivos, pueblos, sujetos que con su hacer buscan denunciar y desmantelar al sistema capitalista, racista y patriarcal, que golpea a sus organizaciones, al país y al mundo entero.
La intención de este seminario-encuentro, fue escuchar la palabra de todos aquellos que se sienten parte del México de abajo y que buscan la construcción de una sociedad más justa.
Ante la tragedia, la impunidad e indolencia: la esperanza
César Octavio Pérez Verónica
El pueblo mexicano ha proclamado en las distintas etapas de su historia, básicamente dos aspectos: justicia y libertad. Las resistencias
de nuestros pueblos originarios contra el genocidio español; las invasiones extranjeras que han pretendido gobernar o nos han arrebatado el territorio nacional; las exigencias por los derechos sociales (a la educación, a la salud, al trabajo, al salario, a formar sindicatos, a la cultura); el uso de las armas por parte de hombres y mujeres de muy diversos sectores como última alternativa frente a un Estado represor; la defensa de la tierra y el territorio en contra de las empresas extractivas y el narcotráfico con anuencia y participación del Estado; y la interminable lucha por la democracia, quizás la más socorrida por activistas, periodistas e historiadores es el fraude de 1988, y el más reciente de 2006.
Las luchas emprendidas en Jalisco, están emparejadas en un contexto de violencia e inseguridad extrema. Durante 2017, según los datos publicados por el Sistema Nacional de Seguridad Pública, fue el más violento del que se tenga registro y Jalisco no fue la excepción. En dicho año se produjeron 1 369 homicidios dolosos. En cuanto a la situación de los feminicidios, en el mismo periodo se asentaron 107 casos de acuerdo con las cifras dadas por el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (cladem). Esto nos demuestra el fracaso de la Alerta de Violencia contra las Mujeres supuestamente
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implementado por las autoridades estatales. Además persiste la fuerte sospecha que otros casos no fueron clasificados correctamente, por lo que la cifra puede ser mayor. En el caso de la personas defensoras, lamentamos profundamente el asesinato de los defensores Miguel Vázquez Torres y de su hermano Agustín, fundadores del Consejo Regional Wixárika por la Defensa de Wirikuta, crimen ocurrido en el municipio de Tuxpan de Bolaños, al norte de Jalisco. Las autoridades estatales atribuyen su muerte al crimen organizado, lo que de ser así, evidencia el grado de vulnerabilidad que sufren nuestros hermanos y hermanas por defender sus tierras y territorios, ya sea por omisión o complicidad de las mismas autoridades municipales, estatales y federales.
Quizá el caso más emblemático de una de las comunidades indígena de Jalisco, es el del pueblo coca de Mezcala de Asunción, en el municipio de Poncitlán, Jalisco, localidad que históricamente se ha caracterizado por la defensa de su territorio y el respeto a sus usos y costumbres. En 1999 el empresario Guillermo Moreno Ibarra se apoderó ilegalmente de diez hectáreas del territorio comunal y forestal de la comunidad. Como respuesta, las autoridades tradicionales de la comunidad demandaron ante el Tribunal Unitario Agrario la inmediata restitución de sus tierras. Hasta ahora, la falta de una resolución en su contra ha permitido a Moreno Ibarra continuar atentando contra el patrimonio territorial de la comunidad. Él ha desmontado área forestal y removido suelo para construir una gran mansión bordeada por una malla metálica electrificada, así como creado una brecha exclusiva para que circulen sus vehículos y ha desviado cauces de ríos, todo con la complacencia de las autoridades del municipio de Poncitlán, de la Comisión Nacional de Agua (cna), de la Procuraduría Federal para la Protección del Medio Ambiente (profepa), de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (semarnat), de la Procuraduría Agraria (pa), entre otras.
En el año 2011, al no recibir justicia por parte de las autoridades, la Asamblea de Comuneros de Mezcala ordenó desmontar un panel solar que Moreno Ibarra instaló en su territorio y dejarla a su disposición en la entrada de la Casa Comunal. Dicho panel alimentaba una bomba de agua que desviaba y retenía arroyos que las comunidades de Mezcala y San Juan Tecomatlán utilizaban para sus actividades agrícolas y ganaderas. Inmediatamente después Moreno Ibarra y su prestanombres, Crescenciano Santana, presentaron ante la Agente del Ministerio Público 246 Voces del México de abajo. Reflexiones en torno a la propuesta del cig adscrita a Poncitlán, Jalisco, una denuncia penal por robo en contra de Rocío Moreno y cuatro integrantes más de la comunidad, quienes no fueron citados a la integración de la averiguación previa. Con una indagatoria plagada de irregularidades por parte de la Agente del Ministerio Público como son las violaciones a los derechos al debido proceso, a la seguridad jurídica y personal, pero fundamentalmente la aplicación del Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que involucren personas, comunidades y pueblos indígenas, el expediente fue consignado al Juez Penal de Ocotlán, Oscar Martín Morales Vázquez. En lugar de analizar a detalle el expediente y advertir de las inconsistencias jurídicas por parte del Agente del Ministerio Público, Morales, giró, de manera irresponsable, órdenes de aprehensión en contra de Rocío Moreno y diez personas más. Los integrantes de la comunidad salieron libres bajo caución después de ser presentados y pagar una exorbitante fianza ante el juez penal de Ocotlán.
El 27 de mayo de 2015, el mismo Juez dictó sentencia definitiva condenando de manera injusta a los miembros de la comunidad como responsables del delito de daño en las cosas a una pena de entre dos y tres años de prisión y al pago de una multa equivalente a diez días de salario mínimo. El 6 de noviembre del mismo año, la Sexta Sala del Supremo Superior de Justicia, resolvió la apelación del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo, A.C. (cepad), quien representó a la comunidad durante el proceso penal, en la que absuelve a los comuneros de cualquier cargo. Sin embargo, la falta de reconocimiento judicial de las personas procesadas como integrantes de un pueblo indígena, y que los hechos se derivaron de los usos y costumbres de la comunidad, no fueron tomadas en consideración ni por el Juez ni por los integrantes de la Sexta Sala.
Tampoco podemos omitir la promesa del entonces candidato a la gubernatura de Jalisco, Aristóteles Sandoval a los y las habitantes de Temacapulín, Acasico y Palmarejo, de no inundar sus pueblos. Sin embargo, en junio de 2017, en un acto público y en presencia de personajes de la vida pública de la entidad, se desdijo amenazando que la presa va a 105 metros, contraviniendo la determinación de la scjn que la cortina de la presa El Zapotillo no debe rebasar los 80 metros.
Por otro lado, en Jalisco, la invisibilidad del reclamo de justicia con la que caminan las y los familiares de personas que sufren la desapariAnte la tragedia, la impunidad e indolencia: la esperanza 247 ción forzada, reflejan la impunidad e indiferencia que por más de una década las autoridades de la entidad ha mostrado. A lo que se suma una sociedad mayoritariamente indolente que no se permite la solidaridad con quienes reclaman el derecho a la verdad. La negativa del Estado mexicano a reconocer abiertamente la crisis de Derechos Humanos empeora la situación y se traduce en un obstáculo para el acceso a la justicia y a la verdad de víctimas y sus familiares, así como los homicidios, ejecuciones extrajudiciales y detenciones arbitrarias, que forman parte del universo de expresiones extremas de violencia, incluyendo la desaparición forzada de personas.
El 31 de agosto pasado, inició los trabajos la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas (fepd) de la Fiscalía General de Justicia de Jalisco, la cual es producto de la exigencia de los colectivos de personas desaparecidas y de las organizaciones de Derechos Humanos, y del fuerte impulso de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México. Seguimos sin respuesta ante la desaparición de personas en los municipios de Casimiro Castillo, La Huerta y otros más por parte de elementos de la Marina, Armada de México. Tan sólo en 2017 se presentaron cinco quejas ante la cndh en contra de esa institución por la desaparición de pobladores de esos municipios. Desde que inició labores la fepd las familias no solamente han vivido la frustración y la desilusión, sino también amenazas e indiferencia de los ministerios públicos.
En el corte del 30 de abril de 2018, el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas y Desaparecidas (rnped) se contabilizaban 36 mil 265 personas en toda la República, de las cuales 3 mil 362 correspondían a Jalisco. Según información proporcionada por la propia Fiscalía General de Jalisco, el número de personas registradas como desaparecidas en Jalisco de enero de 2008 a marzo de 2018, era de 23 435, de las cuales 4 963 personas seguían en calidad de desaparecidas, y las cifras parecen aumentar año con año. Podrá argumentarse interés de las autoridades de Jalisco, sin embargo, no tienen las autoridades de procuración y administración de justicia locales, un solo caso donde se haya juzgado y sentenciado a alguna persona por el delito de la desaparición forzada o por particulares. A finales de 2017 se publicó la Ley General en materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda.
248 Voces del México de abajo. Reflexiones en torno a la propuesta del cig
Acercarnos como sociedad a sentir el dolor con el que transitan, yendo con una herida abierta de dependencia en dependencia en búsqueda de respuestas y exigiendo justicia en las calles abre una posibilidad de sensibilizarnos y comprender que se trata de nuestros desaparecidos.
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La justicia simulada: persistencia de enfermos renales
Manuel Alejandro Jacobo Contreras
E
n Mezcala conocemos al Dr. Jorge Alonso, como el Doc., y es un hombre que ha acompañado la lucha de la comunidad desde hace varios años y que ahora nos reúne para conocer los dolores del México de abajo. Este trabajo se inició por el Congreso Nacional Indígena (cni), el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln) y el Concejo Indígena de Gobierno (cig) después de dar a conocer la propuesta, consensuada por los pueblos, en el V Congreso Nacional Indígena. Las actuaciones del Estado mexicano demuestran la inexistencia de sus deberes para reconstituir el respeto a los pueblos de abajo y rebeldes. La justicia, fue una de las mesas que se instauró justo para denunciar la forma en que actualmente se siguen matando a los pueblos.
Mezcala y San Pedro Itzicán son dos comunidades hermanas pertenecientes al pueblo coca. Desde la llegada de los españoles a la parte de Ocotlán en 1530, se tienen registrados distintos intentos por destruir a estos pueblos ancestrales. Actualmente, ese exterminio sigue vigente mediante su nueva forma de imperar: el capitalismo.
Según cuenta la tradición oral, una mujer fue la que fundó Mezcala. Mezkaltac fue una mujer que migró desde la parte norte del país, a su paso decidieron quedarse asentados en la parte conocida como El Palo Blanco. La leyenda es poco conocida y difiere con los relatos históricos narrada por los especialistas en el tema, y viene a flote después de que
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el cni decidiera que fuese una vocera la voz de los pueblos indios. El primer registro de “acumulación por desposesión” en nuestra zona está documentado también mediante la tradición oral. La leyenda del Chan del Agua nos enseña que la avaricia del hombre dio origen al lago más grande de México, y que de ahí se nace la conciencia colectiva para respetar a la naturaleza. El control que ejerce la leyenda sobre los habitantes es fundamental para que la diversidad de peces y el costo de fragmentar el ecosistema no sea grande. El espíritu del Chan del Agua ayuda al colectivo a preservar lo que los habitantes entienden como su madre.
El desconocimiento de la cosmovivencia de las comunidades, ha llevado a que los capitalistas vean el lago como un recurso más para engordar chequeras, esto en complicidad con los gobiernos que han permitido “el desarrollo” de la industria. Los primeros gobiernos mexicanos en impulsar políticas para establecer la industria textil en el país fue: Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada, seguidos de Porfirio Díaz. Esto sucedió pese a que en la zona se conoció la tradición industrial hasta 1935 con la llegada de Nestlé y las muebleras, y su crecimiento en 1970. Desde la llegada del capitalismo a la zona, la degradación del medio ambiente y sobre todo del lago de Chapala, ha ido en picada. Los habitantes tanto de Mezcala como de San Pedro Itzicán bebían agua directamente del lago de Chapala: “antes tomábamos agua del lago pero se contaminó y empezamos a tomar de los pozos que nacen”, comentó Juan Díaz, un habitante de Agua Caliente en 2015.
Desde que la degradación del lago de Chapala y las cuencas empezó, pocos intentos se han tenido para detenerlo, y los pocos intentos han fracasado. El 13 de abril de 1989 se firmó un acuerdo coordinado entre el Ejecutivo Federal y los Ejecutivos Estatales de 14 estados en el que pretendían controlar la contaminación del agua y defendían al lago. Veintinueve años han pasado y dan demuestra que las leyes no sirven para regular y que los capitales son los que siguen teniendo el control.
El primer antecedente registrado sobre las enfermedades y malformaciones debido a la contaminación del lago de Chapala, se presentó ante la Secretaría de Salud en 1995. El médico Miguel Ángel Morales Ruiz, impartió una plática a la secretaría, cuando él estaba como director de Cruz Roja Mexicana. En su charla señalaba que había enfermedades teratogénicas (enfermedades causadas por la contaminación del medio ambiente).
Tomó fotos y habló a la jurisdicción a la que Chapala pertenecía, que era la número 13, el director era el Dr. Sánchez Biorato, y él habló con el epidemiólogo “me dicen que en tres días irían ya que tenían mucho trabajo, que le relatara los hechos y que le enseñara las fotos y así lo hice”. Vino, vio las fotos y la descripción y la relatoría. En 15 días regresó y me dijo que si podía dar un plática en la jurisdicción 13 sobre este caso y le comenté que sí. Preparé el tema, mi material y di dicha plática, al final se me acercó un médico de la jurisdicción y sin presentarse me dijo que no volviera a hablar del tema porque era muy delicado, y no tocar el tema jamás.
Esto señaló Morales Ruiz, el médico que silenció la Secretaría de Salud Jalisco. Él recuerda que por esos tiempos habría nuevo secretario de Salud y fue uno de los motivos que se interpusieron para no hablar del tema. Entre las fotos y los relatos se encuentran casos de habitantes de la comunidad de Mezcala, en los que documenta casos de niños que nacían, lloraban y morían.
En 2007, Andrés Loza y Juan Robles, un médico, denunciaron ante el entonces secretario de Salud, Alfonso Gutiérrez Carranza, la existencia de enfermos renales en San Pedro Itzicán, mismo que prometió ayudar a los pobladores. Sin embargo, la ayuda nunca llegó.
El aumento de las enfermedades renales apareció en diversos medios. En 2010, el entonces secretario de Salud Jalisco, Alfonso Petersen Farah señaló a la periodista Viridiana Saavedra, reportera de La Jornada, que el aumento estaba en todo México. Ella presentó una nota que tituló “Para Petersen, los casos de San Pedro y Mezcala son ironías de la estadística”. Petersen Farah mencionó en ese entonces a la reportera que:
La enfermedad renal no sólo se ha convertido en un problema frecuente en la Ciénega, sino en todo el país… El caso de la Ciénega no ha despertado en el sistema de vigilancia epidemiológica alguna situación complementaria o adicional. Estamos asumiendo esa información con mucha responsabilidad para tratar de llevar a cabo una identificación adecuada.
Nuevamente la Secretaría de Salud Jalisco evadía su responsabilidad frente a la catástrofe de salud que padecían las comunidades. La “identificación adecuada” nunca llegó a las poblaciones, apostando al olvido mediático y así evadir su responsabilidad. Nunca se hicieron estudios para identificar las causas y mucho menos se brindó apoyo a los enfermos renales que por esos años estaban afectados. No les dejaron otra opción que conseguir dinero prestado o pedir limosna en las calles de la ciudad. Los tratamientos nunca han sido cubiertos por la Secretaría de Salud Jalisco pese a ser la segunda causa de muerte en el país. El 29 de marzo de 2016, informó la Secretaría de Salud a la Cámara de Diputados que la enfermedad renal no se incorporaba al Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos debido “al alto costo de la enfermedad”, lo que dejó vulnerable a poblaciones que se dedicaban a la agricultura y a la pesca, tales como Mezcala y San Pedro Itzicán.
A finales de 2015, el Dr. Felipe Lozano Kasten dice haber recibido comentarios de la alta incidencia de la enfermedad renal en San Pedro, principalmente en Agua Caliente, motivo por el cual decide emprender una primera investigación. Durante los primeros meses de 2016, los casos de enfermedad renal fueron el boom mediático, la agenda de los medios de comunicación incluían los daños de las comunidades. No habían estadísticas, lo que sí había eran historias familiares de dolor. A la par de la investigación que realizaría el Dr. Felipe Lozano, la Secretaría de Salud Jalisco se vio obligada, por la presión mediática, a brindar respuestas contundentes. Así anunció que realizarían un estudio a 1 100 estudiantes de los siete barrios restantes que forman parte de San Pedro Itzicán. En el boletín informativo, núm. 195, emitido el 25 de agosto de 2016, se precisa que se hicieron “mil 712 pruebas de microalbuminuria en escuelas primarias, en un periodo del 23 de junio al 2 de agosto en las cinco localidades” (ssj, 2016). Resultando 250 menores afectados para hacerse estudios complementarios y así comprobar el posible daño renal. Después de los estudios, el entonces Secretario de Salud, Antonio Cruces Mada no entregó resultados, lo que demuestra que fue una simple respuesta y deja clara la exclusión que hacen a las comunidades. Y no sólo eso, la Secretaría de Salud lejos de brindar apoyos y estudios para identificar y medir la problemática, se dedicó a desacreditar a los pobladores. Todas las exigencias y denuncias tuvieron respuestas, muchas de ellas absurdas, por citar algunos ejemplos:
• Los habitantes denunciaron que el agua estaba fuera de norma y las instituciones se dedicaron a realizar estudios para decir que la población estaba mal, siendo que los flujos del agua sufren cambios constantes. Con eso evadieron el monitoreo histórico en el que se mostraba que durante varios años se tenían en parámetros que se consideraban fuera de la Norma Oficial Mexicana.
• Otro ejemplo, y no menos grave, fueron los estudios rápidos que se hicieron, en los que la Secretaría de Salud Jalisco pretendía mostrar a los habitantes de San Pedro Itzicán como unos pobladores sucios e incultos, avalando así su teoría de que los problemas renales provenían del incesto, mismo que Cruces Mada reiteró desde su llegada a la zona.
Los medios de comunicación, sin hacer un contraste y dejando claro su desconocimiento, publicaron en sus portadas: “Poncitlán, caldero de enfermedades”, “en los cuatro pueblos se registraron 237 casos de diabetes mellitus, 237 de hipertensión arterial, 22 de virus de inmunodeficiencia humana (vih) y 22 de sífilis, estos últimos preliminares por ser de una prueba rápida. En total, se hicieron exámenes integrales de salud a 2 mil 557 personas”.
Se dijo que eran resultados preliminares, lo que sugería un estudio más amplio para poder asegurar que los resultados eran efectivos. Muchos de los exámenes dieron negativo con las pruebas especializadas, los medios nunca lo avisaron. Entre los medios y la Secretaría nunca dieron a conocer los resultados finales, al fin que ya habían orquestado mediáticamente al pueblo como unos salvajes, incultos e incestuosos.
Todo esto pasaba mientras el Dr. Felipe Lozano realizaba su investigación, la cual dio inicio con 300 niños del barrio de Agua Caliente, de los cuales 76 fueron de preescolar, 104 de primaria y 120 de secundaria. En la evaluación primaria, se seleccionó la prueba de microalbuminuria en orina, en ésta 170 niños resultaron positivos a la prueba, de los cuales sólo los que tuvieron los resultados con presencia de 50 mg de microalbuminuria o mayor, se les practicó la segunda fase para ser confirmados con insuficiencia renal.
Ahora sabemos que el Dr. Lozano realizó un estudio en el que se encontraron 270 niños con algún grado de enfermedad renal, además de que 320 dieron positivo a pesticidas. En San Pedro y Mezcala hay más de 500 enfermos, eso sin señalar que no se han estudiado todos los barrios de las poblaciones, y nos preguntamos: ¿si hacen estudios, cuántos niños y jóvenes saldrán con algún grado de enfermedad? No lo sabemos.
En el estudio que realizó Felipe Lozano y su equipo, se encontraron metales pesados en las casas y en los predios de trabajo. En la orina de niños detectaron metales pesados como plomo, mercurio, molibdeno y pesticidas; en los hogares descubrieron otros metales: osmio, aluminio y voltamio-w o tugsteno. Todos estos metales producen daño renal.
Para tener un mayor contexto de lo que pasa y de lo que se vierte sobre las cuencas haremos un repaso en números: sobre el río Santiago se vierten 1 090 sustancias tóxicas, mismas que enferman a los pueblos ubicados sobre ese afluente. A los habitantes de Mezcala y San Pedro, y de otras comunidades, nos llegan contaminantes por el río Lerma –y sus afluentes–, lo que nos trae toda la contaminación de los corredores industriales desde donde nace el río, en el Estado de México, y que termina en el lago de Chapala. Pero no sólo en los habitantes y en sus hogares, también en los pescados se halló arsénico, tugsteno y mercurio en distintas cantidades. Lo preocupante es cuando las madres brindan alimento a los menores, mediante la lactancia les proporcionan arsénico, tugsteno, mercurio y plomo. Para citar un ejemplo, las cantidades de mercurio en leche materna que descubrió el equipo del Dr. Felipe Lozano fueron: mercurio, 33.3 ppb como cantidad menor y 191.4 ppb de mercurio en su mayor cantidad. Mientras otros niños reciben defensas mediante la leche materna, nuestros niños reciben metales pesados, de ahí la explicación de que muchos menores sean los enfermos. La mayoría de enfermos, por lo menos en Agua Caliente, son niños de 5 años a 15 años, lo que deja clara la ingesta temprana de metales pesados. Pero no es todo, hablando de agroquímicos, el maestro Alejandro Juárez junto con otros investigadores dieron muestra de que “el uso de fertilizantes y pesticidas es alto (del orden de 25 mil toneladas por año) –sí, escucharon bien, 25 mil toneladas anuales–, los cuales incluyen en sus fórmulas algunas sustancias altamente tóxicas, como el metil paratión y el carbofurano”.
Algunos dicen que la pobreza nos está matando, otros dicen que es el agua, otros dicen que nos quieren sacar de estas tierras para apoderarse de ellas y hacer turismo. Nosotros decimos que nos está matando el capitalismo, pues mediante la explotación de los recursos, tenemos el enriquecimiento de unos cuantos empresarios que se han postrado sobre las subcuencas causando la muerte de una inmensa mayoría de personas pobres y rebeldes. El capitalismo nos mata con la privatización del agua, nos mata con la privatización de los territorios, nos mata la salud, y con ello a nuestra cultura que no ha parado de recibir golpes desde la llegada de los españoles. No dista en mucho la muerte producida por la conquista y la muerte que produce la contaminación del capital.
Ante la situación y las estadísticas que han impactado, tanto la Secretaría de Salud Jalisco como la Secretaría de Desarrollo Social, anunciaron distintas clínicas para atender los casos de enfermedad renal. Miguel Castro, ahora candidato a gobernador, anunció: “Enfermos renales de la Región Ciénega serán atendidos en Chapala”. También se anunció una clínica de hemodiálisis en San Pedro Itzicán; hasta hoy en día los enfermos siguen saliendo de las comunidades para llegar a la ciudad de Guadalajara y recibir atención especializada.
Ustedes se han preguntado ¿Cómo le hacen los padres que tienen algún enfermo? Si la respuesta es no, se los contaremos. Para pagar los costos de la enfermedad, algunos papás piden dinero en las calles, o con sus vecinos, otros hacen trabajos y organizan rifas, otros venden cosas o productos que producen y, algunos casi venden su alma. Pagar los costos de la enfermedad renal produce un desgaste económico, familiar y psicológico. Los enfermos que cuentan con diálisis, tienen un costo menor comparado con los otros tratamientos, pero este no es barato: cada mes tiene que pagar desde 2 mil pesos o hasta 500 –claro, si le haces a la llorona en trabajo social en el hospital y este les brinda ayuda–. A esto se debe sumar la alimentación especial, los viáticos a la ciudad y el costo de una habitación especial para realizar el tratamiento. Además, si el enfermo es hemodializado, su costo aumenta, pues se tienen que hacer tres sesiones por semana, cada sesión tiene un costo de 1 500 a 2 mil pesos, lo que significa que deben pagar más de 6 mil pesos a la semana, por lo que nos preguntamos: ¿Quién gana 6 mil pesos a la semana y que este no sea un político?
Y si piensan que el trasplante es la solución, debo decirles que no. Para todos los trasplantados se debe seguir un tratamiento de por vida: inicia con una vacuna que cuesta 73 mil pesos, para después conseguir unas vacunas mensuales con un costo de hasta 12 mil pesos hasta que la persona fallece, pues quién no logra tener las vacunas mensuales tiene el riesgo de rechazar el riñón. También debemos considerar que en Jalisco hay 600 mil enfermos renales y suman 6 mil los que están en espera de recibir un riñón, lo que lo hace casi imposible. Además algunos de ellos que recibieron su trasplante lo han rechazado, por lo que ahora nuevamente buscan la esperanza. Este es el caso de Alberto de Los Santos que vende churros y papas doradas para pagar su tratamiento. Después de haber rechazado el riñón que le donó su padre, Beto, como muchos en la comunidad lo conocemos, sigue firme. Beto es un joven alegre, la enfermedad no le ha robado la sonrisa. A veces bromea en la comunidad y dice: “¿Cuándo muera qué me vas a regalar?, ya tengo el café, el pan y me falta el pago del cajón”. Alberto no descarta el hecho de morir como muchos de sus amigos y de nuestros familiares. Niños, jóvenes y adultos han muerto sin recibir atención adecuada.
Algunos enfermos, como El Gasper, mi hermano, fueron detectados como enfermos renales, recibieron diagnóstico, les colocaron su catéter y tres meses después pretendían hacerles diálisis, una vez que su cuerpo estuviera intoxicado y las convulsiones los haya sorprendido al igual que la muerte. Si alguno decide obtener tratamiento fuera del hospital, ya no son atendidos, motivo por el cual muchos han muerto. Ya la tragedia de no ser diagnosticados es alarmante, sin embargo, pese que muchos tienen el diagnóstico, muchos de ellos no reciben atención en los hospitales que cuentan con la especialidad, dejando daños irreparables. A inicios del mes de abril de 2016, la enfermedad comenzó a cobrar las vidas, al igual que otros años: de Uriel Pérez el 4 de abril, seguido por Josué Jacobo el día 7 del mismo mes; el mes de julio inició igual, el 2 de julio fue irreparable para la familia de Isidro Baltazar, y el 12 para la familia de Hugo Jacobo, quien también había perdido otro hermano por la misma enfermedad; 4 vidas en cuatro meses, tres de ellos menores a 30 años, uno mayor de 35. Asimismo, Estrella Baltasar Urcino, de 10 años, fue detectada por el Dr. Lozano y pese a su diagnóstico revelado, pereció el día 6 de septiembre después de casi cuatro meses de su diagnóstico dejando a su hermano triste –quien también es enfermo renal.
Josue, Uriel, Isidro, Hugo, Juan, Estrella, Crispina, Héctor, Diana. Desde 2008 se dio la macrorecomendación para limpiar la cuenca Lerma-Chapala-Santiago, sin embargo, actualmente todos los municipios han hecho oídos sordos, y los metales pesados que arrojan las empresas siguen afectando a más menores en nuestras comunidades. Las recomendaciones pueden seguir pero los municipios e instituciones seguirán evadiendo todo intento por revertir las enfermedades. Todo parece indicar que la justicia para las comunidades indígenas y no indígenas, o más bien para las comunidades pobres y de abajo, es una justicia simulada y a veces ausente.
