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Dicen que somos todas unas terroristas, pero esta es la revuelta feminista, oh, Kurdist?n, oh, Kurdist?n

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En Kurdist?n el patriarcado se cay?.
Una revoluci?n feminista sin eufemismos.

Una revoluci?n feminista, sin eufemismos
En Kurdist?n el patriarcado se cay?

Sonia Tessa
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22 de marzo de 2019

El Movimiento de Mujeres del Kurdist?n ha logrado liberar zonas enteras de las imposiciones patriarcales m?s violentas y comunes en Medio Oriente: matrimonios forzados en la infancia, violaciones sistem?ticas, femicidios que ni siquiera son considerados as? sino un derecho de familia. En las ciudades liberadas, cada puesto de decisi?n es ocupado por una mujer o por una mujer y un hombre a la vez. Una reportera gr?fica rosarina lleg? al Kurdist?n para documentar la revoluci?n que hizo posible que las mujeres decidan sobre sus vidas en esa regi?n que ocupa territorio en cuatro Estados de Medio Oriente. En este momento, miles de presas y presos pol?ticos y otras personas llevan adelante una huelga de hambre para pedir el fin del aislamiento de Abdullah ?calan, el l?der de un movimiento que concibe la opresi?n hacia las mujeres como la fundante de una sociedad desigual.

Virginia Benedetto llega a una monta?a en la zona el Kurdist?n. Una de las comandantas de la guerrilla kurda hace chistes, le aconseja que estire las piernas. Virginia viaj? casi 14.000 kil?metros para conocer de cerca c?mo es una revoluci?n protagonizada por mujeres, en el coraz?n de Medio Oriente. Es reportera gr?fica, concibe a la fotograf?a como una forma de lucha. Toma el t?, escucha el sonido met?lico del drone que es una amenaza constante de bombardeo. En un momento, saca de su mochila un pa?uelo verde de la campa?a nacional por el derecho al aborto. Les pide una foto y quiere explicar -a trav?s de una traductora - de qu? se trata. No hace falta. La m?s simp?tica, la mujer que r?e mientras combate en las monta?as, le dice en castellano: ?Ni una menos?. En la foto, tres comandantas sostienen el pa?uelo verde y sonr?en. ?Creo que desde nuestro lugar, lo que podemos hacer es entender que no hay fronteras, que las fronteras son impuestas por los estados, que los pueblos son otra cosa. Cuando ellas me dicen Ni Una Menos, no hay frontera ah?. A veces siento que nos miramos mucho el ombligo y que hay que mirar un poco m?s all?. Si ellas, en ese contexto, pueden pensar en nosotras, me pregunto por qu? sentimos que es algo que est? lejos. Ellas luchan como nosotras luchamos, con una opresi?n mucho m?s fuerte, con una convicci?n mucho m?s fuerte, tambi?n. Mi deseo ser?a que nosotras podamos mirarlas un poco m?s?.

Casi al mismo tiempo del regreso de Virginia, el 8 de noviembre pasado, la diputada kurda del Partido Democr?tico de los Pueblos (HDP) Leyla G?ven comenz? una huelga de hambre a la que se sumaron al menos cinco mil personas en Turqu?a y en marzo, otras en Europa, para pedir el fin del aislamiento del l?der del Partido de los Trabajadores del Kurdist?n (PKK), Abdullah ?calan, preso desde 1999 en la isla prisi?n de Imrali, condenado a prisi?n perpetua y aislado desde 2011. Debido a la presi?n internacional, reci?n en enero Apo -como le dicen- pudo recibir durante 15 minutos a su hermano. En ese pa?s hay 260.000 presxs pol?ticos distribuidos en 437 c?rceles. Nora de Corti?as visit? a principios de marzo a la legisladora y ayer al mediod?a manifest? frente a la embajada de Turqu?a, junto al premio Nobel de la Paz Adolfo P?rez Esquivel, en apoyo a las demandas de quienes sostienen la protesta.

??calan no es solo una persona para el pueblo kurdo, sino que significa la paz y fue la persona que empez? a plantear el tema de la liberaci?n de las mujeres en la sociedad kurda, estamos hablando de una sociedad en la que hace 25 a?os las mujeres no pod?an salir, estaban bajo el poder de la sociedad patriarcal y del estado turco?, explica Melike Yasar, del Movimiento de Mujeres del Kurdist?n, quien sostiene que ?la liberaci?n de Abdullah ?calan es la liberaci?n de miles de presos pol?ticos, porque la mayor?a de quienes est?n en Turqu?a lo reconocen como un l?der?. Melike recuerda que ?en todos los lugares donde se liberaron del ISIS, lo primero que hicieron fue construir casas para las mujeres, con la l?gica de la liberaci?n de las mujeres. Las potencias coloniales, la OTAN, que est?n en el norte de Siria tienen intereses sobre el petr?leo, y ah? hay peligro para ellos. No es que Isis ataque a los kurdos porque son kurdos, el peligro es que est?n liderando las mujeres, y no es algo formal, sino por el trabajo que llevan las mujeres kurdas, casa por casa, de construir otra sociedad. Por eso la liberaci?n de ?calan es la liberaci?n de todo Medio Oriente?.

