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Venezuela. Balance y perspectivas 2018-2019: la disputa no es s?lo por el poder, sino por los territorios

Emiliano Ter?n Mantovani :: 15.01.19

Todo esto va mucho m?s all? de los reacomodos del poder institucional y los potenciales cambios de mandatario. Ante el colapso del rentismo, del Petro-Estado y toda su institucionalidad, la disputa por la renta ha ido perdiendo centralidad y se va dirigiendo con m?s fuerza hacia la apropiaci?n directa de los recursos y el control de los territorios.
Es claro que el Estado/Gobierno de Nicol?s Maduro est? jugando un rol clave en este complejo proceso de recolonizaci?n, al intensificar la l?gica extractivista, aplicando un brutal ajuste econ?mico sobre los territorios (zonas econ?micas especiales, mega-proyectos como el Arco Minero del Orinoco A.M.O., entre otros), al tiempo que se vuelve pol?ticamente muy agresivo y autoritario, y ha suprimido de facto el estado de derecho (estado de excepci?n permanente, zonas militares especiales, etc.).
No obstante, por m?s que algunos an?lisis quieran omitirlo, no es el ?nico actor en el juego. En realidad ni siquiera es un actor homog?neo y s?lido. La crisis hegem?nica que se produce desde 2013 con la muerte de Ch?vez y la met?stasis de la corrupci?n, se unen a la extraordinaria crisis econ?mica que colapsa y caotiza al pa?s, lo que ha hecho que el Petro-Estado venezolano no sea hoy m?s que una colecci?n de grupos de poder (que pueden tener conflictos y tensiones entre s?) y un conjunto de instituciones precarias y discontinuas.

Venezuela: la disputa es por los territorios
Por: Emiliano Teran Mantovani |
Martes, 15/01/2019 06:05 PM
Aporrea

Desde semanas atr?s, ya se anunciaban turbulencias a partir de enero-2019 en Venezuela, con la instalaci?n de la Asamblea Nacional y la toma de posesi?n de Nicol?s Maduro para un hoy incierto per?odo presidencial 2019-2025. De nuevo, saltan una serie de jugadas pol?ticas y geopol?ticas de corto y mediano plazo, movimientos, alianzas y decisiones que avivan las tensiones ya existentes y buscan generar nuevos puntos de inflexi?n y cambios de escenario. El dram?tico avance de la devastaci?n econ?mica y de la descomposici?n pol?tica e institucional del pa?s, sumado al hostil panorama internacional, nos han llevado a tiempos de mucha mayor volatilidad, en comparaci?n con el muy conflictivo 2017.

Sin embargo, todo esto va mucho m?s all? de los reacomodos del poder institucional y los potenciales cambios de mandatario. Ante el colapso del rentismo, del Petro-Estado y toda su institucionalidad, la disputa por la renta ha ido perdiendo centralidad y se va dirigiendo con m?s fuerza hacia la apropiaci?n directa de los recursos y el control de los territorios.

Mientras casi toda la atenci?n se centra en la llegada de un ?desenlace? en las c?pulas del poder, lo cierto es que desde hace ya varios a?os se viene produciendo un intenso proceso de des-territorializaci?n1 y re-colonizaci?n a lo largo y ancho de la geograf?a venezolana, que est? teniendo un extraordinario impacto no s?lo en los tejidos sociales, en la correlaci?n de fuerzas y en los ecosistemas y la reproducci?n de la vida socio-ecol?gica; sino en la propia forma de la soberan?a pol?tica en el pa?s.

Es claro que el Estado/Gobierno de Nicol?s Maduro est? jugando un rol clave en este complejo proceso de recolonizaci?n, al intensificar la l?gica extractivista, aplicando un brutal ajuste econ?mico sobre los territorios (zonas econ?micas especiales, mega-proyectos como el Arco Minero del Orinoco A.M.O., entre otros), al tiempo que se vuelve pol?ticamente muy agresivo y autoritario, y ha suprimido de facto el estado de derecho (estado de excepci?n permanente, zonas militares especiales, etc.).

