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Nicaragua: El Frente Sandinista contra el Frente Sandinista

Confidencial :: 12.01.19

La stalinizaci?n del FSLN empez? en los a?os 80. Fue un largo proceso donde el FSLN-partido fagocit? importantes organizaciones de base que eran aut?nomas cuando se sumaron a la lucha insurreccional y las vaci? de todo potencial contestatario. Ahora padecemos la fase terminal de la stalinizaci?n. En esta etapa, el FSLN-partido est? neutralizando las voces cr?ticas que brotan del FSLN-movimiento.

El FSLN contra el FSLN
En esta etapa, el FSLN-partido est? neutralizando las voces cr?ticas que brotan del FSLN-movimiento

Confidencial
Jos? Luis Rocha
7 de enero 2019

Al humo de la rebeli?n de abril, cuando el Gobierno de Ortega-Murillo hab?a derrochado sa?a en su ejecuci?n de la consigna ?vamos con todo?, un amigo me pregunt?: ?A qu? se parece este r?gimen tras la represi?n? Con gusto hubiera esbozado las vidas paralelas de Ortega y Franco, movido por la tentaci?n de aplicar a Ortega el t?tulo ?infediocre?, que siempre usa mi amigo Ricardo Bada cuando alude al dictador de voz atildada y macarr?nico ingl?s que gobern? Espa?a por casi 40 a?os. No menos tentador era comparar la afici?n de Rosario Murillo por la joyer?a con la adicci?n que a do?a Carmen Polo le mereci? ser apodada ?la Collares.? Pero son demasiadas las distancias que hay que salvar y, en la enumeraci?n de matices, el s?mil se degrada y pierde su fuerza explicativa. Hay otra comparaci?n m?s esclarecedora. Ortega podr? no parecerse a Stalin, pero la represi?n y castigos de estos ?ltimos ocho meses han tenido el mismo resultado y han sido ejecutados con id?ntica rabia que las purgas stalinistas.

Tanto a ras de suelo ?en el llamado nivel de las ?bases?? como en la superestructura, el r?gimen ha castigado a quienes fueron miembros de sus filas. La represi?n y posteriores encarcelamientos en Masaya, Diriamba, Jinotega y Matagalpa ?sobre todo, pero no exclusivamente? se enfocaron en viejos militantes, incluyendo a varios exaltos mandos del Ej?rcito Popular Sandinista. En la m?s reciente fase represiva, las tomas y/o confiscaci?n de las instalaciones ?en varios casos combinadas con cancelaciones de personer?as jur?dicas? de ONGs y medios de comunicaci?n con los que la Polic?a Orteguista despidi? el a?o buscaron golpear a personas que tuvieron cargos en diversas entidades del Estado sandinista durante los a?os 80: Carlos Fernando Chamorro (Confidencial, Esta Semana, Esta Noche), M?nica Baltodano (Fundaci?n Popol Na), Vilma N??ez de Escorcia y Gonzalo Carri?n (Centro Nicarag?ense de Derechos Humanos) y Sof?a Montenegro (Centro de Investigaci?n de la Comunicaci?n). O bien se cebaron sobre ONGs en cuyas juntas directivas predominan exsandinistas, como la Fundaci?n para la Conservaci?n y el Desarrollo del Sur Este de Nicaragua (Fundaci?n del R?o), el Instituto para el Desarrollo de la Democracia (IPADE), la Fundaci?n Instituto de Liderazgo de las Segovias y el Instituto de Estudios Estrat?gicos y Pol?ticas P?blicas (IEEPP). La mayor?a de sus dirigentes tomaron distancia cr?tica del FSLN a principios de los a?os 90. Pero ?por qu? hasta ahora sufren el repudio del FSLN? A ellos se a?ade Miguel Mora, propietario de 100% Noticias y sandinista de fresco distanciamiento del partido y la pol?tica de Ortega. Hagamos Democracia es la ?nica ONG que desentona en este conjunto. Cuenta como la excepci?n que confirma la regla.

Esa compulsi?n a destronar a casi toda la vieja guardia del partido ?sobre todo a los intelectuales bolcheviques? es una particularidad que Stalin comparte con Ortega, quien se las arregl? para que solo dos de los nueve comandantes que integraron la vieja Direcci?n Nacional del FSLN y ning?n intelectual o activista de val?a lo acompa?aran en su lucrativa aventura del socialismo del siglo XXI. Las purgas stalinistas han sido documentadas v?vidamente en varias biograf?as de reciente traducci?n al espa?ol: Lo que no puedo olvidar de Anna L?rina (esposa de Nikol?i Bujarin), El v?rtigo de Eugenia Ginzburg y Contra toda esperanza de Nadiezhda Mandelstam (esposa de Osip Mandelstam). Varias d?cadas antes de que estos libros pudieran ser escritos o llegar a una imprenta, en 1940, Arthur Koestler sintetiz? en su novela El cero y el infinito (Eclipse solar, su t?tulo en alem?n, es m?s elocuente) la forma en que los protagonistas de la revoluci?n sovi?tica fueron apartados de sus cargos, sometidos a procesos judiciales ama?ados y finalmente encarcelados y/o ejecutados.

