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Despojo en el campo y gentrificaci?n urbana, avanza impetuoso el capital extractivo. El ejemplo de Alemania

El Salto :: 18.01.19

La lucha de las izquierdas por darle sentido de derecho social a la vivienda, est? siendo derrotada en todas partes por la gentrificaci?n. S?lo la autonom?a comunitaria y los autogobiernos locales podr?n revertir la situaci?n.

VIVIENDA
Victoria contra los gigantes inmobiliarios de los habitantes de Karl-Marx Allee en Berl?n
Tras semanas de movilizaci?n por parte de los vecinos del barrio, el Senado de la Regi?n de Berl?n decidi? iniciar un procedimiento para comprar estas viviendas y no permitir que un fondo buitre las acapare.

El Salto
2019-01-18 06:26:00

Como viene siendo el caso en muchas grandes ciudades, las y los habitantes de Berl?n se enfrentan a la gentrificaci?n, que est? transformando los barrios a trav?s de la especulaci?n sobre alquileres y la expansi?n de patrones de consumo basados en la est?tica del esp?ritu alternativo de esta ciudad. Entre los principales actores de esta expulsi?n se encuentran grandes empresas como Google, as? como grandes fondos inmobiliarios como Deutsche Wohnen y Vonovia, que poseen decenas de miles de hogares. Ante una situaci?n cada vez m?s insoportable, las personas se organizan m?s en plataformas y movimientos que buscan defender su “derecho a la ciudad”.

En Berl?n, el gigante inmobiliario Deutsche Wohnen posee m?s de 100.000 viviendas (25.000 m?s que la principal empresa p?blica de alquiler social, Degewo), equivalente al 6,30% del total de viviendas en la ciudad. El pasado mes de noviembre, la prensa inform? que este fondo preve?a adquirir 700 pisos adicionales, ubicados en la ic?nica Karl-Marx Allee, que estructura el barrio de Friedrichshain, situado en la antigua parte oriental de la ciudad, tradicionalmente popular, y que actualmente se encuentra en proceso de gentrificaci?n.

M?s all?, la ciudad ha experimentado un aumento continuo en los precios del mercado de alquiler, con incrementos medios del 8.8% entre 2016 y 2017. Grandes fondos como Deutsche Wohnen, cuyo capital est? participado en alrededor del 10% por fondos buitre como BlackRock, tienen una gran responsabilidad en esta especulaci?n inmobiliaria, adoptando estrategias que recuerdan a aquellas utilizadas por los fondos buitre en el Estado espa?ol: compran vivienda antigua, y al no poder expulsar a las y los inquilinos, ya que muchos contratos son por tiempo indefinido, o bien descuidan completamente el mantenimiento para obligar a los inquilinos a abandonar los edificios, o imponen reformas como medio para efectuar aumentos brutales de los precios de los alquileres. A pesar de que el ayuntamiento de Berl?n publique un informe cada dos a?os que, a pesar de no ser vinculante, pretende orientar los precios de los alquileres de acuerdo con los diferentes distritos, fondos como Deutsche Wohnen se lo saltan ampliamente. Mientras que el precio promedio de referencia fijado por el ayuntamiento para el per?odo 2017 fue de 6,39 euros el m2, el precio real se sit?a en torno a 12,15 euros el m2.

Grandes fondos como Deutsche Wohnen, cuyo capital est? participado en alrededor del 10% por fondos buitre como BlackRock, tienen una gran responsabilidad en esta especulaci?n inmobiliaria
Cuando un fondo inmobiliario llega a un barrio con el objetivo de realizar grandes inversiones, el mercado de viviendas de alquiler sufre una distorsi?n profunda, caracter?stica de un contexto especulativo, que tensiona cualquier relaci?n entre el valor de las viviendas y los precios reales. Por ejemplo, cuando Deutsche Wohnen anunci? que planeaba adquirir 700 unidades de vivienda correspondientes a los bloques A, B, C y D de la Karl-Marx Allee, personas propietarias de otros pisos en esta calle se apresuraron a poner sus apartamentos a la venta, pidiendo hasta 1,14 millones de euros por un solo apartamento. El conjunto de estos elementos corresponde a una l?gica que el capitalismo contempor?neo, definida por David Harvey como “acumulaci?n por desposesi?n”. Observamos este proceso de desposesi?n no solo en los beneficios adicionales que obtienen empresas como Deutsche Wohnen gracias a la especulaci?n y que se encuentra en a cada euro de la desviaci?n entre el precio marcado por el Ayuntamiento de Berl?n y el precio real del mercado. Se trata ante todo de una desposesi?n de los derechos a la vivienda y el derecho a la ciudad de las personas que la habitan.

Frente a la perversa racionalidad del capital financiero que reduce el derecho a la vivienda a algo insignificante al supeditarlo a los vaivenes de un mercado especulativo, las y los habitantes de Karl-Marx Allee han acabado por movilizarse contra esta compra. La plataforma “Rettet die Karl-Marx Allee” (Salvad la Karl-Marx Allee) se organiz? durante los meses de noviembre y diciembre, exigiendo una soluci?n al ayuntamiento ante el peligro inminente de perder el derecho a seguir ocupando sus viviendas. Tras semanas de movilizaci?n, el Senado de la Regi?n de Berl?n decidi? iniciar un procedimiento para comprar estas viviendas. Un procedimiento arriesgado, cuyo ?xito no estaba ni mucho menos garantizado.

