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Superando a la izquierda estatista: ?Por qu? el ecosocialismo? Por un futuro rojiverde

Michael L?wy :: 21.03.19

Consciente de los v?nculos entre la explotaci?n del trabajo y la explotaci?n del ambiente, el ecosocialismo se erige en contra tanto de la reformista ecolog?a de mercado y del socialismo productivista. Al adoptar un nuevo modelo de planificaci?n fuertemente democr?tica, la sociedad puede tomar el control de los medios de producci?n y de su propio destino.

21-03-2019
?Por qu? el ecosocialismo? Por un futuro rojiverde

Michael L?wy
Great Transition Initiative

El sistema capitalista, impulsado en su n?cleo por la maximizaci?n de ganancias, sin consideraciones por los costos sociales y ecol?gicos, es incompatible con un futuro justo y sustentable. El ecosocialismo ofrece una alternativa radical que ubica al bienestar social y ecol?gico en primer lugar. Consciente de los v?nculos entre la explotaci?n del trabajo y la explotaci?n del ambiente, el ecosocialismo se erige en contra tanto de la reformista ecolog?a de mercado y del socialismo productivista. Al adoptar un nuevo modelo de planificaci?n fuertemente democr?tica, la sociedad puede tomar el control de los medios de producci?n y de su propio destino. Jornadas de trabajo m?s cortas y un ?nfasis en las aut?nticas necesidades por sobre el consumismo, pueden facilitar la elevaci?n del ser por encima del tener, y el logro de un sentido de libertad m?s profundo para todas las personas. Para alcanzar esta visi?n, sin embargo, ecologistas y socialistas tendr?n que reconocer su lucha com?n, y c?mo eso se conecta con el m?s amplio movimiento de movimientos en busca de una gran transici?n.
Introducci?n

La civilizaci?n capitalista contempor?nea est? en crisis. La ilimitada acumulaci?n de capital, la mercantilizaci?n de todo, la explotaci?n despiadada del trabajo y la naturaleza y la competencia brutal, erosionan las bases de un futuro sustentable, y por ello arriesgando la supervivencia misma de la especie humana. La amenaza profunda y sist?mica que enfrentamos exige un cambio profundo y sist?mico: una gran transici?n.

Sintetizando los principios b?sicos de la ecolog?a y la cr?tica marxista de la econom?a pol?tica, el ecosocialismo ofrece una alternativa radical a un status quo insostenible. Al rechazar una definici?n capitalista de progreso basada en el crecimiento del mercado y la expansi?n cuantitativa (el que, como mostr? Marx, es un progreso destructivo), defiende pol?ticas basadas en criterios no-monetarios, como las necesidades sociales, el bienestar individual y el equilibrio ecol?gico. El ecosocialismo ofrece una cr?tica tanto de la ecolog?a de mercado predominante, que no cuestiona el sistema capitalista, y al socialismo productivista, que ignora los l?mites naturales.

A medida que las personas se dan cuenta de c?mo se entrelazan las crisis econ?mica y ecol?gica, el ecosocialismo ha ido ganando adherentes. El ecosocialismo, como movimiento, es relativamente nuevo, pero algunos de sus argumentos b?sicos se pueden rastrear hacia los escritos de Marx y Engels. Ahora, intelectuales y activistas est?n recobrando este legado y buscando una reestructuraci?n radical de la econom?a de acuerdo a los principios de la planificaci?n ecol?gica democr?tica, ubicando las necesidades planetarias y humanas en primer lugar.

Los socialismos realmente existentes del siglo veinte, con sus burocracias frecuentemente despreocupadas por el ambiente, no ofrecen un modelo atractivo para las y los ecosocialistas de hoy. M?s bien, debemos trazar un nuevo camino por venir, uno que se relacione con la mir?ada de movimientos alrededor del planeta que comparten la convicci?n de que un mundo mejor no solo es posible, sino que adem?s necesario.

Planificaci?n ecol?gica democr?tica

El n?cleo del ecosocialismo es el concepto de planificaci?n ecol?gica democr?tica, en la que la poblaci?n misma, no el mercado o un politbur?, toma las principales decisiones sobre la econom?a. Al comienzo de la gran transici?n hacia este nuevo modo de vida, con su nuevo modo de producci?n y consumo, algunos sectores de la econom?a deben suprimirse (por ejemplo la extracci?n de combustibles f?siles implicada en la crisis clim?tica) o reestructurarse, mientras que se desarrollan nuevos sectores. La transformaci?n econ?mica debe ser acompa?ada por la b?squeda activa del pleno empleo con iguales condiciones de trabajo y salario. Esta visi?n igualitaria es esencial tanto para construir una sociedad justa como para atraer el apoyo de la clase trabajadora hacia la transformaci?n estructural de las fuerzas productivas.