En la manifestaci?n de ayer ante la embajada, se entreg? un petitorio para que el gobierno de Recep Erdogan cumpla con los tratados internacionales y europeos de derechos humanos. Beverly Keene fue una de las peticionantes, forma parte del colectivo Di?logo 2000, y estuvo con la integrante de Madres de Plaza de Mayo L?nea Fundadora en el ?ltimo viaje a Kurdist?n. ?Lo principal es mostrar solidaridad a las m?s de 5000 personas que ahora est?n haciendo esta huelga de hambre en Turqu?a, la mayor?a de ellos presos y presas y en segundo lugar, a trav?s de esta diseminaci?n, estas acciones, tambi?n plantear al gobierno de Turqu?a, a la comunidad internacional en su conjunto, la urgencia de una respuesta a esta demanda tan elemental, tan humanitaria?, dice la mujer.

Libertad es la palabra que m?s escuch? Virginia por distintos lugares de Kurdist?n. Cada una de las historias retorna con la fuerza de lo inolvidable. ?Est?bamos una tarde en la monta?a y nos dijeron que iba a venir una familia guerrillera. Entonces, llega una mujer con el hijo. Estaba el drone en ese momento encima de nosotras y hab?amos tomado algunas precauciones. Nos vamos a tomar el t? y a charlar abajo del ?rbol. Lo primero que a m? se me ocurre es preguntarle c?mo era esto de que madre e hijo participaban de la guerrilla, c?mo hab?an llegado. Ella ah? me corta medio en seco, y me dice que ella me quer?a hablar de la situaci?n de Ir?n?, el relato de Virginia se detiene en el devenir de la conversaci?n. Ella vuelve a la monta?a, al ?rbol, al t? compartido, al rostro de esa mujer. ?Ah? empieza a hablarme de las violaciones que sufren las mujeres en ese lugar, de las nenas de 7 a?os que se tienen que casar con tipos de 70, de que tu marido, o tu hermano, o tu padre pueden matarte y no hay ning?n problema, de que este menosprecio por las mujeres se va transmitiendo en los ni?os tambi?n; entonces los ni?os varones terminan despreciando cuando crecen a sus propias madres, en esta l?nea de desprecio hacia la mujer que est? marcada culturalmente. Entonces, cuando ella me va contando todo eso me dice: ?Y esa es mi historia?. En ese momento me qued? helada, porque adem?s yo ven?a anotando en un cuadernito lo que ella me iba diciendo, y pens? que estaba habl?ndome de una situaci?n m?s general?, recrea el impacto. ?Me dijo esa es mi historia y yo no quer?a para mi hijo eso, por eso hu? y me un? a las milicias, a las autodefensas y hoy puedo decir con orgullo que mi hijo es comandante, que lucha por la libertad de las mujeres?.

La organizaci?n plantea un doble poder para el Movimiento de Mujeres del Kurdist?n. ?Cada cargo que es ocupado por un hombres, es ocupado por una mujer, pero a su vez, vos ten?s organizaciones, por ejemplo, milicias mixtas y milicias de mujeres solas. Las que son de mujeres solas tienen poder de veto sobre las mixtas. Si las mixtas deciden algo y la de las mujeres decide que no, se veta?, cuenta Virginia lo aprendido durante el mes que pas? viajando por distintas zonas. Shengal, un pueblo del Kurdist?n iraqu? y que fue arrasado en 2014 por ISIS, fue uno de los lugares que m?s la impact?, pero tambi?n el campo de refugiados de Makmur y en distintos lugares de la zona siria, especialmente en Rojava. Al poco tiempo de volver, esos dos lugares fueron bombardeados nuevamente por Turqu?a.

Virginia subraya que esta revoluci?n desarrolla ?una forma comunitaria de organizar la vida en general. El confederalismo democr?tico tiene algunas l?neas particulares, una es el principio de autodefensa, otra es el protagonismo de las mujeres en ese proceso y la tercera es la convivencia de las diferentes religiones y culturas, porque en esa regi?n viven un mont?n de pueblos. La idea no es tampoco que todos se adapten a la cultura kurda, sino que cada uno pueda vivir aut?nomamente en cada regi?n de acuerdo a su idiosincrasia?.