Al paso de la vocera, María de Jesús Patricio, Mezcala lanzó su denuncia para que ésta tuviera eco, y así buscar una solución desde abajo, entre los habitantes comunes, pues como en su momento señalamos, nadie nos va a solucionar nuestros problemas si no nos organizamos como pueblos que somos. Actualmente, las comunidades se enfrentan con la ausencia del sistema jurídico que permite el robo y saqueo de las tierras, además de sus recursos. Como lo han hecho en Agua Caliente donde un expresidente municipal, Víctor Carrillo, tiene a familiares con un pozo de agua para la venta, en tierras comunales, mientras que la comunidad no tiene uno para el uso común.
La degradación del medio ambiente es otro de los procesos que no permite que los pueblos tengan un proceso de defensa, pues muchos de ellos se dedican a cuidar sus enfermos, mientras las empresas y los políticos aprovechan sus necesidades para apoderarse de sus tierras debido a la falta de ingresos para atender las enfermedades. Finalmente, la teoría que circuló por las comunidades parece más real que nunca “nos quieren sacar de estas tierras para quedarse con ellas y hacer turismo”. Las autoridades no hacen nada para sanear el medio ambiente, pues una vez que consigan sacar a los habitantes pueden sanearlo para hacer los desarrollos que a ellos les plazca.
Bibliografía
Saavedra, Viridiana (2010). Para Petersen, los casos de San Pedro y Mezcala son ironías de la estadística. Crónica de Sociales, 29 de septiembre. Disponible en https://cronicadesociales.org/2010/09/29/ para-petersen-los-casos-de-san-pedro-y-mezcala-son-ironias-dela-estadistica/
ssj Secretaría de Salud Jalisco (2016). Informa ssj acciones en Poncitlán para la atención de la enfermedad renal. Comunicación Social, 25 de agosto. Disponible en https://ssj.jalisco.gob.mx/prensa/noticia/6727
Anexo. Daño renal en la población de Agua Caliente en 2016
Edad Población en general Participaron con dos, tres o cuatro muestras de orina 2016 Daño renal en los que participaron
No. % No. % No. %
-1 año 22 2.3 8 36 0 0
1 a 4 155 16.3 76 49 43 56.5
5 a 9 265 28.1 195 73.5 112 57.4
10 a 14 176 18.5 116 66 57 49.13
15 a 19 61 6.5 32 52.4 8 25
20 a 24 42 4.4 18 42.8 10 55.5
25 a 29 40 4.2 21 52.5 10 47.6
30 a 34 43 4.5 17 40 8 47
35-39 31 3.2 16 51.6 6 37.5
40 a 44 22 2.3 12 54.5 1 8.3
45 a 49 18 1.8 9 50 5 10
50 a 54 20 2.1 11 55 4 7.2
55 y más 55 5.8 13 23.6 6 46
Total 950 100 544 57.3 270 49.6
Fuente: Datos presentados por el Dr. Felipe Lozano Kasten.
Muestras Arsénico ppb Tungsteno ppb Mercurio Plomo
Leche materna 11 24.3-
76.4 10.3-
56.1 33.3-
191.4 69.4
Cabello 7 17.8-
180.6 44.8-
103.3 33.3-
575.0 10.8-
243.0
Sangre 32.3 0.03-
51.6 0.02-
91.8 0.18-
300.0 25.0-
1,120.2
Pescado 24 41.0-
353.7 38.7-
55.0 32.1-
78.2 No se detectó
Fuente: Datos presentados por el Dr. Felipe Lozano Kasten.
Justicia
Rogelio Teliz García
M
i nombre es Rogelio Teliz García, pertenezco a una organización no gubernamental de Derechos Humanos que es el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan. Quiero compartir con ustedes las experiencias sobre el trabajo que realizamos en nuestra comunidad. Esta ong nace hace 23 años, justamente nace en el corazón de la montaña de Guerrero, y la única finalidad es acompañar a las víctimas de violación a Derechos Humanos en la exigencia de justicia y que es violentada lógicamente por el gobierno, por el Estado. Nuestra oficina se compone de distintas áreas: una área de dirección; un área de defensa donde están los abogados; un área de fortalecimiento donde varios compañeros van a las comunidades, fortalecen los procesos comunitarios; otra área de incidencia internacional y el área de administración. Tlachinollan a lo largo de los años ha logrado acompañar a varias personas víctimas de violencia, de violaciones a derechos humanos.
Uno de los casos que ha surgido fue el megaproyecto de la construcción de una presa en el Acapulco rural, llamada La Parota. El Estado desde el año de 1976 empezó a hacer los estudios pertinentes para poder realizar la presa. En estas comunidades rurales pasa un río, que se llama Papagayo. Hay 47 comunidades que pertenecen a un núcleo agrario indígena llamado Cacahuatepec. Y el Estado sin la autorización, sin la consulta, sin el permiso de los verdaderos dueños de las tierras,
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realizó asambleas y empezó a construir la presa. La gente en atención a ello, en 2003, organiza y bloquea los caminos y establece plantones con la finalidad de impedir que la maquinaria continúe llevando a cabo el trabajo. Como ustedes sabrán, el Estado al imponer un proyecto, lógicamente sus proyectos los realizan donde hay recursos naturales, y siempre va querer avasallar a toda la población indígena, a toda la población de escasos recursos económicos. Lo que surgió ahí es que vino la primera criminalización hacia los defensores de la tierra, y empezaron los encarcelamientos. Hubo tres personas que por bloquear el acceso, por retener a las personas de la Comisión Federal de Electricidad (cfe), los ingenieros, y todo el personal que iba efectuar el proyecto, fueron acusados por privación de la libertad, por secuestro y por robo. Fueron a la cárcel, se obtuvo su libertad, y lejos de que el Estado se sentara a platicar con las comunidades, explicara el motivo del proyecto, porque nada más el Estado dice: “Voy a construir esta presa para generar energía eléctrica para Acapulco y para Guerrero”. Cosa que no es; esa presa tenía como finalidad el sacar energía del estado y llevarla a Estados Unidos y transportarla a otra parte, el famoso plan Puebla-Panamá. Y que lógicamente la gente en ningún momento tuvo conocimiento de ello.
Lo que hace ya la gente, permanece constantemente en alerta y el Estado actúa a toda costa, empieza a realizar asambleas agrarias. Como son núcleo agrarios, y de acuerdo con lo que establece la legislación de la materia tiene que haber una consulta previa para que la gente dé su anuencia, dé su autorización para que se pueda construir; básicamente pedir permiso que te van a despojar de tus tierras. Ante la oposición que había de la gente, el Estado empezó a realizar las asambleas fuera del lugar, en otros municipios. Lo que ocasionó enfrentamientos, muerte de las personas que estaban en los plantones y a la luz pública el gobierno decía que ya tenía la aprobación o la anuencia para construir la presa La Parota. Ahí en esas asambleas, lógicamente no asistió gente verdadera la que tenía posesión de las tierras, y nosotros como centro de Derechos Humanos lo que realizamos junto con ellos es impugnar esas asambleas ante el tribunal agrario. Se hicieron varios juicios, durante los siete juicios agrarios se demostró la ilegalidad de esas asambleas. Ahí fue un golpe fuerte, fue un triunfo importante para la gente que está en defensa de la tierra y lejos de que el estado respetara esa decisión, respetara los tribunales, respetara lo que dice la justicia, continúa. En 2014, nuevamente el Estado en complicidad con otras personas, gravilleras, otras personas empresarias que están dentro del lugar empezaron a fabricar nuevamente más delitos y salieron 50 órdenes de aprehensión contra la gente que estaba al frente del movimiento. Es posible que ustedes conozcan a Marco Antonio Suástegui Muñoz vocero del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la Presa La Parota (cecop). A él lo acusaron por delitos del fuero común y fue trasladado al Centro Federal de Readaptación Social (cefereso) de Tepic, Nayarit en junio de 2014. Sin justificación, sin ningún motivo, sin ninguna situación más que pura cuestión política fue traslado a Tepic. Nosotros igual hicimos todo el trámite legal, logramos regresarlo y logramos demostrar su inocencia en todos esos procesos.
Pero como el Estado año con año está invirtiendo en el Congreso de la Unión, hay determinada partida para continuar con el proyecto de la presa. Nuevamente siguen invirtiendo y en las comunidades se están generando más conflictos. Como no pudieron obtener el consentimiento de todo el grupo agrario para la autorización de la presa, lo que están haciendo ahora es ir comunidad por comunidad, la que está a la orilla del cauce del río, y decir “tú, comunidad, nada más dame la autorización para que yo pueda construir unas represas sobre el cauce del río”, que es la misma finalidad de la presa La Parota. Lógicamente la gente se mantiene en resistencia, se mantiene en la decisión de que no va a vender sus tierras. Y recientemente el 7 de enero de este año, hubo un enfrentamiento ahí en los bienes comunales de Cacahuatepec y 25 compañeros actualmente están presos, entre ellos Marco Antonio Suástegui Muñoz, a quienes los acusan de homicidio. También ahí en este núcleo agrario, las comunidades decidieron formar una policía comunitaria para defender, bueno para combatir la inseguridad propia de la comunidad, distinta al movimiento de defensa de la tierra que es el cecop. En una asamblea que tuvieron, hubo ahí un intercambio de palabras, una situación complicada que suscitó seis muertos por parte de, pudiéramos llamarle, la gente que está a favor de la presa La Parota y por esos delitos están presos actualmente los compañeros en el penal de Acapulco. Al día siguiente por la mañana, bueno, eso fue el día 7 por la noche, llega el Estado con los cuerpos de seguridad y desarman a toda la policía y ejecutan extrajudicialmente a tres policías comunitarios por parte del Estado. Es decir, la policía fue y los ejecutó, con el argumento de que se estaban resistiendo al desarme, asunto que no sucedió.
El fondo del asunto es desmantelar a las comunidades, desmantelar al cecop, que se refiere al Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la Presa La Parota, de nuevo con la finalidad de que se iniciara con el proyecto para construir la presa. Los bienes comunales de Cacahuatepec, la gente del cecop, ha obtenido un triunfo importante en mantenerse resistiendo en la defensa de sus tierras; han demostrado legalmente que les asiste la razón. Desafortunadamente el Estado tiene todo el poder y cuenta con los recursos y las instituciones lamentables de impartición de justicia a su favor. Y lo que hace es armar expedientes para poder encarcelar a sus dirigentes con la finalidad de desmantelar el movimiento. Ahorita hay una situación complicada, una situación difícil, pues las comunidades se están volviendo a reorganizar. De momento no hay ninguna situación de que el Estado quiera imponer el proyecto otra vez, pero es un foco rojo que está latente y puede suceder en cualquier momento. Este es uno de los casos de defensa del territorio que Tlachinollan ha acompañado.
Otro de los casos, que a lo mejor muchos de ustedes conocerán, en el municipio de Ayutla, entre costa y montaña, en marzo de 2002 en el marco de una militarización en las comunidades indígenas se da la violación sexual o la agresión sexual de dos mujeres. Inés y Valentina, quienes fueron abusadas sexualmente por miembros del ejército. Lo que argumenta el Estado es que la presencia de los militares es una cuestión de contrainsurgencia, que no está demostrado. Entonces Tlachinollan lo que hace es acompañar a estas dos mujeres, exigiendo justicia localmente con el estado, pero el estado dice “no, no me corresponde a mí”, lo mando al fuero militar y el fuero militar argumenta “pues mis militares no hicieron nada, por lo tanto son mentirosas las señoras que están denunciando la agresión sexual”. Agotamos todos los mecanismos locales de exigencia de justicia pero no se obtuvo ninguna respuesta y nos vamos al Sistema Interamericano. El Sistema Interamericano admite la petición, cita al Estado para que justifique su ineficacia para aplicar justicia y se logra en el año 2010 que la Corte Interamericana emita una sentencia hacia el Estado mexicano.
Esa sentencia es muy importante junto con otros casos, el caso de Tita Radilla, que está desaparecido su papá. Esta sentencia establece justamente una reforma al código de justicia militar. Antes de este caso el código de justicia militar establecía de manera general que los militares que cometían una agresión, un delito o una falta a personas civiles no tenían que ser juzgadas por el fuero civil. Como no estaba muy claro y la tendencia del Estado era que todas las agresiones que cometía, las violaciones a Derechos Humanos que cometía el ejército las investigaban ellos mismos. Es como si a mí me dicen “a ver vas a juzgar a tu hijo por un delito que cometió”, lógicamente lo voy a defender, es mi sangre y lo voy a defender, y los militares eso hacían, defender a sus propios militares. Entonces lo importante de esta sentencia es que se logró modificar ese código para quedar completamente claro en que todas las faltas, que todos los delitos, todas las irregularidades que cometan miembros de las fuerzas armadas estando en servicio va ser competencia del fuero civil para poder investigar. Y además de varias legislaciones porque antes las víctimas no tenían derecho, no tenían el acceso de interponer un juicio de amparo cuando no les favorecía una investigación, cuando la fiscalía decía “bueno, no, tu delito no se pudo comprobar, ya no tienes ningún otro recurso para hacerlo”. Con eso se logró que la Ley de Amparo también se modificara y se obtuvieran derechos para que las víctimas puedan recurrir ante los tribunales las inconformidades.
Además, dentro de eso también se condenó al Estado mexicano a que realizara una investigación y castigara a los militares responsables. Se armó el expediente. La Procuraduría General de la República (pgr) realizó el trámite y actualmente hay militares procesados por esos delitos. Dos militares en el caso de Inés Fernández y tres en el caso de Valentina Rosendo que se están tramitando en juzgados de distrito en la ciudad de Acapulco. Aparte de esto condenaron al tema de la reparación del daño, el tema de las indemnizaciones correspondientes y también para construir en el municipio de Ayutla un centro comunitario que sea administrado por Inés y por Valentina, para que todas las niñas y niños que bajen de las comunidades a la escuela a recibir educación en el municipio tengan donde llegar, tengan un hospedaje y tengan una alimentación para que puedan permanecer. Esa es parte de la sentencia, que bueno, el edificio ya se construyó y como ustedes saben siempre el Estado, pues está ahí, que “sí que ya mañana ya va funcionar”, ya pasado “que el dinero que no lo hay, que…” muchas trabas pero el edificio ya está y esperemos que próximamente pueda funcionar. Entonces, estos dos casos son importantes porque desde 2002 las mujeres empezaron a exigir justicia; tuvieron que pasar muchos años para que les pudieran creer, para que fueran detenidas las personas que cometieron los delitos. Ahorita estamos en una etapa de castigo, en un proceso: los militares se están defendiendo y esperamos que en unos próximos meses tengamos una sentencia. Para nosotros tiene que ser una sentencia condenatoria porque ellos fueron los responsables de las agresiones sexuales que cometieron.
Tlachinollan siempre va a caminar con las víctimas, siempre va a ir acompañándolas a ellas de la mano. La finalidad de Tlachinollan es asesorar y defender gratuitamente a la población indígena, y asesorar también gratuitamente a la gente mestiza de escasos recursos económicos. Otro caso que también Tlachinollan ha llevado es que en el estado hay una normal rural, una normal del Estado, una normal donde hay estudiantes que están ahí internados, están recibiendo educación. Y el Estado ha pretendido, hace años, desaparecer todas las normales porque considera que es una escuela que justamente los maestros que salen de ahí, salen rebeldes, salen teniendo una opinión distinta a la que el Estado tiene. Y dentro de esas perspectivas que tiene, en diciembre de 2011, en una manifestación que realizaron los alumnos sobre una autopista fueron ejecutados dos muchachos por parte del Estado, o sea, por parte de los policías ministeriales. Se realizaron las investigaciones, detuvieron a dos policías pero están en libertad, el Estado los volvió a dejar en libertad, es decir, básicamente hay impunidad sobre estos casos. A las víctimas, a nosotros, no nos parecen las decisiones de los tribunales y actualmente de estos casos ya se realizó la petición al Sistema Interamericano para que se tenga que investigar. Nosotros consideramos y confiamos que en los tribunales internacionales hay una completa imparcialidad, hay garantías, hay muchos derechos que en México desagraciadamente nuestras instituciones no respetan. Tenemos que recurrir, tienen que pasar muchos años para que podamos acceder a los recursos internacionales y se pueda realizar justicia.
Estos tres casos son los que a grandes rasgos estamos llevando, lógicamente la normal trae muchas situaciones. Bueno, ustedes sabrán del movimiento de los 43 desaparecidos que todavía sigue. Ese es un asunto muy fuerte, muy complejo y que Tlachinollan ahí está con los compañeros, estamos exigiendo la presentación. Esto ha sido una parte de la represión porque asesinan extrajudicialmente a estos dos muchachos, después matan a otros dos alumnos, y ha habido una represión constante sobre la escuela normal, lo que trae como resultado es que quieren desaparecerla, como otras normales, como la de Michoacán y algunas otras que al Estado no le conviene mantenerlas por ese aspecto. Entonces justamente entiendo que acá también en el Estado las injusticias y en todo México, pues es lo número uno. El Estado desafortunadamente no está respetando los derechos de las personas, no está respetando las decisiones, no está tomando en consideración la opinión de la gente y desgraciadamente las personas que salen más afectas son gentes indígenas, es gente de escasos recursos económicos. Ustedes sabrán, cuándo hemos visto que un megaproyecto vaya a afectar a un rico, a un familiar de un político. Yo hasta donde me acuerdo no lo he visto, y yo no sé si lo vaya a ver; lógicamente todo es hacia la población indígena.
Entonces nuestro centro de Derechos Humanos a eso se dedica a acompañar a las víctimas; hay un área ahí donde están todos los abogados, las otras áreas para poder hacer todo el tema de la documentación. Y estos tres casos parecen sencillos pero en realidad son muy desgastantes tanto para las víctimas como para las personas, y no se diga en este acompañamiento las amenazas que uno ha tenido como defensor, como acompañante, como persona que va, se enfrenta con las autoridades y exige justicia. Porque uno se pone en los zapatos de las víctimas y en realidad te duele que el Estado no te haga caso, que no crea lo que tú estás denunciando. Estos son algunos de los casos, también estamos acompañando otros procesos sobre la policía comunitaria, las decisiones de las comunidades indígenas de formar sus propios sistemas normativos de aplicación de justicia, las represiones que tienen, los encarcelamientos y todo lo que conlleva para poder ellos auto-cuidarse. Porque el Estado está obligado a brindar seguridad a cada uno de nosotros pero desgraciadamente no lo hace. También llevamos esos procesos de defensa como la policía comunitaria, temas educativos dentro de las comunidades, temas de salud que se están realizando, y últimamente se ha estado llevando un caso, se ha estado impugnando una concesión contra minas que se pretende realizar en ese espacio. Parece contradictorio porque el río Papagayo donde pretenden construir la presa baja justamente de las montañas donde hay una concesión para explotar una mina. Es decir, desde arriba quieren hacer una mina, donde nace el río, y abajo poner una presa, o sea, es ilógico y es contradictorio.
Tlachinollan, les vuelvo a repetir, es una ong totalmente gratuita que acompaña a las víctimas de violaciones a Derechos Humanos y estos son algunos de los casos como más fuertes que ha acompañado. Diariamente nosotros los abogados atendemos en un horario de nueve de la mañana a tres de la tarde, de 20 a 30 personas de manera individual que acuden a nuestra oficina a pedir una asesoría por determinados problemas que presentan: a redactar escritos, a realizar acompañamientos y a llevar a cabo cualquier trámite para poder justamente resarcir el daño causado. La oficina de alguna forma tiene presencia porque en ocasiones han venido presidentes municipales, se han sentado en la propia institución para poder establecer un diálogo y arreglar algún problema educativo, algún problema de alguna otra naturaleza para evitar justamente un desgaste ante los tribunales. Incluso generales o comandantes del ejército han ido a la propia institución para pretender establecer un acuerdo cuando hay alguna violación, algunos daños ocasionados en las comunidades. Eso es parte del trabajo que realiza la institución. Somos ocho abogados que estamos trabajando ahí, que estamos apoyando y, en realidad, lo que nos apasiona es poder ayudar y cómo poder cambiar un poquito este mundo de injusticia que el Estado lejos de que vaya progresando creo que al contrario. Pasan los años y nosotros sentimos que estamos en defensa de la gente más vulnerable, que avanzamos pero a la vez sentimos que damos un paso y después damos dos pasos o tres pasos hacia atrás. Pero yo creo que de lo que todos estamos convencidos es que tenemos que seguir adelante, es desgastante, sufres amenazas, puedes morir en el camino, puedes perder muchas cosas; pero yo creo que la convicción, el ánimo y las fuerzas de poder ayudar eso solamente tú lo tienes, y tú lo decides para continuar.
Llegó la hora del florecimiento de las mujeres, lxs diversxs y los pueblos.
Caminando desde el abajo y a la izquierda
Xochitl Leyva Solano
E
ste capítulo trata sobre cómo y quiénes en medio de las guerras “ponen el cuerpo”, como suele decirse desde el hacer reflexivo senti-
pensado situado. Trata sobre cómo esto se ha dado al faro zapatista y al caminar junto con mujeres y jóvenes de las resistencias, con activistas alter y anti y con feministas post y decoloniales de diversas partes del planeta Tierra llegadxs a Chiapas –entre 1994 y 2018– atraídxs por dicho faro. Con ellxs trabajamos –y seguimos trabajando– en el campo de lo político, lo artístico y lo académico.
Hago esta reflexión a la luz del Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan, convocado por mujeres zapatistas y realizado en su territorio autónomo en marzo
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de 2018. La hago también a la luz de la última iniciativa lanzada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln) ante representantes de 40 pueblos de aproximadamente 300-400 comunidades miembros del Congreso Nacional Indígena (cni) y asistentes al xx Aniversario del mismo celebrado en octubre de 2016 en cideci Las Casas/Unitierra-Chiapas.
Más que una iniciativa a secas es una ofensiva pacífica que puede ser vista como el más reciente punto de quiebre en el caminar anticapitalista descolonizador/despatriarcalizador que insurge en medio de las guerras y de la geopolítica que inaugura el zapatismo: abajo y a la izquierda. Calendariogeografía habitada ya no sólo por lxs zapatistas sino también por los pueblos, comunidades, naciones y tribus miembros del Congreso Nacional de Indígena (cni), siendo ellos: Amuzgo, Chatino, Chichimeca, Chinanteco, Chol, Chontal de Oaxaca, Chontal de Tabasco, Coca, Cuicateco, Mestizo, Hñähñü, Ñathö, Ñuhhü, Ikoots, Kumiai, Mam, Matlazinca, Maya, Mayo, Mazahua, Mazateco, Me`phaa, Mixe, Mixe-Popoluca, Mixteco, Mochó, Nahua o Mexicano, Nayeri, Popoluca, Purépecha, Rarámuri, Tének, Tepehua, Tlahuica, Tohono Odham, Tojolabal, Totonaco, Triqui, Tseltal, Tsotsil, Wixárika, Xi´iuy, Yaqui, Binniza,
Zoque, Akimel O´otham, Comkaac.
En este capítulo escarbo en nuestra memoria colectiva, voy en espiral, tejo parte de nuestras experiencias organizativas que no paran ya que seguimos buscando colectivamente la mejor manera de construir alternativas más allá del Estado-nación, del (hetero) patriarcado, de la democracia representativa y de la modernidad/colonialidad. Pero vale aclarar que cuando hablamos de lo que “hemos caminado” podríamos dar una idea equivocada, hacer pensar que ya hemos avanzado mucho, cuando en verdad, son más bien las mujeres, lxs jóvenes, lxs niñxs, lxs mayorxs y los hombres de los pueblos indígenas, negros, campesinos en resistencia quienes nos llevan años luz en la creación de formas organizativas alternas, para muestra un botón: el ezln, el cni y el cig. Ellxs y muchxs otrxs que aquí no menciono, son quienes han puesto y continúan poniendo el cuerpo y lxs muertxs al enfrentarse en-carnadamente a las múltiples cabezas de lo que lxs zapatistas llaman “la Hidra Capitalista” (ezln, 2015), y las feministas la ofensiva globalizadora del capital expresada como guerra contra las mujeres (Federici, 2013) producto de un daño cognitivo milenario (Spivak, 2011).
¿Poner el cuerpo?
Los puntos de partida me parecen fundamentales, por ello comienzo retomando el tema acerca de la diversidad sexual, de los nueve que implementó el Concejo Indígena de Gobierno (cig) en su primer recorrido por el país realizado entre octubre de 2017 y marzo de 2018. En él se buscó tejer el abajo y para ello los y las concejales nombrados por sus pueblos, comunidades, naciones y tribus, pusieron el cuerpo, la mente y el corazón para caminar la ofensiva del cni-ez de cara a las guerras en curso, a la Hidra Capitalista, a las elecciones y los partidos políticos, al machismo, al racismo, al clasismo y a la homo y lesbo fobia.
Les invito a entrar en el ciberespacio y ver el performance ritual de la transfeminista Joyce Jandette quien desde la diversidad sexual nos empuja a descolonizar nuestra mirada al tiempo que se pregunta desde un lugar concreto de enunciación ¿Qué carajos es poner el cuerpo? Sus respuestas poéticas me ayudarán a tejernos –en este texto– con las zapatistas, con las mujeres del cig, con los activistas mayas, con las mujeres del color del tercer mundo” –como ellas se denominaban– y con todas aquellas mujeres, lesbo, trans, poliamorosxs que se rebelan y resisten en miles de lugares en miles de modos.
Poner el cuerpo es quitarse el miedo poner el cuerpo es averiguar dónde están las heridas poner el cuerpo es quitarle el seguro a la granada
poner el cuerpo es convertir vulnerabilidad en amenaza
poner el cuerpo es juntar los pedazos de todo en la nada poner el cuerpo es inventar curitas para el alma
poner el cuerpo es resistirse al drama, sobrevivir a la catástrofe poner el cuerpo es bailar la revolución, emborrachar la tristeza, cantar la rebeldía
poner el cuerpo es permanecer en guerra sin perder la ternura
poner el cuerpo es aprender a amar sin morir en el intento poner el cuerpo es aferrarse a la vida poner el cuerpo es la fortuna de haberlo perdido todo y conservar sólo lo esencial
poner el cuerpo es convertir el campo de batalla en territorio liberado poner el cuerpo es reventar fronteras
poner el cuerpo es no pedir perdón ni pedir permiso poner el cuerpo es fugarse de “la política” para poder así volver a hacer política
poner el cuerpo es sacar la rabia a pasear para que no nos haga mierda en casa
poner el cuerpo es darle voz a la entraña
poner el cuerpo es quedarse sin palabras y aún así no parar de hablar poner el cuerpo es convertir poesía en conjuros y teorías en magia poner el cuerpo no es hablar de poner el cuerpo, ¡¡es ponerlo!!
¡es ponerlo todo! poner el cuerpo es detener el tiempo
poner el cuerpo es repetir y repetir y repetir conjuros hasta que todo el mundo sepa que siempre han sido reales poner el cuerpo es estar donde tenemos que estar y ser lo que queremos ser HOY (aunque suene a cliché)
poner el cuerpo es preguntar sin esperar respuesta, o más bien, esperando que nadie responda
poner el cuerpo es crear y creer otros mundos posibles poner el cuerpo es perder la cabeza y volverla a encontrar y perderla de nuevo
poner el cuerpo es escupirle a la tristeza en la cara
poner el cuerpo es desnudar el alma
poner el cuerpo es ponerse roja de ganas y no de vergüenza poner el cuerpo es desbordar todos los espacios poner el cuerpo es perder el cuerpo para convertirse en muchos cuerpos
poner el cuerpo es hacerlo tú misma y hacerlo con las otras
poner el cuerpo son las ganas que tengo de poner mi cuerpo junto al
tuyo, con el tuyo, sobre el tuyo, entre el tuyo, bajo el tuyo, dentro del tuyo y así y así probando todas y cada una de las pre-posiciones poner el cuerpo es la orgia desenfrenada y totalmente promiscua entre arte, activismo y feminismo
poner el cuerpo es vestir la precariedad con el glamour de lo reciclado y del todo a $3 poner el cuerpo es convertirse en
un ciborg de tecnología (en tacones) de punta y cinta de aislar poner el cuerpo es no esperar nada para “hacer”, ni “hacer” lo que se espera que hagamos
poner el cuerpo es mirarlo de frente y declararle nuestro amor poner el cuerpo es
lo que me sale del coño, por ejemplo
este poema…
(Jandette, 2014).