Finalmente, una visi?n como esta es irreconciliable con el control privado de los medios de producci?n y los procesos de planificaci?n. En particular, para que las inversiones y las innovaciones tecnol?gicas sirvan al bien com?n, la toma de decisiones debe alejarse de los bancos y las empresas capitalistas que dominan actualmente, y ser ubicada en el dominio p?blico. Entonces, la sociedad misma, y no una peque?a oligarqu?a de propietarios ni una elite de tecno-bur?cratas, decidir? democr?ticamente que l?neas productivas van a ser privilegiadas, y c?mo se van a invertir los recursos en educaci?n, salud y cultura. Decisiones m?s grandes sobre las prioridades de inversi?n ?como terminar con todas las plantas en base a carb?n o dirigir subsidios agr?colas a la producci?n ecol?gica? ser?an tomadas por voto popular directo. Otras decisiones menos importantes ser?an tomadas por cuerpos electos, a escala nacional, regional o local, seg?n corresponda.

A pesar de las pr?dicas conservadoras en contra de la planificaci?n central, la planificaci?n ecol?gica democr?tica finalmente promueve m?s libertad, no menos, por varias razones. Primero, ofrece liberaci?n de las reificadas leyes econ?micas del sistema capitalista que encadenan a los individuos a lo que Max Weber llam? una “jaula de hierro”. Los precios de los bienes no ser?an dejados a las leyes de la oferta y la demanda, sino que, de hecho, reflejar?an las prioridades sociales y pol?ticas, con el uso de impuestos y subsidios para incentivar bienes sociales y desincentivar males sociales. Idealmente, a medida que avanza la transici?n ecosocialista, m?s productos y servicios cr?ticos para satisfacer las necesidades humanas fundamentales ser?an libremente distribuidos, de acuerdo a la voluntad de las ciudadanas y ciudadanos.

En segundo lugar, el ecosocialismo proclama un incremento sustancial del tiempo libre. La planificaci?n y la reducci?n del tiempo de trabajo son dos pasos decisivos hacia lo que Marx llam? “el reino de la libertad”. Un aumento significativo del tiempo libre, es, de hecho, una condici?n para la participaci?n de las personas trabajadoras en la discusi?n y administraci?n democr?tica de la econom?a y la sociedad.

Por ?ltimo, la planificaci?n ecol?gica democr?tica representa un ejercicio por parte de la sociedad completa de su libertad para controlar las decisiones que afectan su destino. Si bajo un ideal democr?tico no se entregar?a el poder de decisi?n pol?tico a una peque?a elite, ?por qu? deber?a aplicarse el mismo principio a las decisiones econ?micas? Bajo el capitalismo, el valor de uso ?el valor de un producto o servicio para el bienestar ? solo existe al servicio del valor de cambio, o el valor en el mercado.As?, muchos productos en la sociedad contempor?nea son socialmente in?tiles, o dise?ados para su r?pido recambio (la obsolescencia programada). Al contrario, en una econom?a planificada ecosocialista, el valor de uso ser?a el ?nico criterio para la producci?n de bienes y servicios, con consecuencias econ?micas, sociales y ecol?gicas de largo alcance (1)

La planificaci?n pondr?a el foco en las decisiones econ?micas a gran escala, no las decisiones a peque?a escala que podr?an afectar a los restaurantes locales, almacenes, peque?as tiendas o emprendimientos artesanales. Es importante se?alar que una planificaci?n as? es consistente con la auto-gesti?n de sus unidades productivas. La decisi?n, por ejemplo, de transformar una planta desde la producci?n de autom?viles a la producci?n de buses y tranv?as ser?a tomada por la sociedad en su conjunto, pero la organizaci?n interna y el funcionamiento de la empresa seria controlado democr?ticamente por sus trabajadores. Ha habido mucha discusi?n sobre el car?cter centralizado o descentralizado de la planificaci?n, pero es m?s importante el control democr?tico en todos los niveles ?local, regional, nacional, continental o internacional?. Por ejemplo, temas ecol?gicos planetarios tales como el calentamiento global, deben ser abordados a una escala mundial, y por lo tanto requieren de alguna forma de planificaci?n democr?tica mundial.

El debate democr?tico y pluralista deber?a ocurrir en todos los niveles. A trav?s de partidos, plataformas u otros movimientos pol?ticos, las diversas proposiciones ser?an ser presentadas a las personas, y los delegados ser?an elegidos de forma consecuente con ello. Sin embargo, la democracia representativa debe ser complementada ?y corregida? por una democracia directa permitida por Internet, a trav?s de la cual las personas elijan ?a nivel local, nacional y despu?s, mundial? entre las opciones sociales y ecol?gicas m?s grandes. ?Deber?a ser gratis el transporte p?blico? ?Deber?an los due?os de autom?viles privados pagar impuestos especiales para subsidiar el transporte p?blico? ?Deber?a subsidiarse la energ?a solar para poder competir con la energ?a f?sil? ?Deber?a reducirse la semana laboral a 30, 25 o menos horas, con la consiguiente reducci?n de la producci?n?