El lugar de las mujeres en esta revoluci?n tiene un sustento en la pr?ctica diaria de las miles de militantes que cada d?a se organizan en distintas formas comunitarias y tambi?n milicias de autodefensa. Un concepto que para ellas -recuerda Virginia- va mucho m?s all? de la necesaria lucha armada ante la agresi?n, particularmente de Turqu?a. Este protagonismo tiene tambi?n una base te?rica. Para ?calan, ?la historia de la p?rdida de libertad es a la vez la historia de c?mo la mujer perdi? su posici?n y desapareci? de la historia. Es la historia de c?mo el macho dominante, con todos sus dioses y sirvientes, gobernantes y subordinados, su econom?a, ciencia y arte, consigui? el poder. La ca?da y la p?rdida de la mujer es la ca?da y la p?rdida de toda la sociedad y la resultante sociedad sexista?, seg?n expresa en el pr?logo de ?Liberar la vida: la revoluci?n de las mujeres?.

Melike lo puntualiza. ?No es que es el l?der, ?l fue la persona que empez? a discutir y dio el conocimiento dentro del movimiento de liberaci?n de kurdistan. Muchas mujeres, en los 80, en los 90, cuando se sumaron a la lucha armada, no sab?an leer ni escribir, participaron del movimiento y fueron a las monta?as para salir de la sociedad patriarcal y feudal. El fue quien hizo el planteo y la lucha de las mujeres se apoy? y est? apoyando la lucha de las compa?eras contra sus compa?eros?, cuenta la integrante del Movimiento de Mujeres del Kurdist?n que vive en Am?rica Latina.

El Confederalismo democr?tico es una forma de organizaci?n comunitaria que incluye a otros pueblos de la regi?n del Kurdist?n. Las milicias de autodefensa liberan a pueblos que fueron invadidos por Daesh (ISIS) y combaten contra los cuatro estados de esa enorme regi?n de unos 390 mil kil?metros. El pueblo kurdo, especialmente, fue perseguido a lo largo de la historia, pero tambi?n el armenio y el yazid?.

La persecuci?n turca no se limita a su propio territorio, los bombardeos del gobierno de Recep Erdogan se despliegan all? donde haya kurdos. Casi el 20 por ciento de la poblaci?n turca pertenece al pueblo kurdo. ?Turqu?a tiene una pol?tica de etnocidio, de exterminio de la cultura directamente, porque tiene 20 millones de kurdos dentro de lo que ellos denominan su territorio, que tampoco lo es, y ah? viven otros pueblos que no son ni turcos ni kurdos. Este sistema de vida comunitario se opone al sistema de vida turco ultranacionalista, capitalista. Entonces, si estos pueblos se empiezan a organizar y empiezan a tomar esa tradici?n kurda, pueden poner en jaque al estado. Por eso tienen una pol?tica constante de persecuci?n. No pod?s hablar kurdo, no pod?s saludar en kurdo, no pod?s utilizar los colores que referencian a este pueblo?, cuenta Virginia, que se sorprendi? por la extensi?n de la conciencia de la liberaci?n. ?Toda la gente es revolucionaria, armados o no, no hace falta que est?n en las milicias, porque su concepci?n es lo que ha cambiado, la revoluci?n est? ah?, en la cabeza de esa gente?.

Justamente, llegar al Kurdist?n le permiti? a Virginia comprender que la autodefensa va mucho m?s all? de las necesarias acciones militares. ?Me acuerdo de una mujer yazid?, que deb?a tener m?s de 80 a?os, y vino a tomar el t? una tarde. Me dijo que ella ten?a el universo en su casa, porque ten?a sus ?rboles, sus animales, y le quitaron todo. Para ella, vivir de la naturaleza era su forma de vida. Con el Confederalismo Democr?tico, est? m?s organizado a partir de la autodefensa?, dice la reportera gr?fica rosarina.

La primera vez que supo que hab?a un drone encima de sus cabezas, le cost? pensar en otra cosa. La muerte era una posibilidad palpable. Pero tambi?n eso aprendi? en la monta?a: ?La idea es seguir viviendo, que el enemigo no se te meta en la cabeza?. Y se construye en la cotidianidad. ?El modo que tienen de vivir, todo el tiempo est?s charlando, son muy afectuosas. Con el paso de los d?as lo ubic?s en otro lugar. Sab?s que te ten?s que cuidar, porque ah? se te va la vida, pero es m?s fuerte la vida, el estar con el otro?, relata su vivencia.

