Lo volvi? a hacer. Al celebrar sus primeros 100 d?as, el Presidente omiti? cualquier compromiso serio con los pueblos originarios, como no sea destacarlos dentro del casillero primero los pobres y en el cap?tulo apoyos sociales. Nada sobre las verdaderas demandas de autogobierno, gesti?n territorial y contenci?n de megaproyectos y agroindustrias de Xochimilco a Chiapas, de Yucat?n a Durango, de las monta?as cafetaleras de Veracruz al Istmo de Tehuantepec.
?Qui?n obedece a qui?n?
Hermann Bellinghausen
La Jornada
Lo volvi? a hacer. Al celebrar sus primeros 100 d?as, el Presidente omiti? cualquier compromiso serio con los pueblos originarios, como no sea destacarlos dentro del casillero primero los pobres y en el cap?tulo apoyos sociales. Nada sobre las verdaderas demandas de autogobierno, gesti?n territorial y contenci?n de megaproyectos y agroindustrias de Xochimilco a Chiapas, de Yucat?n a Durango, de las monta?as cafetaleras de Veracruz al Istmo de Tehuantepec. Ning?n compromiso ante las conquistas y victorias de las resistencias de estos pueblos. Nada sobre la necesidad de reconocer las lenguas mexicanas como nacionales, no s?lo el castellano. Reiter? adem?s su mal uso del precepto mandar obedeciendo, al vincularlo en autom?tico con sus consultas, demostradamente irregulares, con los dados cargados para obedecer lo que ?l quiere que le manden. Desde Ginebra, la relatora especial sobre los pueblos ind?genas de la Organizaci?n de Naciones Unidas (ONU), Victoria Tauli-Corpuz, cuestiona formalmente la laxitud de las consultas lopezobradoristas:
Expresa al Gobierno de su Excelencia una profunda preocupación por los proyectos de inversión anunciados por su Gobierno que podrían afectar los derechos de los pueblos indígenas y en particular, la intención de realizar consultas ciudadanas para recabar la opinión de la población nacional en general sobre la ejecución o no de esos proyectos. Falta claridad sobre c?mo las consultas previstas tendrán en cuenta las obligaciones del Estado mexicano de implementar procesos específicos de consulta previa con los pueblos indígenas potencialmente afectados con el fin de obtener su consentimiento libre, previo e informado.
La relatora emplaza al Presidente: Desde el mes de diciembre de 2018, ?se han llevado a cabo procesos de consulta previa, libre e informada con comunidades de los pueblos indígenas, en aplicación de las obligaciones internacionales de derechos humanos de México? Por favor, sírvase detallar el desarrollo de dichos procesos, si existieran.
La insistencia presidencial en que el pueblo manda necesita sostenes menos subjetivos y m?s apegados a las normas, definidas en tiempos recientes precisamente para dar contrapeso a las decisiones de Estado y las presiones corporativas sobre territorios y bienes de los pueblos originarios, estructural y legalmente m?s d?biles que el poder. De ello no escaparon las democracias progresistas de los pasados lustros en Am?rica Latina, si bien recurrieron poco a las consultas para implantar el extractivismo y enajenar territorios en nombre de la naci?n y los para?sos de inversi?n. En cambio han jugado un papel, ocasional pero importante, en favor de pueblos ind?genas en pa?ses autoritarios como Guatemala, Honduras y Colombia, incluso M?xico, donde las victorias de los ind?genas se dirimen en tribunales m?s que en consultas o comicios. El recurso mismo de la consulta es problem?tico, por ello en M?xico la lucha ha sido y sigue siendo por el respeto a la asamblea, esencia de la democracia colectiva de las comunidades.
Los gobiernos pasados lo supieron bien. El PRI desarroll? un m?todo de matriz cardenista que llev? el corporativismo a extremos grotescos, pero funcion? para controlar, manipular y falsear las asambleas comunitarias. El PRD hered? el m?todo. Y por lo visto en los pueblos originarios del sur de Ciudad de M?xico, particularmente Xochimilco, las alcald?as de Morena tambi?n acarrean, amenazan, rasuran padrones y resucitan el voto de los difuntos para imponer coordinaciones territoriales.
De seguir el desaseo (por decir lo menos) para obtener permiso de las comunidades originarias, una por una y regionalmente, crecer?n las tensiones, la descomposici?n social, o habr? tragedias como la de Amilcingo. El gobierno no podr? desentenderse con la machacona profesi?n de buenas intenciones. No s?lo se necesita un mejor marco legal; la solicitud de permiso (?no es eso una consulta?) debe plantearse a los pueblos directamente afectados. Es tramposo y c?modo consultar a toda la poblaci?n presuntamente beneficiada por el tren, la termoel?ctrica, el canal seco interoce?nico, la reforestaci?n masiva, la mina, el pozo, la carretera. As? se aplasta a quienes la obra de marras les trastornar? el futuro