Poner el cuerpo es crear y creer otros mundos posibles
Treinta y un años han pasado desde mi llegada, por primera vez, a la selva Lacandona en aquel diciembre de 1987. Llegué respondiendo a un llamado de los campesinos habitantes de esa zona. Ellos preparaban clandestinamente el movimiento armado, pero en su dimensión pública convocaron a universitarixs para trabajar en el programa de desarrollo integral comunitario que estaban coordinando. Nos recibió un grupo de delegados, todos concentrados en el corazón de la Lacandona, en el ejido Guanal. Fue impresionante ver desde la avioneta reunidos a 250 delegados, 250 cuerpos de hombres tseltales, tsotsiles, choles y tojolabales representantes de 117 ejidos y 24 rancherías localizadas en un territorio en el que tenían, ya desde entonces, gran control y un sofisticado modo de gobernarse a nivel regional (Leyva y Ascencio, 1996). A pesar de ello no había ni una sola mujer en la concentración que nos recibió y tampoco ninguna tomó la palabra durante la asamblea, aunque sí estaban presentes como parte fundamental de la comisión encargada de cocinar para todxs. Cruzamos miradas en la cocina pero no palabras, no porque ellas no hablaran español ni nosotras tseltal, sino más bien porque entonces la política era concebida y vivida como un asunto de hombres, entre hombres, para el bien común llamado “el comón” (Leyva, 1995).
Por lo que me tocó vivir –entre diciembre de 1987 y diciembre de 1993– dentro de esa subregión de la selva, podría decir que entonces las mujeres adquirían diferenciadamente cierta voz en la casa y/o en la comunidad de acuerdo con su edad, su cargo, su situación económica y a la posición de su esposo en la estructura política y religiosa comunitaria. Tenían algo que podríamos llamar una voz delegada por los hombres de la comunidad. Hoy, en cambio, han construido, desde la resistencia zapatista, un poder propio dentro de un poder autónomo. Las mujeres, anteriormente, no tenían una mirada colectiva antisistémica –tampoco nosotras– y mucho menos la capacidad colectiva para convocar, como lo hicieron en diciembre de 2017, a las mujeres del mundo para luchar contra el “sistema capitalista machista y patriarcal” (sic) (Enlace Zapatista, 2017a: s. p.).
Tuvieron que pasar tres décadas en las que se dio la emergencia del movimiento continental contra el V Centenario del Descubrimiento de América, en que el ezln salió de su clandestinidad, en que levantaron la voz las insurgentas, milicianas y mujeres bases de apoyo zapatista haciendo carne y cotidianidad la Ley Revolucionaria de Mujeres. Tuvieron que pasar décadas en que emergieron y se fortalecieron por todo el continente los movimientos de mujeres indígenas y negras, floreció la autonomía zapatista en medio de la guerra contrainsurgente, de la guerra contra el narcotráfico y de lo que lxs zapatistas llamaron muy tempranamente “la guerra de exterminio contra los pueblos”.
Todo eso y más tuvo que suceder para que ese 8 de marzo de 2018 viéramos y viviéramos en la misma selva Lacandona, pero ahora en el Caracol de Morelia, un despliegue impresionante de 2 000 mujeres zapatistas tseltales, tsotsiles, choles, tojolabales y mestizas provenientes de los cinco Caracoles. Ellas fueron nombradas para recibir y convivir con las miles de mujeres del mundo quienes respondieron a la convocatoria del Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan. La convocatoria decía textualmente:
Si eres hombre, de balde estás escuchando o leyendo esto porque no estás invitado. A los varones zapatistas los vamos a poner a hacer lo necesario para que podamos jugar, platicar, cantar, bailar, decir poesías, y cualquier forma de arte y cultura que tengamos para compartir sin pena. Ellos se encargarán de la cocina y de limpiar y de lo que se necesite (Enlace Zapatista, 2017a: s. p.).
Y así sucedió. Esto, que podría ser reducido a la imagen de un mundo al revés, podría también ser visto como una grieta pospatriarcal poscapitalista en la que todas pusimos el cuerpo y el corazón para seguir construyendo las alternativas al capitalismo, a la democracia representativa, al patriarcado y al machismo. No pretendo explicar la complejidad de lo vivido esos días, sólo señalar un par de elementos que pudieran ser relevantes para el argumento central de este texto.
La diversidad de las mujeres que respondieron al llamado de las zapatistas nos recuerda la existencia del pluriverso, es decir, la multiplicidad de mundos que coexisten y que se tejen gracias a lo que lxs zapatistas llaman las cuatro ruedas del capitalismo (explotación, represión, despojo, desprecio) que se encarnan y localizan de manera diferencial en cada una de nosotras.
El pluriverso nos hace ver que el mundo –contrariamente a lo que la modernidad nos ha hecho creer– está compuesto de muchos mundos, de muchas galaxias, como también dicen lxs zapatistas. “Un mundo donde quepan muchos mundos” no es un eslogan: se hizo carne nuevamente cuando las zapatistas convocaron a este encuentro, desde una categoría incluyente que parafrasearon como “las mujeres que luchan”, señalando que se referían a todas las “que no están de acuerdo con lo que nos hacen como mujeres que somos”. Y agregaban: “Te invitamos a encontrarnos, a hablarnos y a escucharnos como mujeres que somos” (idem).
Ahí estaban feministas y no feministas. Mujeres de los cinco continentes, de todas las edades, mujeres que eran jóvenes cuando el levantamiento de 1994 y que se iniciaron en la otra política con el zapatismo.
Mujeres que nos reconocimos como mujeres al ver paradas frente a nosotras a las comandantas zapatistas. Mujeres que las han estudiado, que las han apoyado en cada una de sus iniciativas, mujeres curiosas que nunca las habían visto y hasta mujeres que sólo iban al zapatour. Mujeres del color de la Tierra, mujeres blancas y negras, lesbos, trans, queer, darketas, artivistas, cibernautas, campesinas, catequistas, religiosas del abajo, universitarias, docentes, hijas con sus mamás, lideresas, defensoras de Derechos Humanos, músicas, teatreras, payasas, bailarinas, esculturistas, fotógrafas, pintoras, etcétera, etcétera.
Ahí estábamos poniendo nuestro cuerpo frente al despojo capitalista por medio de un acto colectivo de des-posesión voluntaria de lo que cargamos cada día: los títulos nobiliarios, las rutinas del trabajo asalariado, de la precariedad o de los paliativos neoliberales (pienso en lo nuestro inmediato, las becas de posgrado, por ejemplo). Des-posesión voluntaria de las rutinas familiares, de las rutinas engendradas por la propiedad o por el “deber ciudadano”. Por cuatro días, muchas de nosotras logramos despojarnos de todo eso y nos quedamos con lo más elemental en nuestras “casas de campaña” clavadas en la tierra. Habitamos la casa zapatista: el Caracol, construido centímetro a centímetro por el esfuerzo autónomo de lxs zapatistas.
Desde ahí nos distanciábamos de nuestros hogares y familias clasemedieras al servicio del trabajo capitalista, o aplastadas por el desempleo o por la precariedad emanada de ese mismo sistema. Tomábamos distancia, por ejemplo, del capitalismo académico que hoy rige no sólo nuestros lugares de trabajo, sino las mentes, los cuerpos y los corazones de muchas mujeres y hombres reproductorxs de ese sistema. No fue casual que en uno de los talleres del encuentro, la facilitadora –feminista y académica ella misma– gritara con gran entusiasmo “¡muera la academia!” y con el mismo entusiasmo las asistentes –jóvenes universitarias en su mayoría– se unieran a la consigna de cara a un grupo de jóvenes zapatistas que seguían atentas y tomando notas en sus cuadernos.
Por las noches, otras de nosotras nos metimos en bolsas de dormir tendidas encima de una tabla de madera, que lo mismo se usó para ese fin como para armar bancas, mesas o mamparas. Ahí, tendidas en el suelo conectamos con la Madre Tierra, oímos sus latidos que formaban un único ritmo con la música de la banda lesbofeminista que tocaba en la cancha del Caracol para festejar a todas las mujeres del mundo en pie de lucha y para honrar la memoria de las miles de asesinadas, desaparecidas, masacradas, encarceladas.
Poner el cuerpo es convertir el campo de batalla en territorio liberado
A continuación retomo las reflexiones de tres jovencitas zapatistas miembros de lo que irónicamente llaman en sus comunicados “los mass media del ezln” o sea los y las Tercios Compas quienes nacieron en medio de la guerra que ha tenido que librar el zapatismo y, desde 2006, el país entero. Las jóvenas Tercios Compas compartieron con nuestro colectivo participante en el encuentro, lo que ha significado nacer y crecer dentro de la autonomía zapatista siendo mujer, lo que han vivido estos 24 años de resistencia y rebeldía encarnada. Nos dijeron:
Yo nací en 1994. Cuando fue la guerra del 1º de enero yo estaba como de un mes y ahí mis papás estaban metidos desde entonces y yo sigo aquí [24 años después] echándole muchas ganas dentro de la organización zapatista [el ezln].
Nosotros somos nueve hermanos, cinco hombres y cuatro mujeres. Mi papá y mi mamá entraron desde un principio a la organización por la necesidad, porque ellos estaban viviendo en una comunidad arrinconada donde no salía el maíz; que es lo que nosotros consumimos día a día. Era un cerro donde había muchas piedras, no había agua, en tiempo de cuaresma teníamos que caminar toda la noche para buscar agua… Ellos estaban en el olvido, trabajaban con el patrón quien les pagaba poco… Las mujeres eran también maltratadas.
Ya después que nació la organización hubo reclutamiento de los compas… en la clandestinidad… mi mamá no lo sabía porque sólo los compas tenían que saber, tenían que hacer reuniones en las noches. Mi mamá también nos cuenta que ella debía hacer las tostadas, el pozol para las reuniones pero sin que nadie se diera cuenta. Todo era clandestino.
En ese año de 1994 los compas se levantaron en armas. Fue por la necesidad de la gente pobre e indígena quienes también sufrían la misma humillación, el mismo maltrato. Muchos compas también murieron por la necesidad. Muchos niños y niñas sufríamos también, no teníamos a veces qué comer, nos moríamos de enfermedades curables y eso es lo que nos obligó a hacer esta organización.
Después de 1994 sale a nivel nacional que ya somos zapatistas y ahora pues ya llevamos 24 años que fue publicada nuestra organización. Hemos tenido muchos avances, logros, por ejemplo, ya como mujeres tenemos derecho de hacer los cargos, de estar en las comunidades con las demás compañeras. Nos une el colectivismo que nos ayuda a desarrollar cualquier área de trabajo, porque hay hueseras, hierberas, parteras y tienen que cumplir su misión.
Mi papá y mi mamá nos han apoyado mucho, nos dan mucho ánimo, a pesar de que mi mamá sufre una enfermedad, pero aún así ella también nos apoya porque sabemos que este es el único camino, pues vemos que comunidades no organizadas se han tirado a la perdición, a la prostitución, se han salido a las ciudades, se han metido en la droga, ya no respetan a sus papás, olvidan su cultura, olvidan su gente, olvida quiénes son y ya no son nadie en la vida.
Nosotros crecimos dentro de la organización. Ahí sabemos que valemos como mujeres. Ahí tenemos la obligación de hacerles entender a los niños y niñas que vienen creciendo, para que no se vayan a la perdición. Ojalá que también donde quiera que estén los jóvenes que no pudieron venir, ellos también le echen muchas ganas, que también traten de organizarse, porque nadie va a venir a organizarlos. Es uno mismo quien tiene que cambiar y organizarse para salvarnos, porque el sistema capitalista lo que quiere es acabarnos, exterminar nuestra cultura. No importa de dónde somos, de dónde venimos.
Allá en la ciudad hay muchas desapariciones, muchas muertes, pero aquí nosotras en el territorio zapatista estamos echándole muchas ganas porque nosotras ya no dependemos de nadie, somos independientes, no le tenemos miedo a nadie y no le tenemos que preguntar a nadie si está bien o está mal. Estamos organizadas tenemos nuestros colectivos, nuestros promotores de educación, de salud, nuestra junta de buen gobierno que gobierna nuestros Caracoles, todos somos del mismo pueblo.
Tenemos también reglamentos que cumplimos como bases de apoyo zapatista que somos; por ejemplo, está prohibido el alcoholismo y la drogadicción. Si un compa golpea a su compañera o no la deja recibir cargo se le llama la atención, tiene que trabajar, pagar su castigo y se le hace entender a ese compa que no está bien lo que está haciendo.
Generalmente pensamos que la liberación es estar libre, pero no, luchamos por aquellas mujeres que todavía sufren humillación, nosotros les queremos hacer ver que como mujeres también valemos y ya no debemos dejarnos que alguien nos manipule o que nos diga que no valemos nada que “calladitas se ven más bonitas.” ¡No, eso no! debemos alzar la voz y demostrar que sí podemos.
Estar en la organización es muy bonito, tienes la libertad. Entre jóvenes y adultos nos respetamos. Es bonito hacer los trabajos porque aprendes otras cosas que a veces no sabemos. A veces hay dificultades porque si nos enfermamos quieres venir a tu trabajo pero no se puede.
Aquí nos respetamos, somos iguales todos, todos somos gente pobre, gente indígena… Lo que queremos es vivir mejor, en paz, en libertad y que no haya más explotación, eso es lo que queremos.
Aquí no escogemos, el respeto es para todos y todas así es la igualdad. Nosotros siempre mantenemos la unidad y la igualdad entre hombres y mujeres. Podemos hacer nuestro trabajo donde sea porque somos libres. Como jóvenes y jóvenas, señoras, señores nos respetamos. Aquí el otro no es más grande ni se cree más.
Yo me siento orgullosa por estar en la organización. Nací en ella, estoy con mis papás, me siento contenta por hacer los trabajos bien…
Yo soy nueva, me están enseñando a utilizar las computadoras, las cámaras, a grabar, a grabar audio. Los Tercios Compas más avanzados me están enseñado.
Los Tercios Compas han estado en talleres y tienen la base y nos la comparten a nosotras.
A este Encuentro hemos venido también para aprender y hacer las prácticas. Nos dieron este trabajo y le echamos muchas ganas. Estamos aprendiendo con explicaciones que nos dan Los Tercios Compas y como nos gusta el trabajo le ponemos empeño y así aprendemos un poco, es muy bonito.
Dondequiera que estén como jóvenes y jóvenas, como niños, mujeres adultas y adultos, dondequiera que nos estén escuchando… les mandamos un mensaje y un saludo: que le echen muchas ganas, que hagan su trabajo con mucho ánimo y que no le tengan miedo a nadie. Que nosotras [las mujeres] sí podemos y también que como jóvenes miren un futuro, bueno pues, algún día o con el tiempo, tendrán sus hijos y los enseñarán a organizarse, a independizarse para no seguir humillados, para no crecer con ese miedo de que no podemos hacer el trabajo. Sí podemos y mucho ánimo para los jóvenes.
Nosotras no sólo estudiamos por el estudio. Nuestra escuela es teoría y práctica. No sólo estudiamos sino desde ahí hacemos colectivos. A veces tenemos unas vidas muy difíciles pero nuestros papás nos convencen que es mejor ser joven y libres y no estar comprometidos ya teniendo novio o casándose, porque después uno se arrepiente.
Lo que muchas de nosotras queremos es avanzar en el trabajo y no es que seamos libres del todo, no, somos libres de hacer el trabajo, de cumplir con nuestros cargos, de ir a otras áreas de trabajo.
No es que seamos libres para hacer lo que se nos pegue la gana, no, tenemos responsabilidades, tenemos colectivos de panadería, ganadería, hortalizas, tienda, tortilladora, de veterinaria y de café.
Así mantenemos siempre todo el movimiento y para cada evento aportamos trabajo. Desde niñas nos hacen ver eso, nos hacen ver que como jóvenes y jóvenas es mejor estar libres. Ahora como zapatistas organizadas tenemos muchos cambios…
Las voces e historias que nos compartieron las jóvenas Tercios Compas se fusionaron con muchas otras voces zapatistas presentes en el encuentro, por ejemplo, con la de la capitana insurgente de infantería, Érika, quien leyó –al inicio del encuentro– la palabra colectiva de las mujeres zapatista recordándonos la diversidad intra-zapatista al decirnos “como hablo en nombre de mis compañeras, mi palabra va a estar revuelta porque somos de distintas edades y de distintas lenguas, y tenemos distintas historias” (Palabras a nombre de las mujeres zapatistas, 2018).
Igualdad, diversidad, diferencia son y han sido categorías encarnadas de lucha que lxs zapatistas han ido tejiendo muy a su manera y desde su lugar. Categorías que antes y hoy le hablan al mundo; como muestra retomo las palabras de la mayor Ana María expresadas a nombre del ccri-cg del ezln en la apertura del Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y Contra el Neoliberalismo celebrado en julio de 1996 en el Aguascalientes ii-Oventik:
… Bienvenidos a las montañas del Sureste mexicano. Bienvenidos a este rincón del mundo donde todos somos iguales porque somos diferentes. Bienvenidos a la búsqueda de la vida y a la lucha contra la muerte… (ezln, 1996: 316).
Así paso a paso, las zapatistas desde hace décadas vienen construyendo puentes entre todas nosotras. Caminando a su lado muchas de nosotras hemos empezado a concientizarnos, a con-dolernos y a con-movernos11 desde lo que nos era/es común en ese momento y aún ahora que escribo este texto: la(s) violencia(s) y la(s) muerte(s) producto de lo que hoy –ellas y nosotras– llamamos con todas sus letras: “el sistema capitalista patriarcal” y “el patriarcado capitalista”. Retomo textual la voz colectiva zapatista que retumbó –el pasado 8 de marzo de 2018– en nuestros oídos y corazones:
… Todas somos mujeres. Pero lo sabemos que hay de diferentes colores, tamaños, lenguas, culturas, profesiones, pensamientos y formas de lucha. Pero decimos que
Vida. Transcripción: Liliana Márquez y Colectivo Creapaz. Color Tierra y Retos escribanía.
11 Tomo prestado el concepto de con-movernos de Gustavo Esteva expresado en los diálogos del Seminario Otros Horizontes cuando discutíamos la diferencia sustancial entre concientizar a otrox y con-movernos.
somos mujeres y además que somos mujeres que luchan. Entonces somos diferentes pero somos iguales.
Pero entonces nosotras, como mujeres zapatistas, vemos algo más que está pasando. Y es que también nos hace iguales la violencia y la muerte que nos hacen. Así vemos de lo moderno de este pinche sistema capitalista. Lo vemos que hizo bosque a las mujeres de todo el mundo con su violencia y su muerte que tienen la cara, el cuerpo y la cabeza pendeja del patriarcado.
Lo que importa es que somos mujeres y que somos mujeres que luchamos, o sea, que no nos quedamos conformes con lo que pasa y cada quien, según es su modo, su tiempo, su lugar, ahí lucha o sea que se rebela. Se encabrona, pues, y hace algo.
Aquí no importa la edad, si son casadas, solteras, viudas o divorciadas, si son de la ciudad o del campo, si son partidistas, si son lesbianas o asexual o transgénero o como se diga cada quien, si tienen estudios o no, si son feministas o no.
Todas son bienvenidas y, como mujeres zapatistas, las vamos a escuchar, las vamos a mirar y les vamos a hablar con respeto… (ezln, 2018).
Poner el cuerpo es convertir vulnerabilidad en amenaza
…Mi nombre es María de Jesús Patricio Martínez, soy nahua del sur de Jalisco. El aceptar participar […] es con el fin de, no tanto el trabajar en la cuestión de llevar votos, de ir a sentarnos allá en la silla maliciada, más bien, nuestra participación es por la vida. Es por la organización, es por la reconstitución de nuestros pueblos que han sido golpeados por años y años. Y creo que ahorita tenemos que buscar una forma para seguir existiendo […] El hecho de participar en este proceso es para invitar a todos aquellos sectores, la sociedad civil organizada y no organizada, a que también unamos los esfuerzos y podamos destruir este sistema que nos está acabando a todos en general… (cig, 2017).
Estas fueron las primeras palabras que pronunció Marichuy ya como vocera del cig para México, luego de ser nombrada por la Asamblea Constitutiva de ese 28 de mayo de 2017. ¿Pero qué es el cig? Carlos González –miembro de la Comisión Permanente del cni– señaló: nos encontramos hoy como pueblos, como país y como humanidad en una encrucijada en donde “la guerra se convierte en la frontera entre la vida y la muerte”. Ante ella, el cig y su vocera, han sido concebidos como una “salida colectiva… para atajar la tormenta que ya nos arrastra, para atajar la guerra que busca nuestra destrucción” de todos y todas y no sólo de los pueblos originarios. Una guerra –agrega– que ya envuelve a todo México (González, 2017).
Cuando Carlos rememora cómo nació esa ofensiva comenta: “…no se trató de una propuesta de una persona frente a una masa manipulable”, por el contrario “hubo diferencia”, “hubo oposición” cuando se dio una primera discusión colectiva de la propuesta que hizo la Comandancia General del ezln a miembros del cni. Por cuatro días dichos delegados(as) analizaron y discutieron la propuesta y se llegó a la conclusión de llevarla a consulta a los pueblos, naciones y tribus de donde provenían los y las delegadas presentes. Se acordó hacerlo porque se pensó que ella podría abrir la posibilidad de avanzar en a) visibilizar la guerra capitalista contra los pueblos indígenas; b) visibilizar las luchas indígenas; c) dar cobertura al cni para el fortalecimiento de sus resistencias; d) crecer la fuerza de los pueblos indígenas frente al Estado y, e) articular sectores explotados en la lucha anticapitalista de abajo y a la izquierda (idem).
La consulta se llevó a cabo entre octubre y diciembre de 2016 en comunidades que a veces estaban bajo condiciones de guerra, de desplazamiento, de ocupación por el crimen organizado, donde existían fuertes divisiones partidistas y tensiones poselectorales, pero a pesar de ello 525 comunidades de 43 pueblos de 25 estados de la República Mexicana dieron su apoyo a la iniciativa de nombrar hombres y mujeres miembros del cni para constituir el cig. Este está regido por los siete principios zapatistas: obedecer y no mandar; representar y no suplantar; bajar y no subir; servir y no servirse; convencer y no vencer; construir y no destruir; proponer y no imponer.
Altamente retador fue –un país machista con un promedio de 7.5 feminicidios por día, en el año más violento (2017) de la última década– que la voz del cig fuera –por decisión colectiva y no por “cuota de género”– depositada en una mujer nahua quien habla su lengua originaria, quien a la vez fue elegida para ser postulada –firmas de por medio– como candidata independiente a las elecciones presidenciales del 1 de julio de 2018. Al respecto Marichuy afirmó: “para los pueblos indígenas soy la vocera y afuera, como no reconocen eso, pues soy la candidata, para el Estado, para los que han estado allá arriba…” (Regeneración Radio, 2017). Así Marichuy hacía un despliegue de “complementariedad fluídica” más que de tensión dicotómica.
Poner el cuerpo es aferrarse a la vida
El recorrido por México de Marichuy y el cig arrancó en territorio zapatista y fueron –por decisión colectiva– las mujeres sus interlocutoras dialogantes. La voz colectiva zapatista encarnada en la comandanta Miriam, a nombre del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del ezln, se adelantaba en recomendar a todo México lo siguiente:
Pero ni pensemos, compañeras, que con el Concejo Indígena de Gobierno, ni con nuestra vocera, no vamos a pensar que ellos nos va a salvar. Nosotros, cada uno de nosotros tenemos que salvarnos. Compañeras, porque si no hacemos nada, nuestra vocera tampoco nos va a salvar, porque no es ese que manda pues, es el pueblo que tiene que dar la fuerza a nuestra vocera, es el pueblo que manda y nuestra vocera y nuestro Concejo de Gobierno, tiene que obedecer al pueblo. Es lo que queremos, compañeras, que no tengamos miedo, no tengamos miedo a nadie, luchemos donde quiera que estemos compañeras, en nuestra colonia, en nuestro paraje, en nuestro centro de trabajo, es lo que nosotros les pedimos, compañeras (Espoir Chiapas, 2017).
Muchos aspectos podrían destacarse de estas palabras. Por ahora resalto dos solamente. Primero, lxs zapatistas desde ese arranque del recorrido parecían señalar un peligro que podría traducirse como la reproducción de una cultura política altamente caudillista tendiente al mesianismo. Cultura que puede hacerse realidad en muchos espacios de nuestra vida política. Pero lxs zapatistas no hablaban con una retórica vacía sino desde una realidad vivida donde la organización colectiva alter y anti es cotidiana y permanente.
Segundo, lxs zapatistas como parte del cni y el mismo cni vivido como red y asamblea, enfatizaron la importancia de “organizarnos” ante lo que los zapatistas llamaron “La Tormenta”. ¿Pero de qué tipo de organización hablaban lxs zapatistas, el cni y el cig? Al parecer aquella que iba en sentido opuesto a la sofisticada organización criminal que cruza clases sociales, familias, territorios y naciones. Aquella que evidenciaba los límites y las perversiones del sistema electoral (“la fiesta de los de arriba”, le llamaron), la cual también cuenta con una meticulosa organización socioterritorial en la que la democracia representativa funciona más como un mercado del voto y del votante que un espacio de libre deliberación. O como mencionara la concejala coca de Mezcala:
El cig plantea que la lucha para derribar al Estado patriarcal debe hacerse con la organización de todos los que nos sentimos excluidos de este sistema, que además nos intimida, reprime, encarcela, despoja, discrimina, explota y aniquila por ser distintos ante ellos (Moreno, en este libro).
De hecho para muchas de las solidarias con Marichuy, con el cig y el cni la búsqueda de modos alternos de vida ha sido todo un proceso de vida que empezó –para muchas de nosotras– aquel 1 de enero de 1994 cuando los y las zapatistas dijeron ¡ya basta! y declararon la guerra al gobierno y al ejército al tiempo que invitaban al pueblo de México a luchar por “trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz” así como por “un gobierno libre y democrático” (ezln-cg, 1994). Esas once demandas abrieron brecha para la Ley Revolucionaria de Mujeres y las nueve mesas de trabajo que en 2017 lanzara el cig –retando las agendas de las campañas electorales– donde se posicionaron temas cruciales para la sociedad mexicana: 1. Autonomía; 2. Tierra y territorio; 3. Mujeres; 4. Jóvenes y niños; 5. Personas con discapacidad; 6. Diversidad sexual;
7. Trabajo y explotación; 8. Justicia; y 9. Migración.
Cada una de estas mesas de trabajo permitió, en diferentes geografías, dialogar con Marichuy y con algunos de los y las concejales y concejalas del cig. En mi caso esto sucedió en Oaxaca y en Guadalajara, Jalisco. Este último en el marco de la Cátedra Jorge Alonso y en el seminario que convocó como una forma de sumarse al debate político promovido por el cni/ezln/cig/Marichuy. Dicho seminario fue un espacio de intimidad que nos permitió escuchar a concejales y concejalas, así como a estudiantes, investigadores, activistas y público en general.
Retomo ahora los aportes de las tres concejalas participantes en este seminario: la compañera coca de Mezcala, Rocío Moreno; la compañera mazahua, residente en la Ciudad de México, Magdalena García Durán; y la compañera wixárika del norte de Jalisco, Patricia Moreno Zalas. Cuando las oí exponer su historia de lucha personal y colectiva así como sus reflexiones no pude evitar dejar de pensar en las violencias sentipensadas desde nuestro territorio cuerpo-tierra como le llama la feminista comunitaria xinca, Lorena Cabnal (2010). Veamos.
