Este sant?n fue quien enmend? (al menos trat?) la plana a John Holloway que interpretando al zapatismo mexicano escribi? “Cambiar el mundo sin tomar el poder”, lo que hizo a nuestro inquisidor escribir a todas partes que eso no era posible, que el poder hay que tomarlo y poner tontorrones en los gobiernos que le ganen el quien vive a la burgues?a usando el capitalismo en favor de los pueblos. Y ahora sigue la zaga mandando a encender las hogueras para quemar y expiar a quienes abominen de Maduro
07-02-2019
La crisis venezolana y la confusi?n de la izquierda
Carta abierta al Frente Amplio de Chile
Atilio A. Boron
Rebeli?n
D?as pasados, Pablo Vidal, uno de los diputados del partido Revoluci?n Democr?tica que integra el Frente Amplio de Chile, manifest? en una entrevista ante La Tercera que el presidente Nicol?s Maduro era un dictador. Lo que podr?a haber sido el desafortunado exabrupto de un novel legislador tard? unas pocas horas en revelarse como el s?ntoma de una grave enfermedad que, de no combatirse de inmediato, clausurar?a por largos a?os la posibilidad de ofrecer una alternativa pos-neoliberal al desprestigiado sistema de partidos pol?ticos imperante en Chile, v?stago de la funesta dictadura de Augusto Pinochet. En efecto, sin meditar sobre el significado y los alcances de las palabras de Vidal otros dirigentes del FA salieron en tropel a respaldar sus dichos poniendo en evidencia que su profundo desconocimiento de la historia chilena y de las categor?as m?s elementales del an?lisis pol?tico es una falencia compartida por igual con sus compa?eras y compa?eros de partido. Porque, ?c?mo es posible que alguien que se propone como una alternativa de izquierda asuma por completo el discurso y la propaganda urdidas por el imperio y la derecha vern?cula? Por si hubiera dudas al respecto Vlado Mirosevic, un representante del Partido Liberal ?una derecha pura y dura, mal disimulada por una delgada p?tina de posmodernismo combinada con un eficaz marketing pol?tico- salt? al ruedo para expresar su total acuerdo con el extrav?o de Vidal. Desgraciadamente en pocas horas el ?efecto manada? hizo presa de muchos dirigentes del FA que de modo irreflexivo arrojaron por la borda buena parte de su identidad de izquierda.1
Se requiere un elevado nivel de analfabetismo pol?tico -para decirlo diplom?ticamente- para que un ciudadano o una ciudadana de un pa?s como Chile, que ha sufrido una de las m?s horrendas dictaduras de que se tenga noticias en el siglo veinte, pueda calificar con los mismos t?rminos a Augusto Pinochet y Nicol?s Maduro. No s?lo Vidal y sus cofrades han demostrado tener un ol?mpico desconocimiento de la realidad venezolana sino que, peor a?n, otro tanto ocurre con la historia de su propio pa?s. Si la conocieran, porque es su obligaci?n como legisladores o como dirigentes pol?ticos conocerla muy bien, jam?s podr?an haber cometido una groser?a como la que estamos comentando y que no por casualidad fue recibida con enorme alborozo por la canalla medi?tica, comenzando por la CNN y siguiendo por los dem?s medios hegem?nicos. Como lo comenta con sensatez en su tuit una joven comunista chilena, Florencia Lagos Neumann, ?Dictadura es dictadura. Pinochet era dictador, Videla era dictador, Somoza era dictador, Franco era dictador. Si en sus dictaduras hubiera aparecido un loco autoproclam?ndose presidente a las 2 horas era fusilado y tirado a una fosa com?n. ?Se entiende?? La elocuencia de este razonamiento ahorra muchas palabras.