Una planificaci?n democr?tica como ?sta necesita contribuciones expertas, pero su rol es educativo, es presentar visiones informadas sobre resultados alternativos a la consideraci?n en procesos populares de toma de decisiones. ?Qu? garant?a hay de que las personas tomar?n las decisiones ecol?gicamente acertadas? Ninguna. El ecosocialismo apuesta por que las decisiones democr?ticas se vuelvan cada vez m?s razonadas e ilustradas a medida que la cultura cambia y se rompe la atadura del fetichismo de la mercanc?a. Uno no puede imaginar una sociedad as? sin conseguir, a trav?s de la lucha, la auto-educaci?n y la experiencia social, de un alto nivel de conciencia socialista y ecol?gica. En cualquier caso, ?no son las alternativas ?el mercado ciego o una dictadura ecol?gica de expertos? mucho m?s peligrosas?

La gran transici?n desde el progreso destructivo capitalista hacia el ecosocialismo es un proceso hist?rico, una transformaci?n revolucionaria y permanente de la sociedad, la cultura y las mentalidades. Promulgar esta transici?n lleva no solo a un nuevo modo de producci?n y una sociedad igualitaria y democr?tica, sino que adem?s a un modo de vida alternativo, una civilizaci?n ecosocialista, m?s all? del reino del dinero, m?s all? de los h?bitos de consumo producidos artificialmente por la publicidad, y m?s all? de la producci?n ilimitada de mercanc?as in?tiles y/o da?inas para el ambiente. Un proceso de transformaci?n como este depende el apoyo activo de la vasta mayor?a de la poblaci?n para un programa ecosocialista. El factor decisivo en el desarrollo de la conciencia socialista y la preocupaci?n ambiental es la experiencia colectiva de la lucha, desde las confrontaciones locales y parciales hasta el cambio radical de la sociedad mundial como un todo.

La cuesti?n del crecimiento

El tema del crecimiento econ?mico ha dividido a socialistas y ambientalistas. El ecosocialismo, sin embargo, rechaza el marco dualista de crecimiento versus decrecimiento, desarrollo versus anti-desarrollo, porque ambas posiciones comparten una concepci?n solamente cuantitativa de las fuerzas productivas. Una tercera posici?n resuena m?s con la tarea por delante: la transformaci?n cualitativa del desarrollo.

Un nuevo paradigma de desarrollo significa poner t?rmino al escandaloso desperdicio de recursos bajo el capitalismo, impulsado por la producci?n a gran escala de productos in?tiles y da?inos. La industria de las armas es, por supuesto, un ejemplo dram?tico, pero m?s en general, el prop?sito primario de muchos de los bienes producidos ?con su obsolescencia programada? es generar ganancias para grandes corporaciones. El tema no es el consumo excesivo de forma abstracta, sino que el tipo de consumo prevalente, basado como est? en el desecho masivo y la b?squeda consp?cua y compulsiva de novedades promovidas por la moda. Una nueva sociedad orientar?a la producci?n hacia la satisfacci?n de aut?nticas necesidades, incluyendo el agua, la comida, la vestimenta, la vivienda, y servicios b?sicos como la salud, la educaci?n, el transporte y la cultura.

Obviamente, los pa?ses del Sur Global, donde estas necesidades est?n muy lejos de ser satisfechas, debe buscarse el desarrollo m?s bien cl?sico: v?as f?rreas, hospitales, sistemas de alcantarillado y otras infraestructuras. Sin embargo, m?s que emular c?mo los pa?ses ricos construyeron sus sistemas productivos, estos pa?ses pueden perseguir el desarrollo de formas ecol?gicamente m?s amistosas, incluyendo la r?pida introducci?n de energ?as renovables. Mientras que muchos pa?ses m?s pobres necesitar?n expandir su producci?n agr?cola para combatir el hambre y la poblaci?n en aumento, la soluci?n ecosocialista es la promoci?n de m?todos agroecol?gicos enraizados en unidades familiares, cooperativas o granjas colectivas de mayor escala, no los m?todos destructivos del agronegocio industrializado tales como el uso intensivo de pesticidas, qu?micos y organismos gen?ticamente modificados (OGM) (2).

Al mismo tiempo, la transformaci?n ecosocialista acabar?a con el atroz sistema de deuda que ahora enfrenta el Sur Global como tambi?n con la explotaci?n de sus recursos por pa?ses industriales avanzados y aquellos en r?pido desarrollo como China. En vez de eso, podemos imaginar un fuerte flujo de ayuda t?cnica y econ?mica desde el Norte hacia el Sur, enraizada en un fuerte sentido de solidaridad y en el reconocimiento de que los problemas planetarios exiguen soluciones planetarias. Esto no debe implicar que las personas en los pa?ses ricos reduzcan su est?ndar de vida, solo que eviten el consumo obsesivo, inducido por el sistema capitalista, de mercanc?as in?tiles que no satisfacen necesidades reales o contribuyen al bienestar y prosperidad humanas.

