Aqu? est? la foto, un documento m?s para la triste historia de las componendas de c?pula en Nicaragua, digna de archivarse junto a la del pacto Ag?ero-Somoza Debayle, la del pacto Alem?n-Ortega, y la del Pacto de los Generales, entre otras.
Es lo que queda?en los salones de negociaci?n, aclaro, no as? en las calles y hogares del pa?s?de aquel rebelde Abril: una mesa ocupada casi en su totalidad por ?dignatarios? de la dictadura y por quienes fueron sus socios durante m?s de once a?os.
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?Endulzando el camino del pacto?
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21 de Marzo, 2019
Aqu? est? la foto, un documento m?s para la triste historia de las componendas de c?pula en Nicaragua, digna de archivarse junto a la del pacto Ag?ero-Somoza Debayle, la del pacto Alem?n-Ortega, y la del Pacto de los Generales, entre otras.
Es lo que queda?en los salones de negociaci?n, aclaro, no as? en las calles y hogares del pa?s?de aquel rebelde Abril: una mesa ocupada casi en su totalidad por ?dignatarios? de la dictadura y por quienes fueron sus socios durante m?s de once a?os. En el extremo izquierdo de la foto, de pie, un solitario estudiante parece a punto de salirse de la imagen. En el centro, sentados, el eterno presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada, y el controvertido embajador del Vaticano, bisagra este ?ltimo del esfuerzo por estabilizar las relaciones entre las ?lites del poder econ?mico y pol?tico.
Ya no est?n ni los obispos de la Conferencia Episcopal, que muy sensatamente escogieron retirarse, ni los l?deres campesinos, presos o exilados, ni los principales l?deres estudiantiles y autoconvocados, muchos de ellos tambi?n en la c?rcel o en el exilio. No aparece tampoco el Dr. Carlos T?nnermann, quien tras la salvaje represi?n del s?bado hab?a expresado su parecer de que no pod?a continuarse negociando con la dictadura.
Que alguien se atreva a negarlo: esta es una fotograf?a del pasado, no de la esperada renovaci?n; una expresiva muestra de c?mo los poderes tradicionales del pa?s excluyen al resto de la ciudadan?a; de c?mo logran, a pesar de sus conflictos, reagruparse; de c?mo est?n dispuestos a impedir que una aut?ntica democracia, el sue?o de tantos nicarag?enses honestos y de tantos j?venes heroicos, florezca.
?Cu?nto valen las promesas de la Alianza?
No debe sorprender, por tanto, que los anuncios hechos por los personajes de la fotograf?a tengan ?pacto en construcci?n? tatuado en todo el cuerpo. El lenguaje mismo de los comunicados es ofensivo, como es vergonzoso que la Alianza C?vica lo emplee. ?Qui?n iba a decir que despu?s de tantos muertos, presos y exilados, y pocos d?as despu?s de la brutal represi?n del 16 de marzo, ?nuestros representantes? estar?an hablando de ?fortalecer la democracia? y ?fortalecer los derechos y garant?as ciudadanas?!
Peor a?n, la Alianza, a pesar de haberlo prometido m?ltiples veces, ha faltado a su palabra de no permitir que los presos pol?ticos sean moneda de cambio en transacciones con la dictadura. No obstante, aunque parezca incre?ble, la Alianza presenta como un ?xito la promesa de la dictadura de liberar a los presos pol?ticos?pongan atenci?n??en un plazo de tres meses de acuerdo al ordenamiento jur?dico del pa?s?.
Empecemos por lo obvio: la Alianza ha aceptado que la libertad de los reos pol?ticos, detenidos arbitrariamente? mejor dicho secuestrados? sea condicionada por un ?ordenamiento jur?dico? que es en realidad, ?y ellos lo saben!, parte del aparato represor de la dictadura. Ya Mario Arana hab?a sugerido que quiz?s no todos ser?an liberados, porque hab?a ?visto expedientes? (o sea, expedientes construidos por la propia dictadura) que indicaban culpabilidad criminal en algunos de los presos.
