La situaci?n de Venezuela tiene que llevar a una profunda cr?tica al interior de la izquierda. La inexistencia de una salida alternativa para las clases trabajadoras es su responsabilidad. Ha actuado condescendiente y acr?ticamente, presentando al capitalismo de Estado como socialismo y al rentismo popular como una revoluci?n. Se ha dejado influenciar m?s por la simbolog?a que por los elementos materiales del fen?meno chavista, cifrando esperanzas en ?l que no tienen correlato alguno con la realidad. Nunca ha intentado explicar seriamente al chavismo. Los constantes zigzags del gobierno son, por ejemplo, referidos eufem?sticamente como ?errores? del ?proceso?, sin cuestionarse siquiera el origen y naturaleza de estos.
09-02-2019
Venezuela y la lucha de clases. Una posici?n cr?tica
Nicol?s Campos y Maximiliano Rodr?guez
Rebeli?n
?[?] en el centro del an?lisis pol?tico hay que colocar el problema de clases [?]? /Lenin.
Venezuela es hoy el centro de la atenci?n mundial. La situaci?n es particularmente compleja, siendo su desenlace hasta ahora incierto.
Bajo las banderas del antiimperialismo, de la ?defensa de la patria?, e incluso del socialismo, la izquierda ha cerrado filas en torno al gobierno de Nicol?s Maduro y la defensa de la ?Revoluci?n Bolivariana?. En Chile esta es una posici?n transversal en la mayor?a de sus expresiones provenientes de las m?s diversas tradiciones.
En este art?culo sostenemos una posici?n cr?tica con este ?consenso?. Esta arranca de la lucha de clases, visi?n muy distinta al de oposici?n imperialismo versus ?pueblo? del nacionalismo popular de la izquierda.
No se pretende negar los elementos geopol?ticos presentes en la coyuntura venezolana, sino entenderlos en un contexto que hace que estos cobren un sentido muy distinto al que com?nmente se les atribuyen en los an?lisis y posicionamientos respecto a la cuesti?n. Lo determinante, a nuestro juicio, viene dado por las caracter?sticas y din?mica que la lucha de clases toma en Venezuela, elementos que precisamente aparecen extraviados, como si la ?naci?n?, el ?pueblo? u otro descansaran en el aire.
?Qu? (no) est? juego?
Lo que est? en juego hoy en Venezuela no es ning?n caso la confrontaci?n entre capitalismo y socialismo. Ni siquiera es posible plantearse que se vaya a configurar un cuadro que permita abrir una perspectiva en direcci?n o avance hacia este ?ltimo sistema social.
No hay posibilidad alguna de que el chavismo pueda experimentar una radicalizaci?n o ?viraje? hacia el socialismo, tal como le gusta ilusionar a la izquierda latinoamericana.
Para entender por qu? hay que remitirse al proyecto pol?tico del chavismo y la alianza de clases que hoy impera en Venezuela bajo su conducci?n.
El fen?meno del chavismo
La implementaci?n tard?a del neoliberalismo provoc? que esta nueva configuraci?n del capitalismo nunca alcanzara a afirmarse sobre cimientos s?lidos en Venezuela. Esta caus? la ruina y pauperizaci?n de extensos sectores de la poblaci?n, que deriv? finalmente en el derrumbe de la IV Rep?blica. Las alianzas clasistas que sustentaban todo el sistema pol?tico de partidos burgueses (Acci?n Democr?tica y COPEI) de dicho per?odo colapsaron estrepitosamente a fines de los 90?.
En su lugar emergi? el chavismo como una fuerza renovadora de todo el cuadro pol?tico venezolano. Como fen?meno pol?tico-social, se trata de un movimiento de militares de corte nacionalista peque?oburgu?s (bolivarianismo) que aglutina en torno a s? sectores populares pauperizados de la poblaci?n, especialmente de origen urbano.