Durante el mes que viaj? por Kurdistan, Virginia escuch? historias de la crueldad extrema del Isis, pudo ver c?mo el gobierno turco apunta a destruir cualquier enclave donde viva un pueblo que defiende sus colores, su lengua, su m?sica. Tom? el t? debajo de los ?rboles y se abraz? con mujeres que la conmovieron. ?Supon?a que me iba a encontrar con las milicias, con un nivel de conciencia tal como para poder pensar en organizarse de esa manera, pero lo que a m? me impact? es ver esa revoluci?n en el pueblo?, dice ahora, cuando cada d?a toma dimensi?n de lo f?cil que le resulta abrir la canilla para ba?arse con agua caliente.

Uno de los lugares que la impact? fue el campo de refugiados de Makmur, construido desde los a?os 90 a partir de un espacio en el desierto, que Saddam Hussein ?cedi?? para que huyeran de bombardeos, pero en realidad era una trampa. Lo que hab?a, cuentan todas las personas con las que habl? Virginia, eran escorpiones. ?Ese pueblo fue construyendo de la nada sus casas, sus escuelas, sus hospitales, consiguiendo el agua, la comida. Entre los vecinos se organizaron y mataron a los escorpiones que estaban ah? en esa regi?n. A m? me qued? muy grabada, cuando habl? con un hombre que estuvo en la formaci?n de Makmur, la historia de una madre y un ni?o que lloraba porque ten?a hambre, y no ten?an qu? darle de comer. Entonces, la madre intentaba que el ni?o se durmiera para que no pasara hambre, y el ni?o no se dorm?a. Ella hirvi? piedras en una olla, para hacerle creer al hijo que le estaba cocinando. Y me contaron que cuando empezaron a estudiar, porque dec?an que ten?an que formarse, part?an un l?piz entre cuatro o cinco pedazos para que cada uno pudiera tener un pedazo de l?piz para estudiar?, es el registro oral que consigui?, contrastante con lo que pudo ver. ?Pensaba en lo que me contaban y ve?a lo que era ese pueblo hoy, donde hay cinco escuelas, donde hay hospital, donde las maestras piensan c?mo educar a esos ni?os, y siempre todo, todo, la mujer que hace los vestidos, la mujer que hace el pan, las maestras, todo es pensado en un proyecto colectivo, en c?mo aporta eso socialmente. Nadie hace pan para ponerse una panader?a, o hace vestidos para ponerse una marca de ropa?, subraya.

La llegada de las fuerzas de liberaci?n kurdas son, entonces, la posibilidad de una vida distinta para cada una de las mujeres que son sometidas a condiciones patriarcales. Y si por ese pueblo pas? Isis, como en Shengal, se trata simplemente de la diferencia entre la vida y la muerte. ?Las cosas que cuentan, son cosas que una no puede ni siquiera imaginar, el nivel de crueldad. Obligar a una madre a comer a su hijo, cuando hablaban de esclavitud sexual y yo les dec?a que ac? tambi?n hab?a, ellas me dec?an que all? la esclavitud es que los de Isis atan a una mujer en una pared, y la van violando los que pasen hasta que se muere de hambre y sed?, relata con un nudo en la voz. Para los integrantes de Isis, adem?s, que los mate una mujer significa la imposibilidad de acceder al para?so. Y les temen a las guerrilleras kurdas. Que est?n en la lucha no por eso, sino por el proceso hist?rico de liberaci?n que vienen desarrollando desde hace 40 a?os.

Las kurdas entienden que el problema de la violencia de g?nero ?como todos los dem?s? es un problema social. No es punitiva su posici?n: cuando un hombre violenta a una mujer, es formado en cuestiones de g?nero -y de hecho eso es obligaci?n para cualquier militante- y si persiste, es expulsado de su casa, est?n las milicias para garantizarlo. Cualquier var?n, aunque lleve a?os de lucha consecuente, debe continuar su proceso de revisi?n de sus conductas y v?nculos con las mujeres, en di?logo con las compa?eras. Son dos de las responsabilidades que asumen, como una forma de plantear una nueva sociedad.

Para muchas mujeres, la huida a territorios kurdos es tambi?n la posibilidad, simplemente, de vivir una vida propia. En Jinwar, el pueblo construido por las mujeres en Rojava, al suroeste de la zona siria, Virginia pudo hablar con alguien que hab?a llegado, huyendo, porque hab?a visto en la televisi?n que ese lugar exist?a.

Como los abrazos, las canciones tambi?n fueron una forma de uni?n con las kurdas. Con Hevidar, ?mujer luchadora y de una voluntad inquebrantable?, como la describe Virginia, cantaron juntas ?El necio?, de Silvio Rodr?guez. En otro lugar, con compa?eras internacionalistas, fue el ?Hasta siempre comandante?. Pero si tuviera que quedarse con una m?sica en sus o?dos, prefiere el canto de las kurdas, como si estuvieran en una cancha, ?Dicen que somos todas unas terroristas, pero esta es la revuelta feminista, oh, Kurdist?n, Oh, Kurdist?n?.


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