Pero ?c?mo distinguimos a las necesidades aut?nticas de aquellas artificiales y contraproducentes? A un grado considerable, las ?ltimas son estimuladas por la manipulaci?n mental de la publicidad. En las sociedades capitalistas contempor?neas, la industria de la publicidad ha invadido todas las esferas de la vida, dando forma a todo desde la comida que comemos y las ropas que vestimos a los deportes, la cultura, la religi?n y la pol?tica. La publicidad promocional se ha vuelto omnipresente, infectando insidiosamente nuestras calles, paisajes y medios tradicionales y digitales, moldeando h?bitos de consumo conspicuos y compulsivos. M?s a?n, la industria de la publicidad misma es una fuente considerable de desperdicio de recursos naturales y tiempo de trabajo, finalmente pagados por el consumidor, por una rama de producci?n que est? en contradicci?n directa con las necesidades socio-ecol?gicas reales. Mientras que es indispensable para la econom?a de mercado capitalista, la industria de la publicidad no tendr?a lugar en una sociedad en transici?n al ecosocialismo; ser?a reemplazada por asociaciones de consumidores que veten y diseminen informaci?n sobre los bienes y servicios. Mientras se desarrollen en alg?n grado estos cambios, los viejos h?bitos persistir?n por alg?n tiempo, y nadie tiene el derecho de dictar los deseos de las personas. Alterar los patrones de consumo es un desaf?o educacional en desarrollo dentro de un proceso hist?rico de cambio cultural.

Una premisa fundamental del ecosocialismo es que en una sociedad sin divisiones marcadas entre clases y sin alienaci?n capitalista, el ser tomar? precedencia por sobre el tener. En vez de perseguir bienes infinitos, las personas buscar?n m?s tiempo libre, y los logros y el sentido personales se podr?n conseguir a trav?s de actividades culturales, atl?ticas, recreacionales, cient?ficas, er?ticas, art?sticas y pol?ticas. No hay evidencia de que la codicia compulsiva provenga de una naturaleza humana intr?nseca, como sugiere la ret?rica conservadora. M?s bien, es inducida por el fetichismo de la mercanc?a inherente al sistema capitalista, por la ideolog?a dominante, y por la publicidad. Ernest Mandel sintetiza muy bien este punto cr?tico: “La acumulaci?n continua de m?s y m?s bienes (?) no es por ning?n motivo una caracter?stica universal o predominante en el comportamiento humano. El desarrollo de talentos e inclinaciones por su propia cuenta; la protecci?n de la salud y la vida; el cuidado de los ni?os; el desarrollo de relaciones sociales ricas (?) se vuelven las principales motivaciones una vez que se han satisfecho las necesidades materiales b?sicas” (3).

Es evidente que incluso una sociedad sin clases enfrentar? conflictos y contradicciones. La transici?n al ecosocialismo enfrentar?a tensiones entre los requerimientos de la protecci?n del ambiente y la satisfacci?n de las necesidades sociales, entre los imperativos ecol?gicos y el desarrollo de infraestructura b?sica, entre los h?bitos de consumo populares y la escasez de recursos, entre los impulsos comunitarios y cosmopolitas. Las luchas entre deseos en competencia son inevitables. Por lo tanto, pesar y balancear estos intereses debe convertirse en la tarea de un proceso de planificaci?n democr?tico, liberado de los imperativos de la b?squeda de capital y ganancias, para llegar a soluciones a trav?s del discurso p?blico transparente, plural y abierto. Una democracia participativa como esta en todos los niveles no significa que no habr? errores, pero posibilita la auto-correcci?n por parte de los miembros de la colectividad social de sus propios errores.

Ra?ces intelectuales

Aunque el ecosocialismo es un fen?meno reciente, sus ra?ces intelectuales se pueden rastrear hacia atr?s a Marx y Engels. Como las preocupaciones ambientales no fueron tan sobresalientes en el siglo diecinueve en comparaci?n con nuestra era de cat?strofe ecol?gica incipiente, ?stas no tuvieron un papel central en las obras de Marx y Engels.

Algunos pasajes de Marx y Engels (y por cierto en las corrientes marxistas dominantes que siguieron) s? adoptan una postura a-cr?tica hacia las fuerzas productivas creadas por el capital, tratando al “desarrollo de las fuerzas productivas” como el factor principal en el progreso humano. Sin embargo, Marx se opuso radicalmente a lo que ahora llamamos productivismo: la l?gica capitalista por la cual la acumulaci?n de capital, riqueza y mercanc?as se convierte un fin en s? mismo. La idea fundamental de una econom?a socialista ?en oposici?n a las caricaturas burocr?ticas que prevaleceron en los experimentos socialistas del siglo veinte? es producir valores de uso, bienes que necesariamente sean para la satisfacci?n de las necesidades, el bienestar y el pleno desarrollo de las personas. La caracter?stica central del progreso t?cnico para Marx no era el crecimiento indefinido de productos (tener) sino que la reducci?n del trabajo socialmente necesario y el concomitante aumento del tiempo libre (ser). (4) El ?nfasis de Marx sobre el autodesarrollo comunista, en el tiempo libre para actividades art?sticas, er?ticas o intelecturales ?en contraste con la obsesi?n capitalista por el consumo de m?s y m?s bienes materiales? impica una reducci?n decisiva de la presi?n sobre el ambiente natural (5).

