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Clase magistral: La heur?stica de la crisis econ?mica en el neoliberalismo

Pablo D?valos :: 20.01.19

La sociedad siente que los tradicionales mecanismos por los cuales se regulaba la producci?n, la distribuci?n de la riqueza, y las relaciones de poder, est?n desfasados y no pueden, al menos en esos momentos, devolverle a la sociedad la confianza en sus propias capacidades.
El neoliberalismo necesita de las crisis econ?mica. Ellas se convierten en el umbral necesario para su tr?nsito de la econom?a hacia la pol?tica y hacia el control de la sociedad.
Gracias a la crisis econ?mica, se puede flexibilizar el trabajo sin la resistencia activa de los sindicatos. Gracias a la crisis econ?mica se puede radicalizar la austeridad, sin movilizaci?n social que la cuestione. Gracias a la crisis econ?mica se puede eliminar cualquier traba jur?dica, social, pol?tica o institucional que obstaculice a las corporaciones transnacionales.
En el neoliberalismo no hay oposici?n real entre el mercado y Estado.
As?, quien controla al mercado, controla la pol?tica y, por tanto, la sociedad. Quien sale de las coordenadas del mercado puede ser reinscrito a su interior gracias, precisamente, a la violencia del Estado.
Es necesario que la sociedad y los diferentes sectores sociales que siempre han visto y han situado dentro del Estado la resoluci?n de sus conflictos y la defensa de sus intereses, ahora resignen esa praxis y reconozcan la legitimidad pol?tica del mercado como el espacio en el cual se resuelvan esos conflictos pol?ticos y esas luchas sociales.
En consecuencia, para que esos sectores sociales se alienen de sus tradicionales mecanismos y procesos de regulaci?n social, es necesario destruir esos mecanismos, es necesario alienar a la sociedad de la pol?tica, es necesario crear una cesura radical entre la sociedad y su propio Estado. De la misma manera que el obrero no se reconoce en la mercanc?a que ?l mismo ha creado, as? la sociedad, en el discurso neoliberal, debe alienarse del Estado que es su propia creaci?n.

La heur?stica de la crisis econ?mica en el neoliberalismo

Pablo D?valos
Ecuador Today

El concepto de crisis econ?mica ha suscitado un amplio y profundo debate en la econom?a. Se reconoce a Karl Marx y John Maynard Keynes como los principales te?ricos de la crisis del sistema capitalista, mientras que se le critica al pensamiento econ?mico dominante su incapacidad de reconocer a la crisis econ?mica como inherente al sistema.

Sin embargo, la emergencia, consolidaci?n y radicalizaci?n del neoliberalismo a escala mundial, obligan a repensar la noci?n de crisis econ?mica desde otra perspectiva.

Se trata de una discusi?n que se aleja de las coordenadas de la econom?a para inscribirse directamente en aquellas de la pol?tica. En efecto, el neoliberalismo ha provocado cambios tan importantes en el capitalismo mundial, que es necesaria una nueva visi?n sobre la crisis econ?mica que salga del ?mbito acad?mico para formar parte del debate pol?tico.

Si en primera instancia se pensaba en la crisis econ?mica como una anomal?a o disfuncionalidad del sistema capitalista, las derivas del shock econ?mico sit?an a la crisis econ?mica en otro nivel: aquel que desencadena las condiciones de posibilidad para la imposici?n radical de las transformaciones neoliberales. En efecto, habr?a sido muy dif?cil que las pol?ticas de ajuste y estabilizaci?n macroecon?mica, o su correlato en las pol?ticas de austeridad fiscal, que se impusieron y se imponen a rajatabla en varios pa?ses de Am?rica Latina, ?frica y Europa, tengan el consenso social necesario sin un requisito previo de crisis econ?mica.

Empero, es necesaria una reflexi?n que sit?e a la noci?n de crisis econ?mica no tanto como el expediente estrat?gico que posibilita la transici?n de un modelo de econom?a hacia otro, sino como parte de una gran transformaci?n global en la cual la crisis pasa de convertirse de evento desencadenante a fen?meno estructural.

Esa gran transformaci?n afecta los contenidos de la pol?tica, las formas de la democracia, las din?micas de los Estados modernos y los patrones que definen la acumulaci?n a escala mundial. Todos ellos, de una u otra manera, convergen hacia a la crisis como el n?cleo central desde el cual se genera la fuerza gravitacional necesaria para que el mundo gire alrededor del neoliberalismo y sus transformaciones.