Ante el escenario de descomposici?n social y corrupci?n pol?tica generalizada por la que atravesaba el capitalismo venezolano, el ej?rcito apareci? como el ?nico agente medianamente constituido sobre el cual apoyarse para emprender la regeneraci?n social del pa?s. Regeneraci?n que no era sino la recomposici?n de una alianza de clases que pudiese dar nuevamente estabilidad al sistema de dominaci?n burguesa.
Montado sobre un capitalismo de Estado (PDVSA) y la bonanza internacional del precio del petr?leo, el chavismo emprendi? un ambicioso plan de programas de asistencia social dirigido hacia a las clases populares pauperizadas que termin? en cierta medida por cambiar el car?cter mismo del capitalismo venezolano. De un capitalismo de rentismo olig?rquico, propio del per?odo de la IV Rep?blica, este pas? a uno de rentismo popular. Este cambio es la esencia, el contenido material, de la ?revoluci?n? impulsada por el chavismo.
Esta transformaci?n se llev? a cabo no sin importantes convulsiones. Los partidos burgueses tradicionales, c?maras patronales y c?pulas sindicales desplazadas de la conducci?n del pa?s se aprovecharon de la histeria de las clases medias ?que no se resignaban a ver a un zambo al frente de Miraflores ni a compartir las prebendas que el rentismo les otorg? durante d?cadas? para desatar una virulenta oposici?n con el fin de derrocar al chavismo. Intento que, sin embargo, termin? en el fracaso, relegando a dichas expresiones burguesas a la marginalidad pol?tica.
Los fallidos intentos insurreccionales desnudaron, adem?s, toda la impotencia, propia de su car?cter lumpen, de los principales actores pol?tico-sociales de la IV Rep?blica aglutinados en torno a las prebendas de la burgues?a rentista venezolana.
Es precisamente este car?cter lumpen lo que explica hasta hoy la incapacidad de la denominada oposici?n de disputarle seriamente la conducci?n al chavismo, y de lo infructuoso que han resultado los esfuerzos extranjeros por montar una fuerza social interna que lo derroque.
El r?gimen chavista
El chavismo emergi? as?, de forma arrolladora e incuestionable, como la ?nica fuerza pol?tica dirigente del pa?s.
A la cabeza del Estado, el chavismo comenz? sostenidamente a constituir una nueva clase dirigente consistente en una extensa capa de funcionarios ?cuya expresi?n pol?tica hoy es el PSUV? encargada de administrar y repartir entre la poblaci?n las prebendas de la renta petrolera ?no sin antes reservar una parte importante para su propio beneficio?, y que a su vez cumple con la funci?n de establecer la conexi?n con la base popular del chavismo.
Son, por tanto, la burocracia funcionaria y el ej?rcito los actores que constituyen las clases dirigentes efectivas del capitalismo venezolano hoy en d?a. Este es el n?cleo del bloque en el poder que cristaliz? bajo el chavismo.
En la medida en que la correlaci?n de fuerzas le fue ampliamente favorable, el chavismo instal? una suerte de democracia plebiscitaria en la que derrot? una y otra vez, de forma aplastante, a sus adversarios pol?ticos. Este mecanismo le permiti? establecer un estado de movilizaci?n permanente entre las masas y dialogar cesaristamente con ellas. Es precisamente ahora, cuando su arrastre entre los sectores populares ha mermado, es que se ha visto obligado a abandonar el modelo original, poniendo en entredicho las propias instituciones que ?l levant?.
En s?ntesis, el r?gimen pol?tico-social que decant? bajo el chavismo se resume en lo siguiente:
i. Por la base, la formaci?n social venezolana transit? de un capitalismo de rentismo olig?rquico a un capitalismo de rentismo popular.
ii. En lo pol?tico, en tanto, pas? de la democracia parlamentaria puntofijista de la IV Rep?blica a un bonapartismo popular de democracia plebiscitaria.
iii. La base social de apoyo, que garantiza la estabilidad pol?tica ?por abajo?, se desplaz? desde las clases medias acomodadas hacia los sectores populares pauperizados de la ciudad.
iv. Finalmente, el binomio ej?rcito-burocracia reemplaz? al sistema de partidos, c?maras patronales y c?pulas sindicales como actores mediadores del juego pol?tico-institucional.