M?s all? del supuesto beneficio para el ambiente, una contribuci?n marxiana clave para el pensamiento ecol?gico socialista es la atribuci?n al capitalismo de una fractura metab?lica: es decir, una ruptura del intercambio material entre las sociedades humanas y el ambiente natural. El tema es discutido, inter alia, en un pasaje bien conocido de El Capital:

La producci?n capitalista (?) vuelve un problema el intercambio material entre el hombre y la tierra; as? como la eterna condici?n natural de la fertilidad duradera de la tierra, haciendo m?s dif?cil la restituci?n de la tierra porque los ingredientes que requiere le son quitados y usados bajo la forma de alimentos, de ropa, etc. (?) Por otro lado, todo progreso, realizado en la agricultura capitalista, no es solamente un progreso en el arte de explotar al obrero, sino tambi?n en el arte de despojar a la tierra (?) M?s un pa?s (?) se desarrolla sobre la base de la gran industria, m?s este proceso de destrucci?n se hace realidad r?pidamente. La producci?n capitalista desarrolla la t?cnica y la combinaci?n del proceso de producci?n social mientras va minando, al mismo tiempo, las dos fuentes de donde sale toda riqueza: la tierra y el trabajador (6).

Este importante fragmento clarifica la visi?n dial?ctica de Marx sobre las contradicciones del progreso y sus consecuencias destructivas para la naturaleza bajo condiciones capitalistas. El ejemplo, por supuesto, se limita a la p?rdida de fertilidad del suelo. Pero sobre esta base, Marx traza la visi?n m?s amplia de que la producci?n capitalista encarna una tendencia a socavar las “condiciones naturales eternas”. Desde un punto de vista similar, Marx reitera su argumento m?s conocido de que la misma l?gica depredadora del capitalismo explota y degrada a los trabajadores.

Mientras la mayor?a de los ecosocialistas contempor?neos est?n inspirados por las intuiciones de Marx, la ecolog?a se ha vuelto por lejos mucho m?s central en su an?lisis y acci?n. Durante las d?cadas de 1970 y 1980 en Europa y los EE.UU., empez? a tomar forma un socialismo ecol?gico. Manuel Sacrist?n, un fil?sofo comunista disidente, fund? en 1979 la revista ecosocialista y feminista Mientras Tanto, introduciendo el concepto dial?ctico de “fuerzas productivas-destructivas”. Raymond Williams, un socialista brit?nico y fundador de los estudios culturales modernos, se convirti? en uno de los primeros en Europa en llamar por un “socialismo ecol?gicamente conciente” y se le atribuye con frecuencia el m?rito por acu?ar el t?rmino “ecosocialismo”. Andr? Gorz, un fil?sofo franc?s y periodista, argument? que la ecolog?a pol?tica debe contener una cr?tica del pensamiento econ?mico y llamaba a una transformaci?n ecol?gica y humanista del trabajo. Barry Commoner, un bi?logo norteamericano, argument? que el sistema capitalista y su tecnolog?a ?y no el crecimiento de la poblaci?n? era responsable por la destrucci?n del ambiente, lo que lo llev? a concluir que “alg?n tipo de socialismo” era la alternativa realista (7)

En la d?cada de 1980, James O?Connor fund? la influyente revista Capitalism, Nature and Socialism, que se inspir? en su idea de la “segunda contradicci?n del capitalismo”. En esta formulaci?n, la primera contradicci?n marxista es aquella entre las fuerzas y las relaciones de producci?n; la segunda contradicci?n se encuentra entre el modo de producci?n y las “condiciones de producci?n”, especialmente, el estado del ambiente.

Una nueva generaci?n de eco-marxistas apareci? en los a?os 2000, incluyendo a John Bellamy Foster y otras personas en torno a la revista Monthly Review, que desarroll? m?s a?n el concepto marxiano de fractura metab?lica entre las sociedades humanas y la naturaleza. El 2001, Joel Kovel y el presente autor escribieron “Un manifiesto ecosocialista” que luego fue m?s desarrollado por los mismos autores, junto con Ian Angus, en el Manifiesto Ecosocialista de Belem, en el 2008, y que fue firmado por cientos de personas de cuarenta pa?ses y distribu?do en el Foro Social Mundial el 2009. Desde entonces se ha convertido en una referencia importante para ecosocialistas alrededor del mundo (8).

?Por qu? las personas ecologistas necesitan ser socialistas?

Como los autores mencionados y otros han mostrado, el capitalismo es incompatible con un futuro sostenible. El sistema capitalista, una m?quina de crecimiento econ?mico impulsada por los combustibles f?siles a partir de la Revoluci?n Industrial, es el principal responsable del cambio clim?tico y la crisis ecol?gica m?s amplia en la Tierra. Su l?gica irracional de expansi?n y acumulaci?n infinita, el desperdicio de recursos, el consumo ostentoso, la obsolescencia planificada y la b?squeda de ganancias a cualquier costo est? llevando al planeta al borde del precipicio.

?Ofrece el capitalismo verde ?la estrategia de reducir el impacto ambiental mientras se mantienen las instituciones econ?micas dominantes? una soluci?n? La imposibilidad de un escenario de pol?ticas de reforma de estas caracter?sticas, se puede ver de forma m?s clara en el fracaso para abordar efectivamente el cambio clim?tico durante un cuarto de siglo de conferencias internacionales (9).