Para desarticular al Estado de Bienestar construido luego de la ?ltima posguerra y, al mismo tiempo, permitir la consolidaci?n del neoliberalismo, es necesario que la sociedad legitime esa desarticulaci?n y que, adem?s, se cree un consenso alrededor de la noci?n de ?mercado? como el eje de articulaci?n de las relaciones sociales y los marcos institucionales, en ese sentido, la noci?n de ?crisis? es fundamental para conseguirlo, porque permite la convergencia de varias dimensiones de tipo pol?tico, ideol?gico, econ?mico e institucional hacia el neoliberalismo.

De esta forma, y a contrapunto de la creencia del sentido com?n que piensa que la crisis econ?mica representa los equ?vocos del sistema y los s?ntomas de su decadencia, en realidad, el sistema capitalista, y en particular el neoliberalismo, ahora necesitan de la crisis para garantizar su propia existencia.

Si no existe la crisis es necesario crearla, porque gracias a ella se puede abrir el espacio pol?tico necesario para que puedan operar en el interior de la sociedad los mecanismos de mercado como reguladores sociales y pol?ticos.

No obstante, hay que precisar que cuando se menciona al ?mercado? desde el discurso neoliberal, no se hace referencia solamente a los procesos de compra-venta, o definici?n de precios, o de equilibrios entre oferta y demanda, sino que se pretende ir m?s all?: el mercado, en la visi?n neoliberal, es una categor?a pol?tica m?s que econ?mica. El mercado se convierte en el espacio desde el cual se transita de la regulaci?n econ?mica de la sociedad hacia su regulaci?n pol?tica y, por tanto, de sus relaciones de poder.

Desde una estricta visi?n econ?mica, el mercado puede ser visto como el espacio que permite el encuentro entre la oferta y la demanda a trav?s de la l?gica de los precios, pero desde una visi?n pol?tica, el mercado es el espacio que regula al conjunto de la sociedad y define el marco y las formas de sus relaciones de poder.

Se trata de un cambio de perspectiva importante porque desde el discurso neoliberal, esto implica que todos los procesos y mecanismos que regulaban a la sociedad y que se defin?an desde la pol?tica y el Estado moderno, ahora deben articularse y definirse en funci?n del mercado como el espacio desde el cual se estructuran las relaciones y luchas de poder.

Por ello, desde el enfoque neoliberal, la oposici?n Estado/mercado no es econ?mica sino pol?tica. En efecto, no pueden oponerse fen?menos sociales que tienen estructuras y din?micas diferentes, a condici?n que puedan ser inscritos dentro de la misma l?gica.

Al oponer Estado y mercado, el neoliberalismo utiliza un concepto con una fuerte significaci?n ?tica y una deriva axiom?tica, como aquel de la libertad individual, para inscribir la noci?n de mercado en el interior de la esfera de la pol?tica y convertirlo, de esta manera, en un concepto pol?tico. As?, su apelaci?n a la libertad individual es puramente estrat?gica, porque le permite desprender a la categor?a de mercado de sus prosaicas referencias al inter?s individual y transformarlo en un deber-ser social.

Solo desde la esfera de la pol?tica, el mercado puede disputar sentidos de sociedad al Estado que, en cambio es, por definici?n, un concepto pol?tico. Si el mercado se convierte en un concepto pol?tico, la oposici?n entre dos conceptos pol?ticos y aparentemente antit?ticos (Estado y mercado), no es de irreductibilidad, es decir, no implica o el uno o el otro; sino de coexistencia en disputa, en el que el uno subsiste a condici?n que el otro se pliegue al interior de sus propios requerimientos.

En otros t?rminos, aquello que est? en disputa en el neoliberalismo es la leg?tima capacidad pol?tica que tiene el Estado de regular a toda la sociedad. El mercado ahora reclama para s? esa capacidad pol?tica de regulaci?n social, pero necesita mantener la violencia del Estado para ejercerla. El neoliberalismo no prescinde del Estado sino que lo subsume.

En efecto, en el neoliberalismo no hay oposici?n real entre el mercado y Estado, sino el pliegue de la capacidad pol?tica de regulaci?n social del Estado, dentro de los mecanismos del mercado, con la vigencia plena de la violencia moderna del Estado. As?, quien controla al mercado, controla la pol?tica y, por tanto, la sociedad. Quien sale de las coordenadas del mercado puede ser reinscrito a su interior gracias, precisamente, a la violencia del Estado.

