Lo social debe tomarse de manera situada e incluir tambi?n la capacidad de agencia de bienes comunes como r?os, monta?as, bosques y el resto de los seres vivos del planeta, ya que los seres humanos somos interdependientes de lo no humano, ya que vernos de manera separada a ellos nos hace creer en una autonom?a desterritorializada, como si fu?ramos extraterrestres, en t?rminos etimol?gicos. En otras palabras, no conectados con nuestro entorno inmediato y la vida misma. De ah? que si bien la noci?n de socioambiental nos puede servir, igualmente deja a lo social como un espacio independiente de los ecosistemas.
En s?ntesis, m?s que reensamblar lo social lo que necesitamos es reterritorializar lo social desde ontolog?as pol?ticas situadas, frente a las grandes dicotom?as de la colonial modernidad que nos tienen, como dir?an los zapatistas, en plena cuarta guerra mundial y en una declarada guerra total contra todos los territorios Pero para revertir eso, se hace imprescindible que nos nutr?amos con miradas situadas en la regi?n, sin etnocentrismos latinoamericanistas, pero tambi?n alejadas de cualquier tipo de enfoque euroc?ntrico.
La urgencia de reterritorializar lo social desde ontolog?as pol?ticas situadas
Por: Andr?s Kogan Valderrama. Soci?logo / Editor Observatorio Plurinacional de Aguas
Para Observatorio de Ecolog?a Pol?tica de Venezuela
La idea de concebir lo social como un ente aut?nomo a lo natural ha sido una constante en buena parte de la tradici?n sociol?gica moderna hasta el d?a de hoy, atravesando distintas corrientes de pensamiento, como lo son el estructural funcionalismo, el estructuralismo, el marxismo, el interaccionismo simb?lico, la fenomenolog?a, la escuela de Frankfurt, el constructivismo social, las cuales han puesto a la divisi?n del trabajo, la lucha de clases, los procesos de racionalizaci?n, la diferenciaci?n funcional, la autopoiesis o las relaciones interpersonales como principios subyacentes y explicativos de aquel dominio hist?ricamente.
Es as? como tanto autores provenientes de la teor?a sociol?gica cl?sica (Durkheim, Marx, Weber) como contempor?nea (Bourdieu, Luhmann, Touraine) han construido categor?as que han profundizado la dicotom?a cultura-naturaleza de la colonial modernidad, purificando as? su significado, al entender lo social como una realidad ontol?gica independiente y aut?noma de lo no humano, teniendo la capacidad de sostenerse por s? sola, a trav?s de nociones como estructuras, sistemas, campos, movimientos, mundos de la vida, redes, etc.
Por otro lado, aquel sociologismo ha sido tambi?n fuertemente cuestionado por un autor como Bruno Latour, quien ha criticado a aquellas corrientes por su car?cter antropoc?ntrico y por empobrecer el significado de lo social. De ah? que haya propuesto una metodolog?a como es la Teor?a del Actor-Red en su libro Reensamblar lo Social, la cual plantea dejar atr?s aquella separaci?n entre cultura y naturaleza, para dar paso a un enfoque etnogr?fico post-humanista que pueda considerar una multiplicidad de actantes, ya sea del mundo humano, natural o tecnol?gico. Esto con la intensi?n de tomar a lo social m?s bien como el resultado de un proceso h?brido entre variados elementos heterog?neos, en donde lo humano, lo natural y lo tecnol?gico m?s bien se co-construyen el uno al otro de manera simult?nea y entrelazadamente.
Sin embargo, si bien la cr?tica al antropocentrismo moderno de Latour es profunda y nos puede servir para desarrollarla en los m?ltiples conflictos socioambientales de Am?rica Latina, sigue siendo insuficiente ya que descuida otras grandes dicotom?as de la modernidad profundamente racistas, clasistas, sexistas, racionalistas. Por esa raz?n, que la mirada de Latour siga estando amarrada igualmente al eurocentrismo, ya que en ning?n momento en sus planteamientos cuestiona la idea colonial de universalidad otorgada a las teor?as sociol?gicas europeas, presentadas como aplicables en su totalidad a todas las regiones, reproduciendo as? un racismo epist?mico, siendo que est?n situadas como cualquier otra teor?a dentro de contextos espec?ficos.