La concejala coca, nos compartió cómo en Mezcala la batalla que se libra no es de hoy es de larga data y ha involucrado el reconocimiento de su identidad coca y de su memoria de resistencia –ambas negadas–, así como el detener un proyecto privatizador de su área comunal y enfrentar la voracidad de los empresarios del turismo e inmobiliarios. Desde hace 19 años un empresario inmobiliario se posesionó de manera ilegal de 10 hectáreas de bosque comunal, mismas que las retiene corrompiendo leyes y funcionarios, haciendo uso de la fuerza paramilitar y de la criminalización de los y las defensoras de ese territorio; entre ellas Rocío quien en 2011 fue encarcelada. Pero no para ahí la lucha de Mezcala, como nos explica la concejala, la batalla de Mezcala pasa por el reconocimiento de los cuerpos otros, de los cuerpos diversxs:
La homosexualidad o el lesbianismo, las vestidas, transexuales, tantos amores y otras tantas formas de nombrarse, siempre han existido en las comunidades indígenas, en nuestra sociedad. Mezcala ha respetado a esta comunidad, pues no se les excluye de los trabajos y espacios de nuestra cultura. No obstante, en la región han ocurrido muchos asesinatos a jóvenes homosexuales de pueblos vecinos, y nuestro pueblo desde el año de 2008 realiza cada 31 de octubre una marcha en las pocas calles de la comunidad para exigir sus derechos. Asisten hombres y mujeres de toda la región, caminan con carteles que exponen sus demandas. Todos en el pueblo esperamos su recorrido, y aunque son aceptados no podemos negar que el respeto que les damos es tan sólo un vaso a medias aguas. Quiero decir, que aún nos falta mucho para poder vivir en igualdad de derechos y de oportunidades (Moreno, en este libro).
De esa falta de derechos y oportunidades también nos habló la concejala mazahua doña Magdalena García Durán. Cargando a cuestas la estigmatización por su origen indígena, peyorativamente llamado “Marías”. Doña Magdalena exige un trato digno y humano como mujer, como mazahua y como comerciante ambulante. Exige el respeto a su persona y afirma que las migrantes mazahuas como ella y muchas más ocupan las calles de la Ciudad de México para poder trabajar dignamente y comer de ese trabajo en vez de sentarse a esperar las dádivas asistencialistas de los gobiernos y los partidos. Su escuela –nos recuerda– ha sido la vida, la lucha, las calles donde se ha convertido en abogada de facto de todos los indígenas que como ella han sido perseguidos y encarcelados injustamente una y otra vez por policías corruptos que hacen de ellos y ellas fuente de ingresos (García Durán, en este libro), que normalizan la violencia sobre los cuerpos racializados.
La concejala wixárika es una pionera, es la primera mujer de su comunidad que salió a estudiar y que regresó a poner sus estudios al servicio de tres comunidades de su región. Es la primera mujer profesionista wixárika aceptada por las autoridades tradicionales, con quienes nos cuenta, tuvo que tener un largo proceso de diálogo y negociación. Al respecto nos dice:
Muchas veces me rechazaron porque el tema no era conocido, el tema era nuevo; que yo estaba loca, que yo no tenía que hacer nada en la comunidad, porque la comunidad tenía otra cultura. Y empecé a acercarme con las autoridades agrarias, con las autoridades tradicionales, cambié el tema de equidad de género, tuve que llegar culturalmente cómo convivimos, cómo nos tienen como mujeres, cómo nos ven, a pesar de que muchos dicen las mujeres son parte de la cultura, pero en la vida real no es así (Moreno Zalas, en este libro).
A muy temprana edad el divorcio de sus padres y la violencia intrafamiliar la mueve a ponerse como meta querer ayudar a las mujeres en situaciones similares. La concejala wixárika nos compartió lo difícil que fue “romper esa cadena que nos tiene arrinconadas”, desafiar la cultura tradicional, vencer el miedo y levantar lo que hoy han logrado:
ya en las tres comunidades tenemos mujeres como autoridades en las mesas agrarias y en las mesas tradicionales también y locales. Tengo mujeres que hoy están ejerciendo su derecho como autoridades, en ese espacio; desde ahí empezamos a elaborar lo que es el estatuto comunal donde ya plasmamos el derecho de la mujer al acceso a la tenencia de la tierra. Ese era un sueño de lograr y llegamos a plasmar desde la comunidad (Moreno Zalas, en este libro).
Como dijo a finales de los ochenta del siglo pasado, Audre Lorde poeta, negra, lesbiana feminista quien luchó junto con otras mujeres de color, contra la América Blanca (hetero)patriarcal: “Del conocimiento de las condiciones genuinas de nuestra vida tenemos que sacar la fuerza para vivir y la razón para actuar…” (1988: 92). Y así vi que lo iban haciendo cada una de las 30 mujeres de color parte del movimiento de “mujeres tercermundistas” (Moraga y Castillo, 1988) quienes, como las zapatistas y las concejalas del cig de manera clara, sencilla, profunda y creativa nos introdujeron en sus raíces, en sus heridas y en las formas concretas que toman en carne propia las opresiones sufridas por su raza, su clase, su género-sexo-sexualidad. Con ello, estas últimas, han contribuido a crear la otra política: situada, encarnada, dislocadora de la masculinidad abstracta patriarcal de las campañas electorales que corrían en paralelo ese 2017 y 2018.
A manera de cierre para volver a empezar
Este texto busca sumarse a visibilizar, contextualizar e historizar la fase actual de una lucha de resistencia de larga duración que las y los mismos miembros del cni han datado con diez mil años y han nombrado como una lucha entre dos proyectos civilizatorios que contiene la lucha de resistencia frente a los cinco siglos de colonización. Regresemos desde ahí al cuerpo como arma y territorio de lucha; en el pecho de Marichuy y de los y las concejalas del cig, pende un gafete con el logo del cni:
la serpiente de cascabel es el símbolo de la tierra; ella nos avisa, nos está diciendo algo… La tierra, la madre está sonando sus cascabeles; pero para esto hay que callar, hay que saber escuchar, lo que nos está diciendo es: paren este horror, esta destrucción, este caos, toda esta muerte, porque si no lo hacen entonces algo va a pasar (figura 1) (Radio Pozol, 2017).
Figura 1. Logo del cni.
Esa voz colectiva se hizo cargo en medio del periodo electoral de poner en el centro la destrucción y la muerte no sólo de las mujeres y los pueblos en resistencia sino de todo México. Esa voz colectiva enfatizó una y otra vez en el recorrido que hizo por todos los rincones del México de abajo, que ello tenía su raíz en sistemas más grandes de despojo, dominación y opresión. Dicha voz sonaba en un México herido, dolido, donde incluso las cifras oficiales –con todo y lo que le podemos y debemos criticar– dan cuenta de ese horror, por ejemplo, de la violencia feminicida al afirmar que hay 7.5 asesinatos de mujeres por día (onu Mujeres, 2017: 107). Dan cuenta de la violencia causada (entre 2007-2014) por el tráfico de personas de las cuales 60% son mujeres que sufren (55% de ellas) explotación sexual (unodc, 2016: 89-91). Un México en donde esas mismas cifras oficiales, según el Registro Nacional de Datos de Personas Extravíadas y Desaparecidas reportan 32 277 desaparecidos (de 2007 a 2017), de los cuales 41% son jóvenes de entre 15 y 29 años (cnn Español, 2017 ). Y afirman que entre 2009 y 2017, 329 917 personas se vieron forzadas a desplazarse dentro del territorio mexicano por “situación de violencia generalizada, de un conflicto armado, de violaciones a los Derechos Humanos, de catástrofes naturales o provocadas por el ser humano…” (cmdpdh, 2018: 7-8).
En medio de todo esa muerte y de ese horror, insurge y florece la lucha de las mujeres, los pueblos, lxs diversxs de las resistencias alter y anti. La lesbofeminista boliviana María Galindo (2017) habla de la rebelión en curso de las mujeres –a diferentes escalas– en América Latina y allende los mares, señala que “no es una rebelión exitosa de antemano… es invisible… es inconexa… tiene muchas dificultades para reconectar sus procesos… y para constituirse en una rebelión muy contenida”. Todas lxs que hemos sido mencionadxs en este texto y muchxs más que ya no entraron, somos, sin duda, parte de esa rebelión de mujeres y diversxs en curso que se levanta desde nuestras experiencias cotidianas y que toma la tesis de la despatriarcalización como un modo de lucha que parte de la rebeldía y que hoy por experiencia propia sentipensamos que “no se puede descolonizar sin despatriarcalizar” (Galindo, 2015; 2017). Esta no es una cita de cortesía para sonar política o académicamente correcta, tampoco pretendo “usar” a María como fuente legitimadora sino que la evoco porque su sentipensamiento hace eco con lo aquí brevemente he buscado compartir con ustedes.
Para volver a empezar retomo la voz de Marichuy quien, en Yucatán, a la mitad de su recorrido como vocera en el marco del proceso electoral 2017-2018, señalaba: “Si nos despojamos de la tierra está faltando lo vital para nuestra existencia… Si nos despojamos de la tierra, nos estamos despojando de la vida…” Al lado de ella Patzi, originario de Halachó y parte del colectivo transgénero, afirmaba que las “mujeres-trans indígenas del país se encuentran marginadas del acceso a trabajo, a la educación y a una vida digna” y con fuerza nos recordaba: “No basta con hablar del tema de diversidad sexual…” (citado en Velázquez, 2017).
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Si yo fuera capitalista
John Holloway
U
n sueño, una pesadilla.
Si yo fuera capitalista, o si yo fuera un político, es decir, un sirviente del capital, estaría bastante molesto. Primero porque no me invitaron como capitalista, no incluyeron a un representante del capital en las invitaciones. Pero también conmigo mismo. ¿Qué estoy haciendo aquí, hablando con una bola de insubordinados o, peor todavía, insubordinadas? Y ustedes, ¿qué están haciendo aquí? Es miércoles, ¿por qué están aquí exhibiendo su insubordinación? ¿Por qué no están trabajando o buscando trabajo?
¡Ya basta de pensar todo el tiempo desde abajo! También hay que pensar desde arriba. Hay que pensar en los pobres capitalistas y sus sirvientes políticos. Hay que pensar que la vida no es fácil para nosotros capitalistas. Damos órdenes de cómo debe ser el mundo y la gente no nos escucha. Dicen que no. Nosotros decimos que se va a abrir una mina a cielo abierto ahí, en este pueblo, y la gente se levanta y dice que no, que no la quieren. Nosotros decimos que vamos a construir una presa y no, no quieren eso tampoco. Decimos que los maestros tienen que entender que el único propósito de un buen sistema de educación es que los estudiantes aprendan a ayudarnos a los capitalistas a hacer más dinero, y no, no entienden. Peor, organizan eventos de protesta como este. Nosotros queremos víctimas, gente que sufre sin hacer nada, gen-
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te que entiende que la única felicidad y la única justicia posible es la que seguro van a encontrar después de la muerte. Nosotros queremos gente normal capaz de trabajar para nosotros, y llego en la mañana y ¡qué encuentro, que están hablando de discapacitados y cuestionando el concepto de normalidad!
Si son papás, tal vez me van a entender. Como papás decimos a nuestros hijos que hagan algo y no, no lo hacen. Si piensan que es difícil ser papá, van a entender que también es difícil ser capitalista.
Tienen que entender que nosotros somos gente muy sencilla, que incluso tenemos una pureza. Nada más queremos una cosa en la vida: llegar a ser más ricos, expandir nuestro capital, tener más dinero. Es nuestra única motivación e imprime una lógica muy sencilla en todo lo que hacemos, una dinámica muy fácil de entender. Si queremos abrir una mina y destruir tu pueblo, no es nada personal, es simplemente que vemos ahí la posibilidad de sacar una ganancia. Si queremos imponer una reforma educativa, es por la misma razón: nuestra ganancia finalmente viene de la explotación de trabajadores disciplinados y con las habilidades que nosotros necesitamos. Si contaminamos los ríos, no es porque queremos que los niños padezcan de cáncer, es simplemente para cortar los costos que podrían reducir nuestras ganancias. Nuestra lógica es muy sencilla: es la lógica del dinero que busca su propia expansión, es la lógica del capital. Y me da mucho gusto poder informarles que esta lógica ha avanzado mucho en los últimos treinta años. Ha ido penetrando todos los aspectos de la vida cotidiana: la educación, la salud, la tierra, la vida de los niños, las relaciones sexuales, las discapacidades, la justicia, todos los temas que hemos estado discutiendo en los últimos días.
Pero no quiero que piensen que no tenemos problemas. En realidad nos va mal. Es básicamente por eso que estoy aquí hablando con ustedes, quiero que entiendan que no nos va bien. La verdad es que, desde hace muchos años, no estamos sacando la ganancia (o la plusvalía, como ustedes dirían) que necesitamos para seguir expandiéndonos. Estamos en crisis, y finalmente es culpa de ustedes. Ustedes son la crisis de nosotros, ustedes son la crisis del capital. Estamos haciendo todo lo posible para que ustedes produzcan directa o indirectamente más plusvalía, introducimos nuevas tecnologías, bajamos los salarios, creamos zonas económicas especiales donde todos los derechos de los trabajadores están eliminados, reprimimos con más ferocidad cuando ustedes se oponen a nuestros planes, introducimos leyes para promover la rentabilidad en ciertas ramas como las drogas, pero no es suficiente.
Por eso, y les digo para que entiendan la seriedad de la situación, desde hace como cuarenta años, hemos tenido que inventar dinero para mantener nuestra expansión. La acumulación del capital es cada vez más ficticia. Está basada en una enorme expansión del crédito, es decir, en la creación de un mundo de promesas que no corresponden a ningún valor producido, ninguna riqueza real. Imagínense nuestra desesperación, nuestra fragilidad. Ustedes nos ven muy fuertes, pero detrás de esta imagen de fuerza hay una debilidad, una fragilidad terrible. Esta desesperación nuestra se expresa como violencia. Si la competencia capitalista es siempre un juego de sillas musicales, ahora se ha vuelto de locura, la música ha alcanzado un ritmo de frenesí. Nosotros capitalistas ya no tenemos el espacio para la tolerancia, ya no podemos gastar nuestro dinero en cosas que no contribuyan a la expansión de nuestras ganancias, ya no podemos aceptar que los Estados, todos los Estados, no importa el color de su gobierno, no se subordinen totalmente a las necesidades del capital. (No es que ya no se pueda realizar cambios dentro del capitalismo, pero la situación ya no es la de hace cincuenta años). Tratamos de resolver la situación al nivel mundial en 2008, pero no se pudo hacer bien, por culpa de ustedes finalmente, pero la próxima vez sí. Por eso, entiendan por favor nuestros problemas, abandonen su insubordinación. Los zapatistas sí entienden lo que he estado describiendo y le pusieron una palabra: “La Tormenta”.
Ya no se habla mucho de la idea de una “misión histórica”. Pero ahora sí, se está volviendo cada vez más claro: mi misión histórica como capitalista, y la misión histórica del capital como forma de organización social está clara: perseguir la expansión de la ganancia hasta el punto de aniquilar totalmente la humanidad. Nada personal, por supuesto, es la lógica de la cosa.
¿Y ustedes, los insubordinados y las insubordinadas? No sé si ustedes tienen una misión histórica, pero supongo que sería jalar el freno, parar el tren. Pero la única manera de hacer eso sería gritando no y al mismo tiempo creando otro mundo basado en el reconocimiento mutuo de las muchas dignidades, de las muchas luchas de todos los días contra la fuerza destructiva del dinero. Sabiendo que la unidad de
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las muchas luchas no es una unidad institucional sino el hecho de que todas son respuestas al ataque constante del dinero, del capital. Por eso la importancia de pensar desde arriba al mismo tiempo que pensamos desde abajo: para entender la unidad de las luchas, su urgencia y la fragilidad del enemigo.
Una etapa ambivalente.
Acercamientos desde la experiencia jalisciense
Jorge Alonso
Algunos antecedentes
Conforme avanzan las políticas neoliberales de mercantilizar toda la vida, el planeta entero, y todo su entramado, los pueblos originarios defienden su existencia y se oponen a la destrucción de la naturaleza. La minería a cielo abierto, la producción de transgénicos, los megaproyectos de las grandes corporaciones avanzan sobre el territorio de los pueblos, los despoja, les impone una cruenta guerra que implica muertos, desaparecidos, esclavizados, desplazados, marginados, explotados, humillados, sojuzgados, etc. Los pueblos originarios han denunciado continuamente los atropellos y violaciones a sus elementales derechos vitales, pero eso no ha sido suficiente. Haciendo una evaluación de que la situación va a empeorar, se plantearon cómo enfrentar la agudización de la dinámica capitalista. Se autocriticaron y constataron que de poco les valía el que expresaran continuamente sus quejas, y decidieron aprovechar el arranque del proceso electoral de 2018 para contrarrestar las ofensivas en su contra. Aprovecharían la campaña para visibilizar lo que padecían y para dinamizar sus otras formas de hacer política. Entendiendo que el capitalismo, el racismo y el patriarcado se habían anudado para destruirlos, empezaron a dar respuestas anticapitalistas, antirracistas y antipatriarcales también enlazadas. Tenían que sacudirse
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en sí mismos las introyecciones que se habían hecho de estos males para poder liberarse de ellos. Después de examinar lo que estaba sucediendo y los signos de lo que se avecinaba, optaron por intervenir en la coyuntura electoral con un planteamiento estructural y de largo aliento.
Decidieron darle forma a un Concejo Indígena de Gobierno (cig) integrado paritariamente por mujeres y varones, pero con una vocera a la que impulsaron para que pudiera ser candidata independiente a la presidencia de México en las elecciones de 2018. El encargo recayó en Marichuy, una indígena nahua jalisciense, de oficio sanadora. No les importaba ganar unas elecciones que estaban marcadas por el fraude y la manipulación de los grandes poderes, sino hacer presencia en esas circunstancias para decir y proponer su palabra. Vieron que la única forma tanto de defensa de sus derechos y territorios, como de avance en la construcción de un mundo nuevo era reforzar la organización desde abajo para luchar, e ir enlazando luchas, no en una organización jerárquica, sino de manera horizontal. Lo central fue ir recorriendo todos los rincones, los más alejados, a los que los políticos tradicionales no llegan, promoviendo la compartición de dolores y experiencias. No se trataba de llevar un programa hecho por unos cuantos para que tuviera seguidores, sino de que lo que habría que hacer se fuera fraguando desde abajo y por decisiones tomadas entre todos. Habrá que examinar lo sucedido con la propuesta de que una vocera indígena fuera candidata a la presidencia en 2018.
El antecedente de lo logrado en 1999 puede ilustrar los acontecimientos de 2018. Se hizo una síntesis de lo sucedido el 21 de marzo de 1999. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln), miles de organizaciones de la sociedad civil y cientos de miles de ciudadanos se
encontraron, dialogaron, dieron su opinión en torno a que se legislara la iniciativa de ley elaborada por la Comisión de Concordia y Participación (cocopa) sobre derechos y cultura indígena. A finales de 1998 el ezln había convocado a la consulta, y se inició un proceso de movilización nacional que tuvo la presencia de cinco mil indígenas zapatistas que se distribuyeron por todo el territorio nacional. El diálogo impactó a 1 229 municipios. Los resultados nacionales arrojaron que 2 854 737 mexicanos depositaron su boleta. Esta consulta implicó la presencia de 2 358 brigadas que por todo el país promovieron, difundieron y organizaron la consulta y se contó con el trabajo de 27 859 brigadistas que se movilizaron permanentemente durante más de tres meses. Se produjo un intenso diálogo entre zapatistas y brigadistas. En Jalisco la movilización ciudadana que consiguió la consulta no tenía precedentes. Durante la semana del 14 al 22 de marzo, 270 indígenas zapatistas, bases de apoyo del ezln, representantes de cientos de comunidades indígenas de Chiapas estuvieron en más de 80 municipios y entablaron un diálogo directo con amas de casa, estudiantes, religiosos, chavos banda, punks, artistas, periodistas, académicos maestros, campesinos, indígenas, sindicalistas, pensionados, etc. Hubo 117 492 jaliscienses que depositaron su boleta en 556 mesas (Sandoval, 1999).
Las firmas conseguidas fueron insuficientes
La intención de que Marichuy estuviera en la boleta electoral como candidata independiente necesitaba 866 593 firmas a su favor, distribuidas en 17 entidades. Las firmas alcanzadas por Marichuy fueron 281 955, el 9.8% de las boletas depositadas en 1999. En Jalisco, las firmas fueron 25 527, el 21.7% de las boletas depositadas en esa entidad en 1999. Jalisco aportó 4.1% de las boletas nacionales en 1999; mientras participó con 9% de las firmas nacionales en 2018. Para conseguir las firmas había auxiliares aprobados por el organismo electoral. El promedio de firmas por auxiliar en Nayarit fue de 146, en Zacatecas de 105, en Colima de 83, en Chiapas de 43, en Jalisco de 24, y en la ciudad de México de 18. Pero los promedios son engañosos, porque hubo auxiliares que consiguieron muchas firmas, y otros que no tuvieron un buen rendimiento. Si se hace una revisión del avance semanal en las firmas por Marichuy se observa que la mejor tendencia de la última semana no bastaba, aunque se hubiera mantenido ese ritmo desde el principio. Pero si se tiene en cuenta lo obtenido por día, hubo uno donde se lograron más de ocho mil firmas. Si lo logrado en ese día se hubiera replicado todo el tiempo, entonces sí se habría conseguido la meta de que Marichuy quedara en la boleta. Aunque eso no hubiera podido ser tampoco igual todos los días, porque hubo un periodo de aprendizaje de cómo usar la aplicación para conseguir las firmas. Algunos auxiliares expresaron que era mejor si el organismo electoral hubiera dicho desde antes cómo sería la recolección para tener un tiempo de prueba antes de iniciar los trabajos. Otra cuestión a tener en cuenta fue que 94.5% de firmas por esta vocera sí se encontraban en las listas electorales, lo cual contrastó altamente con los porcentajes de quienes sí superaron la meta, aunque sólo a una se le reconoció el derecho a estar en la boleta. Hacer un análisis de lo realizado y dar otro paso
El Congreso Nacional Indígena (cni), el Concejo Indígena de Gobierno (cig), la Asociación Civil “Llegó la hora del florecimiento de los pueblos” y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln) difundieron una convocatoria en marzo para definir el siguiente paso en la lucha. Un primer reconocimiento fue que no se habían podido conseguir las firmas necesarias para registrar a Marichuy como candidata a la presidencia. Plantearon que las explicaciones y valoraciones de este hecho debían ser el producto de un análisis serio y una valoración profunda, colectiva, participativa, incluyente, honesta y veraz. Recordaron que lo de las firmas tenía que ver con aprovechar ese espacio para seguir visibilizando a los pueblos originarios, sus dolores y luchas, así como señalando el carácter criminal del sistema, para hacerse eco de los dolores y rabias que pululaban en todo el territorio nacional, y para promover la organización, la autogestión, la resistencia y la rebeldía. Aunque eso no se había logrado, debían seguir su camino buscando otras formas, métodos y modos, con ingenio, creatividad y audacia, para conseguir lo que querían. Precisaron que su apuesta nunca había sido la toma del poder, y que estaba por la organización autogestionaria, la autonomía, la rebeldía y la resistencia, por la solidaridad y el apoyo mutuos y por la construcción de un mundo con democracia, libertad y justicia para tod@s. Se había cerrado la etapa de recolección de firmas que se había caracterizado por involucrar a muchas personas y sectores, más allá de los pueblos originarios y del cni, en una lucha civil y pacífica, incluyente, con una causa justa, con un horizonte de transformación radical de la realidad. Insistieron en que habría que seguir caminando. Destacaron que había ya un logro importante de esa etapa, pues ahora eran más pueblos originarios caminando juntos, más personas, grupos, colectivos y organizaciones orientadas a buscar por sí mismas las soluciones que nunca vendrían de arriba. Agradecieron a quienes habían dado sus firmas. Exhortaron a quienes lo habían hecho a que no desfallecieran, y reafirmaron su compromiso de no desmayar. Agradecieron a quienes con o sin la figura de auxiliares habían entendido el alcance de la iniciativa, la habían hecho suya, empeñaron recursos y trabajo en el camino de crear, crecer y consolidar organización colectiva y comunitaria, para enfrentar en mejores condiciones la tormenta que se padecía. Apuntaron que se había generado un esfuerzo colectivo; se debía consolidar y mantener su anhelo de construir otra forma de hacer política. Convocaron a que se hiciera un análisis y valoración tomando en cuenta los objetivos que el cni y el cig hicieron públicos en su oportunidad y, sobre todo, considerando los objetivos que los diversos colectivos se habían trazado. Dieron una dirección a donde pudieran mandar eso. Se anunció una reunión en abril. Invitaron a que, con sus criterios, modos y tiempos, analizaran lo que pasa en México y el mundo, pues el horizonte no se acababa el primero de julio de 2018, ni se circunscribía sólo a México. Recalcaron que la resistencia, la rebeldía y el empeño de construir un mundo donde cupieran muchos mundos era internacional y no se limitaba ni por los calendarios ni por las geografías de los de arriba (Enlace Zapatista, 2018).
La reflexión en la Asociación Civil
Para que Marichuy pudiera contender como aspirante a la candidatura presidencial, la normatividad exigía que hubiera una asociación civil. La que cobijó legalmente a Marichuy integrada por artistas, académicos y personalidades, se llamó Asociación Civil “Llegó la hora del florecimiento de los pueblos”, A. C. Se realizó una reunión para hacer un primer balance de lo sucedido y empezar a pensar lo que seguía. Se vio como positivo que se habían creado alianzas y coincidencias con otras redes y sectores de la población, que se hubieran articulado grupos de izquierda anticapitalista, y que se hubiera visibilizado la lucha de los pueblos indígenas. No era desdeñable que también hubiera personas no vinculadas a alguna organización que se habían involucrado con mucho entusiasmo. Se precisó que había quienes no estaban en la lógica anticapitalista, pero se habían comprometido en lo de las firmas. Se valoró también que las firmas conseguidas no hayan sido fraudulentas. Se llamó la atención de que después del accidente de carretera de Marichuy y los demás compañeros que iban en la camioneta a mediados de febrero, los medios nacionales e internacionales habían hecho un reconocimiento muy importante a la vocera, al esfuerzo y al trabajo que se estaba realizando, por lo que habría que aprovechar eso. Hubo experiencias frustrantes por la reacción tardía para recabar firmas, y por los problemas tecnológicos y burocráticos del organismo electoral. Se constató que la mayoría de los participantes no tenían experiencia en temas electorales. Se vio que pese, al esfuerzo en cuanto a los informes financieros y de las actividades del recorrido fue imposible cumplir con todas las exigencias burocráticas del organismo electoral. En el tema de qué seguía se planteó proseguir como colectivo o grupo, pero no como Asociación Civil debido a las implicaciones legales de esta figura. Se propuso la conveniencia de hacer en junio un encuentro nacional con las redes que se habían configurado.