Por ejemplo, en la conferencia clim?tica de Paris el 2015 muchos pa?ses resolvieron llevar a cabo esfuerzos serios para mantener las temperaturas mundiales promedio por debajo de 2?C de calentamiento (idealmente, ellos acordaron, debajo de 1,5?C de calentamiento).

Correspondientemente, se ofrecieron de forma voluntaria a implementar medidas para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, no pusieron mecanismos de aplicaci?n establecidos ni consecuencias por el incumplimiento, y por lo tanto no hubo garant?as de que ning?n pa?s mantendr?a su palabra. Los EE.UU., el segundo mayor productor de emisiones de carbono, ahora est? gobernado por un negacionista clim?tico que empuj? a los EE.UU. fuera del Acuerdo de Par?s. Incluso si todos los pa?ses alcanzaran sus compromisos, la temperatura global aumentar?a 3?C o m?s, con un gran riesgo de un horrible cambio clim?tico irreversible (10).

Por ?ltimo, el error fatal del capitalismo verde se encuentra en el conflicto entre la micro-racionalidad del mercado capitalista, con su c?lculo cortoplacista de ganancia y p?rdida, y la macro-racionalidad de la acci?n colectiva por el bien com?n. La l?gica ciega del mercado se resiste a una r?pida transformaci?n energ?tica lejos de la dependencia de los combustibles f?siles que est?n en contradicci?n intr?nseca con la racionalidad ecol?gica. El punto no es enjuiciar a los capitalistas ecocidas malos en oposici?n a los capitalistas verdes buenos; el error se encuentra en un sistema basado en la competencia despiadada y en una carrera por ganancias a corto plazo que destruyen el balance de la naturaleza. El desaf?o ambiental ?construir un sistema alternativo que refleje el bien com?n en su ADN institucional? se vuelve inextricablemente unido al desaf?o socialista.

Ese desaf?o requiere construir lo que E. P. Thompson denomin? una “econom?a moral” basada en principios no-monetarios y extra-econ?micos, principios socio-ecol?gicos y gobernada a trav?s de procesos democr?ticos de toma de decisiones (11). Mucho m?s que una reforma progresiva, lo que se necesita es la aparici?n de una civilizaci?n social y ecol?gica que haga nacer nueva estructura energ?tica y un conjunto de valores y modo de vida post-consumista. Realizar esta visi?n no ser? posible sin la planificaci?n p?blica y el control sobre los medios de producci?n, los recursos f?sicos utilizados para producir valor econ?mico, tales como las instalaciones, la maquinaria y la infraestructura.

Una pol?tica ecol?gica que funcione dentro de las instituciones prevalecientes y las reglas de la econom?a de mercado no alcanzar? a cumplir los profundos desaf?os ambientales que enfrentamos. Las y los ambientalistas que no reconozcan c?mo el productivismo fluye desde la l?gica de la ganancia est?n destinadas al fracaso; o, peor aun, a ser absorbidas por el sistema. Los ejemplos abundan. La falta de una postura anti-capitalista coherente llev? a la mayor?a de los partidos verdes eutopeos ?de forma notable en Francia, Alemania, Italia y B?lgica? a convertirse en simples compa?eros eco-reformistas en la administraci?n socio-liberal del capitalismo por parte de gobiernos de centro-izquierda.

Por supuesto, a la naturaleza no le fue mucho mejor bajo el socialismo al estilo sovi?tico que bajo el capitalismo. De hecho, esa es una de las razones por las que el ecosocialismo transmite un programa y una visi?n muy diferentes de las del socialismo realmente existente del pasado. Ya que las ra?ces del problema ecol?gico son sist?micas, el ambientalismo necesita desafiar al sistema capitalista prevaleciente, y eso significa tomarse en serio la s?ntesis del siglo veitiuno entre ecolog?a y socialismo: ecosocialismo.

?Por qu? las personas socialistas necesitan ser ecologistas?

La supervivencia de la sociedad civilizada, y quiz?s de mucha de la vida en el Planeta Tierra, est? en juego. La teor?a o movimiento socialista que no integre la ecolog?a como un elemento central de su programa y estrategia es anacr?nico e irrelevante.

El cambio clim?tico representa la expresi?n m?s amenazante de la crisis ecol?gica planetaria, planteando un desaf?o sin precedentes hist?ricos. Si se permite que las temperaturas mundiales excedan los niveles pre-industriales por m?s de 2?C, la comunidad cient?fica proyecta consencuencias terribles y crecientes, tales como un aumento en el nivel del mar tan grande que podr?a arriesgar con hundir la mayor?a de los poblados mar?timos, desde Dacca en Bangladesh hasta ?msterdam, en Venecia, o Nueva York. La desertificaci?n a gran escala, la alteraci?n del ciclo hidrol?gico y el resultado en la agricultura, eventos clim?ticos m?s extremos y frecuentes, y la extinci?n masiva de especies. Ya estamos en 1?C de calentamiento. ?A qu? aumento de las temperaturas ?5, 6, o 7?C? llegaremos a un punto cr?tico m?s all? del cual el planeta no pueda soportar la vida civilizada o incluso se vuelva inhabitable?