Econom?a pol?tica del chavismo
Una ?paradoja? que surge de todo el per?odo chavista, que no cuadra con lo ?revolucionario? o ?socialista? que se le atribuye, dice relaci?n con la mantenci?n del car?cter del capitalismo venezolano.
En efecto, la constante a lo largo de la historia de este es el anclaje de su estructura productiva en la explotaci?n petrolera, la cual lleva finalmente a que toda la estructura de clases y la fisonom?a que estas adoptan est? en relaci?n directa con el circuito de distribuci?n de la renta del hidrocarburo. La burgues?a venezolana, en particular, ha tomado tradicionalmente un car?cter lumpen derivado de su refugio en actividades relacionadas con el tr?fico mercantil y la especulaci?n financiera, las que constituyen los mecanismos por excelencia a trav?s de los cuales se apropia de la renta petrolera, delegando su generaci?n propiamente tal al capitalismo de Estado.
El car?cter lumpen de la burgues?a venezolana impacta de rebote sobre la clase obrera, que en este contexto no puede sino mostrar una debilidad extrema en lo material, en lo organizativo y en lo pol?tico-ideol?gico. Esto porque, habiendo delegado la burgues?a el motor productivo y la principal fuente generadora de ingresos del pa?s al capitalismo de Estado, las concentraciones de trabajadores organizados se dan precisamente en el empleo p?blico, lo que termina por exponer a la clase obrera al clientelismo y manipulaci?n ideol?gica por parte del Estado burgu?s, generando una patol?gica falta de autonom?a pol?tica y posibilidad de constituirse como actor independiente.
La dependencia y atraso del capitalismo venezolano, cuya inserci?n internacional y capacidad de generar ingresos radican exclusivamente en la industria petrolera, lo dejan en una condici?n muy fr?gil en el mercado internacional. Una baja sensible en el precio del petr?leo conspira no solo contra las condiciones necesarias para llevar a cabo el proceso de acumulaci?n en escala ampliada (importaci?n de bienes intermedios y de capital), sino tambi?n directamente contra las condiciones de vida de la poblaci?n (importaci?n de bienes de consumo).
El caso es que, olig?rquico o popular, al fin y al cabo el capitalismo venezolano sigui? siendo rentista. El chavismo no cambi? esta caracter?stica fundamental de la econom?a del pa?s, sino que, por el contrario, la acentu? hasta el absurdo. En efecto, no solo la actividad econ?mica y las fuentes de ingresos del Estado se concentraron cada vez m?s en la industria petrolera, sino que en paralelo el resto del aparato productivo del pa?s se debilit? sensiblemente, alcanzando incluso a la misma producci?n de petr?leo.
En este contexto, las ?leyes de hierro? del capitalismo rentista cayeron inevitablemente sobre el chavismo, as? como estas hab?an ca?do sobre la IV Rep?blica.
Por una parte, la misma burgues?a venezolana se termin? sumando al nuevo esquema impuesto por el chavismo. Con los d?lares subsidiados que el Estado le provee para la importaci?n esta drena constantemente en beneficio propio la renta petrolera. Compra barato en el extranjero y vende caro en el pa?s al desviar las mercanc?as adquiridas hacia el mercado negro. Con esto el capital venezolano se lumpeniza a?n m?s al retirarse definitivamente de la esfera productiva hacia la circulaci?n. Se trata de su propia naturaleza (b?squeda de ganancias) y de los incentivos que el mismo Estado chavista le pone. ?Por qu? producir si puede realizar estratosf?ricas ganancias con toda seguridad dedic?ndose a traficar con mercanc?as a costa del hambre de la poblaci?n?