Magdalena Gómez al comentar el balance señaló que ese audaz proceso había tenido dos soportes: el recorrido del cig en pro de fortalecer la organización sobre todo indígena, y que en ese caminar también se había generado otro tipo de organización en torno a las firmas con otros sectores. Consideró que pareciera que los dos procesos deambularon en paralelo. No se había notado el esfuerzo de firmas durante la gira del cig, y en la Asociación Civil y las redes tampoco se vio mucho lo de la gira del cig. Enfatizó que había razones para que el cig le diera prioridad a la organización. Recalcó que había que examinar que estos procesos se enfrentaron también a una cultura y prácticas políticas vinculadas a elecciones. Llamó la atención de que en muchas comunidades indígenas y urbanas hay estrategias de negociación del voto. Por eso en algunas comunidades indígenas no hubo la opción de participar en la iniciativa del cni-cig. En cuanto a la postura anticapitalista consideró que era un terreno de disputa y deslinde. Aclaró que lo principal en la decisión ezln-cni-cig ha sido avanzar en la organización, y se había optado como medio en lo inmediato la búsqueda de colocar a Marichuy en la boleta electoral. Insistió en que esto no era un fin en sí mismo. Por lo que la recolección de firmas era algo accesorio, por más que se le hubiera invertido mucha energía.
Por su parte Rosa Albina Garabito complementó el balance con varios escritos. Llamó la atención de que había entendido que la campaña por el registro de Marichuy como candidata independiente, tenía como objetivo organizar la lucha desde abajo en torno a los nueve puntos de un programa contra el despojo y la violencia en todos los ámbitos de la vida nacional. Aclaró que no se reducía a una candidatura indígena sino que era la voz de los que no tenían voz en la falsa representatividad de la partidocracia. El propósito era convertir una coyuntura electoral en una coyuntura política para construir toda la fuerza posible para poner un alto a ese despojo y esa violencia. Consideraba que el papel de la Asociación Civil era el de acompañar esa lucha, además de coadyuvar a la recolección de firmas. Su primera crítica fue que la energía de la Asociación Civil se había consumido en el objetivo del levantamiento de dichas firmas. Precisó que el resultado del proceso podía verse como bueno por el crecimiento en la organización de los pueblos indígenas, por su contacto con otras organizaciones sociales, y por la visibilidad que adquirió la presencia indígena. Recalcó que había sido atinado haber seleccionado a una mujer extraordinaria. Llamó la atención de que no había que quedar atrapados en la camisa de fuerza legal de los requisitos para acceder a las firmas de apoyo, cuando lo fundamental hubiera sido desarrollar y propagandizar los nueve puntos del programa del cni. Lamentó que la camisa de fuerza legal se hubiera impuesto, y recordó que en la Asociación nunca se había dado esa discusión. Planteó que le había sorprendido que en la Asociación cuando llegó el 19 de febrero no hubiera plasmado algo que sintetizara el aprendizaje de esa etapa. Compartió algunas reflexiones. La primera era que los pueblos indígenas estaban sometidos de distintas maneras al proceso de acumulación capitalista. Sus formas de existencia social en esa diversidad definían sus maneras de rescatar sus tradiciones y resistir, o someterse a esa dinámica capitalista. Los más favorecidos para resistir y crear nuevas formas de lucha, era quienes sobrevivieron en los márgenes de la acumulación, quienes pudieron conservar sus formas comunales de producción y de organización. La reorganización del cni se estaba topando con las dificultades definidas por esta diversidad. Compartió algunos planteamientos, como el de que donde aún había tradición comunitaria con una relativa independencia de las dinámicas capitalistas habría que fortalecerse la organización que de ahí se derivaba; pero donde el proceso de absorción de los pueblos indígenas a la dinámica capitalista era ya avanzado, la reorganización tendría que enfocarse en las agendas de resistencia. Recalcó que lo que estaba en juego era socializar el proyecto en torno a la autonomía como organización, y la propiedad comunal como forma de vida.
Los que no hacen trampas no llegan a la boleta
El Instituto Nacional Electoral (ine) el 23 de marzo aprobó el dictamen del cumplimiento de firmas de los aspirantes a candidatos independientes a la presidencia, y anunció que sólo Margarita Zavala tenía posibilidades de estar en la boleta. El presidente de ese organismo felicitó a quienes a pesar de no alcanzar la meta habían decidido apegarse a las reglas, a quienes asumieron que no se valía hacer cualquier cosa para lograrlo. Se dio a conocer que el Bronco había enviado 2 millones 34 mil firmas, pero que un millón 184 mil no tenían sustento. En el caso de Ríos un millón 522 mil de sus firmas no eran válidas. Margarita Zavala había logrado un millón 578 mil, pero 44.8 por ciento de ellas habían sido trampeadas.11
El escritor Jorge Volpi alabó la idea de que se abriera la posibilidad de que hubiera contendido independientes a la presidencia del país, pero constató que en el fondo la clase política no quería que eso llegara a ser una realidad. Consideró que la idea se había convertido en un colosal fracaso y en una burla para quienes habían impulsado esa iniciativa, y para los ciudadanos de buena fe que habían dado su firma. Los que llegaron a la meta hicieron trampa. Lamentó que un periodista con impacto y una respetada activista indígena que había despertado la simpatía de amplios sectores no hubieran podido siquiera acercarse un poco al número de firmas impuestas para su registro (y mucho menos a su distribución territorial). Recalcó que eso probaba que quienes modelaron esos requisitos “en realidad no querían permitir las candidaturas independientes –al menos a la presidencia– al someterlas a un proceso a todas luces imposible y mucho más arduo que el de cualquier candidato con partido. Y precisamente porque el proceso se revelaba imposible, los otros tres candidatos en liza, antiguos miembros de los desprestigiados partidos tradicionales y beneficiarios de incontables recursos financieros, materiales y humanos, optaron conscientemente por una medida radical: permitir todas las argucias posibles esperando, como tantos delincuentes en México, no ser descubiertos o, aun siéndolo, encontrar las escapatorias jurídicas que garantizasen su impunidad”. Esto último había ocurrido con Margarita Zavala: pese a haber torcido las reglas igual que el Bronco y el Jaguar, quedaría registrada. Pero no había que caer en el engaño, pues su presencia en la boleta sería una afrenta a la transparencia electoral y a la democracia (Volpi, 2018). Organizaciones de la sociedad civil, académicos y periodistas reclamaron que se le diera
expresidente Calderón. Se separó de su partido para contender por la vía de los independientes.
11 El organismo electoral anunció que las firmas válidas de la esposa del expresidente Calderón, Margarita Zavala, eran 55.1%; las de El Bronco, 41%; y las de Ríos 13.7% (Animal Político, 2018). Animal Político (2018) el primero de marzo hizo ver que El Bronco había gastado 159 mil pesos diarios en conseguir sus firmas; Ríos, 43 mil; y la señora Zavala, 115 mil. En el caso de Marichuy el gasto fue bastante austero y la mayor parte recayó en las comunidades recorridas (555,935 pesos). Cada firma de las que se le reconocieron a El Bronco le costó 24.9 pesos; en el caso de Zavala esto fue de 16.6 pesos, y en el de Ríos, 24.4 pesos. En contraste, cada firma avalada por el organismo electoral le costó a Marichuy dos pesos (Raziel, 2018).
registro a la esposa del expresidente Calderón cuando había incurrido en una gran cantidad de trampas en las firmas (Cantú, 2018).
Finalmente, a finales de marzo el organismo electoral revisó el caso de los independientes. Aunque Marichuy no consiguió el registro, se llamó la atención de que había sido la más comprometida con la transparencia de ingresos y egresos, con la voluntad de rendir cuentas. El presidente del ine dijo que, aunque no había alcanzado el umbral de firmas para el registro, el desempeño de Marichuy había sido destacado y honesto. No obstante a que su caso fue considerado paradigmático en cuanto a su honestidad en comparación con los demás aspirantes a la posición de independientes para la presidencia, aduciendo que había algunas irregularidades en sus reportes financieros el organismo electoral decidió cambiar una multa de once mil pesos por una amonestación pública (Domínguez, 2018).
Juan Villoro escribió que para ser candidato independiente a la presidencia había dos alternativas: perder con limpieza o ganar con trampa. Recordó que la aplicación del organismo electoral limitó la consecución de firmas a aparatos que no podían tener más de 50 millones de mexicanos. También aludió al hecho de que Marichuy había protestado varias veces por esto, pero había aceptado las reglas y con ellas había jugado limpiamente. Villoro enfatizó que con su honestidad había demostrado lo que prefiguraba el quehacer el movimiento social que representaba. Refirió que los recursos usados por Marichuy apenas habían llegado a 600 mil pesos más un solidario apoyo de comunidades. Precisó que conseguir las firmas fue importante, pero que más importante había sido articular a comunidades que carecían de contacto, cosa que había hecho sin cálculos de que conseguía con eso en cuanto a firmas. Otro hecho que destacó fue los que apoyaron la recolección de firmas lo hicieron solidariamente sin pago. Destacó que no hizo trampas en la consecución de firmas (como otros participantes que superaron el millón de firmas) en congruencia a su lucha de protestar contra la injusticia. Había jugado limpio Marichuy. Otra cuestión fue que una antropóloga con la ayuda eventual de un contador había hecho la tarea heroica de entregar las cuentas como las pedía el organismo electoral que no entendía el comportamiento de los pueblos. E hizo saber que Alicia Castellanos se había hecho responsable única en caso de que el organismo electoral sancionara el informe. Lo bueno fue que la comparación obligó al ine a reconocer la honestidad de la tarea del equipo de Marichuy. Esto había sido una elevada lección ética y un ejemplo de la gente que apoyó a la vocera del cig (Villoro, 2018).
Magdalena Gómez destacó que quienes habían apoyado el registro de la vocera, se encontraban en una etapa de balances colectivos en torno a esa tarea, en el contexto de que la violencia contra los pueblos no tenía tregua. Se refirió a las alabanzas que había externado el organismo electoral hacia el desempeño de Marichuy en pos de las firmas. La jurista enfatizó que la vocera del cig había asumido con seriedad el cumplimiento de unas normas elaboradas desde la óptica de la clase política. Valoró la constancia pública que se había hecho a la seriedad de su intento de aparecer en la boleta electoral; pero también llamó la atención de que el organismo electoral había omitido toda consideración a los derechos que estaban en juego. Recalcó que no sólo con declaraciones de buena voluntad era como se lograría superar la exclusión y el racismo, plasmado en la legislación y aplicado ciegamente por sus operadores (Gómez, 2018).
La única independiente que quedaría en la boleta según el organismo electoral sería la esposa del ex presidente Calderón. Sin embargo, llegó con grandes manchas. El periódico Reforma sintetizó esto con un titular: “Confirman trampas, validan candidatura” (30 de marzo de 2018, p. 6). Pese a que le dieron el registro, prometieron investigar sus graves irregularidades. Posteriormente el tribunal electoral determinó que, pese a que no había cumplido el umbral de firmas, El Bronco fuera también registrado y apareciera en la boleta aduciendo que le habían sido violados sus derechos de audiencia. El comentario del periódico La Jornada fue lapidario: “Si validaron las trampas de Zavala y El Bronco, por qué no las de Ríos Piter. ¡Y que viva la transa!”. El candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador declaró que la decisión de los magistrados era contraria a la limpieza; si habían aprobado a El Bronco, tendrían que considerar el registro de Marichuy, y que no se excluyera a nadie. En las redes sociales hubo un conjunto de descalificaciones hacia el tribunal electoral y fue tanta la cantidad de intervenciones que el tema se convirtió en trending topic. El jurista Diego Valadez señaló que esa resolución sembraba desconcierto y alimentaba la desconfianza; puntualizó que era infundada y arbitraria; consideró como muy grave que en la boleta estuviera alguien que tendría que someterse a la justicia. Recalcó que se estaba ante un sistema constitucional caduco, en el que no había instituciones que merecieran la confianza de la ciudadanía (Sánchez, 2018).
En dos entidades se alcanzó la meta
Si se tienen en cuenta las cifras de las 17 entidades federativas en las que Marichuy tuvo los mayores porcentajes en la dispersión de las firmas, resaltan dos en que se alcanzó la meta: en Nayarit sus 9 232 firmas consiguieron 112.1% de lo estipulado; y en Chiapas las 37 176 firmas implicaron 108.8%. En los demás sitios no se logró lo propuesto. Hay otros dos sitios donde hubo acercamientos a lo previsto: en la Ciudad de México 63 716 firmas llegaron a 85.3%; y en Zacatecas, con 9 152 se consiguió 80.0%. En Morelos se logró un poco más de la mitad necesaria (8 214 firmas se colocaron en 58.3%). En Colima casi se llegó a la mitad (2 502 firmas lograron 48.3%). En Jalisco el porcentaje fue de 44.2 con 25 527 firmas. Siguieron Querétaro con 5 967 firmas (39.1%); Aguascalientes con 3 127 (34.3%); San Luis Potosí con 5 578 (29.0%); Oaxaca con 7 549 (27.0%); Sinaloa con 5 638 (27.1%); Tlaxcala con 2 413 8 (26.9%); Estado de México con 26 936 (23.5%); Baja California Sur con 1 136 (22.6%); Michoacán con 6 935 (20.7%); y Campeche con 1 125 (18.0%).
Diversas apreciaciones sobre el proceso de la búsqueda de firmas por Marichuy en Jalisco
Realicé un sondeo entre varios participantes y observadores del proceso para conocer sus reflexiones en torno a las firmas en Jalisco por Marichuy. Se trata de diversas experiencias y ángulos de observación que resultan un conjunto de piezas de un rompecabezas complejo. Pese a las repeticiones, estas mismas cobran importancia porque implican que hubo factores que se detectaron con insistencia.
Esteban Garaiz, especialista en cuestiones electorales, quien había sido aceptado por el ezln para que organizara las elecciones en tierras zapatistas en 1994, consideró que la jalisciense es una comunidad de cultura con actitud esencialmente criolla. La población originaria es aceptada en el área de servicios. Se sabe que las comunidades originarias existen, pero se ven ajenas, y sólo muy pocos las consideran como fraternas.
Augusto Chacón, del observatorio ciudadano Jalisco Cómo Vamos, apuntó que había un Jalisco racista y clasista, muy metido en lo suyo, festejando siempre ser el segundo en todo, que por no comprometerse con algo, se dejaba llevar por la inercia de lo que le parecía conocido, similar a lo que siempre ha sido, y luego encontrar razones “de peso” para justificarse. Sin embargo, fue testigo de una reunión de cerca de mil personas en el auditorio del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (iteso) antes de que arrancara el proceso de recolección de firmas por Marichuy en donde había concejales de la región con jóvenes, del iteso y de la Universidad de Guadalajara. También estaban académicos, periodistas y luchadores sociales. Se dio un proceso de organización en equipos. Parecía que todo era posible; pero después vino un reflujo. Consideró que faltó más comunicación entre el cig y eso que se fue armando. Pensaba que se cayó en la trampa del sistema de aparecer en la boleta; que faltó impulso y sobró cansancio. Se pronunció por la red, pero amplia. Si se trataba del tejido sutil y fuerte, horizontal, entre la gente, también era de esperarse que cada nudo de esa red, que cada enlace, no sólo aportara a los problemas que, ésos sí, se centralizaban (neoextractivismo, capitalismo, sistema económico-político), sino los propios, lo que al tratar de atenderlos se llegaba a lo del capitalismo y sus apremios, que tenían a la mayoría en la estrechez del horizonte de rutina, que ya era cultural… Entrar en la lógica democrática suponía que cada cual proporcionara horizontalmente soluciones y trabajo; pero también problemas, los propios, tan importantes los de unos como los de los otros. Se preguntaba si la propuesta del cig atendía a esto. Y logró ver que sí, indirectamente, pues su búsqueda era modificar la infraestructura (los modos económicos y filosófico-políticos). Pero habría que tener en cuenta que la red entera, a la que habría que estimular, estaba enmarañada en la superestructura, intrincadísima, del día a día: comer, procurarse un techo, salud, empleo, seguridad, hacer familia, y todo con las condiciones dadas… Por supuesto, la apuesta zapatista no podía ser sino a largo plazo; pero, además, llegar a eso suponía que la mayoría, entendiera que era necesario desmantelar la locomotora que es el Sistema, extremadamente masiva y con una inercia nada despreciable. Creía que un punto de encuentro para tenderse la mano en la lógica de red, en la lógica de sumar luchas, era el medio ambiente: lugar común, urbano y rural, era la materia en la que los mundos indígenas eran los primeros y más directamente afectados, por la depredación minera, turística y de los recursos naturales en general, por privilegiar la propiedad unipersonal de la tierra (en las ciudades era la privatización del espacio público), por el desamparo de las leyes y el abuso de caciques, más acentuados para los pueblos originarios, ellos y ellas, pero conocidos y sufridos por todos en lo urbano… Y todo esto lucía menos arduo a la hora de buscar adeptos, firmas, que las c ategorías casi abstractas. Se podría decir que el dilema no era si Marichuy ganaba o perdía, sino la pretensión podía ser valerse de las elecciones para protestar masivamente, poner en evidencia el ubicuo despojo, la ubicua violencia… La apuesta en lo electoral por parte del cig había sido pertinente, y debía agradecerse. Después del desenlace, tocaría conspirar para que no se diluyera ese esfuerzo en el maremágnum electoral.
Pedro Kumamoto, candidato independiente al Senado en Jalisco, y que con su equipo logró reunir no sólo 1% del padrón sino el doble, pues era lo estipulado para esa posición, escribió enfatizando que la cantidad de firmas por Marichuy en Jalisco no le parecían pocas. Si bien porcentualmente no se había logrado 1% del padrón en Jalisco, aritméticamente se trataba de una cantidad muy relevante, y recalcó que creía que eso no había que perderlo de vista. Planteó que buena parte de quienes podrían haber firmado tenían su apoyo “comprometido” a fuerzas políticas electorales. Estos partidos de manera tácita o implícita habrían limitado la firma a candidaturas independientes de todos los talantes y cargos en general. Le parecía que ahí radicaba buena parte de la responsabilidad. Habiendo experimentado con un equipo especializado en cuestiones cibernéticas y electorales no pocas dificultades en su caso, resaltó que el elitismo de la aplicación, la capacitación y habilidades para la recolección de firmas por parte de las y los auxiliares también le parecía un punto relevante a tener en cuenta. Relató que personas interesadas en ayudarlo a él y los demás de su equipo que consiguieron diversas candidaturas independientes en Jalisco, se habían puesto a recolectar firmas, pero que no habían podido debido a que el celular con que contaban no era el adecuado para recolectar firmas, o que se les complicó la tarea porque ésta implicaba desarrollar competencias específicas para usar la aplicación. Destacó el proceso desconcentrado o en nodos, y subrayó que ese era uno de los puntos más loables, y buena parte de la esencia del llamado del Concejo, que impulsaba una organización rizomática, sin un centro, protagonistas ni cuartel. Reflexionaba que era una invitación de organización política de difícil compatibilidad con la vía electoral (la cual exigía tiempos brevísimos y que priorizaba el resultado sobre la deliberación y que propiciaba lo vertical). Precisó que estas consideraciones correspondían a un externo, y que al haber observado algunas mesas de recolección de firmas por Marichuy, se había quedado con esa impresión. Se atrevió a señalar que hubo dificultad para que nuevas personas se comprometieran en el proceso de recolección. Un primer balance que hizo fue que el esfuerzo logró consolidar una base firmante de quienes ya simpatizaban (él incluido) con las propuestas del Concejo. Finalmente preguntó, de manera respetuosa, qué tanto se había logrado informar, invitar y lograr la firma de aquella persona que no conocía al zapatismo, el cig o el cni. Consideraba que una respuesta a esta interrogante podría dar pistas interesantes para proseguir con esa reflexión.
Miguel Bazdresch, profesor del iteso estaba convencido de que faltó que hubiera promotores de firmas, pues los que se dedicaron a recolectar firmas para Marichuy no alcanzaron. También señaló que lo electrónico resultó una trampa. Adujo su caso personal, trató de firmar con un promotor avezado a lo electrónico y con un celular de alta tecnología. Tuvieron que tratar tres veces para lograr la firma. Y sabía que no había sido una excepción. El proceso se presentaba más allá de las firmas. Tal vez esto en los pueblos llevó a pensar para qué las firmas. Le parecía que no todos los de la zona wixárika aceptaban la propuesta. Se preguntó sobre las dificultades en los diversos colectivos indígenas para asumir una vocería de una indígena de otra comunidad. Le llamaba la atención de que la Universidad de Guadalajara con la inserción que tiene en todo el estado no hubiera promovido las firmas, y supuso que fue porque estaba en otra lógica electoral. Consideró que la sociedad civil organizada de la zona metropolitana no se comprometió a fondo en esta tarea.
Margarita Robertson, activista desde organizaciones de la sociedad civil, que además es comadre de Marichuy, compartió que había juntado poco más de 600 firmas. Confesó que se propuso como prioridad durante esa etapa la de recolectar firmas, por lo que tuvo que dejar de lado muchas reuniones familiares y de amigos. El primer paso fue hacer una lista de amigos y conocidos. A ellos les pidió la firma. Pero se salió de ese círculo y estuvo todos los domingos en el tianguis de la Constitución junto con un equipo. Hubo un grupo grande de compañeros que se fueron organizando por medio de las redes sociales.E ste equipo hizo presencia durante toda la Feria Internacional del Libro en Guadalajara (fil), y asistió a varios eventos masivos en los que se veía la posibilidad de recolectar firmas, además de asistir los fines de semana al andador Chapultepec. En otro celular que el equipo consiguió en donación se recabaron firmas en Ayotitlán por estudiantes de la comunidad. Viendo los resultados acotaba que había hecho falta realizar más trabajo en pueblos y comunidades y salir de la zona metropolitana de Guadalajara. También consideró que faltó hacer trabajo en los centros regionales de la Universidad de Guadalajara. Confesaba que los resultados la tenían abrumada, pues vio a mucha gente que, con entusiasmo y dedicación, se dio a la tarea de recolección de firmas. Una primera evaluación era que los números no correspondieron al trabajo. Relató que en el Rincón Zapatista Leticia Madera consiguió más de mil firmas. No obstante, también presenció que mucha gente se fue desanimando al percibir que la meta estaba lejana. Resaltó que, sin ánimos de ofender a nadie, también pudo observar que algunos grupos o personas “allegados” al zapatismo no se habían tomado en serio la militancia y no priorizaron la recolección de firmas. Planteó la necesidad de hacer una reflexión de lo que implicaba el compromiso, la organización y sobre todo la disciplina.
Otra activista, Ana Karela Contreras, consiguió 625 firmas. Dos puntos habían sido clave donde obtuvo la mayoría: en una escuela de cine, donde varios maestros hablaron en los salones de la propuesta, y el director ofreció poner una mesa permanente por una semana en la entrada. Así en cuatro días había reunido más de 200 firmas. Si hubieran estado más auxiliares, la cifra habría aumentado. Avisó a otros, pero no pudieron acudir por razones laborales. El otro punto fue la fil, en donde consiguió 400 firmas en una semana. Reflexionando sobre el resultado final, constató que la propuesta del cig no había sido aceptada por todos los grupos, colectivos, organizaciones simpatizantes zapatistas y del cni, lo que bajó el número de participantes posibles en la recolección de firmas. No obstante, calculó que en Jalisco existían 60 personas (o 900 a nivel nacional) que hubieran aceptado la tarea de recopilar mil firmas, y así se hubiera cumplido la meta. A cada uno que hubiera aceptado se le tendría que haber ayudado a encontrar cuatro nodos genéricos (es decir, que su cuenta id del ine fuera transferida a su celular) con lo que el esfuerzo se hubiera distribuido. También falló el haber ido teniendo el conteo real de las firmas. Extrañó que no se hubiera realizado una reunión general-asamblea (como la que hubo en el iteso) con los concejales del cig y auxiliares de Jalisco para planificar y crear una estrategia de difusión colectiva, en la que se compartieran propuestas y los puntos estratégicos para la recolección. Aceptaba que en esta nueva forma de hacer política cada quien desde sus espacios debía ir creando esas formas; pero resaltó que faltó un ensamble donde estas propuestas pudieran haber sido analizadas, discutidas y consensadas. Al seguir su razonamiento, expresó que en esa reunión tal vez hubiera sido conveniente que se diera una propuesta del cig Jalisco donde ellos plantearan las necesidades de una campaña de este tipo y discutir las posibilidades para hacerla, pues el cig tiene el poder de convocatoria capaz de reunir a los diferentes movimientos de Jalisco, en donde más que dirigir y decir qué hacer, generara una forma de acompañamiento que orientara con base en sus experiencias y conocimientos acumulados a lo largo de su lucha. Aclaró que sí existió una reunión con los auxiliares de Guadalajara en el Rincón Zapatista, pero no habían ido todos los que estaban participando, y sólo hubo acuerdos muy generales. Al estar trabajando cada colectivo en una especie de diáspora no se logró una organización de las firmas. Cuando cayeron en cuenta que había que acelerar el trámite de firmas, el tiempo ya estaba encima. Una cuestión a tener en cuenta fue que varios auxiliares no formaban parte de colectivos u organizaciones que se encontraban en los espacios de lucha. Hubo un momento en que se les conectó por medio del WhatsApp, pero fue demasiado tarde. Otra crítica que hizo fue que faltaron mesas permanentes en las universidades, pues las que hubo fueron intermitentes. Señaló que se había descuidado ese espacio que era muy importante. Además, faltaron carteles en los pasillos con información de dónde y quién era auxiliar dentro de los planteles escolares. Otra consideración que realizó fue que la mayoría de los auxiliares trabajan, deben cumplir horarios, y lo de las firmas se hizo en sus tiempos libres.
Carmen Díaz, académica y activista planteó que a muchas personas simpatizantes del ezln les costó mucho trabajo entender la decisión del cni de optar por una candidatura independiente. Pensaba que muchas otras personas se habrían sumado a esfuerzos que no implicaran los candados institucionales del organismo electoral. Muchos colegas estaban en los festivales, pero decían que no iban a pedir firmas y no iban a sacar su credencial electoral porque no estaban en ese canal de lucha, aunque no lo bloqueaban. Muchas otras personas aducían no tener la credencial electoral. Otros no querían firmar porque eso implicaría quitarle votos a Andrés Manuel López Obrador. Estaba presente la objeción de que para qué dar la firma si Marichuy no quería ganar. No se entendía bien el mensaje de que no se competía por la presidencia, sino que se luchaba por la posibilidad de llevar la palabra del cni a los debates y amplificar los canales de comunicación. Fue muy difícil incluso entre las asambleas de pueblos indígenas (específicamente en la zona wixárika) que se sumaran a esta iniciativa, por la desconfianza hacia el ine y los partidos políticos. Tal vez no se acabó de entender que no se trataba de una cuestión partidista. Otra cuestión tuvo que ver con que el tiempo fue muy limitado. Hubo muchas dificultades para el arranque, entre los que se registraban como auxiliares, y esperar que les llegara la confirmación, tener celular que fuera el adecuado para recabar las firmas, entrenarse en cómo recabar las firmas. Consideraba que se había dado un esfuerzo grande de juntar el mayor número de firmas, aunque no había sido lo suficiente. U n punto importante es que falta todavía capacidad de organización en red, sin esperar a recibir orientaciones. Hubo varios esfuerzos por tener comunicación descentralizada, había grupos de WhatsApp y se lograba trabajar entre personas que no se conocían antes, pero dependían de los tiempos y la buena voluntad de la gente. No había coordinación “central” y para muchas personas eso era poco eficiente. También faltó información oportuna. Hubiera convenido ponerse metas cada 15 días e ir haciendo balances y cortes. Se contaba con los datos del ine, pero fue muy difícil tener un registro propio. Se intentó que cada auxiliar fuera informando de cuántas firmas iba subiendo, pero esa información no era socializada. Otra situación fue que la sociedad en Jalisco suele ser bastante racista y clasista, además desinformada. Mucha gente no conocía la propuesta del cig, tampoco conocía a Marichuy. No pocos rechazaban que una mujer indígena contendiera para la presidencia. Algunos aclaraban que para su municipio sí lo verían bien, pero no para la presidencia. También preguntaban sobre sus propuestas de campaña, y al no tener un programa predefinido esto les generaba desconfianza. Pero más allá de que no se alcanzó el número de firmas, enfatizó que hubo cosas que valieron la pena. Había personas que no estaban al tanto de las luchas indígenas que la buscaban para firmar por Marichuy, desplazándose desde sus lugares de trabajo hacia donde ella se encontraba para poder firmar. Hubo estudiantes que se emocionaron con el proceso, y se trató de una especie de #Yo-
Soy132 que les permitió politizarse.