Particularmente preocupante es el hecho de que los impactos en el cambio clim?tico se est?n acumulando a un ritmo mucho m?s r?pido de lo que predijeron las y los cient?ficos clim?ticos, quienes ?como la mayor?a de cient?ficos? tienen a ser altamente cuidadosos. La tinta no se termina de secar en un Informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Clim?tico, cuando los crecientes impactos en el clima lo hacen ver muy optimista. Mientras que antes el ?nfasis estuvo en lo que suceder?a en el futuro distante, la atenci?n se ha vuelto crecientemente hacia lo que enfrentamos ahora y en los a?os venideros.

Algunos socialistas reconocen la necesidad de incorporar la ecolog?a, pero objetan al t?rmino ecosocialismo, argumentando que el socialismo ya incluye la ecolog?a, el feminismo, el antirracismo y otros frentes progresistas. Sin embargo, el t?rmino ecosocialismo, al sugerir un cambio decisivo en las ideas socialistas, transmite un importante significado pol?tico. Primero, refleja un nuevo entendimiento del capitalismo como un sistema basado no solo en la explotaci?n sino que adem?s en la destrucci?n: la destrucci?n masiva de las condiciones para la vida en el planeta. Segundo, ecosocialismo extiende el significado de la transformaci?n socialista m?s all? de un cambio en la propiedad, hacia una transformaci?n civilizatoria en el aparato productivo, los patrones de consumo y el estilo de vida completo. Tercero, el nuevo t?rmino subraya el punto de vista cr?tico que adopta sobre los experimentos del siglo veinte en nombre del socialismo.

El socialismo del siglo veinte, en sus tendencias dominantes (la socialdemocracia y el comunismo al estilo sovi?tico), fue, en su mejor faceta, desatento al impacto humano en el ambiente, y en la peor, totalmente desde?osa. Los gobiernos adoptaron y adaptaron los aparatos productivos capitalistas de occidente en un esfuerzo apresurado para desarrollarse, mientras que permanecieron en su mayor parte inconscientes de los profundos costos negativos en la forma de la degradaci?n ambiental.

La Uni?n Sovi?tica es un ejemplo perfecto. Los primeros a?os luego de la Revoluci?n de Octubre vieron el desarrollo de una corriente ecol?gica, y de hecho se tomaron una serie de medidas para proteger el ambiente. Pero hacia fines de los a?os 1920s, con el proceso de burocratizaci?n estalinista en marcha, un productivismo despreocupado se impuso en la industria y la agricultura a trav?s de m?todos totalitarios, mientras que los ecologistas fueron marginados o eliminados. El accidente de Chernobyl en 1986 se erige como un dram?tico s?mbolo de las desastrosas consecuencias a largo plazo.

Cambiar a quien posee la propiedad sin cambiar c?mo es administrada esa propiedad es un callej?n sin salida. El socialismo debe colocar a la administraci?n y reorganizaci?n democr?tica del sistema productivo en el coraz?n de la transformaci?n, junto a un fuerte compromiso con una responsabilidad ecol?gica. Ni el socialismo ni la ecolog?a separados, sino que ecosocialismo.

Ecosocialismo y una gran transici?n

La lucha por el socialismo verde a largo requiere luchar por reformas concretas y urgentes en el corto plazo. Sin ilusiones respecto a las perspectivas que ofrece un capitalismo limpio, el movimiento por la transformaci?n profunda debe intentar reducir los riesgos para las personas y el planeta, mientras compra tiempo para construir el apoyo para un cambio m?s fundamental. En particular, la batalla para forzar a los poderes a que reduzcan dr?sticamente las emisiones de gases de efecto invernadero sigue siendo un frente clave, junto con esfuerzos locales para cambiar hacia m?todos agroecol?gicos, energ?a solar cooperativa y la administraci?n comunitaria de recursos.

Tales luchas concretas e inmediatas son importantes en s? mismas porque las victorias parciales son vitales para combatir la degradaci?n ambiental y la desesperaci?n respecto al futuro. En el largo plazo, estas campa?as tambi?n ayudan a elevar la conciencia ecol?gica y socialista y a promover el activismo desde abajo. Tanto la conciencia y la auto-organizaci?n son precondiciones decisivas y el fundamento para transformar radicalmente el sistema mundial. La s?ntesis de miles de esfuerzos locales y parciales hacia un gran movimiento global sist?mico va forjando el camino hacia una gran transici?n: una nueva sociedad y modo de vida.

Esta visi?n inspira la idea popular de un movimiento de movimientos, que se levant? alrededor del movimiento por la justicia global y los Foros Sociales Mundiales y que por muchos a?os han impulsado la convergencia de movimientos sociales y ambientales en una lucha com?n. El ecosocialismo no es sino una tendencia dentro de esta corriente mayor, sin pretender que sea m?s importante o m?s revolucionaria que otras. Una postura competitiva as? alimenta de forma contraproductiva la polarizaci?n, cuando lo que se necesita es la unidad.