Sin embargo, nada de lo anterior ser?a posible si esta no actuara en connivencia y alianza ?m?s o menos abierta? con la burocracia estatal. Esto porque ella tambi?n se apropia de una parte del le?n de la renta petrolera. Es simplemente imposible que un mecanismo de desfalco de los recursos estatales tan sistem?tico y de tama?a envergadura, y que hoy desangra al pa?s, pueda ser llevado a cabo sin una alianza pol?tico-social m?s o menos s?lida. Naturalmente la forma concreta y los mecanismos en que dicha alianza toma cuerpo entre los distintos estamentos de la burocracia var?a en su modus operandi, lo que empero no pone en cuesti?n su existencia misma.
Esta es, por tanto, otra de las formas concretas en que se expresan las leyes de hierro del capitalismo venezolano bajo el chavismo, a saber: la sostenida corrupci?n de la burocracia estatal, que cada vez m?s deviene en una simple capa privilegiada de la sociedad. La denominada ?boliburgues?a?.
Entonces, cabe preguntarse, ?qu? tiene de socialista hoy la Venezuela chavista? Pues nada. ?Qu? posibilidades hay que el chavismo se ?radicalice? hacia el socialismo? Absolutamente ninguna. No se trata de deseos, falta de voluntad u ?errores?, sino de la alianza de clases sobre la que este descansa y expresa, la cual fija los l?mites de sus potencialidades y determina su dial?ctica interna.
La coyuntura
La situaci?n abierta por la autoproclamaci?n de Guaid? como presidente encargado pone al desnudo una serie de contradicciones estructurales y tendencias de la formaci?n social venezolana. El elemento inmediato que gatilla la actual crisis pol?tica es la desastrosa situaci?n econ?mica por la que atraviesa el pa?s.
Seg?n datos de la Cepal, desde 2014 el PIB por habitante del pa?s ha venido cayendo a?o tras a?o, al punto que para el 2017 (no hay cifras a?n para 2018, aunque preliminarmente se estima una ca?da de 18%) este hab?a acumulado un retroceso total del 38% con respecto a 2013, a?o previo al inicio de la crisis. Es m?s a?n, si se toma como referencia 1998, a?o previo a la llegada de Ch?vez al gobierno, el mismo indicador hab?a acumulado una ca?da de 28%. En otras palabras, tras 20 a?os el pa?s pr?cticamente no solo no avanz?, sino que incluso retrocedi?.
Estas cifras ilustran la situaci?n realmente catastr?fica, la enorme destrucci?n de fuerzas productivas y el grado de descomposici?n social que actualmente experimenta Venezuela. La intensidad y extensi?n de la pobreza induce a la poblaci?n que no se encuentra en posiciones privilegiadas a refugiarse en formas econ?micas delictuales (robo, contrabando, etc.) como medio de sobrevivencia, lo que se profundiza a?n m?s en el contexto hiperinflacionario que aqueja al pa?s.
No tiene sentido desconocer la crisis pol?tica por la que atraviesa el pa?s, y su origen fundamentalmente interno. Esta es real. No se trata de una situaci?n que haya sido importada artificialmente por la intervenci?n del imperialismo norteamericano. Este componente resulta hasta secundario o derivado de la condici?n de base que enfrenta Venezuela. El injerencismo norteamericano es la forma burda, grotesca y hasta superficial en que se presenta el verdadero problema.
Si bien la oposici?n venezolana se aprovecha de la situaci?n de forma c?nica y oportunista, esta corre a refugiarse tras las faldas de Estados Unidos m?s bien por su propia debilidad. En efecto, expresi?n del lumpenaje de los sectores de bien de la sociedad venezolana, el payaso Guaid? no es nada. Hasta ahora no controla ninguna porci?n del Estado, condici?n indispensable si desea convertir su palabra en ley. Es natural, por tanto, que representantes de clases hermanas en situaci?n de extrema debilidad corran a pedir ayuda al miembro m?s fuerte de su familia, y con quien mayor afinidad guardan. Por lo dem?s, ?acaso Maduro no hace lo mismo cuando se echa en brazos de Putin, sellando todo tipo de alianzas y acuerdos de cooperaci?n con el imperialismo ruso?