Tras semanas de movilizaci?n, el Senado de la Regi?n de Berl?n decidi? iniciar un procedimiento para comprar estas viviendas

Si bien el Bloque D est? ubicado en un ?rea “protegida” (Mietschutzgebiet) y, por lo tanto, el Ayuntamiento tiene un derecho de compra preferencial, no es el caso de los bloques restantes, donde las y los inquilinos eran las ?nicas personas pudiendo ejercer ese derecho preferencial de compra. La mayor?a de estas personas no pod?a hacer frente a un cr?dito por los apartamentos que ocupaban, as? que entre el Ayuntamiento de Berl?n y las y los habitantes de estos bloques encontraron una soluci?n: estos ?ltimos deber?an formular el deseo de adquirir sus apartamentos mediante el apoyo del ?rgano p?blico Investitionsbank Berlin. Una vez realizada esta primera etapa, las y los habitantes podr?an revenderlos a la empresa municipal de vivienda Gewobag.

Se trata de un procedimiento delicado y no exento de riesgos, como lo muestran los diversos recursos presentados por Deutsche Wohnen para la anulaci?n de la decisi?n adoptada por el Senado de Berl?n. Para que la estrategia saliese adelante, m?s del 25% de las y los inquilinos deb?an manifestar la voluntad de participar en el procedimiento. Afortunadamente, tras una consulta celebrada a finales de diciembre, este umbral fue superado ampliamente con 34, 40 y 46%, en los bloques A, B y C respectivamente. Estos porcentajes son importantes, ya que, aunque no impidan que Deutsche Wohnen adquiera el resto de los apartamentos, otorgan a la empresa municipal la capacidad de ejercer un derecho a veto en caso de que el fondo inmobiliario quiera hacer grandes reformas para poder justificar subidas de los alquileres.

Aunque no impidan que Deutsche Wohnen adquiera el resto de los apartamentos, otorgan a la empresa municipal la capacidad de ejercer un derecho a veto
La decisi?n de lanzarse a la compra de estas viviendas ha puesto a prueba la estabilidad del gobierno municipal, compuesto por los socialistas del SPD, los verdes de Gr?nen/B?ndnis 90 y la izquierda de Die Linke. Mientras el SPD estaba presionando para que fueran las y los inquilinos quienes adquirieran las viviendas directamente, sus socios de gobierno se posicionaron favorablemente para integrar estas viviendas en los activos municipales. Al final, solo 30 inquilinos o el 2% del total optaron por comprar la vivienda que habitaban. A este respecto llaman la atenci?n situaciones, que aun a riesgo de parecer anecd?ticas, son importantes. Y es que varias inquilinas e inquilinos con la capacidad de hacer frente a un cr?dito hipotecario decidieron apostar por el proceso de remunicipalizaci?n y revender la vivienda a Gewobag.

La victoria de los habitantes de Karl-Marx Allee pone sobre la mesa el verdadero desaf?o de encontrar una soluci?n al grave problema de vivienda que vive la ciudad de Berl?n. El ayuntamiento es consciente de que ha abierto un camino que puede llevar a otras personas a reclamar los mismos derechos que los de Karl Marx Allee. Por su parte, los representantes socialistas se apresuraron a advertir que el municipio “no tiene fondos suficientes para comprar toda la ciudad”. Por lo que sabemos hasta el momento, las futuras aplicaciones del mecanismo desarrollado para Karl-Marx Allee se estudiar?n “caso por caso”.

Una encuesta muestra que el 54,8% de las y los habitantes de Berl?n estar?a a favor de las expropiaciones de viviendas pertenecientes a los fondos inmobiliarios
El caso de la Karl-Marx Allee se enmarca en un contexto de creciente conflictualidad en torno al derecho a la ciudad. Poco antes del lanzamiento de la plataforma de defensa de los habitantes en esta avenida, las y los vecinos del barrio de Kreuzberg consiguieron que se cancelara la construcci?n de un “Google Campus” cuyo objetivo era ser un espacio facilitador para la creaci?n start-ups. Paralelamente a esta victoria contra Google, comenz? a estructurarse una campa?a llamada “Deutsche Wohnen & Co enteignen” (Expropiar a Deutsche Wohnen y compa??a) que tiene como objetivo el organizar un refer?ndum para la expropiaci?n de 3.000 unidades de vivienda pertenecientes a Deutsche Wohnen y a otros fondos inmobiliarios. Una campa?a cuyo ?xito ser?a un importante primer paso para frenar el infierno especulativo que viven sus habitantes. En este sentido, lo ocurrido en la Karl-Marx-Allee da una mayor legitimidad, as? como argumentos adicionales a la campa?a por la expropiaci?n. Por el momento, una encuesta publicada el 8 de enero muestra que el 54,8% de las y los habitantes de la ciudad estar?a a favor de las expropiaciones de viviendas pertenecientes a los fondos inmobiliarios. La lucha en Berl?n por el derecho a la vivienda y el derecho a la ciudad pueden tener implicaciones internacionales y servir de aliento para movimientos similares en otras ciudades.

Una vez m?s, vemos c?mo las grandes propiedades controlan cada vez m?s los precios del mercado de alquiler en Europa. La fuerte especulaci?n en este mercado empuja a las personas a endeudarse para acceder a una vivienda mediante su compra. Pero el acceso a un pr?stamo hipotecario no est? garantizado para todas las personas y puede ser una apuesta manifiestamente arriesgada, como ya se observ? en los Estados Unidos, en el Estado espa?ol o en Grecia. El ejemplo de Berl?n muestra hasta qu? punto es importante que los gobiernos, incluso a nivel municipal, act?en para garantizar el mantenimiento del derecho a la vivienda para todas y todos. Para evitar de nuevo una ola masiva de endeudamiento privado que beneficia principalmente a los bancos y en muchos casos ha demostrado ser ileg?tima, es esencial luchar por pol?ticas que apuesten por una reforma urbana que permita acabar con el uso especulativo de los suelos y que est?n acompa?ada por pol?ticas de vivienda p?blica y social.


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