No obstante, por m?s que algunos an?lisis quieran omitirlo, no es el ?nico actor en el juego. En realidad ni siquiera es un actor homog?neo y s?lido. La crisis hegem?nica que se produce desde 2013 con la muerte de Ch?vez y la met?stasis de la corrupci?n, se unen a la extraordinaria crisis econ?mica que colapsa y caotiza al pa?s, lo que ha hecho que el Petro-Estado venezolano no sea hoy m?s que una colecci?n de grupos de poder (que pueden tener conflictos y tensiones entre s?) y un conjunto de instituciones precarias y discontinuas.

El impacto de esta Gran Crisis (2013-2019) ha sido tan profundo, que ha removido y redimensionado las m?ltiples contradicciones y tensiones territoriales ya existentes, al tiempo que los territorios quedan abiertos ante los flujos salvajes de la actual globalizaci?n tard?a y descompuesta. Lejos de ser homog?nea, estamos ante una cartograf?a pol?tica fragmentada, muy movible y vol?til: una parte de la sociedad venezolana, precarizada, migra desde la hueca econom?a formal hacia estas din?micas de apropiaci?n directa de los recursos y el control de los territorios; prolifera el paramilitarismo en sus diversas formas; bandas criminales y sindicatos mineros; sectores militares corrompidos que ejercen poder feudal; frentes de las guerrillas colombianas ?desmovilizados? (exFARC) o no (como el ELN); poderosos sectores ganaderos y terratenientes; y la creciente influencia/presencia, directa o a trav?s de intermediarios, de las corporaciones transnacionales; entre otros. Es el capitalismo global 2.0 al desnudo.

Estos procesos no se pueden comprender en c?digo binario/lineal, polarizado o s?lo como los intereses de la Naci?n contra el Imperio. Los grupos en disputa pueden actuar basados en sus intereses particulares/locales o articularse hasta hacer parte de redes regionales, nacionales e internacionales, que conectan con mercados globales de recursos primarios, legales o ilegales. En estas m?ltiples escalas engran?ndose podemos hablar tambi?n de una geopol?tica de la Regi?n Guayana, una geopol?tica de Los Llanos, una geopol?tica de la Amazon?a, etc.

En cualquier caso, todos estos actores mencionados son agentes de la acumulaci?n por desposesi?n y de una u otra manera operan bajo l?gicas b?licas. En esto, aunque no se articularan entre ellos, coinciden. Constituyen las diversas estructuras de poder que promueven una re-territorializaci?n del despojo y la expoliaci?n, y parecen llevar a Venezuela a re-configurarse como una o un conjunto de econom?as de enclave.

Cartograf?as del despojo, guerras y resistencias: algunas coordenadas

Es imposible dar cuenta de todas las m?ltiples tonalidades y rasgos de estas disputas territoriales a nivel nacional. Apenas si podemos mencionar algunas de ellas y sus tendencias de manera general.

Adem?s del colapso del capitalismo rent?stico, las zonas de enclaves petroleros han entrado en decadencia (al igual que las propias ciudades). Esto ha propiciado que las econom?as informales de extracci?n hayan tomado un muy importante auge. Las l?gicas de apropiaci?n y poder se van dirigiendo con mucha fuerza al control de las tierras, el territorio y las posibilidades de la extracci?n de materiales (oro, diamantes, colt?n, madera, especies protegidas, etc) e incluso agua, as? como al de la movilidad social, de mercanc?as, corredores estrat?gicos y de comercios transfronterizos.

En la regi?n Guayana y la Amazon?a ?las que consideramos las nuevas fronteras de los commodities venezolanas? son tal vez las ?reas donde presenciamos estas din?micas con mayor crudeza. Las principales zonas del oro, en la Reserva Forestal de Imataca (al oriente del estado Bol?var), est?n siendo atravesadas por l?gicas de guerra y se han creado feudos mineros dominados por bandas criminales, militares corruptos y/o sectores de la guerrilla colombiana, lo que no excluye la existencia de enfrentamientos armados con componentes de las Fuerzas Armadas, principalmente a trav?s de operativos. Las nuevas fronteras de los commodities son claves en la reformulaci?n del proyecto extractivista venezolano, pero al mismo tiempo lo son para el enriquecimiento y consolidaci?n de intereses particulares y el posicionamiento territorial en relaci?n al conflicto pol?tico nacional. Por eso es tan importante el devenir de lo que vaya ocurriendo en estas ?reas.

