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Palestina: la ocupaci?n no quiere testigos

Mikel Ayestaran :: 03.03.19

Issa Amro, conocido activista de la ciudad de Hebr?n y defensor de los derechos humanos se?alado tanto por Israel como por la Autoridad Nacional Palestina por su voz siempre cr?tica, est? al frente del peque?o grupo de chalecos azules que se ve obligado a detenerse ante la presencia militar. Llevan la palabra ‘observer’ escrita en el pecho. Sab?an que no les dejar?an pasar y por eso traen yogures para repartir entre los escolares. Uno por uno, cada ni?o recibe su yogur antes de atravesar el cord?n militar. Los voluntarios forman parte del grupo J?venes Contra los Asentamientos, creado por Amro para denunciar la situaci?n que sufre el centro de su ciudad, y tratan de llenar el vac?o dejado por los observadores. ?Israel no quiere testigos, pero nosotros vamos a seguir adelante con este trabajo y pensamos extenderlo a otras partes de la ciudad. La TIPH registr? 40.000 incidencias en dos d?cadas y su salida no significa que soldados y colonos hayan dejado de violar los derechos de los palestinos, ni much?simo menos?.

La ocupaci?n no quiere testigos
Voluntarios palestinos tratan de llenar el vac?o dejado por la misi?n internacional de observaci?n en Hebr?n, a la que Israel no ha renovado el mandato

MIKEL AYESTARAN
https://www.ideal.es/sociedad/ocupacion-quiere-testigos-20190303081239-ntvo.html
Domingo, 3 marzo 2019, 08:12

Risas de ni?os. Zapatillas ara?ando la gravilla. Madres que despiden a sus hijos desde la ventana. Leve golpeo de libros y cuadernos dentro de las mochilas. La vida suena en mitad del silencio sepulcral de la calle Shuhada (calle de los m?rtires), arteria principal de la ciudad vieja de Hebr?n, una zona muerta desde que en 2000 Israel ordenara cerrar todas las tiendas palestinas y su estaci?n de autobuses se convirtiera en base del ej?rcito. Los colonos pueden circular libremente por Shuhada, los palestinos no.

Una barricada de hombres uniformados espera a los peque?os. Pasamonta?as frente a orejeras de Disney para combatir el fr?o seco del sur de Cisjordania. Fusiles frente a los balones que algunos llevan en la mano para la hora del recreo. Los estudiantes bajan la mirada e intentan hacerse invisibles.

Los militares se despliegan en esta calle para evitar que los activistas de ‘Kifah’ (lucha) acompa?en a la escuela de primaria ‘C?rdoba’ a los ni?os que para acudir a sus clases tienen que pasar por una de las zonas ocupadas por colonos. Esta labor la realizaban hasta hace unas semanas los observadores de la TIPH (Presencia Internacional Temporal en Hebr?n en sus siglas en ingl?s), que actuaba en la conflictiva ciudad desde mediados de los a?os 90, pero el Gobierno israel? decidi? no renovar su mandato y el 31 de enero tuvieron que hacer las maletas.

Issa Amro, conocido activista de la ciudad y defensor de los derechos humanos se?alado tanto por Israel como por la Autoridad Nacional Palestina por su voz siempre cr?tica, est? al frente del peque?o grupo de chalecos azules que se ve obligado a detenerse ante la presencia militar. Llevan la palabra ‘observer’ escrita en el pecho. Sab?an que no les dejar?an pasar y por eso traen yogures para repartir entre los escolares. Uno por uno, cada ni?o recibe su yogur antes de atravesar el cord?n militar. Los voluntarios forman parte del grupo J?venes Contra los Asentamientos, creado por Amro para denunciar la situaci?n que sufre el centro de su ciudad, y tratan de llenar el vac?o dejado por los observadores. ?Israel no quiere testigos, pero nosotros vamos a seguir adelante con este trabajo y pensamos extenderlo a otras partes de la ciudad. La TIPH registr? 40.000 incidencias en dos d?cadas y su salida no significa que soldados y colonos hayan dejado de violar los derechos de los palestinos, ni much?simo menos?.

El activista habla y el colono Ofer Yohana le pega el m?vil en la cara. Lo graba todo. Le insulta. No calla. Yohana se ha convertido en uno de los rostros m?s populares de la comunidad jud?a en Hebr?n por su hostigamiento a los activistas palestinos e internacionales. ??Cu?nto te pagan por esto? ?Cu?nto cobras? Perro?, repite como un mantra Yohana ante la pasividad de unos soldados que parecen no escucharle. Amro no pierde la calma y sus compa?eros tampoco, no responden a las provocaciones y humillaciones. La prensa tampoco se libra del acoso y el colono nos acusa de ser parte del movimiento BDS (siglas que responden a Boicot, Desinversi?n y Sanciones), que persigue el final de la ocupaci?n y colonizaci?n de las tierras ocupadas en 1967.