Las reflexiones que Koestler va insertando a lo lago de la narraci?n aplican al caso del FSLN y Nicaragua, donde tambi?n al partido, desde los a?os 80, ?los motivos de cada individuo le ten?an sin cuidado, y no le importaba su conciencia, ni se preocupaba de lo que pasaba en su cabeza ni en su coraz?n. El Partido no conoc?a m?s que un delito: apartarse del camino se?alado?. En boca de un t?pico comisario pol?tico de Stalin, Koestler pone estas palabras: ?Una conciencia lo hace a uno tan inadecuado para la revoluci?n como una doble papada. La conciencia se come al cerebro como si fuera un c?ncer, hasta que desaparezcan los ?ltimos restos de materia gris? Simpat?a, conciencia, disgusto, desesperaci?n, arrepentimiento y penitencia, constituyen para nosotros una relajaci?n repelente? La m?s grave tentaci?n para cualquiera de nosotros es renunciar a la violencia, arrepentirse, ponerse en paz consigo mismo? todos los compromisos con la propia conciencia constituyen una perfidia. Cuando la maldita voz interior te habla, t?pate los o?dos.?

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A medida que los intelectuales iban siendo removidos de sus cargos y pasando de sus oficinas en los ministerios a las erg?stulas stalinistas, tambi?n sus obras iban siendo removidas de las bibliotecas oficiales. No se libraron de las purgas ni siquiera los libros sobre comercio exterior y hacienda, aunque eran m?s perseguidos los autores y las obras de historia y filosof?a, que fueron sustituidas por las que escrib?a el N?mero Uno (Stalin). Tambi?n en Nicaragua en panfletos, textos escolares y en los museos se percibe un intento vano por reescribir la historia, la de la revoluci?n sandinista, con una creciente exclusi?n de los sandinistas que pusieron el compromiso con la propia conciencia por encima del compromiso con el partido. En las p?ginas finales, Koestler termina remachando la t?nica pesimista que recorre su novela: ?No se pod?a esperar nada de las resoluciones del Partido, porque el N?mero Uno ten?a todos los hilos en la mano y hab?a hecho su c?mplice a la burocracia del Partido, de modo que tuviese que caer con ?l; y la burocracia lo sab?a.? En Nicaragua, la complicidad abarca toda la burocracia del Estado-partido, junto con los diputados zancudos, aferrados a un poder que se desvanece y que solo persiste a base de artillarse. Se arma, luego existe.

El FSLN fue una organizaci?n guerrillera que lider? un movimiento de rebeli?n con el objetivo de derrocar la dictadura somocista e instaurar un sistema pol?tico de inspiraci?n socialista. Este FSLN logr? convocar, en la lucha insurreccional y en los a?os 80, a muy diversos sectores, incluyendo un conjunto de intelectuales de primer orden. Durante los a?os 80, el FSLN fue abandonando su naturaleza h?brida (organizaci?n/movimiento) para transformarse en un partido de masas. Al ir profundizando y reforzando ese talante, el FSLN cay? bajo los efectos de la ley de hierro de la oligarqu?a de Robert Michels, que postula una evoluci?n olig?rquica de los partidos de masas debido a que sus l?deres, aunque inicialmente sean revolucionarios, se emancipan de sus bases y se tornan conservadores porque los l?deres buscar?n siempre incrementar su poder a cualquier precio, sin excluir el abandono de los viejos ideales.

La stalinizaci?n del FSLN empez? en los a?os 80. Fue un largo proceso donde el FSLN-partido fagocit? importantes organizaciones de base que eran aut?nomas cuando se sumaron a la lucha insurreccional y las vaci? de todo potencial contestatario. Ahora padecemos la fase terminal de la stalinizaci?n. En esta etapa, el FSLN-partido est? neutralizando las voces cr?ticas que brotan del FSLN-movimiento. La l?gica de la represi?n en esta fase no es la maximizaci?n de la eficacia. Es obvio que no consigue callar las voces cr?ticas, que ahora reciben m?s atenci?n y lo deslegitiman ante la opini?n internacional, el tal?n de Aquiles del FSLN en la insurrecci?n de abril. Esta fase de represi?n no tiene una finalidad racional. El r?gimen desperdicia sus energ?as en ataques que no son conducidos por un af?n de eficacia, sino por un deseo visceral de venganza contra quienes se apartaron del camino se?alado. Enfocar la lucha en un FSLN-partido que trata de aniquilar el legado del FSLN-movimiento es desgastarse con exabruptos emocionales. Pero este r?gimen ha perdido el sentido del delicado equilibrio que implica la conservaci?n del poder. Convencido de que hay que treparse sobre hombros de gigantes para ver mejor y enfermo del gigantismo que contamina a los partidos de masas, el FSLN puso los pies sobre sus propios hombros e intent? subir. No obtuvo una mejor perspectiva, sino una grotesca contorsi?n.


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