Sin embargo, para realizar esta tarea es necesario que la sociedad y los diferentes sectores sociales que siempre han visto y han situado dentro del Estado la resoluci?n de sus conflictos y la defensa de sus intereses, ahora resignen esa praxis y reconozcan la legitimidad pol?tica del mercado como el espacio en el cual se resuelvan esos conflictos pol?ticos y esas luchas sociales.

Un proceso de esas caracter?sticas no puede ser asumido sin violencia social, porque muchos sectores sociales consideran que, a pesar de todo lo que pueda decirse sobre el Estado, es la esfera pol?tica la que de alguna manera les ha permitido defender mejor sus intereses, y porque, en conformidad con el discurso del liberalismo cl?sico, el Estado representaba el ?inter?s general?.

En consecuencia, para que esos sectores sociales se alienen de sus tradicionales mecanismos y procesos de regulaci?n social, es necesario destruir esos mecanismos, es necesario alienar a la sociedad de la pol?tica, es necesario crear una cesura radical entre la sociedad y su propio Estado. De la misma manera que el obrero no se reconoce en la mercanc?a que ?l mismo ha creado, as? la sociedad, en el discurso neoliberal, debe alienarse del Estado que es su propia creaci?n. La sociedad debe mirar al Estado como al Leviat?n, como al Ogro Filantr?pico, como un espejo esquivo que se niega a devolver su reflejo.

Para producir esa cesura y esa alienaci?n es necesario crear un acontecimiento de ruptura de la sociedad consigo mismo. Es ah? donde cabe la crisis econ?mica y la violencia de su rol heur?stico.

En ese sentido, las crisis econ?micas siempre son dispositivos pol?ticos, aunque aparezcan como fen?menos econ?micos. En efecto, la crisis econ?mica permite la desarticulaci?n de los procesos pol?ticos que defin?an y estructuraban la regulaci?n social y que estaban contenidos en el Estado.

En un escenario de crisis econ?mica, la sociedad se siente amenazada por algo que la rebasa y ante lo cual no tiene respuestas ni capacidad de maniobra. La crisis econ?mica, aparece como un hecho creado desde fuera de la sociedad y por fuerzas de mercado que la sociedad no puede controlar y, ni siquiera, reconocer. Esas fuerzas de mercado que desencadenan la crisis se convierten en un Godzilla que amenaza a todos y cada uno con su fuerza destructiva, y ante el cual casi no existen soluciones, sino la espera paciente que se aleje y remita. En ese sentido, las crisis econ?micas recuerdan mucho a las cat?strofes naturales, y no es gratuito el hecho que el neoliberalismo haya utilizado a las cat?strofes naturales como parte de su heur?stica de la crisis econ?mica.

A pesar de que la econom?a forma parte de la sociedad y los seres humanos la crean y la recrean cotidianamente, durante las crisis econ?micas, la econom?a se convierte en una potencia extra?a, amenazante y, lo m?s parad?jico de todo, en un evento in-humano.

Ante circunstancias tan dram?ticas y desesperadas, la sociedad siente que los tradicionales mecanismos por los cuales se regulaba la producci?n, la distribuci?n de la riqueza, y las relaciones de poder, est?n desfasados y no pueden, al menos en esos momentos, devolverle a la sociedad la confianza en sus propias capacidades. Si la crisis aparece como el designio de un dios numinoso y producto de la Ira Dei, como fuerzas desencadenadas de un mercado al que nadie puede controlar, entonces para restablecer la calma es necesario recapitular y ceder a esos numinosos designios.

Mientras m?s profunda, m?s grave y m?s radical sea la crisis, m?s sacrificios debe realizar la sociedad para conjurarla. En circunstancias normales, la sociedad no va a permitir que muchos marcos institucionales que le sirvieron para defenderse a s? misma, por ejemplo las ayudas sociales a los m?s pobres, o los planes de protecci?n a los jubilados, o a los ni?os, o a las mujeres en situaci?n de violencia, o los derechos de los trabajadores, se desarticulen. Pero cuando la crisis econ?mica se ha desencadenado, es la existencia misma de la sociedad la que est? en juego y ?sta apela a negociar aquello que antes era innegociable. El rol heur?stico de la crisis es potente porque las causas que la desencadenan nunca coinciden con aquellas que la remiten.