Se pueden decir muchas cosas de Juan Guaid? (la mayor?a de las cuales poco honorables) menos que haya padecido inconveniente alguno en su continua pr?dica sediciosa, o en su convocatoria a la poblaci?n y las fuerzas armadas para quebrar el orden constitucional o en su infame pedido al gobierno de Estados Unidos para que se inmiscuya activamente en la resoluci?n ?sin duda violenta y sin ninguna clase de di?logo pol?tico, como lo ha manifestado m?s de una vez la Casa Blanca- de la crisis que afecta a Venezuela. Su demag?gica pregunta, formulada en un acto p?blico callejero, de si alguien le tiene miedo a una guerra civil (y que el p?blico asistente contest? con un resonante no) es de una irresponsabilidad criminal. En cualquier pa?s del mundo ?y Chile no es la excepci?n- un sujeto que obra de esa manera es de inmediato apresado y juzgado perentoriamente a cumplir una larga condena en una c?rcel de m?xima seguridad. En Estados Unidos podr?a inclusive ser pasible de la pena capital. Pero nada de eso ocurre en la ?dictadura? de Maduro denunciada con un ardor digno de mejores causas por algunos sectores del FA. Una extra?a dictadura ?como dec?a Eduardo Galeano hablando de los d?as de Hugo Ch?vez en el poder- que permite que un fantoche como Guaid? circule por todo el pa?s sin ser perseguido, que cite a exministros chavistas y se re?na con ellos, a plena luz del d?a, en el Palacio Legislativo en el centro de Caracas para intercambiar ideas sobre la constituci?n de un gabinete de su ilusoria ?transici?n?. O que permite que un dirigente responsable de ser el inspirador y autor intelectual de las dos guarimbas que en el 2014 y 2017 dejaron una estela de centenares de muertos, miles de heridos e inmensos da?os a la propiedad, nos referimos a Leopoldo L?pez, aparezca regularmente en diversos programas de radio reproducido y viralizados por las redes sociales y en donde desde su confortable prisi?n domiciliaria se exhorta a las fuerzas armadas bolivarianas a permitir el ingreso de la ?ayuda humanitaria? enviada por Washington. ?No son ?stos, acaso, ejemplos rotundos de la libertad de prensa y de reuni?n que existe en la Venezuela bolivariana y que ninguna dictadura jam?s admiti?? ?Pudo hacer esto la oposici?n a Pinochet en Chile, o de Videla en la Argentina o de Somoza en Nicaragua? ?Es posible ignorar una verdad tan elemental como ?sta? ?Cu?l es el concepto de ?dictadura? que manejan algunos l?deres del FA? Confieso mi curiosidad por conocerlo y por saber cu?l es el te?rico que produjo tan extravagante definici?n por la cual el venezolano es un dictador y el d?spota de Arabia Saudita que masacra al pueble yemen? y manda asesinar a un periodista de su pa?s en la sede de su embajada en Turqu?a no lo es; o que un r?gimen neofascista y genocida como Israel sea considerado como una ejemplar democracia con la cual Chile debe estrechar sus v?nculos sin ninguna clase de reserva pese a su flagrante y sistem?tica violaci?n de los derechos humanos en los territorios ocupados y su rechazo a todas las resoluciones de Naciones Unidas.
La conclusi?n inescapable de esta toma de posici?n de algunos dirigentes del FA es que su referencia a la cultura de la izquierda y sus centenarias luchas es un lamentable malentendido; o, en caso de que exista mala fe, un artilugio discursivo y electorero para adquirir respetabilidad ante los sectores dominantes. Una identidad de izquierda tan fr?gil que se disuelve tan pronto sus representantes deben plantarse frente a los candentes desaf?os de la realidad pol?tica, esa ?lucha de dioses contrapuestos? a la que se refer?a Max Weber y en la cual no caben las mediatintas ni los ?ni-ni? del posmodernismo sea en sus variantes de derecha o de (pseudo)izquierda. Recuerdo unos versos de V?ctor Jara cuando cantaba, en los a?os de la Unidad Popular: ?ust? no es n?, ni chicha ni limon??. Quienes en estos d?as se unieron alegre e irresponsablemente al discurso del imperialismo y la reacci?n aut?ctona corren serio riesgo de convertirse en ?n??, y eso pol?ticamente es un seguro camino al desastre. O, peor a?n, convertirse en su contrario y abandonar la empresa hist?rica de rescatar a Chile de las garras del neoliberalismo. Porque quienes ingresan ruidosamente al ?gora con el discurso de ?Maduro dictador? ya se colocan, objetivamente y m?s all? de inconsecuenciales gestos de rebeld?a, del lado del imperialismo y la reacci?n. Tienen que tomar conciencia que al hacerlo se han asociado a lo peor de la pol?tica latinoamericana. Est?n codo a codo con Uribe y Duque, Macri y Bolsonaro, con Hern?ndez y Len?n Moreno, con Almagro y con Santos, con Bolton y Abrams, todos entonando el relato concebido en Estados Unidos y difundido en nuestra lengua por el inigualable maestro en el arte de decir mentiras que parezcan verdades: Mario Vargas Llosa. Ese sector del FA, porque no creo que sea toda esa organizaci?n, ingresa en la pol?tica latinoamericana de la mano de los herederos de los que ahogaron a sangre y fuego la experiencia pionera de Salvador Allende, y este no es un dato menor ni una simple an?cdota. Tomaron partido por ellos, por los v?stagos de quienes bombardearon la Moneda, asesinaron a Orlando Letelier, Ren? Schneider, Carlos Prats Gonz?lez, a Pablo Neruda, a Eduardo Frei y condujeron a la muerte a Salvador Allende; tambi?n por los que torturaron, mutilaron y ejecutaron cobardemente a V?ctor Jara y a miles de chilenas y chilenos; los que organizaron siniestros campos de concentraci?n y caravanas de la muerte, desaparecieron a miles, mataron a otros tantos y enviaron a cientos de miles de sus compatriotas al exilio.