Ante este escenario, se podr?a ir mucho m?s all? y descolonizar, despatriarcalizar y desracionalizar su sociolog?a de las asociaciones desde las epistemolog?as del sur, planteadas por Boaventura de Sousa Santos, quien a diferencia de Latour, entiende que el reto es mucho mayor ante la fase terminal del proyecto moderno, como consecuencia del antropoceno. No se trata de tener una mirada esencialista desde la regi?n, que busque un pensamiento puro desde el sur sobre lo social. Por el contrario, lo que se busca es situar la teor?a para lograr un di?logo interregional, que deje fuera cualquier tipo de mirada euroc?ntrica y etnoc?ntrica al respecto.
Es a partir de un pensamiento situado, que desde el sur global se pueden rescatar propuestas para darle una forma a lo social alternativa y con m?s v?nculos, muchos de ellos perdido con los procesos de colonizaci?n en Abya Yala y el extractivismo actual en los territorios. Desde la idea de un mundo ch?ixi planteada por Silvia Rivera Cusicanqui, pasando por la idea de tejiendo pluriversos de Arturo Escobar o la idea zapatista de un mundo donde quepan muchos mundos, nos pueden ayudar a darle un giro pol?tico a lo social.
A su vez, el problema de la idea de lo social es que incluso se ha despolitizado tanto que se ha transformado en un dispositivo m?s de control desde los estados modernos a los pueblos. Es as? como lo social con el paso del tiempo, ha derivado en buena parte de la investigaci?n e intervenci?n, sobre todos en nuestros pa?ses, en una concepci?n minimalista de esta, asoci?ndola a contextos de pobreza, marginalidad, vulnerabilidad. Por eso que muchos Soci?logos, Psic?logos Sociales y Trabajadores Sociales han terminado por reproducir un discurso social focalizado, subordinado al discurso colonial del desarrollo, que ha terminado por reducir m?s a?n su significado.
Es decir, como si lo social no fuera un proceso relacional mucho m?s amplio, el cual estamos todas y todos inmersos en ?l, y no solamente un peque?o grupo construido desde las pol?ticas p?blicas, las cuales buscan apoyar y corregir las condiciones de sectores despose?dos por el capitalismo hist?rico. Pareciera con esta mirada minimalista, que los ricos y privilegiados del sistema mundo no fueran parte de los social tambi?n. Se desprende de esto una mirada anal?tica de lo social, en donde se elige una parte de ella y descuida el resto, como si se pudiera separar de manera tan f?cil la pobreza y la riqueza y no estuvieran entrelazadas la una de la otra.
De esta manera, lo social debe tomarse de manera situada e incluir tambi?n la capacidad de agencia de bienes comunes como r?os, monta?as, bosques y el resto de los seres vivos del planeta, ya que los seres humanos somos interdependientes de lo no humano, ya que vernos de manera separada a ellos nos hace creer en una autonom?a desterritorializada, como si fu?ramos extraterrestres, en t?rminos etimol?gicos. En otras palabras, no conectados con nuestro entorno inmediato y la vida misma. De ah? que si bien la noci?n de socioambiental nos puede servir, igualmente deja a lo social como un espacio independiente de los ecosistemas.
En s?ntesis, m?s que reensamblar lo social lo que necesitamos es reterritorializar lo social desde ontolog?as pol?ticas situadas, frente a las grandes dicotom?as de la colonial modernidad que nos tienen, como dir?an los zapatistas, en plena cuarta guerra mundial y en una declarada guerra total contra todos los territorios Pero para revertir eso, se hace imprescindible que nos nutr?amos con miradas situadas en la regi?n, sin etnocentrismos latinoamericanistas, pero tambi?n alejadas de cualquier tipo de enfoque euroc?ntrico, ya que los resultados est?n a la vista, en un planeta cada vez m?s vulnerable y en peligro de extinci?n de las condiciones b?sicas de la vida tal como lo conocemos.