M?s bien, el ecosocialismo busca contribuir a un ethos compartido, adoptado por los variados movimientos por una gran transici?n. El ecosocialismo mismo se ve como parte de un movimiento internacional: ya que la crisis mundial ecol?gica, econ?mica y social no conoce fronteras, la lucha contra las fuerzas sist?micas que provocan estas crisis tambi?n deben ser globalizadas. Est?n apareciendo muchas intersecciones significativas entre ecosocialismo y otros movimientos, incluyendo esfuerzos para vincular ecofeminismo y ecosocialismo como convergentes y complementarios (12). El movimiento por la justicia clim?tica re?ne al antirracismo y el ecosocialismo juntos en la lucha contra la destrucci?n de las condiciones de vida de comunidades que sufren discriminaci?n. En los movimientos ind?genas, hay l?deres que son ecosocialistas, mientras que, por otra parte, muchos ecosocialistas ven el modo de vida ind?gena, basado en la solidaridad comunitaria y el respeto por la Madre Tierra, como una inspiraci?n para la perspectiva ecosocialista. De forma parecida, el ecosocialismo encuentra voces entre movimientos campesinos, sindicales, decrecentistas y otros.

El movimiento de movimientos que se junta busca el cambio sist?mico, convencido que otro mundo es posible m?s all? de la mercantilizaci?n, la destrucci?n ambiental, la explotaci?n y la opresi?n. El poder de las atrincheradas elites gobernantes es innegable, y las fuerzas de la oposici?n radical siguen d?biles. Pero est?n creciendo y se levantan como nuestra esperanza para detener el rumbo catastr?fico del crecimiento capitalista. El ecosocialismo entrega una importante perspectiva para nutrir el entendimiento y la estrategia para este movimiento hacia una gran transici?n.

Walter Benjamin defini? las revoluciones no como las locomotoras de la historia, como Marx, sino como la humanidad tirando del freno de emergencia antes de que el tren caiga en el abismo. Nunca antes hemos tenido m?s necesidad de accionar esa palanca y preparar un nuevo camino hacia un destino diferente.

Notas:

(1) Joel Kovel, Enemy of Nature: The End of Capitalism or the End of the World? (New York, Zed Books, 2002), 215.

(2) V?a campesina , una red mundial de movimientos campesinos, ha defendido desde hace tiempo este tipo de transformaci?n agr?cola.

(3) Ernest Mandel, Power and Money: A Marxist Theory of Bureaucracy (London, Verso, 1992), 206.

(4) La oposici?n entre ?tener? y ?ser? es bastante discutida en los Manuscritos de 1844 . Sobre el tiempo libre como la base del ?Reino de la Libertad? socialista, ver Karl Marx, Das Kapital , Volume III, Marx-Engels-Werke series, vol. 25 (1884; Berlin: Dietz Verlag Berline, 1981), 828.

(5) Paul Burkett, Ecological Economics: Toward a Red and Green Political Economy (Chicago, Haymarket Books, 2009), 329.

(6) Karl Marx, Das Kapital , Volume 1, Marx-Engels-Werke series, vol. 23 (1867; Berlin: Dietz Verlag Berlin, 1981), 528-530.

(7) Ver, por ejemplo, Manuel Sacrist?n, Pacifismo, Ecolog?a y Pol?tica Alternativa (Barcelona: Icaria, 1987); Raymond Williams, Socialism and Ecology (London: Socialist Environment and Resources Association, 1982); Andr? Gorz, Ecology as Politics (Boston, South End Press, 1979); Barry Commoner, The Closing Circle: Man, Nature, and Technology (New York: Random House, 1971).

(8) ? Manifiesto ecosocialista ?, 2001; ? Declaraci?n Ecosocialista de Belem ?, 16 de diciembre del 2008

(9) Ver https://www.greattransition.org/explore/scenarios para un panorama del escenario de pol?ticas de reforma y otros escenarios globales.

(10) ONU Medio ambiente, Informe sobre la brecha de emisiones (ONU, 2018) (Nairobi: UNEP, 2017). Para una visi?n general del informe ver: https://news.un.org/en/story/2017/10/569672-un-sees-worrying-gap-between-paris-climate-pledges-and-emissions-cuts-needed .

(11) E. P. Thompson, ?La econom?a ?moral? de la multitud en la Inglaterra del siglo XVIII?, Revista de Occidente , n? 133 (1973):54-125.

(12) Ver Ariel Salleh?s Ecofeminism as Politics (New York: Zed Books, 1997), y el reciente n?mero de Capitalism, Nature and Socialism (29, n? 1: 2018) sobre ?Ecofeminismo contra el capitalismo? con ensayos de Terisa Turner, Ana Isla, y otras.

Publicado originalmente en Great Transition Initiative .

Traducido por Daniel Ruilova y revisado por Manuel Casal Lodeiro

Fuente: https://www.15-15-15.org/webzine/2019/03/04/por-que-el-ecosocialismo-por-un-futuro-rojiverde/


https://clajadep.lahaine.org