Adem?s, cabe preguntar: si van a liberarlos, ?por qu? esperar tres meses? Pues, por supuesto, porque la dictadura?si es que llega a cumplir la promesa?juega por tiempo, y en t?pico estilo orteguiano empuja hasta la ?ltima pulgada posible, le saca el jugo a sus actos criminales. ?Entonces, por qu? la Alianza acepta hacerles el juego? Da la impresi?n de que en esto, ambas partes?los negociadores del Cosep-Alianza y los del gobierno? comparten objetivo: alargar el momento ?dulce? de la liberaci?n, para convencer a un p?blico esc?ptico, cuando no hostil, de que ?hay progreso?. De tal manera explotan los sentimientos y las necesidades de los propios secuestrados, y de sus familias: porque si hubiera verdaderamente voluntad democratizadora, los reos pol?ticos saldr?an, para usar las palabras de Monse?or B?ez, ?todos, y ya?. No hay obst?culo legal para eso, ya que el gobierno los ha encarcelado, mantenido en prisi?n, y hasta condenado, fuera de la ley. Si hubiera verdaderamente voluntad democratizadora, no continuar?an los arrestos y la represi?n. ?Alguien cree realmente que van a parar en estos tres meses? Si hubiera verdaderamente voluntad democratizadora, a la gente se le permitir?a ejercer su derecho a marchar. ?Qu? dice la Alianza de esto? Nada.
M?s bien pareciera que lo prioritario para ellos, y para el gobierno, es el despliegue coreogr?fico de acciones que convenzan a la poblaci?n de que el ?di?logo? va a resolver la crisis, y que para que el ?di?logo? d? resultado, la ciudadan?a debe dejar el proceso en manos de los se?ores del Cosep-Alianza. Quiz?s por eso han invertido muchas energ?as en limpiar y ensalzar la figura desprestigiada del Nuncio, y de otros miembros claves del equipo negociador.
?Qu? pretenden?
Ninguna de estas movidas, nada de esta puesta en escena, es explicable a menos que ambas partes se sientan capaces de rescatar su sue?o de ?aterrizaje suave?, un escenario en el cual los empresarios y el gobierno logran desactivar las sanciones internacionales cuanto antes, y organizan una ?transici?n? controlada, con elecciones que a lo sumo ser?an adelantadas al 2020, pero quiz?s no ser?an adelantadas del todo, sino que ocurrir?an de conformidad con el calendario ?constitucional? que las ubica en el 2021. Los detalles depender?an del grado de presi?n que aplicaran sobre Ortega los Estados Unidos y Europa.
Una transici?n as?, que estar?a comenzando de manera manifiestamente antidemocr?tica y excluyente, muy dif?cilmente podr?a culminar en algo que no fuera una versi?n nueva de lo viejo, una reconstrucci?n del arreglo de c?pulas que prevaleci? hasta abril del 2018. Otro r?gimen autoritario.
Sobre este tema he comentado extensamente en otras notas, pero la falsedad de la promesa de la Alianza de que por esta v?a, la v?a de las negociaciones tal y como est?n llev?ndose a cabo, puede alcanzarse la democracia, puede explicarse resumidamente as?: para Ortega y sus secuaces, ning?n acuerdo de transici?n es aceptable a menos que reciban amnist?a, y a?n recibi?ndola, como cuelga sobre ellos el riesgo de Justicia Universal por cr?menes de lesa humanidad, no pueden arriesgarse a dejar Nicaragua. Y para quedarse en Nicaragua, en caso dejaran el gobierno, necesitar?an mantener sus recursos financieros y pol?ticos, y necesitar?an un ?garante? de su impunidad.
Nada de esto es aceptable para la ciudadan?a, no solo por razones ?ticas y de justicia, sino porque mientras el clan Ortega permanezca impune en el pa?s, con acceso a sus riquezas y red de influencias, ser? imposible que haya, ni libertad, ni democracia.
?Qu? opciones quedan al movimiento democr?tico? Solo el pueblo salva al pueblo, grita la gente.