El neoliberalismo aprendi? bastante bien ese rol heur?stico que tienen las crisis econ?micas. El neoliberalismo comprendi? que de la misma forma que Roosevelt utiliz? la crisis econ?mica de 1929 para negociar el New Deal y construir el Estado de Bienestar, ellos pod?an hacerlo pero en sentido contrario. La historia les ense?ar?a que no solo que se pueden aprovechar pol?ticamente las crisis, sino que tambi?n pueden ser provocadas en beneficio propio.

Existe un cat?logo extenso de crisis econ?micas desencadenadas y provocadas desde que se impusieron las ideas neoliberales como ideas regulatorias del capitalismo. En ese cat?logo, el neoliberalismo tiene en sus activos el apoyo a reg?menes fascistas y genocidas como las dictaduras de los a?os setenta del Cono Sur de Am?rica Latina, o el r?gimen de Suharto en Indonesia; o las crisis econ?micas de Grecia, EEUU, entre otras, que se suscitaron en la primera d?cada del siglo XXI. Para el neoliberalismo, las v?ctimas de sus pol?ticas pod?an ser comprendidas como ?da?os colaterales?.

El neoliberalismo necesita de las crisis econ?mica. Ellas se convierten en el umbral necesario para su tr?nsito de la econom?a hacia la pol?tica y hacia el control de la sociedad. Sin la crisis econ?micas, las sociedades tienen posibilidades de defenderse y el neoliberalismo tendr?a pocas oportunidades de aplicarse, por ello el neoliberalismo se constituye en la teor?a y en la praxis de la crisis permanente.

Todo su discurso est? inscrito desde las coordenadas de la crisis: austeridad fiscal, ajuste econ?mico, pol?ticas de estabilizaci?n, desregulaci?n, privatizaci?n, apertura, competitividad, super?vit fiscal, en fin, son conceptos cuya articulaci?n epistemol?gica y pertinencia normativa solo caben y se explican desde la noci?n de crisis. Fuera de este marco te?rico que tiene como referencia a la crisis, son conceptos y nociones con pocas posibilidades te?ricas y pr?cticas.

La crisis econ?mica como heur?stica de la gran transformaci?n neoliberal implica una nueva conceptualizaci?n, porque ahora la crisis econ?mica no expresa una disfuncionalidad del sistema sino una necesidad pol?tica. Cuando se requiere disciplinar a la sociedad y encajarla en el interior de las coordenadas neoliberales, el expediente de la crisis econ?mica es infalible.

Gracias a la crisis econ?mica, se puede flexibilizar el trabajo sin la resistencia activa de los sindicatos. Gracias a la crisis econ?mica se puede radicalizar la austeridad, sin movilizaci?n social que la cuestione. Gracias a la crisis econ?mica se puede eliminar cualquier traba jur?dica, social, pol?tica o institucional que obstaculice a las corporaciones transnacionales. Se puede tambi?n devaluar la moneda, recortar gasto fiscal para sectores sociales, eliminar subsidios sociales, restringir el acceso al empleo p?blico, desmantelar el proteccionismo, en fin, todas las pol?ticas que forman parte de la austeridad fiscal.

La gran transformaci?n del capitalismo que est? provocando el neoliberalismo tiene a la crisis econ?mica como elemento central. Los te?ricos del neoliberalismo, en el fondo son te?ricos de la crisis permanente. As?, referirnos a la crisis del sistema implica entrar de lleno en los marcos te?ricos de la episteme neoliberal y legitimar involuntariamente sus prescripciones.

Quiz? por ello, sea necesario otro marco te?rico para definir lo que es la crisis. Quiz? en su momento aquellas explicaciones que daban cuenta de la sobreproducci?n del sistema y de la insuficiencia de la demanda efectiva, a?n sean pertinentes para comprender la din?mica interna del capitalismo, pero al parecer son insuficientes para entender la econom?a pol?tica del neoliberalismo y las transformaciones hist?ricas que provoca.

Desde una visi?n de econom?a pol?tica del neoliberalismo, quiz? sea necesario esbozar una nueva hip?tesis, cuyos alcances y repercusiones te?ricas y pr?cticas tendr?an que ser desarrolladas y que podr?an ayudarnos a comprender y situar de manera m?s coherente las din?micas internas del capitalismo tard?o; la hip?tesis que las crisis econ?micas, al menos desde el horizonte conceptual y anal?tico en el que las hab?amos situado y comprendido, en realidad, no existen.


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