De este modo, lo que se desarrolla en Venezuela no es una lucha de liberaci?n nacional, como las que con toda justicia libran pueblos-naciones como los mapuches, palestinos y kurdos. Esta es una lucha del bloque dominante imperante en el pa?s por su permanencia en el poder frente al desaf?o de una fuerza burguesa alternativa. La ?defensa de la patria?, el antiimperialismo (norteamericano), entre otras, es la fraseolog?a que levanta para lograr unificar a los distintos sectores sociales venezolanos en torno a s?. Es la lucha implacable de una clase ?o m?s bien una alianza de clases? que entiende que sus condiciones de reproducci?n material dependen decisivamente de su permanencia al frente del poder del Estado.
Tal como est? planteada actualmente la situaci?n, no hay posibilidad alguna de que la soluci?n, cualquiera esta sea, no recaiga sobre los hombros de las clases trabajadoras venezolanas, como de hecho ya est? sucediendo.
El programa que levanta la oposici?n son las t?picas medidas de ajuste econ?mico que buscan recomponer la acumulaci?n capitalista por la v?a de una combinaci?n de ajuste fiscal, restricciones monetarias y privatizaciones.
Sin embargo, la clave para volver a echar a andar la econom?a sobre bases capitalistas es el disciplinamiento previo de la fuerza de trabajo, cosa que resulta extremadamente dif?cil en el contexto actual de Venezuela. Por muy miserables que sean las condiciones de vida que enfrentan los sectores populares en el pa?s, estos han adoptado como modus vivendi el sistema de d?divas y regal?as que el Estado distribuye profusamente, y que les asegura una existencia m?nima sin mayores esfuerzos.
El desaf?o para la opci?n burguesa ?ortodoxa? es tratar de aminorar los costos de la materializaci?n del ajuste, el cual podr?a tomar cuerpo a trav?s de la ayuda ?humanitaria desinteresada? de las potencias imperialistas afines y/o de un proceso de desmantelamiento paulatino y parcial del ?Estado de bienestar? chavista. La otra es simplemente desatar una represi?n abierta sobre los sectores populares tipo ?doctrina del shock?, aunque en lo inmediato resulta dif?cil debido a que las c?pulas militares forman parte y son una de las principales beneficiarias del ?Estado benefactor?, lo que explica finalmente su alineamiento con el chavismo.
Por su parte, la opci?n del chavismo no es mucho m?s alentadora. Este levanta el t?pico programa peque?oburgu?s que promete deshacerse de los males de la explotaci?n capitalista manteniendo el r?gimen social que le da origen. Con el agravante de que las consecuencias ruinosas de un programa de tal naturaleza se ven amplificadas debido a la fragilidad de la base econ?mica del capitalismo venezolano.
Por ejemplo, dos medidas de ?salud p?blica? indispensables, ni siquiera socialistas, para poder sacar al pa?s de la situaci?n desastrosa ser?an la nacionalizaci?n de la banca y el establecimiento del monopolio estatal del comercio exterior.
Estas son sencillas de llevar a cabo. De hecho, la segunda est? pr?cticamente implementada de facto por el lado de las exportaciones (?m?s del 90% de las exportaciones de Venezuela corresponden a petr?leo, cuya producci?n la controla PDVSA!), restando solamente el lado de las importaciones. Aunque sin la nacionalizaci?n de la banca seguir?a siendo un mecanismo cojo y f?cil de burlar por la burgues?a lumpen y la burocracia af?n a esta.
La condici?n necesaria, sin embargo, para llevarlas a cabo es el establecimiento previo de un poder pol?tico revolucionario que sea expresi?n de una (alianza de) clase(s) revolucionaria que rompa con los intereses del actual bloque dominante; cosa muy distinta, y diametralmente opuesta, a un gobierno con fraseolog?a revolucionaria de la burocracia, el ej?rcito y la burgues?a lumpen.