Paola Lazo, integrante del Centro de Justicia para la Paz y Desarrollo, A.C. percibió que al principio había un enorme entusiasmo y esperanza: una mujer, elegida desde una asamblea de representantes de los pueblos indígenas de México estaría buscando caminar, de la mano de quienes se sumaran a ella y a la causa del cig, un lugar en la contienda electoral para visibilizar las situaciones que vive cotidianamente la gente más marginada, olvidada y lastimada de México. No obstante, constató que no fue claro para todos los que se inscribieron como auxiliares el sentido de participar en la lucha político-electoral por parte del cni y de su cig. Y que para los que se acercaban a solicitar sus firmas, tampoco quedaba claro lo que se perseguía. Dijo que muchas veces había escuchado voces de desconcierto cuando intentaba explicar lo que realmente buscaba el movimiento. Imperaba un racismo. Encontró a no pocos en redes (Facebook) que le daban like a las publicaciones de Marichuy, las compartían, y decían que claro que firmaba; pero al momento de querer ponerse de acuerdo para la firma, se les complicaba la vida. Gente que aparentaba entusiasmo no lograba entender la propuesta, y no pocas veces aparecían bromas y chistes racistas, clasistas y misóginos. Fue doloroso descubrir lo arraigado que está el clasismo, el racismo y el machismo. También hubo quienes se negaron a apoyar (en los espacios públicos) porque expresaban que para qué desperdiciar una firma (aun cuando se les explicaba que se trataba de apoyo solidario, que no comprometía su voto), para alguien que no iba a llegar nunca a “ganar”. Esa fue otra noción central que no se logró entender en su más profunda dimensión. Prevalece una visión (capitalista-neoliberal) de cualquier contienda, desde el individualismo, el éxito, la competencia que derrota al otro, la conquista a costa de lo que sea… y no una visión solidaria de lo que se puede construir y visibilizar en el proceso. También faltó trabajo, diálogo, debate y sensibilización, tanto al cig como a quienes quisieron apoyarlo. Lo central de la lucha y la búsqueda profunda no se pudo hacer visible como se pensó. Tampoco se calculó lo difícil del proceso (tecnológico, de recursos y de tiempo) para recabar el número de firmas necesarias. Al inicio se pudieron capturar más firmas, pero después se hizo un poco más complejo, y fue tarde cuando se vio que había que meter el acelerador al proceso, y ya no fue suficiente. Contaron las trabas del sistema que están en la estructura y son casi imposibles de sortear. Hubo discriminación, desigualdad y falta de equidad. No obstante, se sentía comprometida para seguir apoyando y compartiendo la causa. Recalcó que muchos de los pasos que se dieron y sostuvieron permitían que hoy la causa fuera mucho más visible, y mucho más comprendida y apoyada. Con sólo ver el porcentaje de firmas que le fueron reconocidas como buenas a Marichuy, en comparación con todos los pseudo independientes, era un orgullo y un gozo. Anotó que quienes se involucraron en este proceso, lo hicieron de manera honesta, entusiasta y con mucha esperanza. Celebró la activación de tantas personas para solidarizarse hacia la justicia social y la no discriminación. Expresó el convencimiento de que quienes participaron se fortalecieron y estarían dispuestos para el siguiente paso del Concejo Indígena de Gobierno.
Inés Durán Matute, académica comprometida con el zapatismo, estuvo en el recorrido de Marichuy por tierras zapatistas, y realizó una exposición fotográfica de ese arranque que montó en Guadalajara. Como auxiliar creía que juntar un centenar de firmas sería cosa sencilla, sin embargo, se quedó corta al igual que Jalisco. Reflexionar las razones por las que no se lograron juntar las firmas en Jalisco la llevó a destacar una serie de factores. Fue evidente la exclusión y el clasismo, con la utilización de la aplicación y smartphones a los cuales la mayoría de los mexicanos no tiene acceso. Si bien muchos lograron conseguir estos aparatos, la utilización de la aplicación requería una capacitación rigurosa para lograr hacer todo tal como se pedía. Por ejemplo, se solicitaba un conjunto de informaciones que a primera vista no eran evidentes. Al utilizar la aplicación también salían a la luz varios errores de la aplicación como era la captura incorrecta de la mayoría de los datos. Por otra parte, le impactó que al encontrarse con personas que habían tenido poco o nulo contacto con un smartphone, era un reto pedirles firmar en una pantalla. Cayó en la cuenta de que hay otras realidades y formas, y que la creación de esta aplicación no consideró a esta población, ni tampoco a quienes formaban parte de la diversidad de lenguas y culturas del país, y a las personas con discapacidades. Esto tenía que ver con la exclusión y el racismo. Al tener a su disposición un celular con las características requeridas y poderse informar sobre cómo hacer uso de ella, entendió que el racismo y la exclusión no sólo se manifestaban en una aplicación diseñada por el gobierno, sino tristemente en la misma sociedad, pues muchos se negaban a firmar o eran indiferentes. Supo que la aplicación era así porque la misma sociedad también lo era. Constató que la sociedad tapatía estaba más preocupada en las poses que en las acciones, y que si había personas solidarias con los pueblos indígenas también pensaban que había asuntos que “no” eran para los indígenas, tal como la presidencia. Captó además el factor del miedo; el miedo por el “otro” sostenido por el Estado, un miedo a lo diferente, al cambio que conduciría a una sociedad más justa; pero también un miedo a las represalias por pensar y actuar diferente a lo establecido; a una persecución por actuar en solidaridad con los subversivos. Asimismo, se topó con una sociedad fragmentada. Pareciera que a la sociedad civil no sólo le afectaba la apatía, sino que no existía organización y coordinación entre sectores y sujetos. No hubo en Jalisco un movimiento social fuerte que se diera a la tarea de juntar las firmas. Sabía que se hubieran necesitado personas que se dedicaran de tiempo completo a la tarea de reunir firmas. Pero llamó la atención de no perder de vista lo que en realidad se había propuesto. Insistió en que habría que tener en cuenta que lo electoral es un lugar de reproducción del colonialismo, el capitalismo y el patriarcado, además destacó la necesidad de que el descontento que muchos sentían se pudiera traducir en convergencias anticapitalistas.23
Jaime Preciado quien ha realizado importantes trabajos de geografía electoral reflexionó sobre el hecho de que Jalisco ocupó el séptimo lugar dentro de las 32 entidades, pero no alcanzó a reunir ni la mitad de firmas necesarias para conseguir 1% del padrón. Hacía notar que hubo una geografía muy desigual en lo que hace a la presencia indígena, pues entidades como Guerrero, Puebla o Oaxaca, que cuentan con una población indígena alta, destacaron por su bajo nivel de cumplimiento en las firmas necesarias. Por el contrario en Nayarit, Chiapas, Ciudad de México y Zacatecas hubo buena respuesta. Pero en muchos estados con población indígena, la respuesta fue pobre. Consideró que la presencia indígena per se no es garantía de que los planteamientos cni-ez hayan permeado ahí. Apuntó que en Jalisco no había visto que las luchas campesinas-indígenas fueran el foco de atención principal en la recolección de firmas. Lanzó la hipótesis de que no se había difundido suficientemente que Marichuy no iba por erigirse en candidata presidencial, sino de acercar y dar organicidad a la resistencia anticapitalista, lo cual podría ganar la simpatía de quienes sí participarían con su voto por algún candidato “oficial” del sistema electoral. Esta idea evitaba una disyuntiva de cara a la jornada electoral, que permitía dar el apoyo por hacer avanzar “otra política”, pero también concedía tomar una opción particular el día de la votación a quienes habían optado por apoyar candidaturas muy diversas. No obstante, valoró que reunir más de 25 mil firmas podría ser considerado un éxito y daba idea de que Marichuy + cni + ez contaban con un respaldo que no se conocía antes. Resaltó que el conjunto de la campaña había sembrado una forma ética de hacer política sin precedente en la lucha electoral, pues no se trampeó, fueron firmas auténticas que manifestaron una apuesta por la esperanza comunitaria. También se evidenció que la política electoral estaba sesgada hacia un elector bien equipado con celular de alto nivel tecnológico, cuyo objetivo no incluía a quien no tuviera acceso garantizado a internet, ni a quienes no disponían de servidores que complementen el buen uso de la aplicación (app), ni por supuesto a quienes carecían de un servicio eléctrico de calidad mínima para sustentar los equipos telefónicos. Recordó que luego de la Asamblea de la presentación de la candidatura de Marichuy en el iteso, quedó una sensación muy alentadora, pues hubo muestras de un trabajo en red que tenía anclajes, principalmente urbanos, en la zona wixárika del norte y en algunas comunidades indígenas del sur de Jalisco, donde se esperaba que Marichuy, originaria de esa zona, tuviera arrastre. Con un buen grado de descentralización, se iniciaron los trabajos de recolección de firmas, aunque percibió que no se estructuraron los nodos recolectores de firmas; cada colectivo se lanzó por cuenta propia a la tarea, pero no hubo claridad en que se necesitaba saber cuántos celulares suficientemente equipados estaban a disposición de la campaña y, además, no quedó claro que se necesitaban operadores de campo, que tuvieran en mente una cantidad mínima de firmas a cubrir. Precisó que, a diferencia de Margarita Zavala, no se contaba con operadores profesionales con una consigna numérica muy clara. También planteó que no se pudo tomar el pulso periódicamente respecto del cumplimiento de objetivos a alcanzar en el caso de las firmas por Marichuy en Jalisco. Preciado tenía la impresión de que tanto en lo general del país, como en lo particular de Jalisco, había faltado vincularse con otras demandas sociales y políticas que comparten el cni y el ez con el contenido que presentan movimientos sociales, populares y democráticos de amplio espectro: la lucha contra la Ley de Seguridad Interior; la lucha contra la impunidad y el respeto de los Derechos Humanos, sobre todo en el caso de los desaparecidos y de la violencia de género; la lucha contra la corrupción, no sólo pública sino también privada, entre otras. Destacó Preciado que no había percibido que se rescataran experiencias vivenciales propias de las tensiones que desata una campaña tan diferente como la de Marichuy; algo que tocara a las emociones, que con-moviera. Algo que evidenciara sistemáticamente el racismo, la discriminación, lo repelente de la vida cotidiana que urge cambiar desde los cimientos de la convivencia social. No vio que hubiera una comunicación social alternativa, pensada y nutrida desde la creatividad espontánea. Profundizando, confesó que no había entendido en esta campaña de Marichuy q ue significaba el populismo para bien y para mal, como tampoco había percibido la comunidad política imaginada que estaba en juego, particularmente en la idea de nación. A este autor tampoco le q uedaba claro la propuesta ante el Estado. Sabía lo que significaba desaparecer al Estado gracias a las prácticas comunitarias autónomas, los Caracoles; cientos de experiencias locales lo mostraban; pero el Leviatán, más ogro que filántropo en México, parecía el invitado de piedra y le habían faltado varias piezas para hacer esa parte del rompecabezas… una discusión que por supuesto iba más allá de cualquier periodo electoral.
Francisco Morfín, integrante de la A.C. y profesor del iteso hizo algunas consideraciones. Aclarando que el propósito no era electoral y que las firmas eran un medio, reflexionó sobre el hecho de que en Jalisco no se logró la meta de firmas. Lo de que Marichuy apareciera en la boleta era para difundir el despojo y dolores de los pueblos. Consideró que un problema fue la dificultad para organizarse en red desde el principio. Eso se consiguió al final. Otra constatación tenía que ver con el México de abajo que aún no hay una mayoría organizada. Al haberse propuesto operar con las reglas del sistema, el organismo electoral complicó a los pueblos indígenas lo relativo a las firmas. Precisó que al solicitar firmas se estaban pidiendo datos personales para enviarlos a la nube, y que ya se sabía lo peligroso de ello, y que no existía sistema capaz de prevenir el robo de identidades. Otra cuestión tenía que ver con la complejidad de la propuesta, pues no es fácil entrar a la dinámica electoral con las herramientas del sistema y que el propósito no fuera electoral, sino aprovechar esa plataforma para denunciar despojos y compartir dolores y esperanzas. No sólo las comunidades indígenas, sino las rurales sufren el despojo que causan las violencias extractivistas: minería, energía, madera, turismo, estupefacientes, transgénicos, etc. En todas ellas hay acciones de desalojo que repercuten en el deterioro del sentido comunitario de la vida, manifestaciones de violencia física hasta matar, sobre todo en el narco donde estas acciones son más visibles. También se viven otras violencias, entre las que resalta el empobrecimiento de la dignidad a través del empleo, y el afán de la autoexigencia para ser cada vez más productivos. El aislamiento es una estrategia del capitalismo, al menos, un resultado del mundo neoliberal; sin tiempo para la organización sólo queda la lucha individual por la supervivencia. En una comunidad indígena decían que 70% de los comestibles venían de fuera, lo que generaba una dependencia brutal. Una pregunta que se ha reforzado en un recorrido realizado por diversos pueblos es cómo podemos despojarnos de lo que el capitalismo nos da y que nos tiene amarrados y atados. Hay muchas cosas por descubrir, sobre todo en el ámbito urbano, lo que implica organizarse frente a la guerra del patriarcado y el capitalismo. Por otra parte, frente a las imposturas que se experimentan en el sistema, representado por el ine, por las fuerzas policíacas y el horror del narco, durante ese trayecto que realizó entre diversos poblados, llegó a constatar que, para pensar y actuar desde abajo, es necesario conocer ese “desde arriba” que somete y se apodera de todo. No se van a dejar, y no hay que ser ingenuos. En este contexto es posible comprender mejor la propuesta del cig: compartir dolores y construir con todos el hacer, organización y propuestas de lucha; pensar formas para defenderse juntos, para crear nuevos mundos juntos, “un confederalismo democrático de los de abajo”. No basta con la búsqueda de la autonomía, es necesario algo más; y para saber qué es ese algo más, es necesario experimentar mucho hasta encontrarlo. Habría que experimentar: cómo asegurar la subsistencia básica por propios medios, cómo ir construyendo mundos de expresión y recreación, de gozo de y por la vida. El zapatismo ha mostrado que el poder tiene que ver con la potencia y la capacidad de hacer. Exhortó a seguir caminando juntos. No sólo expresó estas reflexiones personales, sino que compartió una valoración colectiva que se hizo en el iteso el 20 de marzo.
En un pizarrón se puntearon algunas dificultades: primera vez en esto de pedir firmas; la percepción de que “ni siquiera quiere ganar” (esto es respecto de la dificultad de comprender la propuesta); no se entendía que no era “ganar”; se necesitó mejor difusión/comunicación; no se entendían otras formas de hacer política; se estaba en lo electoral sin ser electoreros; aprender a generar estrategias de trabajo en red, sin líderes; ambigüedad entre qué sí se podía hacer y qué no en el iteso; pues la confusión desincentivó, hubo incertidumbre institucional; no hubo espacio permanente para recabar firmas, sino hasta el final. Una crítica tuvo que ver con el hecho de que las normas del ine se fueron transformando; eso no ayudó, pues hubo varias fases en la aplicación y en el manejo de la información. Los celulares, aunque se supone que eran adecuados no servían. Esto forzó a comprar otro celular, se tardaba en enviar la información. La aplicación no permitía poner caracteres especiales como la “ñ”. Había tardanza para recabar una firma.
El documento elaborado, en lo relativo a que se logró, se destacó que fue un paso adelante ubicar quiénes estaban en la sintonía del zapatismo. También se llegó a espacios antes intocados: con estudiantes que no habían escuchado antes del zapatismo, de los pueblos indígenas y que por ese proceso ahora tenían una idea. Al conversar sobre el sentido de las firmas y la propuesta (de ver las firmas como un medio para) hubo buenas conversaciones alrededor de eso. Se logró una organización, participación en el proceso, en el compartir los despojos y esperanzas. Se vio la necesidad que se tenían de dar cuenta de las posibilidades de trabajar dentro del iteso sobre esos temas. Habría que hacer un diagnóstico sobre los colectivos que están presentes en el iteso; si están activos, sus intereses políticos, su apertura a los temas. Convenía profundizar en torno al perfil de estudiantes del iteso (más elitizado y conservador). Se necesitaba un diagnóstico sobre el conocimiento del tema: entre profesores y entre estudiantes. Se identificaron desconocimientos y vacíos. Se valoró que la recolección de firmas había sido el pretexto para difundir las propuestas y problemáticas del cig. Se apuntó que al principio las firmas costaron mucho, pero que al final el proceso fue más ágil. Se conocieron las resistencias de los pueblos originarios y otros colectivos, lo que permite repensar su sentido y estar en el mundo. Fue importante transgredir el racismo frente a la candidatura de Marichuy.
En el examen de los retos, faltó saber cuántas firmas se habían recolectado en el iteso. Otro contraste fue que al principio participaban muchos, pero después eso decayó. Parte de la dificultad tenía que ver con ingresar a una plataforma electoral, en donde ya hay cierto contexto y lógicas y desde ahí lo lee la gente, lo cual hacía difícil transmitir la otra perspectiva, que era más importante. Otro reto tuvo que ver con la conveniencia de aprender a generar estrategias de trabajo en red, sin líderes. Quienes habían estado en otras organizaciones expresaban la necesidad de una coordinación. Pero se vio que, pese a que eso hubiera logrado más firmas, no era lo que se buscaba. Otro reto estaba en cómo urbanizar la propuesta del cig. En cuanto a lo que podía seguir, se planteó estudiar el patriarcado y el capitalismo. Habría que enfatizar los despojos y la violencia, visibilizar los despojos y la violencia en lo local. Se hizo una autocrítica en el sentido de que había faltado escuchar los dolores de la comunidad universitaria. Este tipo de reflexiones se fueron repitiendo en varios espacios y tiempos del iteso.
En el Seminario de la Cátedra Jorge Alonso realizado en marzo de 2018 en torno al Concejo Indígena de Gobierno, en la mesa relativa a jóvenes y niños participó un colectivo de jóvenes universitarios de la Universidad de Guadalajara, el cual enfatizó que el llamado del cig resonó en sus oídos y buscaron el horizonte de lucha y libertad. Sus integrantes se apropiaron la propuesta, y examinaron lo que implicaba. Había sido un medio que les había permitido romper barreras. Respondieron al llamado de crear un mundo nuevo. Fueron tejiendo redes. Entraron al llamado de organización, y ahí encuadraron lo de juntar firmas por Marichuy, pero no hicieron el centro este proceso, sino lo relativo a la organización, y conocer a otros que estaban luchando. También fueron autocríticos en cuanto a lo que fueron logrando. En cuanto a las firmas, no tenían los celulares adecuados y al final participaron pocos en la consecución de las firmas para que Marichuy estuviera en la boleta. Aunque no se consiguió, constataban que la etapa que se abría era retadora y la veían con buenos ojos. En el proceso organizativo que seguiría tendrían que redoblar esfuerzos. Habían ido conociendo otras personas, y constatado que podían realizar proyectos e influir para que otros se organizaran.
La periodista Alejandra Guillén señaló que la gente no sabía dónde firmar, que no hubo promoción suficiente en escuelas y plazas para fomentar el proceso de recolección de firmas. Tenía la sensación de que había faltado que los concejales difundieran mucho más el proceso.
Criticó que se hubiera gastado más tiempo en las firmas que en difundir cómo era la propuesta del cni-cig. Constató que había agrupamientos dispuestos a apoyar pese a no estar de acuerdo con lo electoral, pero cuando vieron que todo se había centrado en lo electoral, se alejaron.
El periodista Rubén Martín destacó que al centrarse en la recolección de firmas se había olvidado el centro de la iniciativa política. Apuntó que lo principal era la creación del Concejo Indígena de Gobierno (cig) no sólo como iniciativa organizativa y espacio de difusión de los problemas principales de los pueblos originarios y la gente de abajo de toda la sociedad, sino como otra forma política que cuestiona la democracia liberal y que recupera formas tradicionales y modernas de autogobiernos autónomos, horizontales y colectivos. Pensó que en Jalisco se olvidó el trabajo de organizar el cig y mostrarlo como otra forma de hacer política. Planteó que hubiera sido útil que los concejales de Jalisco se hubieran convertido en asamblea del cig Jalisco y empezar a funcionar colectiva y democráticamente, en la instancia aglutinadora de todos los pueblos, organizaciones, comunidades, colectivos y personas que se hubieran adherido a la iniciativa de crear un cig. Y desde ahí mismo se hubiera organizado la recolección de firmas, pero subordinando esto a la iniciativa política. Otra crítica que realizó tenía que ver con el hecho de que se hubiera dado la inclusión, políticamente equivocada, como concejales de personas que no pertenecían a pueblos originarios. Se refirió a un caso en donde se hizo pasar como concejal a alguien que no era parte de los pueblos. Habiendo hecho este planteamiento, en lo que debía haber quedado subordinado, se evidenció que hubo desorganización e incluso lentitud para promover y convocar a la tarea de las firmas. Insistió en que hubo falta de trabajo de propagandización. No se destacó la creación del cig, ni la situación de despojo, explotación y racismo de los pueblos originarios no tanto de todo México, sino de Jalisco. Había faltado informar que en Jalisco hay varias comunidades indígenas (como los wixárikas) que ya tienen formas de gobierno y de hacer políticas distintas a las liberales; y que las formas comunitarias y autónomas son alternativas concretas y actuales a los males del capitalismo liberal. Planteó que hubiera sido útil un periódico convocado por los concejales, y hacer más tareas de propaganda.
Finalmente se refirió a que no había sido menor el obstáculo deliberado que había puesto la autoridad electoral para recabar las firmas en aparatos celulares a los que no todo el mundo tenía acceso. Habría que preguntar en ciertas comunidades, por ejemplo, Mezcala, cuántas firmas se juntaron ahí, y detectar cómo las obligaciones tecnológicas impuestas por el ine se convirtieron en un obstáculo. Se refirió al hecho de que el trabajo electoral, pues eso era la recolección de firmas, requería acumulación de experiencia (como lo mostró el equipo de Pedro Kumamoto, de Wikipolítica que ya se han convertido en expertos en recabar firmas, pero porque tienen varios años haciéndolo y entendiendo los requisitos legales) mientras muchos de quienes buscaron firmas para Marichuy no tenían experiencia ni conocimientos detallados de esos procedimientos.
Sintetizando estos diversos acercamientos resalta un conjunto de aporías. El entusiasmo se estrelló contra la rudeza del clasismo, racismo, machismo, discriminación, desigualdad, miedo a lo diferente y una sociedad muy fragmentada. No se consiguió involucrar a la sociedad civil tapatía. Las candidaturas independientes tenían limitaciones en el diseño, y la aplicación impuesta de parte del organismo electoral implicaba dificultades aun para gente avezada a lo electrónico. Faltó mucha comunicación. La complejidad de la propuesta implicó problemas para su cabal comprensión, y hubo no poca confusión. Quienes desconfiaban de lo electoral se quedaron al margen. De alguna manera se le entró a una lógica electoral sin la experiencia y capacidades que implicaba. Dicha lógica consumió esfuerzos, y se relegó el centro de la propuesta. No se supo combinar lo de las firmas con acciones congruentes respecto al núcleo de lo planteado, pues había problemas en su compatibilidad. No sólo hubo deficiencias en el proceso (hubo fallas en su organización, en la disciplina que implicaba, en la insuficiencia de promotores, en la ausencia del diseño de una evaluación de los avances, en la intermitencia, en la escasa capacidad para hacer redes, en la estrategia de difusión, en falta de diálogo, etc.), sino también faltó intercomunicación de los equipos que se iban formando y el cig. Hubo varias desconexiones entre los equipos que buscaban las firmas, y entre éstos y el cig. Los tiempos y normas de lo electoral no se podían acoplar con los tiempos organizativos. Lo electoral entrampó en cierto sentido el proceso central en los equipos recolectores de firmas. Hubo contradicciones entre conseguir firmas y hacer conocer la propuesta. Además, las exigencias de la aplicación, no propiciaban que se hicieran asambleas y que en ellas se fuera discutiendo lo planteado por el cig y avanzar en lo organizativo. Siendo las firmas lo secundario, su dinámica devoró lo principal. Aunque se irrumpió en lo electoral con una propuesta totalmente diversa, al haberse metido en sus tiempos y formas, de alguna manera condicionó mucha actividad. Lo electoral, en el contexto en que se encuentra, es eminentemente reproductor del capitalismo, colonialismo y patriarcado. Sin embargo, sería un error minimizar lo logrado. Quienes participaron, se comprometieron a seguir con la propuesta del cig. Habrá que buscar las formas de aprovechar la coyuntura de la elección presidencial para impulsar, al margen de lo electoral y ya sin las reglas de la instancia electoral, la organización, las luchas, sus enlaces, y buscar traducir el descontento en convergencias anticapitalistas.
No se puede considerar que fue un fracaso
Antes de que concluyera el proceso de recolección de firmas, y cuando ya se veía que sería muy difícil que se cumpliera con la cifra requerida, Boaventura de Sousa Santos escribió que la nueva iniciativa de los zapatistas había vuelto a sorprender a los mexicanos con la decisión de presentar a una mujer indígena como candidata independiente a las elecciones presidenciales. María de Jesús Patricio Martínez, conocida como Marichuy, fue elegida para ser la vocera del Concejo Indígena de Gobierno. El autor portugués se preguntaba si eso implicaba que la izquierda zapatista hubiera abandonado la vía extrainstitucional. Quienes constataban la seriedad en la recolección de firmas podrían estar tentados a pensar en ese sentido. La meta era ardua. Pero pronto se vio que las reglas y exigencias estaban diseñadas para un México “oficial”, muy diferente del México “profundo”, por lo que el proceso se transformó en una prueba más del carácter excluyente y discriminatorio del sistema electoral mexicano. Boaventura recordó que después de los Acuerdos de San Andrés, esta era la segunda vez que las instituciones del Estado mexicano revelaban su carácter no fiable, excluyente y discriminatorio. Pero también llamó la atención de que la recolección de firmas tenía también otros problemas, pues las bases sociales del zapatismo y sus simpatizantes habían sido socializadas para distanciarse totalmente de los procesos electorales; y de alguna forma, recoger firmas podía significarles que estaban haciendo cierta cesión. Por otra parte, quienes se inclinaban por votar por la opción de López Obrador y veían en la posible candidatura de Marichuy una posible competencia que no deseaban, seguramente no la apoyarían. Destacó que la campaña de la vocera del cig era para denunciar al sistema político institucional y promover las demandas de los “condenados de la Tierra”. Lo que hacía Marichuy era aprovechar el contexto electoral, para hacer una pedagogía de los temas y los pueblos que están excluidos del drama democrático de México. Previendo que no alcanzaría las firmas, Boaventura sostuvo que, por el carácter tan novedoso de la campaña que hacía la vocera del cig, no podría considerarse que hubiera sido un fracaso (Santos, 2018). Se hizo ver que Marichuy había dejado huella en la campaña presidencial mexicana, y que había participado en la dinamización de un movimiento indígena nuevo. La campaña para despertar conciencia no se detendría, y la gente seguiría organizándose (Dowley, 2018). En la revista Proceso se enfatizó que, aunque no había logrado recabar las firmas necesarias, Marichuy había insistido en que la propuesta implicaba una construcción diferente a la planteada por los partidos, pues se quería que fuera el pueblo organizado el que decidiera el destino del país. Mientras unos cuantos se habían apoderado de México y lo estaban destruyendo, los pueblos seguían luchando para hacer resurgir un México nuevo. Seguía en pie la construcción de la unidad del pueblo desde abajo. Su caminar proseguía (Vergara, 2018).