La masacre de 1994
La misi?n internacional de observaci?n se despleg? tras la masacre cometida en 1994 por el colono Baruch Goldstein en la mezquita de Abraham, que los jud?os denominan Tumba de los Patriarcas, templo que hace de Hebr?n un lugar santo para jud?os y musulmanes. Goldstein entr? en la mezquita armado, abri? fuego de forma indiscriminada contra los fieles y mat? a 29 personas e hiri? a 125. El entonces primer ministro, Isaac Rabin, describi? a Goldstein como un ?asesino degenerado?, pero los colonos le alabaron como un h?roe y le dedicaron una especie de santuario.

En este ambiente se despleg? una misi?n de observaci?n temporal a la que 25 a?os despu?s Israel ha decidido no extender un mandato que se renovaba cada seis meses y que precisaba del visto bueno de las dos partes. La Autoridad Nacional Palestina (ANP) conden? la decisi?n israel?, pero el primer ministro, Benyamin Netanyahu, dej? claro que no permitir? ?la continuaci?n de la presencia de la fuerza internacional que act?a contra nosotros?.

El l?der conservador, inmerso en plena campa?a electoral de cara a los comicios del 9 de abril, hizo un nuevo gui?o al electorado m?s ultranacionalista, que reclamaba la no renovaci?n del mandato. La decisi?n se apoy? en un reciente informe elaborado por la polic?a israel? tras dos incidentes filmados en los que un miembro de la TIPH abofete? a un ni?o colono, mientras otro pinch? las ruedas del coche. Ambos fueron expulsados de la misi?n.

El esp?ritu de Goldstein sigue muy vivo entre los 700 colonos llegados de todo el mundo que viven atrincherados en un casco antiguo de Hebr?n blindado por los militares. El trabajo que antes hac?an 64 observadores de Noruega, Suecia, Turqu?a, Suiza e Italia, ahora sue?an con hacerlo Amro y sus compa?eros, pero a los pocos minutos de empezar a repartir yogures a los peque?os que van camino del colegio, un oficial les muestra una orden por la que el Ej?rcito declara la calle Shuhada ?zona militar? y les da la orden de alejarse. Obedecen. Vuelven sobre sus pasos.

Resistencia que ?molesta?
Amro, a quien Yohana no deja de increpar, mueve la cabeza con gesto apesadumbrado. ?La comunidad internacional no presiona a Israel, no hay ninguna instituci?n en el mundo que lo responsabilice de nada. No quieren que Israel se enfade, quieren que los palestinos seamos sus esclavos, ciudadanos de segunda en nuestro propio pa?s. Sin el TIPH estamos indefensos?.

Los nuevos observadores de J?venes Contra los Asentamientos se dirigen a su cuartel general, una casa situada en mitad de un olivar en la que ?pasamos m?s tiempo que en nuestras propias casas. No podemos enfrentarnos a ellos porque tienen mucha m?s fuerza, por eso recurrimos a la resistencia pac?fica y eso les molesta. La ?nica opci?n que nos queda es insistir por esta v?a y tratar de ganar el mayor n?mero de apoyos en la comunidad internacional y dentro de la propia sociedad israel? para que aumente la presi?n sobre su Gobierno?, piensa Izzat, compa?ero de Amro en el grupo desde hace nueve a?os.

Desde la vivienda, decorada con esl?ganes de ‘Palestina, libre’ y bautizada como ‘La casa del desaf?o’, se divisa la mezquita de Ibrahim y se pueden dibujar desde el aire las fronteras pactadas en 1997 por Yaser Arafat y Netanyahu, que entonces tambi?n era primer ministro. Hebr?n qued? dividida en dos zonas: el sector H1, con el 80 por ciento del territorio y 140.000 habitantes, bajo el control de la ANP y el sector H2, con un 20 por ciento del territorio y bajo ocupaci?n israel?, con 30.000 palestinos y unos 700 colonos. Un acuerdo que, trasladado a la realidad, se traduce en la muerte de una buena parte de la ciudad vieja, militarizada y aislada.

Los ni?os de la escuela C?rdoba no hab?an nacido cuando Arafat y Netanyahu acordaron esta partici?n. Les ha tocado vivir en H2, lo que significa que sus movimientos y condiciones de vida est?n a expensas de unos colonos que son considerados los m?s extremistas y violentos de Cisjordania, y que cuentan con la protecci?n de un Ej?rcito ?que obedece sus ?rdenes. ?Para nosotros?, se lamenta Amro, ?es lo mismo un colono que un militar, son iguales ante nuestros ojos y se comportan de la misma forma?. Sus palabras son recibidas con el asentimiento general de todos los que le acompa?an. Beben caf? amargo. En ‘La casa del desaf?o’ nadie se ha parado a pensar en el az?car. Un caf?, amargo como el coraz?n de Hebr?n. Ma?ana volver?n a la calle Shuhada.


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