En contraste, el gobierno chavista, fiel a su naturaleza social, se llena de medidas administrativas (control de precios) y burocr?tico-coercitivas (sanciones) para combatir el desastre, que, sin embargo, solo atacan la superficie de los problemas que enfrenta la econom?a. Muchas de ellas son sencillamente delirantes, propias de la inventiva e imaginaci?n peque?oburguesa, sin ninguna posibilidad de aplicaci?n pr?ctica (como la Ley Org?nica de Precios Justos, que limita las ganancias de las empresas), y por tanto apenas son dictadas quedan en letra muerta.
Pretender burlar las leyes del capitalismo sin acabar con ?l ha sido siempre una aspiraci?n de los proyectos peque?oburgueses, y el chavismo no es la excepci?n. Sin embargo, hoy toda la pol?tica econ?mica del gobierno chavista es impotente. Sus medidas de control inflacionario, restricciones del tipo de cambio, aumentos salariales, subsidio a las importaciones, etc., caen en saco roto, o, lo que es peor, contribuyen a agravar la situaci?n.
En esta situaci?n tan calamitosa, en donde la viabilidad del chavismo en el poder se encuentra en entredicho, se exacerban los elementos bonapartistas de este. Cada vez m?s el ej?rcito ?y en especial su c?pula? aparece como el gran ?rbitro de la sociedad venezolana. Este actor es el que tiene hoy la ?ltima palabra en Venezuela, y es por eso que tanto Maduro como Guaid? apelan abiertamente a ?l. Sin embargo, aqu? es el chavismo quien tiene el sart?n por el mango por el momento.
En lo pol?tico-ideol?gico se acent?an tambi?n en el chavismo los elementos demag?gicos (antiimperialismo (norteamericano), ?defensa de la patria?, teor?as de la conspiraci?n y guerra econ?mica) y m?sticos (apelaci?n a las figuras de y Ch?vez) propios del nacionalismo peque?oburgu?s, a los que la izquierda termina dando cr?dito sin mayor esp?ritu cr?tico.
La izquierda ante la situaci?n venezolana
El socialismo constituye una salida progresista del capitalismo impulsada por las propias contradicciones de este, y llevado a cabo por la lucha de la clase trabajadora contra el capital. Para que esta pueda emprender la lucha en dicha direcci?n es indispensable que cuente con independencia pol?tico-ideol?gica.
Es por esto que la situaci?n de Venezuela tiene que llevar a una profunda cr?tica al interior de la izquierda. La inexistencia de una salida alternativa para las clases trabajadoras es su responsabilidad. Ha actuado condescendiente y acr?ticamente, presentando al capitalismo de Estado como socialismo y al rentismo popular como una revoluci?n. Se ha dejado influenciar m?s por la simbolog?a que por los elementos materiales del fen?meno chavista, cifrando esperanzas en ?l que no tienen correlato alguno con la realidad. Nunca ha intentado explicar seriamente al chavismo. Los constantes zigzags del gobierno son, por ejemplo, referidos eufem?sticamente como ?errores? del ?proceso?, sin cuestionarse siquiera el origen y naturaleza de estos.
La consecuencia es que suerte de la izquierda ha quedado atada a la del chavismo. En tanto que las clases trabajadoras y el pueblo venezolano se encuentran sin posibilidad alguna de ofrecer una salida revolucionaria a la crisis y a la amenaza imperialista.
Aqu? no habr? ni victoria ni derrota. Aun manteni?ndose el chavismo en el poder, la posici?n de las clases trabajadoras venezolanas est? lejos de salir fortalecida. Por el contrario, sus condiciones materiales de vida se encuentran gravemente en entredicho, y que en un contexto de subordinaci?n pol?tico-ideol?gica las deja fatalmente expuestas a la manipulaci?n burguesa. Insistir en las posiciones que hasta ahora ha adoptado la izquierda es un error que no permite elaborar un proyecto socialista con la clase trabajadora como actor principal del mismo.