Estos procesos han hecho met?stasis en la zona, expandi?ndose con mucha fuerza desde mediados de la d?cada pasada, y en especial en este per?odo de crisis actual. Se han intensificado en la cuenca del Caron?, en el Parque Canaima, en la cuenca del r?o Paragua, en el sur oriente de Bol?var (frontera con Brasil) y en el Caura, as? como en los territorios Yanomami y en los municipios nor-orientales del estado Amazonas. Del mismo modo ha ocurrido con el colt?n desde el nor-occidente de Bol?var hasta el eje carretero, y en la frontera de Amazonas con Colombia hasta el sur (oro).

Las disputas entre grupos armados y la instalaci?n del proyecto del A.M.O. han generado violencia, muertes y desplazamientos. Varios pueblos ind?genas han puesto resistencia, como han sido los pem?n, yekwana, yabarana, w?tj?ja, yanomami, entre otros, aunque varias de estas comunidades se han tambi?n incorporado crecientemente a la actividad minera informal. En el caso de los pem?n, desde hace varios a?os han luchado f?rreamente contra los desplazamientos y el despojo de estos grupos, y constituyen hoy uno de los principales bastiones de resistencia en estos territorios.

Estas operaciones de extracci?n se est?n expandiendo aceleradamente por todo el pa?s, bajo una l?gica de saqueo. No solo en el sur: minas met?licas (como las de oro en el estado Carabobo o en Yaracuy) o no met?licas (areneras, caliza, entre otras) proliferan en la geograf?a nacional, estas ?ltimas tambi?n impulsadas en buena parte por militares corruptos que dan un usufructo personal de estas, generando deforestaci?n, desv?o de r?os y conflictos con poblaciones locales. Situaci?n similar est? ocurriendo con la madera.

En la extensa regi?n de los Llanos, se han venido recrudeciendo las disputas por la tierra, que desde 2001 y hasta la fecha ha dejado un saldo de m?s de 350 campesinos asesinados. En el per?odo de crisis, han venido arreciando situaciones de desalojos arbitrarios de tierras que hab?an sido recuperadas por comunidades campesinas, para as? ser re-apropiadas por latifundistas. Los campesinos se?alan que han sido abandonados desde instancias gubernamentales, que son asediados y perseguidos, criminalizados, judicializados, amenazados y en muchos casos asesinados a trav?s de paramilitares y sicarios pagados por terratenientes y latifundistas. Las agresiones se han registrado al menos en los estados Barinas, Portuguesa, Monagas, Anzo?tegui, sur del lago de Maracaibo (Zulia), Apure, Cojedes, Trujillo, Gu?rico o M?rida. En los ?ltimos meses se han registrado asesinatos de campesinos, como el caso de dos de ellos pertenecientes al predio Hato Quemao (Barinas), el dirigente campesino del Partido Comunista de Venezuela, Lu?s Fajardo (sur del Lago) o recientemente (12/01/19) el de Jos? “Caballo” de La Cruz M?rquez, tambi?n en el sur del Lago.

El 12 de julio de 2018, un grupo de 200 campesinos que hacen parte de La Plataforma de la Lucha Campesina, inici? una marcha desde Guanare (estado llanero de Portuguesa) recorriendo 430 kms a pie durante 21 d?as hasta llegar a la capital Caracas, en lo que representa una movilizaci?n in?dita en Venezuela, y de grandes repercusiones pol?ticas para los movimientos populares. Los campesinos exigen justicia por los asesinatos y denuncian c?mo organismos de seguridad como la Guardia Nacional o la Polic?a Nacional Bolivariana hab?an participado de agresiones hacia ellos. A su vez, plantearon la necesidad de redireccionar el modelo agr?cola, reconociendo a los campesinos como eje central de la soberan?a alimentaria en el pa?s. Estas movilizaciones revelan la necesidad de reorganizaci?n y relanzamiento del movimiento campesino, ante las crecientes amenazas a las que se ven expuestos.