En su asombrosa ignorancia este sector de la dirigencia frentista demuestra desconocer el abc de la filosof?a pol?tica, ?y pretenden con tal rudimentario arsenal te?rico conducir a Chile por la senda del progreso y la justicia social! Incapaces de distinguir lo que es una dictadura, de reconocer la omnipresencia del imperialismo ?palabra prohibida en su discurso- o de conocer el dolor y la destrucci?n que ?ste provoca con su agresi?n econ?mica, pol?tica, diplom?tica y medi?tica a la Venezuela bolivariana se rinden ante el pensamiento ?nico en su fatal empe?o por constituirse como una alternativa ?moderada? ante la ?inmoderada? injusticia que campea en Chile.
Ante el crisol de la crisis venezolana ese sector del FA se funde con la derecha en su manique?smo propio de la Guerra Fr?a, en su cruzada contra los gobiernos que no se arrodillan ante los mandatos de la Casa Blanca (Noam Chomsky dixit) y que son invariablemente caracterizados por ?sta como ?dictaduras?. Una izquierda que en su infantilismo cae en la trampa de creer que va a poder resolver la deuda social de la ?democracia de (muy) baja intensidad? de Chile, o de su ?democradura?, sin enfrentarse con todos los demonios del infierno que saldr?n en tropel para aplastar a sangre y fuego a quienes tengan la osad?a de pretender cambiar el mundo. Gentes que, en su inexperiencia, creen que la pol?tica es un juego caballeresco en donde los reformadores sociales, ni digamos los revolucionarios, van a ser enfrentados con las armas de la legalidad y la institucionalidad por los partidarios del status quo. No basta con que Donald Trump le confiera el rango de presidente leg?timo de Venezuela a un fantoche como Juan Guaid?, en abierta violaci?n de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional. Tampoco que John Bolton haya declarado que quiere el petr?leo de Venezuela para las empresas estadounidenses. Aunque Trump y Bolton les griten en la cara que en su momento vendr?n a apoderarse de los recursos naturales de Chile en su ebriedad posmoderna los que vociferan ?Maduro dictador? seguir?n pensando que el imperialismo es una f?bula de la vieja izquierda, un mito que sobrevive incre?blemente en tiempos de la posmodernidad l?quida en donde, como dec?an Marx y Engels en el Manifiesto Comunista (que esos sectores del FA har?an muy bien en leer) ?todo lo s?lido se disuelve en el aire?. Todo, s?, menos la lucha de clases y la dominaci?n imperialista. Y si no comprenden esto no han comprendido nada y se disolver?n en el aire sin dejar m?s que un borroso recuerdo, una juvenilia pasajera que prometi? ser una brisa renovadora en la pol?tica chilena y acab? siendo m?s de lo mismo.
Admito que algunos sectores de la izquierda puedan ser duros cr?ticos del gobierno de Maduro. O decir que ?ste no supo contrarrestar efectivamente la brutal ofensiva que Estados Unidos lanz? para acabar con la Revoluci?n Bolivariana. O que su manejo de la pol?tica econ?mica fue desacertado o que el combate a la corrupci?n careci? de la energ?a requerida. Pero decir que Maduro es un dictador es un gigantesco error conceptual gr?vido de lesivas consecuencias pr?cticas para el futuro del movimiento popular chileno. Este dif?cilmente podr? hallar una ruta de salida a las injusticias e inequidades producto de casi medio siglo de pol?ticas neoliberales cuando una fuerza pol?tica que se pretende de izquierda piensa y act?a como si fuera de derecha. Olvid?ndose, adem?s, ?torpes soci?logos quienes la asesoran!, que los pueblos, dondequiera que sea, y no s?lo en Latinoam?rica, siempre prefieren el original a la copia. Y una izquierda que se presenta como una caricatura de la derecha decreta su propia obsolescencia y lleva agua al molino de aqu?lla. El Frente Amplio a?n est? a tiempo de sortear tan lamentable desenlace. Una discusi?n franca, rigurosa y con mucho fundamento puede salvar un proyecto de recambio, tendencialmente pos-neoliberal, que Chile necesita impostergablemente. Ser?a imperdonable que esa oportunidad se frustrara.
Nota:
1. Un reporte sobre este asunto se encuentra en http://www.cnnchile.com/pais/diputados-rd-se-alinean-al-calificar-de-dictador-a-nicolas-maduro_20190205/