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M?xico y los ind?genas permitidos que ser?n bur?cratas del gobierno mientras los que defienden la vida recibir?n represi?n

Fortino Dom?nguez Rueda :: 06.01.19

La desinformaci?n, el racimo y las campa?as de desprestigio contra el EZLN confirman que en la Cuarta Transformaci?n seguir?n existiendo s?lo los ind?genas permitidos, o sea, aquellos sujetos que son funcionales al Estado y que hoy son la nueva burocracia ind?gena del pa?s.
Ahora, no s?lo se requiere pensar m?s all? de los marcos de la naci?n y de sus instituciones, ante todo debemos reconocer a quienes se atrevieron a desafiarla mediante una declaraci?n de guerra en 1994 y que ahora en 25 a?os de existencia han sabido consolidar una nueva forma de habitar en estas tierras mediante la creaci?n de los caracoles, una estructura pol?tico-social-comunitaria ?nica en el mundo.

Los ind?genas permitidos
Fortino Dom?nguez Rueda*
La Jornada

El Estado es uno de los mecanismos de poder mejor articulados por la modernidad occidental, misma que inici? en 1492 a ra?z de la conquista y el saqueo de Am?rica, as? como al sometimiento de la poblaci?n negra e ind?gena. Por tanto, los estados y las naciones que se liberaron del yugo colonial ?tanto en el siglo XIX como en el XX? siguieron ejerciendo relaciones jer?rquicas de poder entre las diversas poblaciones que los conforman. Los procesos de independencia no concretaron el ejercicio pleno de la ciudadan?a entre todos sus habitantes. En M?xico, el proceso de liberaci?n del r?gimen colonial no garantiz? que los ind?genas y negros dejaran de ser vistos como alteridades negativas, lo cual justific? su percepci?n como obst?culos para el proceso de construcci?n de la naci?n mexicana.

Desde el siglo pasado, Pablo Gonz?lez Casanova y Guillermo Bonfil Batalla llamaron la atenci?n sobre la persistencia de las relaciones coloniales de poder en M?xico; el primero lo calific? de colonialismo interno y el segundo habl? del M?xico imaginario para hacer referencia a la ?lite que aspira a ser como Occidente, utilizando para ello la f?rmula del mestizaje como promesa de blanquedad y al desarrollo como gu?a para alcanzar la supuesta prosperidad econ?mica.

Al igual que antes, la Cuarta Transformaci?n recurre de nuevo a la centralidad del Estado, a la creaci?n de instituciones que atiendan el tema ind?gena y al desarrollo mediante la implementaci?n de grandes proyectos de infraestructura que lo ?nico que traer?n ser? despojo, desplazamiento y deterioro ambiental, sin olvidar, claro, las grandes ganancias econ?micas que los empresarios obtendr?n. Con estos elementos de fondo, se decret? el inicio de una nueva etapa en la historia de M?xico. En el calendario de arriba el reloj marca la hora de la Cuarta Transformaci?n. El encantamiento de la naci?n pretende imponer ?una vez m?s? una periodizaci?n permitida de la historia oficial de M?xico.

Si recordamos que el sue?o del Estado-naci?n est? por cumplir dos siglos de existencia en estas tierras (1821-2021), creo que podemos abrir las condiciones de posibilidad para aceptar que en un periodo muy corto de tiempo la historia oficial consolid? una narrativa que reduce la larga existencia de los pueblos ind?genas. Este tipo de operaci?n no es nada nuevo en la historia del capitalismo, s?lo basta recordar c?mo intentaron universalizar la existencia de la modernidad ?datada hasta ahora en poco m?s de 500 a?os? como un fen?meno de totalidad. Si tomamos en cuenta la domesticaci?n del ma?z en Mesoam?rica hace 5 mil a?os, el esplendor civilizatorio de los olmecas datado en ocho siglos de existencia (1200 a. C al 400 a. C.) o bien traemos a cuenta los siete siglos del florecimiento de Teotihuac?n, podemos concluir que conocer la historia de nuestros pueblos y territorios no s?lo es indispensable, ante todo, es un arma poderosa para la guerra capitalista que padece el pa?s, el continente y el mundo. En otras palabras, es necesario descolonizarse, y comenzar a cuestionar la historia es una buena opci?n.

Por otro lado, todos fuimos testigos del ritual ind?gena que el gobierno federal despleg? para legitimar el inicio de una nueva burocracia estatal y con ello fortalecer la visi?n mestiza de la historia. Aqu? es pertinente se?alar que gran parte del espectro pol?tico ?ya sea de derecha, izquierda o centro? tiende a pensar que existe una correspondencia necesaria entre el lugar ontol?gico o social y la posici?n pol?tica o epist?mica de los ind?genas. En otras palabras, no por ser ind?gena tienes un chip que te dicte estar en contra del capitalismo, y a la inversa tambi?n funciona: no por ser blanco est?s a favor del sistema.

Adem?s, el ritual ind?gena sirvi? para evidenciar el fen?meno de la gesti?n ?tnica, donde la utilizaci?n de la identidad sirve como un instrumento identitario comercial en manos de numerosas personas ?empresarios, instituciones financieras, fundaciones, ONG, agencias gubernamentales, el Estado y un sector de ind?genas? con fines de transacci?n de toda clase de recursos econ?micos; es justamente lo que Fernando Coronil llama la nueva tendencia de conceptualizar el conocimiento tradicional, la naturaleza y la gente como capital, como elementos constitutivos de la riqueza.

Abajo, en las coordenadas de la resistencia, debemos reconocer que en los 526 a?os que van de la guerra de conquista y exterminio sobre nuestros territorios, la lucha por la liberaci?n de los pueblos sigue presente sobre este suelo que hoy se conoce como M?xico.

El pasado primero de enero el EZLN cumpli? 25 a?os de vida p?blica. Un cuarto de siglo de existir y consolidar una alternativa civilizatoria que el mundo ha visto levantarse y que al parecer entre muchos mexicanos pas? de noche. L?stima. A su vez, la desinformaci?n, el racimo y las campa?as de desprestigio contra el EZ confirman que en la Cuarta Transformaci?n seguir?n existiendo s?lo los ind?genas permitidos, o sea, aquellos sujetos que son funcionales al Estado y que hoy son la nueva burocracia ind?gena del pa?s.

Ahora, no s?lo se requiere pensar m?s all? de los marcos de la naci?n y de sus instituciones, ante todo debemos reconocer a quienes se atrevieron a desafiarla mediante una declaraci?n de guerra en 1994 y que ahora en 25 a?os de existencia han sabido consolidar una nueva forma de habitar en estas tierras mediante la creaci?n de los caracoles, una estructura pol?tico-social-comunitaria ?nica en el mundo.

* Zoque de Chapultenango, Chiapas. Historiador y antrop?logo. Miembro del Centro de Lengua y Cultura Zoque.


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