Lo más importante de esta etapa fue el recorrido de la vocera del cig
Se realizaron varias actividades para promover las firmas, entre ellas varios “Firmatones”; sin embargo, lo más relevante fue el recorrido que hizo la vocera y concejales del cig por varios lugares del país. Lo más intenso y concurrido fue el recorrido que se hizo por tierras zapatistas. La vocera tuvo encuentros con universitarios de la unam, uacm, uam, Chapingo, Ibero y Universidad Marista. Tuvo contactos con varios grupos en ciudades como Guadalajara, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Querétaro, Ciudad Neza, Hermosillo, Culiacán, Mazatlán y La Paz. Realizó reuniones con redes de apoyo de diversos sitios. Habría que destacar sus visitas a comunidades lejanas en el Estado de México, Jalisco, Colima, Michoacán, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Baja California Sur. Dijeron que visitaron 26 estados. Marichuy se reunió con pueblos, comunidades, colectivos, con trabajadores del campo y la ciudad. Fue explicando por qué el Congreso Nacional Indígena había aceptado la propuesta zapatista de tratar de que en la boleta electoral presidencial de 2018 estuviera la vocera del cig para visibilizar la situación de los pueblos originarios y que se les escuchara. No sólo iba llevando la palabra del cig, sino su contacto con la gente era para que le platicaran y expresaran lo que sentían, lo que estaba sucediendo en cada uno de los lugares, los sufrimientos que tenían. Ella iba haciendo ver que los partidos se peleaban por la silla presidencial para seguir imponiendo el capitalismo destructor. Los malos gobiernos habían desatado una guerra contra la gente. Existía una agresión política, económica, militar, paramilitar, narcoparamilitar que producía despojo con los megaproyectos contra la tierra, territorio, bosques, aguas de los pueblos, para destruir la naturaleza. Había muertos, violadas, desaparecidos, presos, reprimidos. Los de arriba imponían miedo, luto, violencia e impunidad. La situación era muy mala y se pondría peor. Los integrantes del cig luchaban por la vida, por defender la tierra que daba de comer. En sus intervenciones Marichuy destacaba que la lucha era anticapitalista, pues ese sistema estaba basado en la opresión, la explotación, el despojo y la violencia, y estaba acabando con la vida de la gente y con el planeta. Recalcaba que los pueblos y comunidades estaban hermanados en el dolor que les producía el capitalismo, y que por lo tanto tenían que resistir y luchar para terminar con ese sistema. Insistía en que los dolores en todos lados eran producidos por el capitalismo, por los de arriba. Precisó que la lucha que la estaba llevando a recorrer los rincones del México de abajo no era por el poder, ni por los puestos, pues el poder de arriba estaba podrido, sino para impulsar la conciencia colectiva de abajo. Lo que proponía era que juntos entremezclaran la nación, acabar con lo que los tenía divididos, que era parte del pensamiento capitalista individualista y patriarcal. Los partidos lo que hacían era dividir a los pueblos. Había que imaginar lo que estaba prohibido por el capitalismo. La propuesta no era electoral sino organizativa. De arriba no vendría el cambio ni la salvación, sino de la gente misma, desde abajo. Se tenía que recuperar la vida comunitaria y fortalecer la autonomía. Exhortó a hacer autonomías de todas las formas y todos los tamaños; tomar el control de cada región, de los barrios, de las colonias. Se debería dar un paso más allá de lo acostumbrado, que fuera el pueblo el que decidiera y mandara. Se quería hacer ver que había otra forma de gobernarse. Juntos eran asamblea y se tomaban acuerdos. Había que organizarse, resistir y luchar unidos, juntar las luchas. Irse tejiendo desde abajo. También convenía irse reuniendo en red. Invitó a caminar juntos haciendo rebeldías dignas. Sólo así podrían seguir existiendo. No les ofrecía nada, sino les pedía que se organizaran desde sus espacios y tiempos. No les llevaban programas hechos por unos cuantos, sino que lo que habría que hacer sería decisión entre todos. La propuesta no era sólo para los pueblos originarios, sino para todo México. Llamaba a construir un México desde abajo. No se tenía que perder la esperanza.
Las firmas eran para llegar a la boleta electoral, pero más allá de las fir-
del pueblo puede estar atrapada en engaños y manipulaciones por parte de los dominantes. No hay que olvidar la importancia de la ideología dominante que condiciona no sólo justificaciones sino sobre todo prácticas. Se requiere una dinámica que permita romper esa sujeción. Quien no sabe leer y escribir no se enseña solo; requiere un impulso para se desate el proceso de aprendizaje que sólo él mismo puede generar. No se trata de que alguien ilumine, sino que se rompa la oscuridad. Si la gente se organizara siempre, no habría desorganizados. Hay situaciones que propician que se despierte e impulse la propia organización, porque nadie puede organizar desde fuera, o es una organización heterónoma. Es muy importante el efecto de demostración, cuando se ve lo que se logra estando organizado. En esta forma hay alicientes para convencer a la gente para que se organice. Otro dinamismo tiene que ver con la tarea de propiciar que diversas luchas organizadas se enlacen, que es otro nivel de organización. Gustavo Esteva destacó que había destacado que parecía que había acuerdo en que habría que organizarse. Apuntó que los más pobres no podían sobrevivir sin alguna forma de organización. Los pueblos originarios desde hace siglos no dejan de tener sus asambleas y formas propias de gobernarse. Insistió en que la organización tenía que ser horizontalmente en lo que podríamos hacer nosotros mismos desde abajo para reconstruir la sociedad. Habría que pensar de nuevo el horizonte. Advirtió que había un conjunto de preguntas y que no tenían respuestas únicas. Se tenían que ver los contextos (Esteva, 2018).
mas había un compromiso con México. Si no se completaban, se había cumplido con el objetivo de dar a conocer los problemas que tenía el pueblo. La justicia y la verdad germinaban de la resistencia y la rebeldía, y desde ellas se tendría que desmontar el poder que oprimía, para reconstruirse como sociedad.
La organización de Acteal aclaró a finales de marzo, que, aunque su vocera del cig no fuera a estar en la boleta electoral como candidata a la presidencia, eso no significaba que su lucha no seguiría, pues ésta era por la vida. Agradeció que la gente hubiera podido despertarse y hecho suya la iniciativa del cni. Y recordó que ante el panorama de violencia generalizado llevado a cabo por los gobiernos títeres y serviles del sistema patriarcal de muerte, era aún más necesaria la organización para construir “otro mundo” sin partidos políticos “corruptos” (Desinformémonos, 2018).
Bettina Cruz, activa participante en el cni, en una gira por España denunció el carácter destructor del Estado mexicano que ha dividido territorio de las comunidades entre diversas empresas transnacionales que violan los derechos de los pueblos originarios. Denunció que grupos paramilitares defienden a las empresas. Hay una complicidad entre Estado, crimen organizado y capitalistas para despojar a los pueblos. En ese recorrido visibilizó los problemas de los pueblos originarios, y también señaló que ese Estado había validado firmas falsas para poner en la boleta a supuestos independientes y a Marichuy, pese al respaldo social, se le había impedido esto. Acotó que esta evidencia se tenía porque se había decidido participar en el proceso electoral, y que eso no se sabría si eso no se hubiera dado. No obstante, la organización social en torno a Marichuy permanecía y se seguiría la lucha por la liberación del país.
El dinamismo de la revolución zapatista
Xochitl Leyva en un diccionario publicó la entrada correspondiente a la autonomía zapatista. Destacó la resistencia, el ejercicio del buen gobierno, digno y rebelde. Planteó que, frente al crescendo de una guerra prolongada de desgaste, el movimiento zapatista había movilizado prácticas y redes de gobiernos autónomos tejidas en los pueblos, con acciones que devolvían la ética al corazón de la política. Explicó que el mandar obedeciendo conllevaba deberes y obligaciones permanentes. La elección de autoridades se hacía por medio de asambleas. Señaló que el gobierno autónomo implicaba áreas de trabajo en salud, educación, agroecología, mujeres, asuntos agrarios, justicia, comunicación, comercio, transporte, administración y registro civil. Las diversas posiciones eran rotativas, colectivas y no remuneradas. Esa autonomía se vivía como una alternativa radical e integral. Hacía ver que las mujeres ocupaban un lugar central como creadoras y dadoras de vida. Enfatizó que la lucha zapatista había crecido por medio de las mujeres y los hombres a nivel de base. Llamó la atención de que la experiencia zapatista había ganado una fortaleza que muchas otras experiencias revolucionarias no habían podido lograr, porque no habían sabido articular sus luchas con las esferas de la vida cotidiana y tomar en cuenta las dimensiones de la mujer, la familia, la comunidad, la vida ordinaria, lo colectivo y lo transnacional. El zapatismo ha implicado una globalización desde abajo. Siendo multifacético, prísmico y con múltiples resonancias el zapatismo es parte medular de la globalización altermundista. El zapatismo es anticapitalista y valora la libertad que quieren para todos. Con su ejemplo vital están logrando su objetivo central que es derrotar al sistema (Leyva, 2018).
Tanto el cni como el cig tienen detrás de sí el impulso de lo conseguido por los zapatistas. Raúl Zibechi (2017) compendió esto señalando que en varias regiones chiapanecas las comunidades están construyendo un mundo nuevo, con su autogobierno municipal y regional, sin calcar lo estatal, sino con rotación comunitaria. Se imparte justicia con base en los criterios comunitarios, con formas que no han sido burocratizadas. El papel de las mujeres en esas comunidades es de gran protagonismo. Apunta que la historia nos ha enseñado que la transición hacia un mundo nuevo no se logra de manera abrupta, sino con lentas y constantes transformaciones.
Un balance y perspectivas
Un colectivo autogestionario muy activo hizo un primer balance de la primera etapa de la iniciativa y planteó algunas perspectivas de la nueva etapa que se abría. Rafael Sandoval redactó un documento para seguir la discusión colectiva. Se insistió en que se tenía que contrastar lo
que se dijo con lo que se hizo. Se recordaron los consensos fundamentales del v Congreso del cni entre los que estaba la necesidad de ampliar el proceso de consulta a más indígenas, a afro-mexicanos y a migrantes. Se instó a acudir a los lugares donde no se había podido hacer la consulta. Se recalcó que la tarea de la consulta partía de los pueblos indígenas hacia toda la nación. Otra de las tareas era hermanar las luchas y tejer organización. Un elemento importante era difundir lo que se estaba haciendo en los pueblos. El Concejo Indígena de Gobierno debía ser colectivo, anticapitalista, de abajo. Se propuso la reconstitución de los pueblos y crear alianzas con quienes no eran del cni y visibilizar lo que sucedía en sus territorios (tanto el dolor como las resistencias). Había que ir sumando a los que no formaban parte del cni. Otra cuestión tenía que ver con establecer vínculos para funcionar de forma más articulada. También se destacaron los aspectos de la iniciativa ezln-cni. En esto se hizo hincapié en que la aceptación, rechazo o modificación de la propuesta correspondía a los colectivos, organizaciones, barrios, tribus, naciones y pueblos originarios organizados en el cni. El congreso decidiría hasta donde llevar una iniciativa que desafiaba al sistema racista, patriarcal y machista, que rompería todos los esquemas sobre todo relativos a la vanguardia. Se enfatizó que no se luchaba por el poder y que no era posible cambiar al sistema desde dentro. Por su parte el ezln recordó que los insurgentes no podían aspirar a ser autoridades en las instancias organizativas autónomas de las comunidades, pues su tarea era servir a las comunidades y no mandarlas. El colectivo analizó cómo nació la idea y se hizo propuesta (el qué, el contra, a favor del cómo, luego dónde y cuándo y al final el quién). En este punto se vio cómo el zapatismo configuraba lo colectivo: analizando lo que los distintos puntos de vigía detectaban, las dificultades, los obstáculos y si eran dignas de desafío; se pasaba a la fase de analizar lo que se tenía en contra, y luego los pros y se veía si la propuesta valía la pena. Otro paso implicaba abrirse a colectivos cada vez mayores, a partir de los comités con mayor antigüedad, y luego con los que se habían ido incorporando a trabajos de dirección organizativa, y luego a quienes estaban en formación. Después de todo esto se decidía quién llevaría a cabo la consulta del cni y se vería si se la apoyaba y los cómos. La iniciativa tenía que ver no sólo con los pueblos indígenas. Se cayó en la cuenta de que dicha iniciativa tenía el propósito de pasar a la ofensiva, de golpear el corazón del sistema, a la política de arriba. El ezln consideró que la iniciativa implicaba un desafío que seguramente encontraría eco en muchos abajos, no sólo en México sino en el mundo, que podría generar un proceso de reorganización combativa entre los pueblos originarios, los obreros, los empleados, los colonos, los maestros los estudiantes, y entre la gente cuyo silencio e inmovilidad no era sinónimo de apatía, sino de ausencia de convocatoria. Se planteó con mucha claridad que no importaba si la candidata ganara o no, sino el desafío, la irreverencia, la insumisión. Se pretendía que se cimbrara el sistema político entero. El cni podía ser un punto de unión entre los diferentes, pero iguales en empeño, aunque no bajo una sigla, ni con jerarquías. Cuando se decía unir se buscaba un punto de confluencia, donde las diferencias y rivalidades encontraran en lo que coincidieran. Se esperaba que el cig y la vocera recorrieran todo lo que se pudiera para explicar que la situación que se sufría provenía del sistema capitalista. Había que ir escuchando y convenciendo de la necesidad de organizarse para que se gobernaran ellos mismos. Se llevaría un mensaje de organización, lucha, resistencia y rebeldía. Se preveían dos vueltas: una para conseguir las firmas y registrar a la candidata, y otra para que se votara por ella. Se destacó que el ezln había dicho que no podía apoyar en eso porque no usaban credencial de elector, que no votaban porque sus formas eran las asambleas donde todos participaban y decían su palabra. Pero que apoyaran explicando esa buena idea y convencer a los que usaban credencial para que respaldaran a la vocera, y que también explicaran cómo se gobiernan a sí mismos en las regiones zapatistas. Otro de los apoyos de los zapatistas tenía que ver con la reorientación de su economía de resistencia, y hacer un llamado para conseguir la paga para moverse donde fuera necesario para renunciar a la paga institucional. En esto volvieron a enfatizar que no importaba si se juntaban o no las firmas, y se obtenía o no el registro, si participa la vocera en los debates, si participaba en las elecciones, si ganaba o no o si se reconocía su triunfo, si se podía o no hacer algo allá arriba. Lo importante era aprender a organizarse para ayudarse en cada organización y también aportar a otros que luchaban. Recordaron el apoyo zapatista a los maestros democráticos. Se anunció que después de una consulta interna en las comunidades zapatistas, éstas habían decidido apoyar la decisión del cni. El colectivo volvió a revisar todos estos planteamientos puntualmente. Los integrantes del colectivo expresaron que en la etapa de conseguir firmas hubieran esperado que se adoptaran las características y formas que se habían dado cuando se realizó la consulta sobre la Ley de Derechos y Cultura Indígena con base en los acuerdos de San Andrés, y que había culminado con la concentración de miles en la Ciudad de México. Pero habían constatado que una buena parte de los que se habían apuntado para conseguir firmas eran afines a la lógica electoral. Los integrantes del colectivo eran contrarios a esas formas de hacer. También habían esperado que se diera una dinámica diferente para “sin cuestionar ni criticar públicamente el entrar al proceso electoral del sistema político” ver la manera en que pudieran participar. Sin embargo, no habían encontrado la forma de cómo hacerlo “al observar lo que implicaba el sistema legal del ine para validar las firmas y cómo se aplazó el que los concejales pudieran entrar en contacto directo con los colectivos y personas de las ciudades para discutir y organizar la construcción en la perspectiva del espíritu de la propuesta del ezln”. Reflexionaron que la nueva etapa que se abría buscaría “promover la organización y vinculación de las diferentes luchas de resistencia para parar la guerra y pasar a la ofensiva contra el capitalismo”. Declararon que estos retos les recordaban el ensayo que se había tenido con las formas político-organizativas que se habían planteado en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y La Otra Campaña “respecto de la vinculación y enlace de las diferentes comunidades, pueblos, barrios, colectivos, familias y personas, desde sus diferentes localidades y regiones, pero articulados a nivel nacional”. Al llegar a este punto los integrantes de este colectivo externaron que junto con otros colectivos esperaban que para el caso del cig se pudiera “prefigurar como lo fundamental el ensayo de un gobierno autónomo nacional, en función del ejercicio que representará la campaña de la vocera-candidata, en tanto promoverá una especie de juntas de buen gobierno o de acuerdo con la experiencia que cada pueblo tuviera”. Recordaron la experiencia de los wixárikas, los comuneros de Cherán, y la de tanto otros. Planteaban la conveniencia de la discusión y coordinación de las luchas de los municipios autónomos, comunidades autónomas o colectivos de indígenas y de las ciudades para crear una red o confederación inspiradas en las experiencias de los Caracoles zapatistas.
Apuntaron que en la primera fase se podía haber entablado una relación así fuera para intercambiar experiencias entre las decenas de colectivos de madres y familiares de desaparecidos que hay por todo el país “para pensar en común como lograr la liberación de nuestros hermanos mexicanos que están como desaparecidos, encarcelados, esclavizados. Cómo lograr el respeto y vida digna para los migrantes de todo el mundo que están en tránsito por el territorio mexicano y del continente todo. Cómo hacer justicia a los cientos de miles de asesinados. Cómo detener el despojo, la explotación, el desprecio, la represión y la guerra que los de arriba hacen a los de abajo por acumular dinero y poder. Cómo intentar la construcción de una fuerza política anticapitalista que ejercite la autonomía como proyecto para otro tiempo de vida, como han dicho los zapatistas, sin dominio y sin destrucción de la vida y la tierra”. Una crítica que tenían fue que en muchas de las intervenciones y diálogos se había priorizado un discurso anticapitalista, antipatriarcal, antirracista, en abstracto y no a partir de las experiencias y formas de hacer que, en cada colectivo, comunidad, pueblos se estaban dando. Enfatizaron que, en lugar de hablar de enlace en abstracto, hubiera sido conveniente ver las formas concretas existentes de articulación, vínculo, enlace, para partir de ellas para su extensión.
Se preguntaban en qué había quedado la intención de que el cig sería un primer ensayo de gobierno que mandara obedeciendo a nivel nacional, a partir de las regiones y localidades que se lograran organizar y vincular para ejercer la autonomía de hecho. Argumentaron acerca de la experiencia de veinte años de hacerlo de las comunidades zapatistas y sus Juntas de Buen Gobierno y sus municipios autónomos, aunque se trataba de que cada quién, según su modo y particularidades, desplegara su potencial y creatividad. Recalcaron que no se partía de cero, pues ahí estaban miles de familias organizadas en busca de sus desaparecidos, miles de familias esperando justicia para sus asesinados, encarcelados, migrantes; millones de trabajadores desempleados o explotados. Había miles de pueblos originarios, comunidades, barrios, colectivos, obreros, campesinos, empleados, colonos, maestros, estudiantes, científicos, artistas, en resistencia y experimentando la construcción de autonomía como proyecto. Adelantaron que pensaban que lo que venía debía ir por ese camino, y que se abría una etapa para aprender con todos los de abajo. Reflexionaban en torno a esa forma de hacer política que implicaba reconocer a cada sujeto social (pluralidad de sujetos colectivos e individuales) en cuanto a sus formas de hacer y experiencias. Los zapatistas habían sido muy claros de que no se trataba de replicar lo que ellos hacían. Resaltaron que los zapatistas habían propuesto que la experiencia del cig desatara la posibilidad de que los pueblos, comunidades y barrios se gobernaran y ensayar un proceso de unirse como punto de confluencia. Ante un primer balance de la primera fase, se preguntaban qué tanto de lo propuesto se había hecho realidad. Otra pregunta tenía que ver con lo que seguía “para resarcir lo que no se dio en la primera fase en donde se priorizó la recolección de firmas” (Sandoval, 2018).
Lo importante ha sido y seguirá siendo organizarse, luchar, extender las luchas, profundizarlas, entrelazarlas, internacionalizarlas, afectar los instrumentos del poder. Los problemas provienen del capitalismo patriarcal. Lo electoral es una modalidad periódica de la reproducción sistemática, pero no define sino relevos de un poder podrido. La solución no está en el arriba, sino en el abajo organizado y en lucha; la necesidad de entrelazar las luchas y romper con las desventajas del sectarismo. Intentar ese mundo donde quepan muchos mundos. Hay un acicate para la búsqueda cuando lo planeado en lo inmediato no se logró. Habrá que ver lo que falta. Xochitl Leyva planteó que se requería abrirse a las preguntas de lo que viene y también de lo que aún falta por des-aprender, deconstruir, descolonizar y despatriarcalizar para poder construir los otros mundos posibles. Consideraba que el sistema, o mejor dicho los sistemas que nos atan, sujetan y moldean pasan por todo el ser-hacer-sentir-pensar y se instalan en lo más profundo, por lo que desenchufarse de ellos implica una complejidad que muchas veces no se consigue ver, y por lo tanto se dificulta el accionar.
Algunas recapitulaciones
El periodo del cig con su vocera como aspirante a obtener el registro de candidatura a la presidencia del país se enfrentó a varios obstáculos culturales arraigados que se evidenciaron como una gran dificultad ante la construcción de una nueva sociedad. El racismo, el clasismo y el machismo evidenciaron su fuerte presencia. Otro problema fue la desinformación, pero la campaña era precisamente para abrir dicha información, y un logro fue que se consiguieron algunos avances en este sentido. Una cuestión que pesó en contra fue la aplicación electrónica, sus fallas y el tiempo que se perdió en saber usarla. Una ventaja es que no hubo firmas corporativas ni espurias. Con esas se hubiera cumplido la meta porcentual, pero hubiera sido un grave retroceso en el proceso mismo de la propuesta del cni. No se comprendió bien del todo que las firmas eran un medio y no un fin. Otros dijeron que se privilegió lo accesorio, sobre lo fundamental. Pero sí hubo colectivos que se fueron formando en torno a la meta de las firmas, y que lograron enfatizar la lógica de organización y lucha. Un defecto fue que el mayor esfuerzo desde la perspectiva de las firmas se haya centrado en los grandes núcleos urbanos, tratando de alcanzar la meta, y se dejaron de lado las luchas y organizaciones ya existentes y que pudieron impulsar más lo que se buscaba en realidad. Pero aun ahí hubo deficiencias, pues por ejemplo no se logró convencer al amplio espectro de abstencionistas. El problema mayor fue que se enfrentaron dos lógicas que resultaron hasta cierto punto irreconciliables: la lógica electoral tan demandante y la lógica organizativa y de lucha que requería otros tiempos y espacios. Por un lado, iba el recorrido del cig por pueblos y comunidades, y por otro gran parte de auxiliares persiguiendo firmas. Se quisieron compatibilizar, pero en sí mismas se repelieron estas dinámicas. Organización, luchas, su vinculación y el proceso de firmas no se lograron conectar del todo. Hubo quienes no quisieron ingresar en ninguna exigencia de lo electoral y hasta lo vieron como una trampa para la dinámica fundamental. ¿Por qué inmiscuirse en el plano electoral si está tan desprestigiado? ¿Hacer eso no implicaría hacer concesiones a los que están atacando a los pueblos? Se quería impedir que el barullo electoral invisibilizara aún más a los pueblos. Otro problema era, cómo privilegiar lo organizativo sin que lo electoral devorara esfuerzos. La dinámica electoral es sobre todo mediática y de redes, y su columna vertebral es una elección extractiva, el voto favorece no la decisión de los votantes, sino que lo acapara una persona y núcleo que se beneficia de ese voto. La propuesta del cig iba en sentido inverso. No ir a reuniones a extraer votos, sino a impulsar organización. Lo que queda no es el voto usufructuado sino la acción multiplicada de la gente. Hubo quienes pensaron que lo electoral no era el camino y que pudo haber sido un error haberse metido en ese camino y que hubiera sido mejor no desgastarse en ese ensayo sino avanzar en lo organizativo y en la vinculación de luchas.
No habría que minimizar las comunidades recorridas, ni el hecho de que hubo más de cinco mil auxiliares que cumplieron con las normatividades del organismo electoral, y que 281 mil personas hayan dado su firma para apoyar la candidatura de Marichuy. Pero también hay que ver que el impacto ha sido acotado, y no el esperado. La lucha anticapitalista enlazada con lo electoral no entusiasmó mucho. El terreno parecía que estaba apto para que se propagara con rapidez el fuego organizativo. Eso no sucedió. Pero hubo fuegos consistentes que van quedando y que son susceptibles de propagarse en una coyuntura propicia. Si el horno no estaba para bollos, hay que irlo atizando para que en algún momento esté listo.
Existe un malestar creciente por todo el país. La apuesta tenía fundamentos. No era descartable que esto pudiera haberse dinamizado y encauzado por una candidatura como la de Marichuy, pero eso no sucedió. Estando la situación tan mal, y habiendo tanta agresión, que causa mucho daño y dolor, habría que profundizar en por qué no se desató un movimiento masivo. Por supuesto que siendo algo complejo, no hay una sola respuesta. Era posible entrar en la campaña electoral de manera disruptiva, no para quedar encerrados en la dinámica de los votos, sino para propiciar la visibilización de los problemas de los pueblos originarios y de la palabra del cni-cig ante eso. Se tendría que impulsar la organización y la vinculación de las luchas. Lo de las firmas sería un instrumento para quedar en la boleta y aprovecharse para dar más impulso a las luchas organizadas y ampliadas de los de abajo. Por una parte, la clase política y el organismo electoral a su servicio se opusieron a que eso pudiera suceder. Pero desde colectivos organizados que podrían impulsar este proceso, hubo no sólo dudas, sino tal vez hasta convicciones de que no habría que malgastar esfuerzos en los tiempos y espacios de lo electoral. El video de muy buena factura que decía, “vota por quien quieras, pero firma por Marichuy”, se vio con recelo pues promocionaba el voto. Y entre la gente a la que habría que llegar y entusiasmar, la contradicción fue también muy estrujante: para qué pedir firmas hacia una candidatura a la que no le interesaba en nada lo electoral. Paradójicamente hay convicciones electorales (como las que utilizan el voto como intercambio) que son difíciles de erradicar. Quedó una constatación, en el México de abajo todavía no hay una mayoría en sintonía, pese a lo común de sus sufrimientos. El reto es propiciar su organización. También la lucha anticapitalista corresponde en estos momentos a minorías activas. Tal vez no captamos lo hondo que ha calado el capitalismo en muchos. El capitalismo colonial y patriarcal se ha asentado en un proceso civilizatorio. El individualismo, el consumismo, impulsan el aislamiento y dificultan la organización y rebelión. Siendo el anticapitalismo escaso, no se llegó a grupos masivos sino a núcleos ya convencidos, y algunos más pero no muy numerosos.
Del descontento social a la lucha anticapitalista no hay un paso fácil ni inmediato. El capitalismo no es una estructura económica sino en gran medida cultural.
El recorrido de Marichuy privilegió el llamado a organizarse, a juntar luchas y crear algo nuevo. Fuera de lo que sucedió en tierras zapatistas, y de algunas reuniones que sí fueron masivas, la tónica del recorrido fue que se tuvieron reuniones con colectivos, algunas concurridas y otras con poca gente. Lo que resalta de sus reflexiones tiene que ver con inhibir que lo electoral siga dividiendo a los pueblos. Se han ido juntando luchas, pero se ve que es un trabajo paciente y lento, aunque el único que garantiza un efecto duradero.