Estados como Zulia y T?chira, como ya es sabido, son zonas sobrecargadas de intereses econ?micos y conflictos, claves en el mil millonario comercio ilegal de contrabando y extracci?n transfronterizo entre Venezuela y Colombia, pero adem?s tienen incidencia en la din?mica de las conflictivas relaciones entre estos dos pa?ses. Numerosos actores armados ?en buena parte, provenientes del conflicto colombiano? han incursionado y se han posicionado en diversos territorios, y hacen parte de intensas disputas por el control de los mismos, as? como de los negocios de la gasolina, alimentos, entre otros. Quisi?ramos destacar, para el caso del Zulia, el asedio en los ?ltimos a?os que han sufrido los ind?genas en la Sierra de Perij? (yukpas) y La Guajira (wayuu), siendo que esto se ha intensificado con las familias del asesinado cacique Sabino Romero y la cacica Carmen Fern?ndez, lo cual se evidenci? con el secuestro y tortura que sufri? la docente yukpa Mary Fern?ndez, hija de Carmen, y el desplazamiento forzado del que fue objeto la comunidad de Kuse ?liderada por la mencionada cacica.

Por ?ltimo, las zonas urbanas, atravesadas por la precariedad, son ?reas donde se producen intensas disputas por el control de barrios, comercio y corredores estrat?gicos. Bandas criminales han logrado ampliar su capacidad de organizaci?n y fuego, e incluso se han logrado articular con sectores corruptos de los cuerpos de seguridad del Estado. Estos ?ltimos llevan adelante frecuentes operativos de choque en barrios populares (como ha sido la Operaci?n para la Liberaci?n del Pueblo) y el despliegue de fuerzas especiales a lo largo y ancho de las ciudades, los cuales act?an sin mayor regulaci?n.

El juego est? bastante abierto y la geograf?a venezolana cruje, jaloneada por m?ltiples actores del despojo y la re-colonizaci?n. Cuando de a ratos, en la escena de la pol?tica partidista las cosas parecen estacionadas, en la materialidad de las localidades, estos procesos avanzan vertiginosamente, evidenciado que, en buena medida, en Venezuela la disputa es por los territorios.

Ep?logo. ?Re-pensar un proyecto emancipatorio, en tiempos muy conflictivos?

Es dif?cil no analizar estos escenarios y hacer parangones con otras experiencias, como la colombiana, Centroam?rica, o algunos casos africanos como el de Congo. En este caso, la pregunta es si presenciamos la instalaci?n territorial de estructuras, y sobre todo, l?gicas de poder mediadas por la guerra. Y de ser cierto, la consiguiente pregunta ser?a c?mo revertirla. Es fundamental, no desmayar en los intentos de la construcci?n de una alternativa pol?tica para el pa?s, que vaya m?s all? de los dos grandes proyectos neoliberal/autoritarios en disputa (Gobierno de Maduro y Frente Amplio/Voluntad Popular et al), y que pueda permitir el re-surgimiento de las potencialidades populares y el nacimiento de nuevas culturas pol?ticas que tributen a la vida socio-ecol?gica. Si el escenario no es reversible en los pr?ximos plazos, es evidente que los pueblos tienen derecho a la defensa propia. En ese caso, esto supone re-pensar un proyecto emancipatorio, en tiempos muy conflictivos.

1 Entendiendo ?desterritorializaci?n? como un proceso de ruptura y trastocamiento de una territorialidad determinada, de sus configuraciones socio-culturales, metab?licas y ecol?gicas. La desterritorializaci?n en el sistema capitalista suele estar determinada por la apertura forzada y violenta de nuevos procesos de despojo y acumulaci?n de capital, y para los pa?ses del Sur Global puede comprender formas de p?rdida de territorio.

Emiliano Teran Mantovani es soci?logo, investigador y ecologista pol?tico. Menci?n honor?fica al Premio Libertador al Pensamiento Cr?tico 2015. Hace parte de la Red Oilwatch Latinoamerica.


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