El movimiento en torno a la formación y desempeño del cig ha tenido el impulso de las comunidades zapatistas, de las comunidades del cni y de los nuevos agrupamientos que se han ido incorporando. El movimiento tiene detrás la construcción autónoma de los Caracoles zapatistas y las experiencias de autonomía de muchos pueblos originarios. Se ha visto como positivo que se haya impulsado el cig, y que los planteamientos de los pueblos originarios se hayan podido difundir.
Estamos ante un movimiento anticapitalista que incursionó de alguna manera en el espacio electoral, pero que lo expulsaron de ese ámbito. Quería cohabitar y obedeció tan estrictamente esas normas que mereció la alabanza del organismo electoral, lo cual le implicó que varios equipos tuvieran que desarrollar mucho esfuerzo, inteligencia y tiempo, para defender lo que se iba consiguiendo. Sin embargo, la nueva etapa tiene la ventaja de que ya no se verá sometida a las arbitrariedades de la normatividad electoral que se mostró incapaz de entender las formas solidarias de proceder de las comunidades. De alguna manera al estar liberados de esas trabas, el dinamismo puede fluir mejor en lo fundamental. La etapa que se abre no implicará que se malgaste energía y tiempo en la demandante y absorbente lógica electoral. Otra ventaja será que al no estar la vocera del cig en la boleta, tampoco legitimará unas elecciones que se prevén muy sucias. Como se dice en redes, la lucha zapatista y Marichuy no caben en las urnas. Podrán hacerse varias interpretaciones, y habrá que discutirlas. Pero considero que se puede decir que se comprobó que la vía elegida no es compatible con lo electoral. Creo que fue bueno haber ensayado esa alternativa, para constatar de nuevo que es un territorio minado para los pueblos. La coyuntura electoral sigue con sus peligros, pero se puede transitar en total contrapunto, sin los modos y reglas de la clase política.
Se abrió un dinamismo que tiene que seguirse manteniendo. Se fue haciendo ver que los males de cada lugar tenían raíces en el sistema capitalista por lo que habría que buscar remedio enfrentando ese sistema. Se fue captando que las soluciones no venían de arriba, sino que habría que encontrarlas entre todos luchando; pero se insistió en algo más. No bastaban esas luchas aisladas, sino que habría que irlas tejiendo y extendiendo las convergencias. Seguir con colectivos situados, enlazando alianzas. Tal vez convendría escuchar la recomendación de Zibechi (2018) en el sentido de que hay que mirar el largo plazo y no consumir las pocas energías colectivas que aún se tienen en disputas que a nada conducen, o en disipar dichas energías “en el altar electoral”. Insiste en que los cuerpos que preparan fugas del capitalismo, del patriarcado y del control institucional, tienen que entrenarse en tiempos y espacios bastante distintos de los que se preparan para ocupar sillones en las instituciones.
Se vio que en las ciudades hubo poca efectividad en el cometido porque los esfuerzos fueron dispersos. Eso ha sido una llamada de atención. Manteniendo la autonomía y la horizontalidad habrá que buscar cómo hacer el engarce tal vez por medio de un confederalismo democrático como el que están ensayando los kurdos.39 Se sabe la necesidad de entrelazar las múltiples y diversas luchas de abajo; pero esta necesaria urdimbre requiere que se encuentren las maneras para que no se deshilache. Y otro reto es que el tejido respete la diversidad, la policromía, y no la subsuma. Estamos en el contexto de resistencia y luchas en medio de una cruel y extremada guerra contra los de abajo y el mismo planeta.
Un reto es cómo organizarse y confederarse en medio de esta guerra.
Otro punto relevante ha sido el papel de las mujeres en este movimiento, pues no es un movimiento anticapitalista sino también antipatriarcal. Son muchos elementos combinados. Se privilegian los saberes propios, pero también la innovación y creación de formas de ver, comprender y hacer. Se destaca lo que sirve para vivir y convivir, la cooperación y la solidaridad. Es un movimiento que se desliga de las creencias dominantes del sistema y que recrea sus propias maneras de ver y realizar. Es vigilante para no dejarse corromper, comprar, dividir, y para no decaer.
39 Los kurdos del pkk han estado ensayando lo que llaman confederalismo democrático. Proponen que la sociedad pueda resolver sus desafíos de la vida política sin jerarquías. No quieren un Estado, sino que están por una administración de la nación democrática partiendo de confederaciones democráticas, locales, regionales, nacionales, mundiales. Advierten que la estructura heterogénea de la sociedad está en contradicción con el centralismo estatal. Buscan una autoridad social, un sistema de autoorganización democrática de forma de confederación. Promueven la organización de los grupos de manera autónoma, pues consideran que la sociedad se debe auto-gobernarse, lo cual ven como un proceso largo y continuo. Consideran que una unión confederal democrática puede dar solución a los problemas globales. Un confederalismo democrático mundial tendría que incluir confederaciones democráticas regionales. Insisten en que el confederalismo democrático es el paradigma de los oprimidos, y se funda en la participación de base, y en la toma de decisiones por las comunidades, pero implica coordinaciones. Explican que el confederalismo democrático está abierto a otros grupos y facciones políticas. Hay coexistencia flexible, multicultural, antimonopólica, orientada al consenso. La ecología y el feminismo son pilares centrales de este confederalismo. Se trata de una autodeterminación y una economía alternativa. En el nivel local se toman las decisiones y debe estar en línea con cuestiones globales. Las aldeas, los barrios, requieren estructura confederada. Todas las áreas de la sociedad necesitan estar dadas a la autodeterminación. Todos los niveles necesitan ser libres de participar. También en la autodefensa se necesitan redes confederadas y no un monopolio militar. Aclaran que en el confederalismo democrático no hay lugar por la lucha por la hegemonía, pues existe comprensión de las opiniones disidentes, formas democráticas en la toma de decisiones (Öcalan, 2012).
También hay que valorar la experiencia condensada del cni y del zapatismo. Surgen las preguntas de qué y cómo hacer conjuntamente para defenderse y caminar juntos. El imperativo es conservar la vida en medio de tanta destrucción y muerte. Se sabe que los adversarios son muy poderosos (el sistema, el Estado, los partidos, las grandes corporaciones), que la lucha es bastante desigual, pero que hay posibilidades de no rendirse y de que la lucha constante y cotidiana puede rendir buenos frutos. Otro elemento es el papel destacado de las asambleas para examinar las situaciones y decidir conjuntamente las acciones. La constatación es que se trata de una ardua lucha de larga duración, por lo que es fundamental no dejarse desanimar.
Las soluciones están en la conjugación de libertades para realizar el compromiso de organizarse y luchar desde abajo; hacer decisiones por medio del diálogo y la deliberación, respeto y convicción de lo común; saber ensayar y corregir errores. Crear coordenadas para gobernarse autónomamente y saberse conectar con otros colectivos. Habrá que buscar convergencias de organizaciones autónomas coaligadas en luchas anticapitalistas y antipatriarcales en defensa de lo común gestionado desde abajo.
La experiencia de la etapa en que la vocera del cig fue aspirante a candidata presidencial tuvo muchos aciertos, algunos problemas y contradicciones que hay que escudriñar para proseguir caminando. Pero tuvo un impacto que no hay que dejar de apreciar. El cig y Marichuy dedicaron una gran cantidad de energía y trabajo que se convirtió en una semilla que dará frutos. A su alrededor también se desplegó una actividad solidaria y generosa muy importante. Todos los movimientos tienen impactos, más allá de sus logros o problemas inmediatos. Cada etapa por la que atraviesan va influyendo no sólo entre sus participantes, sino que va dejando mensajes que se van procesando. Hay periodos expansivos, y otros de concentración. Momentos de gran esplendor y otros más opacos. Unos masivos, y otros organizativos. Si los problemas de los pueblos originarios estaban invisibilizados, volvieron a aparecer. Un mensaje que fue quedando entre los pueblos es el peligro de dividirse sobre todo en épocas electorales, y de que las soluciones no están arriba, sino en sus propias manos. Se avanzó, habrá que proseguir. La actuación de Marichuy y del cig en esta etapa logró situarse con mucha autoridad moral que le ha ganado respetabilidad. Esto ayudó a que se visibilizaran los problemas de los pueblos originarios, y será de gran utilidad para que esto prosiga en la etapa que se abre inmediatamente después. El camino no estaría en tratar esa visibilización en el campo de lo electoral, sino en el impulso organizativo y de enlace de luchas. Una forma sería proseguir con la campaña por fuera, tejiendo organización y luchas.41 Los poderes desde el arriba, y las propias deficiencias organizativas en el abajo obstaculizaron que se lograra la candidatura independiente de Marichuy, pero el movimiento generado sigue vigente y con nuevas posibilidades. Hay colectivos que consideran conveniente retomar lo que se hizo en la 2006 con La Otra Campaña que quedó trunca por lo de Atenco. La vocera podría completar el recorrido con las comunidades indígenas. A su vez, los contactos con organizaciones y luchas en los otros ámbitos podrían quedar a cargo de los concejales de cada lugar, que por medio de asambleas pudieran ir aglutinando pueblos,
41 En una entrevista aparecida en la revista Proceso Javier Sicilia planteó que, en México ante el desfondamiento de las instituciones (el Estado, las universidades, la Iglesia), la única salida sería un pacto no de partidos, sino que incluyera a todos los ciudadanos. Llamó la atención de que no era que el crimen organizado hubiera infiltrado al Estado, sino al revés; y se trataba de un Estado criminal. Veía que el país estaba destruido. Se pensaba que podría parecer que ya se había tocado fondo, pero abajo había una arena movediza. La realidad del país era una realidad de cloacas, de fosas clandestinas, de redes de trata, de muertos, de ingobernabilidad, de inseguridad, de estado de excepción, de despojo… Veía la necesidad de una nueva forma de detener la violencia, no con la milicia, no con las policías, no con soldados, pues ese modelo no funcionaba. Lamentó que la denominada Ley de Seguridad Interior avalara el estado de excepción, y desaparecía derechos. Consideró prudente que se hiciera un diálogo con los candidatos a la presidencia como se había hecho cuando nació el movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Evaluaba que el movimiento por la paz, aunque había decaído, había dejado a lo largo y ancho del país decenas de organizaciones y colectivos de víctimas. Otros logros que habría que tener en cuenta eran que el movimiento había impulsado primero la ley de víctimas y después, junto con otros, la de desapariciones. Estaba convencido que, sin ese pacto, las urnas estarían llenas de sangre, de sufrimiento; y que quien llegara, administraría el infierno. Habría que hacer un pacto para crear un nuevo país, y terminar con el pacto de impunidad entre los políticos. Se necesitaría un pacto para que hubiera paz con justicia y dignidad, y luego vendría la reconciliación (Brito, 2018). En este sentido, podría haber quienes plantearan que, aprovechando la buena fama adquirida por Marichuy, en el afán de visibilizar la problemática de los pueblos indígenas se instara a los candidatos a que debatieran dichas propuestas en sus campañas. No obstante, esto no tendría ningún sentido, porque implicaría confiar en ese arriba del que vienen los males y la división. La solución se encuentra en los mismos pueblos, en sus construcciones desde abajo. No se pretende cualquier visibilización, sino una acorde con lo que se quiere alcanzar.
organizaciones, comunidades, colectivos y personas que se vayan adhiriendo a la iniciativa del cig. En cuanto a lo que fue la Asociación Civil que se necesitó por los requisitos del ine, uno de los escenarios es escapar de esa modalidad externa e impuesta, y adoptar y mejorar lo que ha venido haciendo en apoyo a la campaña de la vocera. Podría convertirse en colectivo-red, pues así ha venido funcionando, y debido a los nexos de varios de sus integrantes podría ir consiguiendo entrevistas que irrumpieran en el espacio mediático monopolizado por la clase política para visibilizar la situación y reclamos de los pueblos y del engarce de luchas. Siendo un camino más largo que la campaña, este tramo se podría hacer a contrapelo y en contrapunto.
Finalmente, el espacio del Foro Social Mundial se ha enfrentado a muchas dificultades. No obstante, en él ha estado presente un fuerte movimiento de mujeres, y hay esfuerzos de salirse de la inoperatividad de un evento para llevarlo a un proceso de articulación de movimientos antisistémicos. Por su parte, el zapatismo ha sido muy constante en propiciar una globalización alternativa contra viento y marea, y sigue impulsando la construcción de un mundo donde quepan muchos mundos. La propuesta sigue siendo para los lugares, regiones, México, y el mundo.
Adendum
A inicios de agosto de 2018 en uno de los Caracoles zapatistas tuvo lugar un encuentro de redes de apoyo al cig. En el balance del colectivo de ingenieros en sistemas computacionales CriptoPozol se alabó la manufactura y difusión por parte de compañeros de Guadalajara de un mapa nacional con lugares y horarios donde se podía firmar por Marichuy. Ricardo Bermeo Padilla redactó un texto en torno al balance de la Red de apoyo de Zacatecas en el que se refirió a este escrito de Jorge Alonso para apuntar interrogantes sobre lo sucedido en la etapa de recolección de firmas. Destacó que en abril se había instalado ya un debate que se fue modificando con posteriores balances locales y de conjunto. Se preguntaba qué tipo de sedimentación política y socialmente quedaba de esa etapa. Llamó la atención de que se cerraba un ciclo político de redes de apoyo al cig para proponerse su ampliación y transformación en redes de resistencia y rebeldía con alcances no sólo nacionales sino mundiales. En septiembre apareció la convocatoria a la segunda asamblea nacional entre el cig y los pueblos integrantes del cni que se realizaría en octubre. Ahí se precisaba que la cuarta etapa había consistido en la recaudación de firmas a favor de su vocera, proceso concluido en 2018 sin que por eso hubiera detenido su proceso de resistencia, rebeldía y organización. Se destacaba que crecía la guerra capitalista en contra de la madre tierra, de los pueblos y los de abajo. Se haría el balance y valoración de la última etapa de lucha, además de la valoración de la situación de México y del mundo.
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Autonomía
Mario Luna es vocero y autoridad tradicional de la tribu yaqui, del estado de Sonora, la cual es parte del Congreso Nacional Indígena. Es un activista indígena reconocido internacionalmente por la lucha del río Yaqui, ante las intenciones del estado de Sonora de extraer su agua para la operación del acueducto Independencia. En 2014 fue detenido por participar en la defensa de su río.
Guadalupe Espinoza Sauceda es licenciado en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de Occidente-Extensión El Fuerte, Sinaloa y actualmente es doctorante en Desarrollo Rural en la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. Es acompañante de diferentes procesos sociales en el medio campesino e indígena del país y está especializado en derecho agrario e indígena, Derechos Humanos y desarrollo rural. Litiga contra megaproyectos, como presas, basureros, mineras y desarrollos inmobiliarios. Hoy en día colabora con el colectivo de abogados que asesora al Comité Salvemos Temacapulín, Acasico y Palmarejo en la defensa de sus derechos colectivos y territorio, y defiende jurídicamente esas comunidades en contra de la presa El Zapotillo, en Los Altos de Jalisco. Es autor de múltiples libros entre los que destacan: La lucha contra la presa El Zapotillo sigue viva, escrito junto con Claudia Gómez Godoy, y Derechos de los pueblos indígenas y el desarrollo rural editado con Francisco López Bárcenas.
Tierra y territorio
Sofía Herrera Rivera desde hace 13 años forma parte del Comité Salvabosque en Defensa del Bosque El Nixticuil que se ha organizado para resistir en contra de los proyectos de despojo y destrucción
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que el gobierno municipal de Zapopan de la mano de las inmobiliarias han impulsado sobre el bosque.
Juan Dionicio es comunero de la comunidad Hñahñu de San Pedro Atlapulco, Estado de México. Además, es integrante del Consejo de Mayores de su comunidad, y miembro del Congreso Nacional Indígena.
Rubén Ávila Tena es abogado, y cuenta con una maestría en Derecho Constitucional y Amparo. Fundador de la Consultoría Agraria General Julián Medina, A.C. donde litiga en materia agraria. Algunos de los casos que lleva son la defensa de las comunidades coca de Mezcala en Jalisco, de las comunidades wixárikas en Jalisco y Durango y de la comunidad de Tepoztlán en Morelos. Además, fue uno de los colaboradores en la elaboración del Protocolo de Actuación para quienes imparten justicia en casos que involucren derechos de personas, comunidades y pueblos indígenas en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Mujeres
Gloria A. Caudillo Félix cuenta con un Doctorado en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México y actualmente es profesora-investigadora del Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad de Guadalajara. Es docente en la Carrera de Sociología y en la Maestría en Ciencias Sociales de esta misma universidad. Su línea de investigación es los movimientos indígenas en América Latina y su proyecto actual es respecto a las mujeres indígenas poetas en América Latina. Ha publicado varios libros individuales y colectivos, y artículos en revistas especializadas sobre su tema de estudio.
Mujeres Antipatriarcales es un espacio de reunión, conformado desde 2014, para leer y analizar documentos que permitan discutir la situación de las mujeres en el sistema capitalista patriarcal.
Patricia Moreno Zalas es una mujer wixárika de la comunidad de San Andrés Cohamiata. Ha sido reconocida por su destacado trabajo en la defensa de los derechos de las mujeres indígenas del pueblo wixárika y ha sido pionera en abrir la participación política en las asambleas comunitarias de varias comunidades de su pueblo.
Jóvenes y niños
Ximena de Santiago Ramírez, Valeria Aguirre Pedroza y Gilberto Guerra Hernández estudian la Licenciatura en Comunicación Pública y pertenecen al colectivo de estudiantes de la Universidad de Guadalajara con el Congreso Nacional Indígena. Ximena además en 2016 publicó una investigación titulada “El perfil de las desaparecidas en Jalisco” en el medio digital Reverso y forma parte del colectivo de teatro sensorial Ecos Colectivo Autónomo. Valeria, por su parte, colaboró en la investigación sobre hallazgos de cuerpos, la figura de lo cotidiano en el área metropolitana de Guadalajara, publicada también en Reverso.
Rogelio Marcial es doctor en Ciencias Sociales por El Colegio de Jalisco. Actualmente es profesor-investigador del Departamento de Estudios de la Comunicación Social en la Universidad de Guadalajara. Es responsable de un proyecto de investigación sobre culturas juveniles en la zona metropolitana de Guadalajara y además trabaja sobre expresiones culturales de la diversidad sexual y las violencias sociales en Guadalajara. Entre sus publicaciones destacan los libros: Puro loko de Guanatos: masculinidades, violencias y cambio generacional en grupos de esquina de Guadalajara y Porque así soy yo: identidad, violencias y alternativas sociales en jóvenes pertenecientes a “pandillas” o “barrios” de colonias conflictivas de Zapopan.
Diversidad sexual
Vek Lewis es profesor titular en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Sídney, Australia; co-fundador de la agrupación surcla, una comunidad de investigación preocupada en América Latina y co-editor de la revista Journal of Iberian and Latin American Research. Además de su trabajo académico, ha trabajado pro bono como “testigo experto” (perito judicial o investigador) con bufetes jurídicos especializados en temas de migración y asilo de personas lgbt provenientes de México. Entre sus áreas de interés están los estudios de migración interna e internacional en México y Australia, estudios críticos de la raza, sexualidad y bioética. Es autor del libro Atravesando el sexo y el género en América Latina, y ha publicado varios artículos en diversas revistas académicas, tal como “Volviendo visible lo invisible: Hacia un marco conceptual de las migraciones internas trans en México”, y ha colaborado en libros tales como Perspectivas mundiales de lesbianas, gays y bisexuales.
Rocío Moreno es comunera de la comunidad indígena coca de Mezcala, Jalisco, perteneciente al Congreso Nacional Indígena. Es historiadora y coordinadora de los talleres de historia comunitaria de Mezcala. Además, es una activista indígena en la lucha por la conservación y recuperación territorial.
Alexandra Rodríguez de Ruiz es consultora independiente en sexualidad y género. Ella advoca por los Derechos Humanos de las personas lgbtqi, migrantes, personas que se dedican al trabajo sexual y personas que viven con vih. Es co-fundadora de la organización El/ La Para TransLatinas, una organización en San Francisco que apoya a las personas transgénero Latinas y educa en la prevención al vih/ sida y lucha contra la violencia que viven las personas Trans en la sociedad. Miembro de la Coalición TransLatina, del Grupo Internacional de Referencia de Mujeres Trans (irgt) y es parte del Consejo Asesor de El/La Para TransLatinas. Actualmente Alexandra radica en la Ciudad de México en donde se une a la lucha contra la transfobia y a defender los Derechos Humanos de migrantes lgbt, y escribe su libro Crucé la frontera en tacones.
Personas con discapacidad
Patricia Brogna es doctora e n Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde 2013 es investigadora del Programa Universitario de Derechos Humanos en la unam, coordinadora de Diagnóstico sobre Discapacidad en la unam, y responsable del Seminario Permanente sobre Discapacidad, pudh-unam. Es profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de esta misma universidad en licenciatura y posgrado y también en posgrado en la Universidad anáhuac. Entre sus publicaciones destacan: Discapacidad en la cosmovisión nahua, la representación de un cuerpo múltiple, y en su papel como compiladora y co-autora Visiones y revisiones de la discapacidad.
Sara Valenzuela López estudió un posgrado en Técnicas de Enseñanza y un diplomado en Educación Especial para personas con discapacidad, ambos en Houston, Texas. Es co-fundadora de Guadalajara Clubhouse, A. C. y directora general de Voz Pro Salud Mental Jalisco, A.C., también conocida como HumanaMente. Esta es una asociación civil conformada por familiares y amigos de personas que viven con alguna discapacidad, una enfermedad mental grave. Esta asociación está dedicada a orientar y apoyar para mejorar la calidad de vida de las personas que viven con enfermedad mental y sus familias, ofreciendo información y capacitación.
Jorge García Leal es médico egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México con especialidad en cirugía del aparato digestivo y trasplante de órganos por el Hospital General del Centro Médico Nacional Siglo xxi. Actualmente es pensionado por discapacidad visual total bilateral.
Trabajo y explotación
Miguel Ángel Álvarez Rodríguez es licenciado en Derecho por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (iteso) y maestro en Estudios Filosóficos por la Universidad de Guadalajara. Sus intereses de investigación giran en torno a los derechos laborales, Derechos Humanos, filosofía del derecho y filosofía política. Actualmente es coordinador general del Centro de Reflexión y Acción Laboral (cereal), donde tiene laborando desde 2015.
Mónica Gallegos Ramírez es profesora de la Licenciatura en Sociología y de la Maestría en Ciencias Sociales en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara. Es investigadora en el Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de esta misma universidad. Además, es dictaminadora en las Revistas Espiral y Vínculos, cuenta con varias publicaciones y ha participado como ponente o conferencista en distintos foros.
Elvira Madrid Romero y Jaime Montejo estudiaron Sociología en la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) y actualmente Elvira es presidenta y coordinadora general, y Jaime es coordinador de proyectos especiales de Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, “Elisa Martínez”, A.C., entre trabajadoras sexuales de vía pública, centros nocturnos, estéticas de masaje y departamentos, en varios estados de la República. Brigada Callejera se ha especializado en la defensa de los Derechos Humanos, civiles y laborales de las trabajadoras sexuales y mujeres trans, así como de migrantes en situación irregular; en la prevención del vih, sida e its a través del mercado social de condones, de distintos talleres y campañas y de la capacitación de trabajadoras/es sexuales como promotoras/es de salud. Asimismo se han movilizado ante la trata de personas y la explotación sexual, utilizando historietas educativas, notas informativas y audio cuentos, dirigidos a sectores populares. Ellos cuentan con varias publicaciones, donde destacan: La prevención del vih/ sida como práctica de la libertad entre trabajadoras/es sexuales y Hacia una mayor rendición de cuentas. Hablan sobrevivientes de trata con fines sexuales: Informe ampliado de México.
José Humberto Montes de Oca Luna es secretario del Exterior del Sindicato Mexicano de Electricistas.
Migración
Inés Durán Matute desde 2008 ha trabajado con la comunidad indígena coca de Mezcala, tanto en México como en Estados Unidos. Estudió un Doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad de Sídney, Australia, y actualmente es posdoctorante en el ciesas-Occidente donde realiza una investigación referente a las redes transnacionales de solidaridad del Concejo Indígena de Gobierno. Sus intereses de investigación son raza y etnicidad, migración, gobernanza neoliberal, economía política, movimientos sociales, políticas identitarias y construcción de autonomía.
Rafael Alonso Hernández es doctor en Ciencias Sociales por el ciesas-Occidente. Actualmente es coordinador general de Dignidad y Justicia en el Camino, A.C., conocida como FM4 Paso Libre, organización que brinda acompañamiento integral a personas migrantes en tránsito y solicitantes de refugio. Es coordinador de la Red de Documentación de Organizaciones Defensoras de Migrantes (redodem) que articula a 23 organizaciones que acompañan e investigan el fenómeno de la migración en tránsito y el refugio. Además, es docente en varias instituciones y miembro del Consejo Ciudadano
del Instituto Nacional de Migración y del Consejo Consultivo del Instituto Jalisciense del Migrante. Ha coordinado un par de libros sobre migración en tránsito, y es autor de diversos capítulos de libro y artículos en revistas nacionales e internacionales.
Magdalena García Durán es mazahua, originaria del Estado de México. Es una activista indígena que ha empoderado la lucha y participación de las mujeres. Actualmente es residente en la Ciudad de México, donde se ha organizado con decenas de mujeres mazahuas comerciantes en el zócalo capitalino. Fue presa política en 2006 por los hechos de San Salvador Atenco, donde se le acusó de secuestro y obstrucción de las vías de comunicación, pero el Estado no logró demostrar sus acusaciones.
Justicia
César Octavio Pérez Verónica es director ejecutivo del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo, A.C. (cepad). Este centro ha caminado con muchas organizaciones jaliscienses y ha documentado gran parte de las injusticias en el estado.
Manuel Alejandro Jacobo Contreras es un joven activista de la comunidad indígena coca de Mezcala, Jalisco. Es periodista y se ha encargado de la creación de documentos informativos, de programas de radio y de documentar algunas fiestas, biografías y rituales que conserva la comunidad de Mezcala. Manuel es un familiar y activista que busca justicia para los enfermos renales de Mezcala y San Pedro Itzicán.
Rogelio Teliz García es abogado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan. Este centro promueve y defiende, desde la diversidad cultural, los derechos de los pueblos na savi, me’phaa, nauas, nn´anncuey mestizos de la región de la Montaña y la Costa Chica de Guerrero para construir conjuntamente caminos legítimos y pacíficos que garanticen la vigencia de sus Derechos Humanos.
Reflexiones finales
Xochitl Leyva es una mujer feminista descalza, adherente a la Sexta. Desde 1994 es parte de las redes neozapatistas y altermundistas.
Ella ha caminado con mujeres y jóvenes de pueblos originarios y también es investigadora en Ciencias Sociales en ciesas-Sureste.
John Holloway es profesor en el Posgrado de Sociología del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Sus libros Cambiar el mundo sin tomar el poder y Agrietar el capitalismo han sido publicados en más de diez idiomas y provocaron un debate internacional. Además, tiene un último libro que acaba de salir: Una lectura antiidentitaria de El capital.
Jorge Alonso es antropólogo y profesor-investigador emérito en el ciesas-Occidente. Su línea de especialización es la antropología política, y su proyecto de investigación es en torno a los movimientos sociales, partidos y convergencias. Ha sido profesor en diversos posgrados en Ciencias Sociales y es autor de múltiples libros, capítulos, prólogos, reseñas y artículos. De sus últimas publicaciones destacan los libros: Repensar los movimientos sociales; y conjuntamente con Carlos Alonso Reynoso Una fuerte indignación que se convirtió en movimiento: Ayotzinapa; y junto con Rafael Sandoval coordinó el libro Pensamiento crítico, sujeto y autonomía.
Por sus valiosas contribuciones se creó esta Cátedra en 2012 como un espacio de discusión, pero también de compromiso y solidaridad con los movimientos de abajo y a la izquierda.